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La UE ya no quiere enamorarte por el 'roaming', sino recordarte que "la democracia peligra"
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UNIDOS BAJO UN PASADO PEOR

La UE ya no quiere enamorarte por el 'roaming', sino recordarte que "la democracia peligra"

La última campaña del Parlamento para las elecciones de junio muestra cómo la UE pretende virar su imagen de una institución económica a un gran bastión democrático

Foto: Monique Maugas-Bauzou, cara visible de la campaña. (Philippe Buissin)
Monique Maugas-Bauzou, cara visible de la campaña. (Philippe Buissin)

"Recuerdo el último bombardeo. Empezó a las siete de la noche. Aún lo puedo ver como si fuese hoy: las bombas empezaron a caer y mi madre se echó encima de mí. No entendía qué pasaba. Cuando me levanté, había sobrevivido pero mis padres estaban prácticamente muertos. Aquello se había convertido en un campo de batalla. Podía oír a la gente gritando por todas partes. Las ambulancias llegaron y se llevaron a mi padre y mis hermanos. Me quedé sola. Llegó la última ambulancia y me preguntaron si mi madre estaba muerta y dije: 'Aún no'. Me respondieron que aunque no estuviese muerta, moriría pronto. Como solo quedaban cuatro plazas en la ambulancia, no podían llevarla. Siempre recordaré a ese soldado que corrió con mi madre en brazos, donde duró poco. Lo había perdido todo en un momento".

Monique Maugas-Bauzou denomina "el día que debí morir" al 17 de abril de 1940, cuando un bombardeo de la aviación alemana redujo Taverny (Francia) a cenizas. Su testimonio enmudece a los medios convocados a la presentación en el Parlamento Europeo del documental que ha producido para movilizar el voto en las elecciones que se celebrarán entre los próximos 6 y 9 de junio y que se estrena hoy con vocación viral.

El testimonio de Maugas-Bauzou es el mascarón de proa de un vídeo de cuatro minutos que se apoya en la idea de transmisión generacional entre una generación casi desaparecida que nació en una Europa que no era capaz ni de soñar con una hipotética unión de naciones y sus nietos, que coprotagonizan el documental tomando el testigo. El spot utiliza el testimonio de los supervivientes a la Europa de posguerra para movilizar el voto a través de la idea de que "la democracia no está garantizada". La participación es uno de los grandes retos este junio, como lleva ocurriendo desde hace décadas: en las últimas elecciones de junio de 2019, más de la mitad de los votantes (50,6%) no se presentaron.

"Cuando vives algo así a los doce años, no quieres que vuelva a ocurrir", explicó Maugas-Bauzou durante la rueda de prensa. La anciana, a punto de cumplir 96 años, ha recorrido media Europa para difundir su mensaje: el spot se rodó en Dinamarca y hoy se encuentra en Bruselas. Durante décadas, hasta los años sesenta, cuando una profesora le invitó a hablar de lo ocurrido, a nadie le interesó su historia. Entonces publicó J'ai douze ans à l'exode. Más de medio siglo después, el año que viene, publicará su continuación.

La UE es hoy esa abuela aún lúcida cuyas historias escuchan sus nietos con veneración

Un símbolo de la memoria europea quizá porque en un momento de crisis democrática y tambores de guerra, las historias de los venerables abuelos resuenan con más fuerza. Seguramente no sea casual que lleve un jersey de color marino Europa y que mientras es empujada por los pasillos europeos por su nieto Robin sea el centro de todas las miradas, incluido el resto de participantes en el spot. La Unión Europea es hoy esa abuela aún lúcida cuyas historias escuchan sus nietos con veneración.

