Es noticia
La "operación terrestre" ya ha empezado, y no es como la esperábamos: las tácticas tras la ofensiva israelí
  1. Mundo
¿Hacer tiempo antes de la invasión?

La "operación terrestre" ya ha empezado, y no es como la esperábamos: las tácticas tras la ofensiva israelí

Hay avances israelíes por el norte hacia la ciudad de Gaza y otro esfuerzo que trata de alcanzar el mar desde el sur, pero, de momento, mucho más quirúrgicos de lo esperado

Foto: Tanques israelíes maniobran dentro de la Franja de Gaza el 30 de octubre. (Reuters/Amir Cohen)
Tanques israelíes maniobran dentro de la Franja de Gaza el 30 de octubre. (Reuters/Amir Cohen)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El ataque de Hamás contra el sur de Israel fue tan inesperado, tan salvaje, un zarpazo a los pilares de seguridad de la sociedad israelí, que la respuesta tenía que ser contundente. Desde los primeros días, en los que el Gobierno de Benjamín Netanyahu prometía una "venganza" sin paliativos, se construyó casi como inevitable una operación terrestre a gran escala para "acabar con Hamás". Repetir la estrategia habitual de bombardear Gaza para limitar los medios del grupo islamista, sin llegar a acabar con él, no bastaba. Había que hacer algo más, y tanto los que la esperaban como las que la temían le pusieron nombre: una invasión.

Pero, cuando los tanques y las tropas de Tel Aviv anunciaron "la ampliación de sus operaciones terrestres" este fin de semana, no se parecía a la invasión a gran escala que muchos esperaban.

Desde el 7 de octubre, la aviación israelí ha atacado con dureza la Franja de Gaza, dejando más de 8.000 muertossegún las autoridades palestinas— y miles de edificios destruidos. Ha bloqueado el acceso de ayuda humanitaria, con la excepción de un puñado de camiones a través de Egipto, y ha cortado agua, electricidad y combustible a la población. Ha habido días en los que incluso apretó el interruptor para aislar las comunicaciones telefónicas y de internet de los dos millones de personas que viven en Gaza.

A partir de la noche del viernes al sábado, y muy especialmente este lunes, Israel finalmente desplegó sus fuerzas terrestres con operaciones dentro de la Franja. Durante el fin de semana, imágenes que más tarde han podido ser geolocalizadas apuntaban a ataques desde el norte de la Franja y en el este. Algunos incluso en primera línea de la costa. Este lunes, los primeros tanques se acercaron a la ciudad de Gaza, cuando las tropas israelíes llegaron a penetrar brevemente hasta la carretera de Salah al-Din, la arteria principal de la Franja que recorre los 45 kilómetros entre el cruce de Erez al norte hasta el de Rafah, en la frontera con Egipto.

Esto no era una incursión a pocos kilómetros de la valla, sino Franja adentro. Y tampoco en la zona norte del enclave, donde se concentran los bombardeos israelíes, sino en el centro, en el valle que separa el territorio en dos. El aparato mediático de Hamás se apresuró a restar importancia al ataque. "No hay absolutamente ningún avance terrestre dentro de los barrios residenciales de la Franja de Gaza, lo que ocurrió en Salah al-Din fue la incursión de unos pocos tanques del Ejército de ocupación y una excavadora [que] arrasaron la calle antes de que la resistencia los obligara a retirarse", publicó el grupo en un comunicado. "Lo ocurrido demuestra que el Ejército de ocupación no puede estar presente en ninguna zona dentro de la Franja de Gaza (...) está claro que está tratando de pintar una imagen poco realista de la presencia de sus soldados en zonas dentro de la Franja", concluyeron.

Objetivos estratégicos

Efectivamente, Israel no ha atacado la carretera de Salah al-Din, en un punto a más de tres kilómetros de la valla (en este punto, el ancho de la Franja es de apenas seis), con afán de conquistar y mantener inmediatamente ocupado el terreno. Los objetivos, tanto militares como estratégicos, de momento son otros.

"Tenemos avances israelíes por el norte hacia la ciudad de Gaza y otro esfuerzo que trata de alcanzar el mar desde el sur, para partir la Franja en dos. El esfuerzo israelí se centra en llegar al mar y aislar la ciudad de Gaza. Entonces empezará el asalto terrestre", sostiene Jesús Manuel Triana, analista de Inteligencia.

Foto: Una mujer toca la tumba de Albert Miles, de 80 años, asesinado en su casa del 'kibutz' Beeri en la mortal infiltración en Israel de hombres armados de Hamás procedentes de la Franja de Gaza. (Reuters/Evelyn Hockstein)

Según apuntan los expertos consultados, la clave del retraso es el equilibrio, y esta nueva versión de la "segunda fase" de la operación contra Hamás y la Franja de Gaza no impide una invasión más adelante. Alargar la operación, pero sin dar a Hamás tiempo para reabastecerse —una de las razones que esgrime el Ejecutivo israelí para negarse en redondo a un alto el fuego, siquiera humanitario—, cumplirá un doble objetivo interno y externo.

Objetivo interno: minimizar bajas

Por un lado, un objetivo interno: intentar minimizar el número de bajas de sus tropas. El número de efectivos que han entrado en la Franja hasta el momento es menor de lo esperado, para que pudieran protegerse con los apoyos aéreos y llegar a zonas del norte de Gaza donde, sostienen, se encuentran algunas de las bases de operaciones de Hamás. A pesar de que el avance será más lento siguiendo esta táctica, minimiza los riesgos de la operación militar en un lugar en el que Hamás ha construido kilómetros de túneles que les permiten mover tropas y armamento por toda la Franja sin ser vistos.

