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El Brexit sin fin: ¿Reino Unido, 'miembro asociado' de una UE ampliada para 2030?
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El Brexit sin fin: ¿Reino Unido, 'miembro asociado' de una UE ampliada para 2030?

El eje franco-alemán plantea un bloque con cuatro niveles de integración, una opción atractiva para los laboristas, llamados a formar el próximo Gobierno británico, según vaticinan todas las encuestas

Foto: El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, habla durante el turno de preguntas al Primer Ministro, en la Cámara de los Comunes en Londres. (Reuters)
El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, habla durante el turno de preguntas al Primer Ministro, en la Cámara de los Comunes en Londres. (Reuters)
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En su reciente gira internacional, cuyo propósito no era otro que presentarse al mundo como 'un primer ministro a la espera', el líder de la oposición laborista británica Keir Starmer ha recalcado que no quiere que Reino Unido se aparte de la normativa de la UE. "Obviamente, cuanto más valores compartamos, más futuro juntos tendremos. Habrá menos conflictos y, de hecho, tendremos más formas diferentes para resolver los problemas", señaló en una conferencia celebrada en Montreal. "En realidad, no queremos divergir, no queremos bajar los estándares, no queremos romper los estándares ambientales, laborales o alimentarios", matizó.

Los comentarios, que tardaron hasta seis días en salir a la luz en la prensa británica, sorprendieron a los diplomáticos en Bruselas, clasificándolos de "significativos". Por su parte, en Londres, Charles Grant, director del respetado think tank 'Centro para la Reforma Europea', recalcó que el discurso fue "más allá" del tono cauteloso que había mostrado hasta la fecha.

Foto: Foto de archivo de unos empleados de Sotheby's descolgando en Londres un cuadro pintado por Winston Churchill en 1922. (Reuters/Peter Nicholls)

La posibilidad de que Reino Unido 'regrese' a la UE es una cuestión que se planteó desde el mismo momento que se anunció el triunfo del Brexit en junio de 2016. Se ha hablado de ello hasta el hartazgo por activa y por pasiva. Pero, por primera vez desde el histórico divorcio, coinciden ahora tres factores claves que aumentan altamente las probabilidades de acercamiento.

En Bruselas, el eje franco-alemán ha presentado una propuesta de ampliación del bloque con cuatro niveles distintos de 'integración' (palabra clave en Westminster). En Londres, se da por hecho que Starmer se convertirá el próximo año en el nuevo primer ministro liderando un Ejecutivo nada euroescéptico. Y en breve, ambas partes tienen que renovar el 'Acuerdo de Comercio y Cooperación' sellado el 24 de diciembre de 2020. ¿Es posible que Reino Unido vuelva al club con el estatus de "miembro asociado"?

Éste es el término utilizado para referirse al tercer nivel de integración en una eventual ampliación de una UE a cuatro velocidades planteada en el informe realizado por los doce expertos convocados por los gobiernos de Francia y Alemania. El objetivo es fijar una hoja de ruta donde también se quiere aumentar la capacidad de acción del bloque y fortalecer el Estado de derecho y la legitimidad democrática. Técnicamente, no es la posición oficial del eje franco-alemán, pero sí se considera la oficiosa.
El informe ha tenido más repercusión en los medios británicos que en el resto de europeos. Entendible, por otra parte, dada la expectación que existe ante el nuevo vínculo comunitario que quiere establecer el esperado nuevo gobierno laborista. Starmer recalca que no se volverá al mercado único ni a la unión aduanera. Con todo, asegura que quiere mejorar el 'Acuerdo de Comercio y Cooperación' negociado en su día por Boris Johnson en 2020, cuyo artículo 776 establece una revisión cada cinco años.

El hecho de que el informe del eje franco-alemán se publicara el pasado martes, precisamente el día que Starmer se reunió con Emmanuel Macron en París como parte de su gira europea, ha llevado a los círculos euroescépticos a acusar al líder laborista de querer "revertir el Brexit".