Uno de los peligros que intenta atajar esta campaña es el creciente sentimiento antidemocrático, como mostraba recientemente el Barómetro de Open Society, que señalaba que solo el 57% de los jóvenes de entre 18 y 35 años consideran que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, comparado con el 71% restante. "Cuando era pequeña teníamos al Frente Nacional", recuerda cuando se le pregunta qué diría a estos jóvenes que consideran que el pasado era mejor. "Una noche, desde mi venta de la rue des Archives, vi a la Guardia Republicana cargar contra los comunistas. Pensaba que iban a poner una guillotina y les iban a cortar la cabeza".

placeholder Robin, nieto de Maugas-Baouzu y uno de los protagonistas del vídeo. (Eric Vidal)
Robin, nieto de Maugas-Baouzu y uno de los protagonistas del vídeo. (Eric Vidal)

Incluso antes de su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, su infancia estuvo marcada por el miedo. "Estábamos nerviosos porque sabíamos que algo iba a ocurrir", explica. "Secuestraron al padre de mi compañero y mi padre acudía a reuniones clandestinas donde a veces le apedreaban", recuerda. Durante muchos años, hasta la liberación de Francia, Maugas-Bouzou pensó que no conocería otra cosa que fuese la guerra. "No hay que dar por hecho la democracia", repite una y otra vez.

El director creativo de la campaña, Johan Køhler de la agencia &Co., es consciente del acierto que fue que su equipo encontrasa la francesa. "La localizó una compañera danesa y cuando vimos el casting, era imposible no invitarla al rodaje en Copenhague”, explica a El Confidencial. "La suya fue una de las primeras entrevistas que hicimos y cuando terminó, todo el mundo guardó silencio durante minutos". Como bromea, es mucho más fácil que los jóvenes hagan caso a sus abuelos que a sus padres. ¿A quién no le gusta un abuelo?

De la Unión económica a la moral

La campaña que se presenta hoy es muy diferente a otros anuncios del Parlamento Europeo, como recordó durante la presentación Jaume Duch, portavoz y Director General de Comunicación del Parlamento. "Hace años se hablaba de asuntos prácticos como el roaming u otros adelantos técnicos", rememoró aludiendo a aquella época de prosperidad en la que la Unión Europea se percibía como una institución económica que ofrecía ventajas competitivas a ciudadanos y empresas europeas por el mero hecho de serlo.

"Es mucho más fácil que los jóvenes escuchen a sus abuelos que a sus padres"

A lo largo de los años, esa visión fue cambiando, como se refleja en otras campañas. La del 2019 fue “más política", recordó Duch: eran los años de Trump y el Brexit, pero también los de Greta Thunberg y las manifestaciones contra el cambio climático, que provocaron que las últimas hayan sido las las elecciones con más participación desde 1994. Fue el primer año en el que el porcentaje de jóvenes creció desde las primeras elecciones de 1979.

La presente campaña intenta apelar a ese electorado en un contexto en el que lo que importan ya no son "los beneficios concretos" ni desafíos como el Brexit, sino la propia "democracia". Por eso, Maugas-Bauzou es la metáfora perfecta de lo que el historiador y periodista británico Timothy Garton Ash denominó “el motor del recuerdo” en Europa. Una historia personal (Taurus), uno de los libros más influyentes en el pensamiento comunitario durante los últimos años: "Los recuerdos personales, comenzando por los del infierno que los europeos se forjaron en la guerra, figuran entre los propulsores más potentes de cuanto Europa ha hecho desde 1945 y de todo en lo que se ha convertido".

Garton Ash utilizaba de ejemplo al polaco Bronislaw Geremek, una de esas figuras que recogen en su biografía los avatares europeos desde la segunda guerra mundial: del gueto de Varsovia donde pasó su infancia y vio a su padre morir en un campo de exterminio nazi a la filiación al partido comunista durante los sesenta, previa a su desencanto tras la invasión rusa que llevó a formar parte del movimiento Solidaridad que precipitó la caída del bloque soviético. Finalmente, un parlamentario europeo que "creía con cada fibra de su ser en el proyecto de construcción de una Europa mejor".

placeholder Samuel de Leeuw perdió a su padre en el Holocausto. (Eric Vidal)
Samuel de Leeuw perdió a su padre en el Holocausto. (Eric Vidal)

"Si miramos cómo se presentaron en los diversos países los argumentos a favor de la integración europea entre los años cuarenta y los noventa, a primera vista cada historia nacional parece distinta, pero si hurgamos un poco más encontraremos la misma idea subyacente: 'Hemos estado en un sitio malo, ahora queremos estar en un mejor, y ese lugar mejor se llama Europa'", resumía el historiador. Frente a esa imagen de Europa como una herramienta pragmática que se vino abajo tras los años de la austeridad, la campaña recupera el espíritu fundador en un momento en el que cada vez más países ponen en tela de juicio la Unión, tanto en el este cercano a Rusia como dentro de los parlamentos occidentales con la entrada de partidos antieuropeístas.

