'Misión: Imposible - Fallout': la mejor entrega de la saga, con diferencia

El objetivo de la saga 'Misión: Imposible' siempre ha sido uno de ambición más bien limitada. La idea es que el público se vaya del cine recordando esa escena en la que Tom Cruise se queda colgado de sus brazos a cientos de metros de altura, o esa otra en que Tom Cruise pilota una moto a 200 kilómetros por hora —siempre sin casco— y esquiva coches en sentido contrario, o aquella en la que Tom Cruise se agarra de un avión en pleno despegue solo con las uñas. Dicho de otro modo, cada nueva entrega funciona sobre todo como un mero muestrario de cualesquiera que sean las nuevas formas que se le han ocurrido al actor de jugarse la vida frente a la cámara —porque, recordemos, se niega a ser sustituido por especialistas— con el fin de proporcionarnos placer visual.

Considerando el caso concreto de 'Fallout', es cierto que por un lado la nueva película replantea una de las cuestiones filosóficas más recurrentes en el ámbito de la cultura popular: ¿es legítimo salvar la vida de una persona si eso significa poner en peligro las de muchas otras? Por otro, eso sí, no tiene gran cosa que decir ni de la naturaleza humana, ni de la actualidad geopolítica ni, en realidad, de casi nada.

Y lo bueno es que tampoco le hace ninguna falta. No solo es la mejor entrega de la serie hasta la fecha sino también, posiblemente, la mejor película de acción en estrenarse desde 'Mad Max: Furia en la carretera' (2015). También, casualmente o no, es el primer episodio firmado por un cineasta reincidente: Christopher McQuarrie, que ya llevó la batuta en la estupenda 'Nación secreta' (2015). Para una saga tradicionalmente caracterizada por adquirir en cada nuevo capítulo una personalidad distinta de acuerdo a los cambios constantes de director, la decisión de repetir con McQuarrie deja claro que Cruise —que ya trabajó con él en 'Jack Reacher' (2012)— ha encontrado a su aliado perfecto tras la cámara. Asimismo, convierte 'Fallout' en una rareza en el seno de 'M:I': una legítima secuela de su más inmediata predecesora.

'Fallout' es, posiblemente, la mejor película de acción en estrenarse desde 'Mad Max: Furia en la carretera'

En ese sentido, aquí el director no solo continúa la historia que empezó tres años atrás; también muestra el mismo vigor coreografiando escenas físicas, solo que aquí lo hace en mayores y mejores dosis. 'Fallout' acumula por sí sola más secuencias de acción que todos los otros 'blockbusters' del verano juntos, y todas ellas acreditan el tipo de capacidad creciente para generar tensión que hace al espectador acabar sin uñas.

Vemos a Hunt en una pelea a seis puños que nos hace temer por la integridad de la pantalla; lo contemplamos participar en una concatenación de persecuciones motorizadas por el centro de París que recuerdan los mejores momentos de 'Ronin' (1998). Vemos al actor correr, y correr, y correr como si no hubiera mañana. Y mientras pasa de una coreografía a la siguiente, McQuarrie muestra un asombroso control del ritmo. En ese sentido, no está de más recordar que casi todas las películas previas de la saga alojaban su secuencia más espectacular a mitad de metraje, y por tanto concluían de forma algo anticlimática. En el tremebundo final de 'Fallout', Cruise accede al interior de un helicóptero en pleno vuelo trepando por una cuerda, toma el control de los mandos y acaba haciéndole practicar algo parecido a un combate de 'wrestling' con otro helicóptero. Es una barbaridad.

Vemos al actor correr, y correr, y correr como si no hubiera mañana

Por lo que respecta a la trama, digamos que acompaña al agente Ethan Hunt (Cruise) y el resto de miembros de la IMF (Fuerza de Misión Imposible) mientras tratan de detener a un anarquista tarado que intenta instaurar un mundo mejor usando tres cabezas nucleares para aniquilar a un tercio de la humanidad. Es una descripción extremadamente corta de un relato tan lleno de giros narrativos inexplicables que uno no podría hacer 'spoiler' aunque se lo propusiera. Sea como sea, McQuarrie se muestra extremadamente hábil dosificando la información. En todo momento sabe qué decirnos y qué ocultarnos, qué hacernos creer que sabemos, y cuándo demostrarnos que estábamos equivocados.

Similarmente, el director encuentra una forma astuta de explicitar lo más cercano a una tesis que la película posee. Durante un tenso diálogo, alguien le espeta a Hunt: "Su misión, si decide aceptarla… ¿es que alguna vez ha rechazado una?". Y la cara del agente en ese instante deja claro que no, y que sin duda eso le ha pasado factura. En el fondo, 'Fallout' es el retrato de un hombre tan obsesionado con cumplir su cometido que es incapaz de llevar una vida normal, y de los enormes sacrificios que ese hándicap le ha obligado a hacer. Y eso en cierto sentido la convierte también en una película sobre el actor que lo interpreta, un hombre que arriesga su integridad física de forma enfermiza en cada rodaje porque alguien tiene que ser Tom Cruise en este mundo, y que, sin duda, también es incapaz de llevar una vida normal.

Por ese intenso aire metatextual que la envuelve, y por la melancolía que la permea, y por sus constantes alusiones a entregas previas de la saga o su modo de buscar resolución a algunas de las relaciones personales de su protagonista, 'Fallout' parece funcionar como la gran culminación de la saga. Tras seis películas, Hunt está viejo. Y Tom Cruise está viejo. Y 'Fallout' parece reconocer que el tiempo de ambos se acaba. Ahora bien, ¿de verdad alguien piensa que uno o el otro decidirán rechazar la próxima misión?

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