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La otra gran pregunta palestina: ¿puede abrirse otro frente en Cisjordania?
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Protestas, pero no violencia generalizada

La otra gran pregunta palestina: ¿puede abrirse otro frente en Cisjordania?

Aunque las cifras no se acercan a las de Gaza, en Cisjordania el número de fallecidos ya alcanza los 64. El temor de Israel es que Cisjordania pueda convertirse en un nuevo frente de guerra

Foto: Protestas cerca de Ramala, en Cisjordania. (Reuters/Ammar Awad)
Protestas cerca de Ramala, en Cisjordania. (Reuters/Ammar Awad)

Mientras Israel concentra su esfuerzo bélico en la Franja de Gaza, con el objetivo de eliminar definitivamente a Hamás, los ecos de los bombardeos sobre civiles palestinos en la Franja tienen secuelas en Cisjordania. Desde el brutal e inesperado ataque de Hamás contra el sur de Israel, apenas pasa un día sin que se organicen manifestaciones y huelgas en los territorios ocupados en protesta por la contraofensiva israelí en Gaza. Y tampoco pasa un día sin que uno o más palestinos mueran en enfrentamientos con soldados o colonos israelíes.

Aunque las cifras no se acercan ni por asomo a las de Gaza, donde ya han muerto cerca de 3.500 personas, en Cisjordania el número de fallecidos ya alcanza los 64. “Todo lo que pasa en Gaza tiene su efecto en Cisjordania”, opina Harel Chorev, investigador del Moshe Dayan Center (MDC), de la Universidad de Tel Aviv.

En este sentido, el temor de Israel es que Cisjordania pueda convertirse en un nuevo frente de guerra. El actual conflicto con Hamás en la Franja de Gaza es el mayor reto al que se ha enfrentado el país desde la guerra del Yom Kippur, hace 50 años, y su ejército no puede permitirse luchar en diferentes escenarios. La preocupación principal está en el norte, donde inquietan las continuas escaramuzas con Hezbolá a lado y lado de la frontera con el Líbano, y también en una posible implicación de Irán y sus aliados. Sin embargo, a Israel también le asusta un mayor estallido de la violencia en los territorios ocupados, cuya frontera es muy porosa y en cuyo interior viven unos 450.000 colonos judíos.

Foto: Un grupo de iraníes quema una bandera israelí durante una manifestación para mostrar solidaridad con el pueblo palestino. (EFE/Abedin Taherkenareh)

“Esta posibilidad, por supuesto, existe y puede suceder, principalmente si se desarrolla una amplia protesta popular después de que Israel comience a promover movimientos terrestres en Gaza”, explica Michael Milshtein, jefe de estudios palestinos en el MDC, a El Confidencial.

¿Es posible un nuevo frente en Cisjordania?

El experto considera que si “el estatus de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se ve socavado” o si se producen intentos de miembros de las fuerzas de seguridad palestinas o de grupos de milicianos “para promover ataques terroristas de forma independiente contra Israel”, la posibilidad de que Cisjordania se convierta en un nuevo frente de guerra sería muy real. Con todo, tanto Milshtein como Chorev coinciden en que la realidad de los territorios ocupados es muy diferente a la de Gaza, y que será difícil ver un levantamiento masivo contra Israel. “No podemos asumir que la identidad nacional en Cisjordania es homogénea. Es muy diferente un palestino de Yenin que uno de Nablus. Y también se ven muy diferentes a los gazatíes”, dice Chorev.

El investigador argumenta también que los grupos armados en Cisjordania “están menos organizados que en Gaza, porque la ocupación ha tenido una mayor presencia en Cisjordania”, por lo que será difícil ver una amenaza parecida a la que supone Hamás. “El reto aquí es diferente y está centrado en pequeños grupos de militantes” o incluso en lobos solitarios, apuntilla Chorev. “La situación en Cisjordania es muy tensa, pero está relativamente más contenida de lo que Hamás deseaba. Esta situación causa mucha ira y frustración dentro de Hamás, que desearía que el pueblo de Cisjordania promoviera una violencia más dura contra Israel”, opina, por su lado, Michael Milshtein, quien considera que los principales peligros en este escenario son las protestas contra la ANP y “el creciente número de enfrentamientos entre colonos judíos y palestinos”.

