Es noticia
El Reina Sofía expone al Picasso más 'queer' como cierre del aniversario
  1. Cultura
Una de las grandes muestras del año

El Reina Sofía expone al Picasso más 'queer' como cierre del aniversario

'Picasso 1906. La gran transformación' revela a un pintor atraído por el homoerotismo, el arte negro y la máscara, y refleja sus relaciones en París con el ambiente artístico homosexual

Foto: Una mujer observa una de las obras de la muestra 'Picasso 1906. La gran transformación', en el Museo Reina Sofía. (Fernando Sánchez/Europa Press)
Una mujer observa una de las obras de la muestra 'Picasso 1906. La gran transformación', en el Museo Reina Sofía. (Fernando Sánchez/Europa Press)

Durante todo este 2023, la figura de Pablo Picasso ha estado teñida de interpretaciones de diversa índole. Se ha hablado de su vida privada (para bien, mal y regular), de su genialidad como pintor y de su interés por distintos temas, pero el gran cierre —y, probablemente, uno de los más sorprendentes— llega con la exposición Picasso 1906. La gran transformación, que este miércoles 15 se inaugura en el museo Reina Sofía y que nos revela al Picasso más homoerótico y gender fluid, según las palabras de su comisario, Eugenio Carmona. Un Picasso de 25 años absolutamente moderno y provocador atraído muy particularmente por la fotografía homosexual de la época y muy relacionado con el ambiente gay del París de aquel año. Aunque muchas veces se haya insistido en lo contrario.

“No hay texto sobre Picasso en el que no haya alusiones homofóbicas y misóginas, y no lo soporto. O que no le interesaba Gertrude Stein porque era gorda y lesbiana, pero ¡por favor! Cuando he visto eso he querido tirar el libro al suelo. La relación de Picasso con gais no fue anécdota sino categoría”, apuntaló esta misma mañana Carmona durante la presentación. Para despejar cualquier duda.

Picasso 1906. La gran transformación, muestra heredada de la programación de Manuel Borja-Villel y con la cual se pone verdaderamente fin a su mandato, consta de 120 piezas que comienzan en torno a 1902-1904 para nutrirse completamente del año 1906, época en la que vivió en París, Gósol (en el Pirineo leridano) y de nuevo en París. No es muy grande, pero sí muy selecta y concreta. No es el Picasso más habitual y emblemático, pero sí el que, a través de bocetos y dibujos, se atisba que llegará a ser en lienzos como Las señoritas de Avignon, que pintará en 1907. Es el Picasso que, como recordaba hoy Carmona, pintaba desnudo en su estudio y que se deja llevar por el poder del cuerpo y la máscara del arte primitivo y el arte negro, tan en boga en aquellas fechas. Es el Picasso que compadreaba con la gran mecenas Gertrude Stein. Es un Picasso muy sexual, muy vitalista y alegre. Aquí, insistía Carmona, no hay nada de la melancolía que luego sí estará en una obra más postrera.

No es una exposición muy grande, pero sí muy selecta y concreta. Es un Picasso muy sexual, alegre y vitalista

Este comisario es uno de los grandes conocedores de la obra picassiana con varias exposiciones del malagueño a sus espaldas, la primera en 1991. La elección que hizo del año 1906 no es nada casual, ya que es un momento artísticamente significativo por las diferentes experimentaciones que hizo y porque “se trata de la primera aportación de Picasso a la noción plena de arte moderno”.

Es el año en el que sale con Fernande Olivier, que es quien revela la desnudez del artista en el estudio “para abordar la experiencia de la realidad artística” con esa obsesión por el cuerpo. Con Olivier, que en realidad se llamaba Amelie Lang, convivió hasta 1912 y fue varias veces su modelo, sobre todo para cuadros que pintó en Gósol con la estética de campesinas leridanas. El dosier sobre la exposición indica que, aunque Picasso tenía entonces fuertes convicciones libertarias, su relación fue compleja, puesto que “el artista siguió aferrado a esquemas heteropatriarcales”.

placeholder 'Picasso 1906. La gran transformación'. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
'Picasso 1906. La gran transformación'. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Pero precisamente 1906 es el año en el que crece el movimiento anarquista y libertario, están muy de moda las revistas homoeróticas, y también aparecen los ensayos sobre la vida sexual de Sigmund Freud, donde se dice, como comenta Carmona, que “el cuerpo es el lugar en el que la subjetividad tiene que desarrollarse, y la homosexualidad ya se ve como una forma de sexualidad. Ahí está el cambio de mentalidad, y por eso ya no se habla de desnudo sino de cuerpo”.

