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El libro maldito de fotografías de muertos de Carlos Areces
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El libro maldito de fotografías de muertos de Carlos Areces

La editorial Titilante publicó en 2021 la colección de fotografías 'post mortem' de Carlos Areces en una edición de lujo

Foto: Carlos Areces durante una entrevista con El Confidencial. (Patricia J. Garcinuño)
Carlos Areces durante una entrevista con El Confidencial. (Patricia J. Garcinuño)

A Carlos Areces se le conoce por su humor cáustico, por sus personajes inquietantes y por los temazos de Ojete Calor, el grupo de música que fundó junto a Aníbal Gómez en 2005 y que hoy recorre los festivales de toda España. Menos conocida es su faceta como coleccionista de, entre otras curiosidades, fotografías post mortem, imágenes muy cuidadas, al estilo de las de boda o comunión, tomadas a personas fallecidas poco antes, para conservar su memoria más allá de su muerte. ¿Recuerdan la película Los otros, de Alejandro Amenábar? La fotografía post mortem, popular en la época victoriana —a finales del siglo XIX—, fue decayendo hasta desaparecer, aunque hoy tiene una segunda vida como objeto de coleccionismo.

Fue a raíz de una entrevista que concedió Areces al diario El País cuando a finales de 2018, Fernando Martín Lanas, que en 2017 había fundado la editorial Titilante, se puso en contacto con el actor para ofrecerle editar un libro centrado en su colección de fotografías post mortem, después de leer un artículo sobre la misma en El País. "Yo ya había tenido la idea de hacer algún libro con toda mi colección, que eran unas 150 fotografías", explica Areces. A partir de ahí lo que le siguió fue un viacrucis de cinco años que ha acabado con una demanda interpuesta por Areces contra Titilante, cuyo administrador único es Martín Lanas, por una deuda de impago del porcentaje acordado por cada libro vendido —que, según Areces, han sido más de 900 ejemplares— de una edición de lujo cuyo precio oscilaba entre los 180 y los 240 euros, dependiendo del punto de venta.

En Post Mortem: Collectio Carlos Areces, el actor y músico ha reunido su colección de fotografía post mortem, acompañada por el texto de la autora del libro, Virginia de la Cruz Lichet, doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid (2010) y autora de la tesis doctoral Retratos fotográficos post mortem en Galicia. Siglos XIX y XX. Han pasado dos años desde la publicación del libro y Titilante ha dejado un reguero de acusaciones de impagos que afecta a Areces —que ya ha puesto una demanda— y a De la Cruz —que ha puesto el caso en manos de abogados—, pero también al director creativo y al autor de otro de los libros de la editorial, Miguel Anómalo, autor de Conjuras, tierras planas y lagartos: grandes éxitos de la teoría de la conspiración (Titilante, 2019).

placeholder 'Post Mortem. Colectio Carlos Areces', de Virginia de la Cruz Lichet (Titilante).
'Post Mortem. Colectio Carlos Areces', de Virginia de la Cruz Lichet (Titilante).

Areces cuenta que un proyecto que debería apenas haberles llevado nueve meses hasta salir a la venta en librerías se dilató casi tres años, con el incremento de gastos que ello supone. En el caso de Areces, había firmado recibir el 20% sobre el precio de venta de los ejemplares vendidos menos el IVA. "Hacia finales de 2019, yo había empezado a llamar a un par de editoriales, y justo Fernando Martín se puso en contacto conmigo con la intención de sacar el libro juntos". Areces le pidió referencias y Martín Lanas le trajo una maleta cargada de libros que, en principio, él había editado. "Había todo tipo de libros, grandes, enormes, de foto, con encuadernación de tapa dura y lujosa", recuerda Areces. "Luego he descubierto que, de todos los libros que traía, salvo dos [Conjuras, tierras planas y lagartos, de Miguel Anómalo, y Santa muerte, de varios autores], todos los demás eran libros que había editado para otras editoriales o que habían editado sus socios o que se habían editado en la imprenta que en aquel momento pensaba usar. Es decir, la maleta estaba a rebosar de un montón de libros de los que en realidad él no era el responsable final".