“Cuando el Ejército israelí se vuelve estático, es más vulnerable. Por eso los ves en movimiento lento pero constante, [siendo] muy cuidadosos en asegurar los lugares en los que ya se encuentran”, apunta Eyal Hulata, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, al Financial Times. “Hamás no tiene absolutamente nada que hacer si no se trata de un combate urbano de guerrillas. Y esto Israel lo sabe”, añade en la misma línea un analista de inteligencia militar español, que ha preferido mantener el anonimato y que publica en Twitter tras el nombre Estrategias Militares.

Externo, retrasar a Hezbolá

Pero también tiene un objetivo hacia afuera. Sin la declaración de una invasión a gran escala, Tel Aviv intenta mantener al grupo libanés Hezbolá fuera del conflicto abierto.

La hipótesis de que el grupo libanés respaldado por Irán utilice sus recursos para atacar posiciones israelíes se barajó desde el ataque de Hamás el 7 de octubre y aumentó por los bombardeos en la frontera. Ante la duda de una mayor implicación de la organización, si Tel Aviv destina menos tropas a Gaza, puede desplegarse más fácilmente hacia el norte en el caso de que fuera necesario.

Foto: Las banderas de Hezbolá y Palestina cuelgan de un puente durante una protesta en solidaridad con los palestinos, en Beirut. (EFE/Wael Hamzeh)

"Retrasar las operaciones, o buscar objetivos mínimos en el sur mientras se aborda la amenaza del norte [Hezbolá], de forma preventiva si es necesario, podría hacer más para restaurar la seguridad israelí que una ofensiva terrestre masiva contra Hamás. También ganaría tiempo para desarrollar opciones viables para el futuro gobierno de Gaza", escribe Blaise Misztal, investigador sénior en Jinsa (Jewish Institute for National Security of America), en una columna en el portal de análisis militares War on the Rocks.

La falta de esa concreción del "día de después" es, políticamente y especialmente de cara a sus aliados como Estados Unidos, otro de los grandes retrasos.

"Israel debería considerar retrasar su ofensiva terrestre en el sur, o implementarla en fases, permitiéndole adoptar una estrategia preventiva en el norte", concluye Misztal.

Al mismo tiempo, Israel está ante la disyuntiva de que si no muestran contundencia en Gaza, Hezbolá (y otros actores regionales) pueden leerlo como un síntoma de debilidad. “La intervención terrestre en Gaza creo que solo tiene un objetivo: enviar un mensaje de contundencia a Hezbolá. Se trataría de una reacción exaltada al miedo de una escalada con el partido de Hasan Nasrallah [secretario general de Hezbolá]. Si esto es así, los planes de posinvasión puede ser que sean inexistentes”, explica Gerard Dotti, experto en relaciones internacionales especializado en Oriente Medio, a El Confidencial.

Preparación del terreno

Pero mientras tanto, Israel no está atacando solo por atacar. Los vídeos publicados por las IFD israelíes de sus incursiones nocturnas en la Franja muestran tanques y excavadoras blindadas participando en lo que se conoce como una "operación de configuración", limpiando obstáculos para que sea más seguro para las tropas seguirlos. Es decir, configurando el escenario adecuado para la siguiente fase.

Por ejemplo, la carretera de Salah al-Din es la principal vía logística y para mandar refuerzos desde el sur al norte, así como una ruta de escape y evacuación. El analista español explica que una posible táctica por parte del Ejército de Israel sería tomar, además de la carretera de Salah al-Din, la de Al Rachid, que también recorre el enclave desde el lado más cercano a la frontera con Israel. La estrategia se centraría en tomar los dos flancos de Gaza para aislarla, y evitar entrar directamente a sangre y fuego. “Van a embolsar la Ciudad de Gaza, y a partir de ahí empezarán a entrar en sectores para limpiar barrio a barrio. O los dejarán morirse de hambre ahí, esas son las dos opciones que tienen”, explica a El Confidencial.

El problema para Netanyahu es que, si el objetivo sigue siendo querer "acabar con Hamás", no se puede hacer solo con operaciones terrestres quirúrgicas como hasta el momento o bombardeos masivos. Habría que entrar en Gaza. ¿Y qué pasa después?

“La aniquilación de Hamás solo se me hace posible con una limpieza étnica completa de Gaza. La virtud de la guerra de guerrillas es precisamente esa, su mimetización completa con la población civil y por eso mismo Hamás no deja salir a los civiles. No son simplemente escudos humanos, son su medio de hacer la guerra. Por todo esto, creo que Israel lo tiene complicado para alcanzar todos sus objetivos militares, si es que realmente busca aniquilar Hamás, o más bien únicamente castigarlos y disuadir Hezbolá”, concluye Dotti.

El ataque de Hamás contra el sur de Israel fue tan inesperado, tan salvaje, un zarpazo a los pilares de seguridad de la sociedad israelí, que la respuesta tenía que ser contundente. Desde los primeros días, en los que el Gobierno de Benjamín Netanyahu prometía una "venganza" sin paliativos, se construyó casi como inevitable una operación terrestre a gran escala para "acabar con Hamás". Repetir la estrategia habitual de bombardear Gaza para limitar los medios del grupo islamista, sin llegar a acabar con él, no bastaba. Había que hacer algo más, y tanto los que la esperaban como las que la temían le pusieron nombre: una invasión.

Israel Conflicto árabe-israelí
El redactor recomienda