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Dos amantes separados por Israel: "Cada vez que me imagino el futuro, me imagino muerta"
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Cinco capítulos de amor interrumpido

Dos amantes separados por Israel: "Cada vez que me imagino el futuro, me imagino muerta"

Esta historia en cinco capítulos retrata el drama de muchos palestinos separados entre Gaza y Cisjordania con la tierra israelí de por medio

Foto: Se levanta humo tras los ataques aéreos israelíes sobre la ciudad de Gaza. (EFE/Mohammed Saber)
Se levanta humo tras los ataques aéreos israelíes sobre la ciudad de Gaza. (EFE/Mohammed Saber)

Capítulo 1: "Estamos en guerra".

Hebrón (Cisjordania). 7 de octubre de 2023.

Ahmad, al igual que el mundo entero, ya le había puesto nombre al horror antes de que Netanyahu advirtiera de que se encontraban en guerra. Lo primero que hizo, antes de leer siquiera las noticias, fue escribirle un mensaje al amor de su vida. Ambos habían crecido en Gaza y Ahmad la quería desde el principio mismo de su memoria, en aquella infancia descalabrada en la que la alegría aún era más fuerte que la realidad que les rodeaba. Siempre supo que se casaría con Khulut.

Sin embargo, hay certezas que la vida se lleva por delante. La vida había hecho que ambos jóvenes no se vieran ni una vez en los últimos seis años, Ahmad consiguió salir de Gaza y empezó su vida de cero en Hebrón. Durante los dos últimos años se había dado por vencido y había tratado de borrar a la chica de su memoria. "Te dejo en las manos de Alá", le dijo un día por teléfono. Sabía que había pocas posibilidades de que el padre de ella consintiera que se casaran.

Foto: Israel lanza la operación 'Espadas de Hierro' tras el ataque de Hamás. (EFE/EPA/Atef Safadi)

Normalmente, limitaban la comunicación a felicitaciones del final del Ramadán y la fiesta del Cordero. Cada Ramadán, Ahmad logra saltar el muro que separa Cisjordania de Israel, para ir a rezar a Al-Aqsa. Reza siempre por Khulut. Por su bienestar. Por poder volver a verla. Le manda una foto por WhatsApp, todos los años es la misma: se puede ver su mano sosteniendo un tasbih —una especie de rosario islámico—, que le regaló ella con la mezquita de Al-Aqsa al fondo. Esa imagen significa: "Te quiero siempre. Siempre".

Las Fuerzas de Defensa de Israel empiezan a bombardear objetivos de Hamás en Gaza. La guerra anula la capacidad de extrañamiento. Todos los escenarios catastróficos son plausibles, pero también las reconciliaciones lo son. Ahmed pasa por encima de la obcecación de sus familias con el honor. Estamos en guerra, ¿para qué sirve el maldito honor ahora?

"Khulut: te amo", le manda por mensaje.

Ella no tarda ni 10 segundos en contestar.

"Yo también te amo".

2. Si morimos, al menos estaremos juntos en el Paraíso

9 de octubre: Israel corta el agua, la electricidad y el suministro de alimentos en la Franja de Gaza. Gaza está bajo un asedio total.

"¿Me das tu perdón en caso de que me maten?", escribe Khulut.

"¿Qué tengo que perdonarte?".

"Haber obedecido a mi padre cuando no dejó que me casara contigo. Tener miedo al qué dirán", contesta ella.

Ahmed pensaba que era terrible que fueran los misiles israelíes, y no el amor, los que hubieran conseguido acabar con las ridículas imposiciones sociales.

"Te perdono, pero te casas conmigo, así si morimos, al menos estaremos juntos en el Paraíso", contesta Ahmad.

"¿Boda por WhatsApp?", bromea Khulut.

"Sí".

Pasan unos minutos, ambos siguen en línea sin saber qué decir.

"Tendremos un futuro bonito", promete Ahmad.

"Cada vez que me imagino el futuro, me imagino muerta", contesta Khulut.

Mensaje recibido y visto.

Pero Ahmed no dice nada.

Foto: Una casa, afectada por el tiroteo el día del ataque de Hamás en Sderot. (Fermín Torrano)

"Te quiero", añade ella.

"Te quiero, te quiero", contesta él.

Pero ella ya no recibe esos mensajes.

3. "Dios, no dejes que muramos sin encontrarnos"

16 de octubre: ataque contra el hospital Al-Ahli que mata a más de 500 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza.

Khulut le manda la foto del cuerpo de su primo Firas junto al de su hijo de apenas ocho meses. Ahmad y él solían sentarse en el suelo mientras los demás jugaban al fútbol. Firas decía que sería piloto, pero la vida le colocó sirviendo café al lado de su casa. Cuando nació su hijo, le traspasó su sueño. "Será piloto", le dijo a Ahmad cuando le llamó para darle la noticia de su paternidad. Y ambos rieron.

Ahmad ahora temblaba de rabia. Ni Firas ni su hijo serían pilotos, ni felices, ni vivos.