No es que en Bruselas exista una obsesión por querer recuperar al Reino Unido. Las prioridades ahora para el club comunitario son otras, sobre todo cuando se enfrenta a uno de sus desafíos más graves de los últimos años con la llegada masiva de inmigrantes a la isla italiana de Lampedusa, que ha expuesto las profundas divisiones dentro de la UE.

Pero la invasión de Ucrania ha marcado un antes y un después. La ampliación —que debería completarse en 2030— realmente tiene en mente a Ucrania y los Balcanes occidentales para evitar que, de una forma u otra, terminen bajo el control ruso.

En cualquier caso, fuentes diplomáticas europeas aseguran que la idea de una UE a cuatro velocidades también ha sido diseñada pensando en un futuro primer ministro laborista en Reino Unido, sexta economía mundial. "Está cuidadosamente equilibrado políticamente para ser una posibilidad potencial para Londres sin la necesidad de volver a unirse a la UE o celebrar un referéndum", aseguraba un diplomático desde el anonimato a The Times. Con todo, se antoja difícil que Bruselas vaya a aceptar de Londres cualquier modelo que no esté previamente consensuado por los dos partidos mayoritarios de Westminster.

Nadie quiere repetir el caos

El primer nivel de integración planteado por el eje franco-alemán haría que los países comprometidos con una unión más profunda (probablemente Francia, Alemania, Italia, España y los Países Bajos) sigan adelante con una mayor integración de la economía, defensa, energía y transporte. Un segundo nivel, incluiría a países como Irlanda, Bélgica, Dinamarca, Grecia, Polonia, Portugal, Rumania o Suecia para seguir con las relaciones que mantienen en la actualidad.

El tercer nivel —'miembro asociado'— podría incluir a países actualmente fuera de la UE, pero con estrechos vínculos financieros, incluidos Noruega y Suiza. También puede incluir a miembros aspirantes como Ucrania, países cuya adhesión ha resultado problemática como Albania y Turquía, y países miembros existentes como Hungría, que tienen una historia de conflicto con la UE.

Foto: Archivo: El ex líder del partido Brexit Nigel Farage. (Reuters / Henry Nicholls)

Las cuotas de membresía serían más bajas que las contribuciones de los miembros de pleno derecho, pero darían lugar a "beneficios más bajos", como la imposibilidad de acceso al fondo agrícola común de la UE. Si Reino Unido entrara finalmente en este nivel, podría hablar en la Comisión Europea y el Parlamento, pero no tendría eurodiputados ni derecho a voto. Asimismo, para tener una "participación" en el mercado único tendría que acatar el Tribunal de Justicia Europeo, algo que produce urticaria entre los conservadores.

Por último, el cuarto nivel probablemente estaría compuesto por países que no quieren "ninguna integración, sino un enfoque en la convergencia geopolítica estructurada en torno a acuerdos bilaterales con la UE". En definitiva, la actual 'Comunidad Política Europea', el foro de conversación de más de 40 naciones creado por Francia, al que Reino Unido ya pertenece. Es más, en la próxima cumbre en la primavera de 2024, Londres será el anfitrión.

Starmer insiste en que no hay motivos para volver a unirse a la UE. Miembros destacados de su equipo, como Jonathan Reynolds, portavoz de Comercio y Negocios, han descartado la posibilidad de "miembro asociado". Sin embargo, una cosa es lo que los políticos dicen en público y otra distinta lo que comentan en privado. Y una cosa es lo que aseguran en precampaña y otra lo que luego hacen al llegar al poder.

Una clara mayoría de los afiliados laboristas —incluidas figuras importantes dentro del llamado 'gobierno en la sombra' de Starmer— están a favor exactamente del tipo de 'membresía asociada' que ofrece el plan franco-alemán. Saben que no pueden decirlo abiertamente porque no hay ningún deseo de volver a abrir la caja de pandora del Brexit y correr el riesgo de que se repita su derrota electoral de 2019. Pero en privado creen que el status quo es insostenible a largo plazo y que, como mínimo, Reino Unido necesita una relación más estrecha, al estilo de Noruega, con el que es su mayor socio comercial.