Entre esos socios de los que habla Areces se encontraba entonces Martí Berrio, director de la imprenta Gráficas Martí de Barcelona y editor en By Publications, editorial especializada en libros objeto relacionados con el arte, la fotografía y la arquitectura. "Yo quería hacer libros diferentes a los que estaban en el mercado", explica Berrio. "También hacía trabajos de freelance como director editorial o como director de producción para una editorial que se llama Ilus Books, con la que también trabajaba Fernando". Cuando Martín Lanas decidió montar su propia editorial y después de contactar con Areces, quiso contar con la experiencia de Martí para editar la edición limitada del fotolibro de lujo. "En principio no era un tema [el de la fotografía post mortem] que fuese muy atractivo para mi canal de distribución. Pero a mí me interesaba hacer contactos en Madrid, porque yo vivo en Barcelona, y Fernando sí tenía los contactos. Propuse sacar una edición limitada que no fuese a librerías, una edición limitada que se vendiese directamente al público objetivo interesado". Martí Berrio decidió salirse del proyecto tras "varios desencuentros" y, según explica, después de que Martín Lanas le pidiese "una cantidad de dinero injustificada". También existió en su momento un tercer editor, pero Areces nunca llegó a hablar con él. Y también acabó dejando el proyecto.

placeholder Gelatina RQ, 1890-1920. Tarjeta postal. (Titilante)
Gelatina RQ, 1890-1920. Tarjeta postal. (Titilante)

Areces y Martín Lanas quedaban siempre en los vestíbulos de varios hoteles madrileños; nunca llegó a pisar una oficina de Titilante. "Sentados allí en una de las mesas del hotel, con el ordenador enchufado, desarrollamos el diseño y demás", continúa Areces. "Me habló de hacer dos ediciones, una edición collector muy limitada, con una serie de ejemplares en formato de lujo, y luego, más adelante, sacar una edición en tapa blanda más accesible y más asequible. Y me pareció estupendo. Mi sueldo era un porcentaje de venta, sujeto a una serie de adelantos. Empecé muy ilusionado con este proyecto, pero finalmente han sido dos años y medio de esfuerzo y de tiempo perdidos", lamenta.

Areces asegura que "nunca se cumplieron las fechas acordadas" para la publicación del libro. Post Mortem debía haber salido a la venta a finales de 2019, para la campaña de Navidad, pero acabó publicándose casi dos años después. "Todos los plazos empiezan a retrasarse y lo que al principio era buena voluntad pasa a principios de 2020 a ser insistencia en que firmemos un contrato", puntualiza Areces. La fecha de lanzamiento se retrasó primero a febrero de 2020, luego llegó la pandemia, después Martín Lamas propuso lanzarlo en abril, luego en julio, más tarde aprovechando la Feria del Libro —aquel año se pospuso hasta septiembre, debido al covid—. Areces aceptó que retrasase los pagos de los adelantos también debido al confinamiento. Pasaron de nuevo las Navidades, también la nueva fecha de febrero de 2021, y el libro no salía de la imprenta.

"A principios de 2021, él quiere anunciar una preventa cuanto antes, pero yo no me fiaba de que se cumpliesen los plazos, así que me negué", prosigue Areces. "Viendo que de nuevo las fechas no se van a cumplir, tomé conciencia de que lo que iba a estar anunciando el libro por todos los medios iba a ser mi cara. Si el día de mañana el libro no sale después de que haya gente que haya pagado una preventa, nadie va a ir a reclamar a una editorial que nadie conoce. Me planté y corté las entrevistas de raíz. Y menos mal que lo hice, porque si no hubiera estado promocionando un libro de en torno a 200 euros, cuyos envíos se anunciaban para principios de abril, pero al que en realidad le quedaban cinco meses más para salir; Post Mortem salió a la venta en agosto de 2021".

Areces también recuerda que el editor intentó que la edición de lujo utilizase "un papel cuché" similar al de las revistas del corazón, que se estropea rápidamente, pero el actor había firmado una cláusula en la que la última decisión sobre el papel la tenía él, como coeditor. Hubo que repetir los escaneados de las fotografías porque muchas pixelaban. La mayoría de las cajas de lujo diseñadas para guardar los libros se despegaron por falta de pegamento. La mayor parte de las presentaciones en librerías —la mayoría pequeños negocios locales— coincidieron con festivales de cine que invitaban al actor, para no tener que pagarle desplazamientos ni hotel ni dietas. Post Mortem no estaba disponible en físico en ninguna de las grandes cadenas de librerías.

Post Mortem nunca tuvo una distribución al uso en librerías, sino que se comercializó exclusivamente online. Areces lamenta que no hubiera ejemplares disponibles en tienda, sobre todo tratándose de una edición de lujo. Tampoco se distribuyó, como acordaron en un principio, en el resto de Europa, Estados Unidos. Latinoamérica y Japón, a pesar de haber contratado una traducción al inglés y su consiguiente corrección, y de doblar el número de páginas al añadir la versión inglesa a la española, multiplicando los gastos. También acordaron una tirada de 1.839 ejemplares —conmemorando la fecha del nacimiento de la fotografía—, aunque al final la tirada fue menor, pero superior a las 1.000 copias.

