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'Rabbit Hole': los guionistas sólo quieren divertirte
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'Rabbit Hole': los guionistas sólo quieren divertirte

Kiefer Sutherland vuelve a hacer lo que mejor sabe: no entender nada de la trama de su propia serie

Foto: Kiefer Sutherland es el protagonista de 'Rabbit Hole'. (SkyShowtime)
Kiefer Sutherland es el protagonista de 'Rabbit Hole'. (SkyShowtime)

Me encantan las series que empiezan con palabras. Puede ser un monólogo, un diálogo o un interrogatorio. De Dopesick a The last of us (una entrevista en televisión), poner primero la palabra es como iniciar la serie a la manera de los cuentos tradicionales (alrededor del fuego, si quieren), cautivando tu oído, deslizando un relato que se vale por sí mismo. Luego habrá explosiones, carreras, zombies y lo que sea, y normalmente la serie se echará a perder. Como dijo Fernando Fernán-Gómez sobre el cine que le gustaba, me gustan más las series cuanta más literatura ofrecen. Simplemente dos personajes hablando de un lado a otro de una mesa es mi serie favorita (True Detective).

Rabbit Hole (SkyShowtime) empieza palabreando en un confesionario. Vemos al actor protagonista, Kiefer Sutherland, muy metido en su papel habitual: no entender nada. Kiefer no entiende nada de las series que hace, y quizá por eso es el actor ideal de este tipo de shows laberínticos, sorpresivos y conspiranoicos. Le dice a un cura que no puede distinguir lo real de lo falso, ni qué pasa en su vida, todo muy años 90, donde tantos thrillers se ponían filosóficos y abordaban el gran misterio cotidiano: la percepción de la realidad. El propio título de la serie, Rabbit Hole, “madriguera de conejo”, a los que ya somos mayorcitos nos recuerda inmediatamente la famosa escena pastilla azul/pastilla roja de The Matrix (Hermanas Wachovski, 1999): "Si tomas la píldora roja, te quedas en el País de las Maravillas y te enseño lo profunda que es la madriguera del conejo". Muchos actores rechazaron participar en The Matrix porque no entendían el guion. Cuando Kiefer Sutherland no entiende un guion, es cuando acepta.

Después del reglamentario flash back (y del aún más previsible y tópico plano cenital de la ciudad desde un dron), Rabbit Hole empieza a mostrar su propuesta: confundir y entretener mediante un único elemento, el trampantojo. Como en Inception (Christopher Nolan, 2010) o Ahora me ves (Louis Leterrier, 2013) o la saga de Mision Imposible (1996-2024), nuestro protagonista se dedica a crear escenarios y situaciones que provocan comportamientos calculados en sus víctimas, que suelen ser gente importante a la que otra gente importante quiere fastidiar, y para eso pagan a Kiefer. La sofisticación totalmente inverosímil de estos trucos relacionales es seguramente una actualización de las deducciones detectivescas clásicas, desde Conan Doyle a Agatha Christie. Si en las aventuras de Sherlock Holmes, el lector se maravillaba por la precisión del mecanismo causa-efecto que operaba en la propia realidad (descubrir ese mecanismo era descubrir al culpable), en Rabbit Hole y similares lo que se plantea es la posibilidad de crear un mecanismo de relojería espurio con el que manipular la realidad que tienes delante. En el fondo, estas ficciones nos placen porque nos dan la ilusión de que la realidad puede ser controlada, y obedecernos, en lugar de estar tomada por el caos y el azar. "El control es un engaño", nos dice la publicidad de Rabbit Hole, muy convenientemente.

Amén del trampantojo, la nueva serie de Kiefer Sutherland nos devuelve al Jack Bauer de 24 (Hulu, 2001-2010). Es decir, a la conspiración continuada, contradictoria, llena de traidores, resurrecciones, tapaderas y sorpresas. En los diez últimos minutos del episodio piloto, se nos ofrecen tantos sustos y giros de guion que casi necesitamos nosotros mismos ir a un confesionario a que un cura nos dé un lexatin consagrado. Por suerte, sólo había dos episodios disponibles a la hora de hacer este comentario.

placeholder Kiefer Sutherland vuelve a una serie de acción y conspiranoia. (SkyShowtime)
Kiefer Sutherland vuelve a una serie de acción y conspiranoia. (SkyShowtime)

La cosa apunta, por esos dos episodios, al mundo de los datos. Hay grandes corporaciones, apps de ligar hackeadas, archivos oscuros guardados bajo dos o tres llaves digitales. Kiefer, que enseguida encuentra compañera femenina (la espléndida Meta Golding), tendrá que averiguar quién le ha cargado un asesinato y por qué. Obviamente esto no le importa ni a él ni a nosotros, pero ese es el pacto que se establece en este tipo de entretenimiento: todo puede ser un lío totalmente increíble, pero al final tienes que darme una explicación.

56 años tiene Kiefer Sutherland en Rabbit Hole. Nuevamente, los actores prácticamente en la tercera edad son los elegidos para sobrevivir a explosiones, correr sin parar, saltar por encima de los coches y acostarse con la chica más guapa del bar del hotel. El humor, encima, está muy conseguido, así como la química entre la pareja protagonista. "¿Lo ves? No soy un psicópata", le dice él a ella cuando, de hecho, acaba de demostrarse que está completamente loco.

Me encantan las series que empiezan con palabras. Puede ser un monólogo, un diálogo o un interrogatorio. De Dopesick a The last of us (una entrevista en televisión), poner primero la palabra es como iniciar la serie a la manera de los cuentos tradicionales (alrededor del fuego, si quieren), cautivando tu oído, deslizando un relato que se vale por sí mismo. Luego habrá explosiones, carreras, zombies y lo que sea, y normalmente la serie se echará a perder. Como dijo Fernando Fernán-Gómez sobre el cine que le gustaba, me gustan más las series cuanta más literatura ofrecen. Simplemente dos personajes hablando de un lado a otro de una mesa es mi serie favorita (True Detective).

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