Las elecciones generales previstas para el próximo año significan que esas voces guardarán silencio, por el momento. La mayor parte de los votantes laboristas abogaron por la permanencia en la UE. Pero el llamado 'Muro Rojo' de los distritos clave del norte de Inglaterra se vio seducido por el discurso euroescéptico de Boris Johnson y su voto acabó dando la mayoría a los conservadores en los pasados comicios.

Los laboristas no pueden ahora arriesgarse a dar un paso en falso. Sin embargo, si logran una amplia mayoría, aumentará la presión sobre Starmer para que reconsidere la posición de la formación que, pese a que sigue siendo cautelosa, poco a poco va revelando sus objetivos.

Foto: Pasajeros en el aeropuerto de Heathrow (Reuters/Toby Melville)

Entre otros, quiere recuperar cierta libertad de movimiento para los jóvenes; nuevos acuerdos respecto a la normativa de control veterinario; reconocimiento mutuo de evaluación de conformidad de determinados productos o de cualificaciones profesionales; mayor flexibilidad a la hora de permitir desplazamientos laborales de corta duración; nuevas asociaciones con programas impulsados por la UE; acuerdos de equivalencia en servicios financieros e incluso un nuevo pacto en materia de seguridad.

Las encuestas revelan que un 55% del total de votantes británicos abogaría hoy por la permanencia en el club comunitario, frente a un escaso 31% que seguiría apoyando la salida.

El propio primer ministro Rishi Sunak, para la furia del sector de sus filas más euroescéptico, ha dado pasos durante su mandato para mejorar las relaciones con el bloque. Este mismo mes anunció que a partir del próximo año Reino Unido se reincorporará al programa científico Horizonte de la UE, precisamente como “miembro asociado”. También se está preparando para unirse a un plan de observación por satélite llamado Copernicus, pero ha decidido permanecer fuera de un tercero, el programa nuclear Euratom de la UE.

Foto: Turistas ingleses siguen desde las pantallas instaladas en Magaluf el partido de octavos de final del Mundial de fútbol de Rusia. (EFE/Llitteres)

El principio de "membresía asociada" de Horizon se recogió en el 'Acuerdo de Comercio y Cooperación' negociado por Boris Johnson para evitar un Brexit duro. Pero la cuestión quedó estancada por la polémica respecto al protocolo de Irlanda del Norte por los nuevos controles aduaneros, que finalmente fue resuelta a principio de este año.

El problema que plantean los analistas, sin embargo, es que un eventual gobierno laborista tendrá difícil encontrar una audiencia receptiva en las capitales europeas para tal renegociación, a menos que esté dispuesto a ofrecer concesiones significativas. Joël Reland, investigador del think tank 'UK in Changing Europe' (Reino Unido en una Europa cambiante) advierte que "la UE solo está interesada en un ejercicio técnico muy limitado que analice cómo se está implementando el TCA [acuerdo comercial y de cooperación]". "Si el Reino Unido quiere cambiar, eso tendrá que ofrecer incentivos bastante fuertes", matiza.

El respetado think tank plantea tres vías que podrían abrirse en la futura revisión del acuerdo sellado en Londres y Bruselas en diciembre de 2020. Primera, un modelo minimalista, que se limitaría a examinar si el pacto y sus procedimientos están funcionando debidamente. Segunda, modelo moderado que aspiraría a explotar las posibilidades que encierra el acuerdo. Y por último, un modelo maximalista que expandiría el campo de colaboración entre la UE y Reino Unido.

En su reciente gira internacional, cuyo propósito no era otro que presentarse al mundo como 'un primer ministro a la espera', el líder de la oposición laborista británica Keir Starmer ha recalcado que no quiere que Reino Unido se aparte de la normativa de la UE. "Obviamente, cuanto más valores compartamos, más futuro juntos tendremos. Habrá menos conflictos y, de hecho, tendremos más formas diferentes para resolver los problemas", señaló en una conferencia celebrada en Montreal. "En realidad, no queremos divergir, no queremos bajar los estándares, no queremos romper los estándares ambientales, laborales o alimentarios", matizó.

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