Toda esta relación con el homoerotismo se despliega en esta exposición donde hay muchos desnudos masculinos, varios de ellos de adolescentes, y un par de sansebastianes martirizados. Además, sus lienzos de 1904 solían retratar a parejas de lesbianas. “Muchas de sus obras son bisexuales porque mezclan órganos masculinos y femeninos. De hecho, hasta Apollinaire decía que los arlequines de Picasso no eran ni hombres ni mujeres, sino otra cosa”, afirmó Carmona. La yuxtaposición de los rostros se puede ver en el retrato que hizo del Gertrude Stein, que ha viajado desde el Metropolitan de Nueva York, y su autorretrato. Otro signo más de la amistad que les unió y de cómo la Stein fue determinante en su vida. “Sin ella no hubiera sido Picasso”, ratificó el comisario. Esta pulsión homoerótica desaparecería después con el cubismo, pero volvería a aparecer en los años 20, 30 “y ya estaría constantemente”, añadió.

Arte negro y la máscara

La otra pata de la exposición, aunque muy ligada al concepto homoerótico, tiene que ver con el arte primitivo y lo que se llamó “arte negro”. Esa máscara fang que tanto influyó en el malagueño. “Le interesaba mucho la koiné del arte primitivo. Encontrar un común denominador entre todas las referencias culturales primitivistas como el arte arcaico griego, egipcio, etrusco, íbero, románico, polinesio, catalán”, señaló Carmona. Ahí se encuentran obras como Busto de mujer joven (1906) o Mujer desnuda, tres cuartos de espalda (1907).

placeholder 'Los adolescentes' (1906), de Picasso.
'Los adolescentes' (1906), de Picasso.

Este interés por otras culturas y épocas se refleja en la propia transculturalidad de Picasso, que no hay que olvidar, como resaltó el comisario, que era un andaluz emigrado en Barcelona —“y muy catalanizado, lo que es un fenómeno habitual”— que llega a París en 1900 y siente una desubicación que, obviamente, no les pasaba a pintores como Matisse. “Y en París se encuentra con un París del orden, pero también con toda la avant-garde y todos los americanos ricos transterrados y de los que se decía que no eran hombres ni mujeres, sino americanos. Conoce también a un tipo de mujer que no había conocido nunca”, insistió Carmona.

La historia del arte, enfatizó el comisario, siempre ha pasado del periodo rosa a Las señoritas de Avignon. Y había dejado de lado a este Picasso de ese 1906 en el que, gracias a Stein y a otros artistas, muchos de ellos homosexuales, aborda una pintura erótica y provocadora. Precisamente por eso, por lo diferente, es una de las exposiciones más interesantes del año. Tienen hasta el 4 de marzo de 2024.

Durante todo este 2023, la figura de Pablo Picasso ha estado teñida de interpretaciones de diversa índole. Se ha hablado de su vida privada (para bien, mal y regular), de su genialidad como pintor y de su interés por distintos temas, pero el gran cierre —y, probablemente, uno de los más sorprendentes— llega con la exposición Picasso 1906. La gran transformación, que este miércoles 15 se inaugura en el museo Reina Sofía y que nos revela al Picasso más homoerótico y gender fluid, según las palabras de su comisario, Eugenio Carmona. Un Picasso de 25 años absolutamente moderno y provocador atraído muy particularmente por la fotografía homosexual de la época y muy relacionado con el ambiente gay del París de aquel año. Aunque muchas veces se haya insistido en lo contrario.

Arte Arte contemporáneo Pablo Picasso