Más implicados

Hubo un primer contrato en el que estaba estipulado que iba a sacar una edición de coleccionista de 500 ejemplares —con firma y dedicado— y una edición más asequible. De la Cruz tenía pactados un pago que no era un anticipo por los derechos de autor, sino por entrega de la obra, y unos royalties —que sí son los derechos de autor—. De la Cruz cumplió sus plazos y su parte del acuerdo, pero la editorial pasó de 500 ejemplares de coleccionista a 1839. Como habían cambiado las condiciones, llegaron a un pacto por el que De la Cruz cobraría en concepto de derechos de autor una cantidad cada vez que se llegara a un número de ventas: primero 450, luego 750 y así...

"En 2021, cuando terminó el año, yo le pedí las ventas", explica De la Cruz. "Me las entregó en julio de 2022; yo emití dos facturas porque habíamos llegado a 750 ejemplares, aunque yo había firmado más de 1.000 hojas de firma. Luego ya le solicité varias veces cómo iban las ventas en 2022 y ya no obtuve más información. O sea, ahora estamos en 2023 y yo tendría que tener la información de ventas de 2022 y no sé nada, a pesar de haberlo solicitado varias veces. Tuve un plazo muy corto para entregar el texto porque los tiempos eran muy ajustados. Él me pagó por la entrega del texto en diciembre de 2019 y desde ese momento nada más". Por derechos de autor, De la Cruz no ha cobrado. Areces asegura que también le debe 4.000 euros al diseñador de la edición de Post Mortem, que ha pedido no aparecer en el artículo.

De los adelantos prometidos, Areces cobró a tiempo dos, los necesarios para poder garantizar la salida del libro. Después de eso, solo cobró la tercera parte de factura que presentó. A la escritora, De la Cruz, el editor le pagó lo necesario para que le entregara el texto. A partir de ahí, aseguran no haber recibido "nada". En el caso de De la Cruz la cuantía no llega a 2.000 euros. "Yo he puesto esto en manos de mis abogados más por principios, porque son derechos de autor. Y me parece que, además, con el precio que ha tenido el libro, es un poco una vergüenza no pagar al autor. Simplemente por ética". Titilante tampoco llegó a cumplir el acuerdo con la imprenta, Kabic Graph, que, en vista de que no estaba cumpliendo lo acordado con otras partes, decidió no liberar la última remesa de ejemplares, que todavía siguen en sus almacenes.

Los implicados en Post Mortem no son los únicos que acusan a Fernando Martín Lanas de deberles dinero. También lo hace Miguel Anómalo, autor de Conjuras, tierras planas y lagartos, quien, no obstante, reconoce que no ha llegado a demandar. Anómalo había trabajado ya con Martín Lanas cuando formaba parte de Ilus Books. "Ahí sin problema; el trabajo fue un poco desorganizado y caótico, pero lo importante es que la ilustradora y yo cobramos, así que todo bien. Cuando monta Titilante, le propongo un libro. Nos ponemos de acuerdo, voy entregando en las fechas que se me piden y, a partir de ahí, se desata el caos". Problemas con la distribución, presentaciones a cargo del propio autor, pandemia... "Cuando llegó el momento del pago, ya empezó a decir que no tenía dinero. Decía que no habíamos vendido libros y que había perdido pasta. Perfecto, pero teníamos un acuerdo por escrito con un pago garantizado de 1.500 euros. Le mandé un burofax. No respondió al burofax, pero lo recibió. Contraté a una abogada que gestionó con él que me devolviera los derechos de reproducción digital, para que yo pudiera sacar el e-book por mi cuenta e intentar recuperar algo del dinero y, segundo, que se comprometiera a pagarme el dinero que me debía. Le propusimos un plan de pago mensual, no todo de golpe". Anómalo recibió por bizum 150 euros en tres plazos, nada más.

Hoy, donde se suponía que se encontraba la sede de Titilante, no existe ningún negocio, pero sus páginas todavía están activas (https://postmortembook.es/) y (https://titilante.com/). En El Confidencial hemos contactado con Martín Lanas, pero no ha querido contestar a este artículo.

A Carlos Areces se le conoce por su humor cáustico, por sus personajes inquietantes y por los temazos de Ojete Calor, el grupo de música que fundó junto a Aníbal Gómez en 2005 y que hoy recorre los festivales de toda España. Menos conocida es su faceta como coleccionista de, entre otras curiosidades, fotografías post mortem, imágenes muy cuidadas, al estilo de las de boda o comunión, tomadas a personas fallecidas poco antes, para conservar su memoria más allá de su muerte. ¿Recuerdan la película Los otros, de Alejandro Amenábar? La fotografía post mortem, popular en la época victoriana —a finales del siglo XIX—, fue decayendo hasta desaparecer, aunque hoy tiene una segunda vida como objeto de coleccionismo.

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