"Khulut, voy a llamarte por vídeo en unos minutos y nos vamos a casar".

Mensaje recibido y leído.

"Casi no tengo batería", contesta la chica.

Ahmad sale a la calle corriendo y se dirige a un grupo de jóvenes que observan cómo un gato acecha a un ratoncillo herido. Les explica que necesita un testigo. Que se va a casar por videollamada.

"La mujer con la que tengo que casarme está en Gaza", explica. Los chicos entienden. Uno de ellos se acerca a Ahmad y se presenta. Llaman a la chica.

Foto: Civiles palestinos en el hospital Al Shifa de Gaza. (Europa Press/Mohammad Abu Elsebah)
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Khulut ocupa la pantalla, con su hiyab azul y una sonrisa de las de verdad. Está sola.

Ambos dan su consentimiento. Ahmad recita unos versos del Corán. El grupo de jóvenes le rodea para abrazarle y felicitarle por su matrimonio. Ahmad le dice a Khulut que la llamará en un rato, cuando esté solo.

Pero en un rato Khulut no coge el teléfono.

Ahmad se va a dormir con la alegría de haberse casado con el amor de su vida, pero tremendamente inquieto. ¿Habrá cenado? ¿Tendrá frío en la noche? "Por favor, Dios, no dejes que muramos sin que nos hayamos encontrado", reza.

4. "Todo está mal. Pero yo estoy bien porque te amo"

19 de octubre. "El presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, anuncia que abrirá el cruce de Rafah hacia Gaza para que los camiones con ayuda humanitaria puedan entrar al territorio". Khulut le manda la noticia por WhatsApp.

"Parte de nuestra casa ha sido destruida, pensamos que quizás haya manera de escapar hacia Egipto, así que vamos a irnos hacia el sur", le dice.

Le manda fotos del salón reducido a escombros. Ahmad reconoce el sofá en el que se sentó, el día en que fue a pedir la mano de la chica y el padre le rechazó sin ni siquiera darle la cortesía de considerar la propuesta por uno o dos días. Recuerda las lágrimas en los ojos. Recuerda al padre mascullando: "¿No tienes orgullo o qué?". No fue la herida en el ego lo que le hizo estar al borde del llanto. Fue la pena.

Foto: Imagen de Iván y Dafna junto a los padres de ella en Israel. (Cedida por la familia)

Recuerda el juramento que se hizo a sí mismo aquel día: trabajaría duro para llegar lejos y demostrar que podía ser un buen marido para ella.

Logró salir de Gaza, Khulut le odió por ello. "Me has dejado sola", le dijo entonces.

Ahmad se arrepiente. Tenía que haberse quedado a su lado, tenía que haber luchado de otro modo.

"A los palestinos nos han borrado los caminos, así que la vida consiste en ir abriéndonos paso", le recordó ella una noche en la que él le confesó que temía no conseguir estar a su lado.

"¿Estás herida?".

"Estoy bien, alhamdulillah. Gracias a Dios".

"Alhamdulillah".

"Todo está mal. Pero yo estoy bien porque te amo y estamos juntos. Te escribo esta noche"

"Todo está mal. Pero yo estoy bien porque te amo y estamos juntos. Te escribo esta noche, insha Allah, si Dios quiere".

"Insha Allah", contesta Ahmad.

Khulut no escribió aquella noche.

Ahmad entraba y salía de WhatsApp compulsivamente. Así pasó el resto de los días.

5. Son muchas conversaciones sin respuesta

25 octubre. El móvil de Khulut continúa apagado. Ahmad pasa los días estudiando los detalles de las fotos que se publican en los medios. Busca a Khulut entre las víctimas, entre las personas que salen en el fondo de los vídeos. No es el único que ha perdido completamente el contacto con un ser querido en Gaza. El Ministerio de Salud de Gaza habla de unas 1.550 denuncias de personas que han desaparecido entre los escombros. 870 de ellas son niños. Quizás una de ellas sea Khulut. O su tía, que también está desaparecida. O los padres de su vecino. Los silencios se incrementan con el pasar de los días. Son muchas las conversaciones de WhatsApp que quedan sin respuesta.

Con sus amigos, la comunicación se reduce a unos segundos cada dos o tres días: "Seguimos vivos", escriben de vez en cuando. Algunos dejan de hacerlo. Ahmad trata de aferrarse a su fe, pero cada día el silencio pesa más. El miedo y la pena van ganando la batalla. El último mensaje que Khulut recibió de su parte decía Insha Allah, si Dios quiere. Ojalá Khulut supiera que en esa súplica habitaba el futuro entero.

Un futuro que va haciéndose cada vez más improbable cada minuto que esta guerra sigue su curso. Un futuro que va sepultándose bajo la magnitud de las víctimas. Ahmad no escribe a Khulut; reza. Pero no sabe si le pide a Alá por ella como su esposa o como mártir.

Capítulo 1: "Estamos en guerra".

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