La clave se encuentra, por lo tanto, en conseguir apelar a esa "generación posterior a 1989" que vota por primera vez y que no ha vivido ninguno de los traumas que experimentaron sus padres y sus abuelos y que, por lo tanto, no pueden entender que ese lugar mejor pueda ser Europa. Pero como escribe Gash, la clave del "motor del recuerdo" se encuentra en que "podemos aprender del pasado sin tener que vivirlo de nuevo por nosotros mismos". "Una única reunión con un excombatiente o superviviente puede cambiar una vida", añadía en su libro. Esa parece ser la idea del Parlamento con su campaña.

Un pasado distinto pero común

A Europa la unen muchos traumas distintos pero una experiencia común, de los cuales el Holocausto quizá siga siendo el fundacional. Ese es el testimonio de Samuel de Leeuw, que a sus más de 80 años rememora su experiencia en los Países Bajos ocupados por los nazis acompañado de su nieta Suzanne. Sus padres trabajaban en una fábrica de Ámsterdam cuyos trabajadores judíos fueron purgados en una redada de 1942. Solo unos pocos sobrevivieron. El resto fueron fusilados o transportados a campos de concentración como Auschwitz. "Incluido mi padre", confesó. Su madre entregó a De Leeuw a una pareja de la Resistencia que le crio hasta que pudo ponerse a salvo. "Perdí a mis padres dos veces".

"Después de la guerra éramos más pobres pero estábamos más unidos, me da nostalgia"

"No tengo una historia como la de Monique", se excusó con modestia la checa Jarmila Krocova, que contó su historia como emigrante en la Checoslovaquia comunista de los años 50, donde sus padres fueron encarcelados durante años por los rusos. El spot reproduce una grabación realizada durante la Primavera de Praga en la que una joven Jarmila protesta ante las cámaras: "Ahora veo a una chica joven con esperanza en la democracia". Sin citarlo por su nombre, la sombra de la guerra de Ucrania y la amenaza rusa planean sobre el documental.

En una de las salas del Parlamento, Franco Pedercini, otro de los protagonistas del documental, recibe a El Confidencial acompañado por su nieto Michele. Cuando se realizó el casting en Milán, no dudó en presentarse: "Lo que recuerdo de aquella época era pobreza para todos", explica cuando se le pregunta por la Europa preUE. "Pero debo reconocer que a pesar de eso, estábamos más unidos, comíamos todos juntos en el patio. Pero todo eso desapareció con la llegada de la televisión y me da un poco de nostalgia, ¿sabes?"

¿Se vivía mejor antes, entonces? "No, para nada, mi vida ha sido siempre mejor, sobre todo después de la llegada de la democracia", responde. Parece muy interesado por charlar de fútbol la noche después de que el Real Madrid elimine al Manchester City en la tanda de penaltis. Es del Inter de Milan y su nieto, del Atalanta, nos explica, pero le encanta esa rivalidad. Termina preguntando por Carlo Ancelotti, "un hombre muy bueno y muy serio, pero masca demasiado chicle". El fútbol es otra clase de motor de memoria.

"Recuerdo el último bombardeo. Empezó a las siete de la noche. Aún lo puedo ver como si fuese hoy: las bombas empezaron a caer y mi madre se echó encima de mí. No entendía qué pasaba. Cuando me levanté, había sobrevivido pero mis padres estaban prácticamente muertos. Aquello se había convertido en un campo de batalla. Podía oír a la gente gritando por todas partes. Las ambulancias llegaron y se llevaron a mi padre y mis hermanos. Me quedé sola. Llegó la última ambulancia y me preguntaron si mi madre estaba muerta y dije: 'Aún no'. Me respondieron que aunque no estuviese muerta, moriría pronto. Como solo quedaban cuatro plazas en la ambulancia, no podían llevarla. Siempre recordaré a ese soldado que corrió con mi madre en brazos, donde duró poco. Lo había perdido todo en un momento".

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