Foto: Jóvenes aplauden y celebran a los reservistas en el aeropuerto de Ben Gurión.(Fermín Torrano)

En esta línea, el pasado 17 de octubre se produjeron enfrentamientos en Ramala entre las fuerzas de seguridad palestinas, que dependen de la ANP, y manifestantes que protestaban contra el ataque al hospital Al-Ahli al-Arabi de Gaza, en el que murieron unas 500 personas, según el Ministerio de Sanidad de la Franja. La policía disparó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que lanzaban piedras y entonaban cánticos contra el presidente palestino, Mahmoud Abbas.

Por otro lado, desde el inicio de las hostilidades, grupos de colonos han atacado a palestinos en Cisjordania. Al menos un palestino ha muerto, y varios más han resultado heridos, en tiroteos perpetrados por judíos que viven en los asentamientos. En este sentido, el pasado 15 de octubre, el diario israelí Haaretz dedicaba su editorial al peligro que suponen los ataques de colonos para el mismo Israel. “Los colonos intentan arrastrar a Israel a la guerra en Cisjordania”, rezaba el titular.

Para Chorev, sin embargo, además de las protestas y los enfrentamientos con colonos, un peligro importante para Israel es el hecho de que el ejército se haya visto obligado a concentrar sus fuerzas en la frontera con Gaza, donde hay desplegados más de 100.000 soldados, además de tanques y armamento pesado. “Israel no puede estacionar en Cisjordania las mismas fuerzas que tenía antes, así que su respuesta a un peligro allí será más difícil”, opina el investigador, que augura que Israel llevará a cabo “medidas más duras para prevenir que esto pase”.

Las cifras corroboran esta apreciación: 55 de los 64 muertos en Cisjordania se produjeron en los días de mayores protestas contra la guerra en Gaza, entre el 12 y 13 de octubre, y el número de heridos ya supera los 1.300. “El listón ha bajado. Estamos en una guerra”, concluye Chorev, que considera vital para Israel que se protejan sus intereses de seguridad tanto en Gaza como en Cisjordania, donde el ejército ha bloqueado todos los accesos.

Foto: Palestinos refugiados en una escuela en Khan Younis, al sur de Gaza. (Europa Press)

En los últimos meses, algunos de los atentados más importantes contra civiles y militares israelíes fueron perpetrados por milicianos procedentes de Cisjordania. Antes del ataque de Hamás, 29 israelíes habían muerto a manos palestinas (25 de ellos en Cisjordania) y los territorios ocupados suponían “el mayor desafío para Israel”, según Chorev.

Con todo, 2023 ha sido un año especialmente duro para los palestinos de los territorios ocupados. Aunque ahora quede lejos, el pasado mes de julio Israel llevó a cabo en Yenín la operación militar más masiva en Cisjordania desde la Segunda Intifada. La incursión, que implicó medios aéreos y terrestres, duró apenas 44 horas, y se saldó con 12 palestinos muertos, tres de ellos niños, y más de un centenar de heridos. Previamente, el ejército israelí había lanzado incursiones casi diarias en Cisjordania, centradas en arrestar o asesinar a miembros de milicias palestinas. Desde el inicio del año, más de 189 palestinos han muerto a manos de colonos o militares israelíes en Cisjordania, según datos de las Naciones Unidas, lo que supone el año más sangriento en casi dos décadas.

Del barro de Cisjordania al lodo de Gaza

Lo que está sucediendo estos días en Gaza, y lo que pasó en el sur de Israel hace casi dos semanas, tiene mucho que ver con la situación vivida en Cisjordania en los últimos meses. Tanto desde un punto de vista militar israelí, como de reacción palestina. Chorev opina que una de las razones que explican el fracaso de Israel a la hora de evitar el ataque de Hamás es que el ejército centró buena parte de sus esfuerzos en Cisjordania, y desestimó el frente gazatí. “El sábado 7, la mayoría de los soldados israelíes se encontraban en Cisjordania. Había desplegados unos 26 batallones de manera habitual intentando prevenir ataques terroristas, especialmente de lobos solitarios. Y no dejaron suficientes fuerzas en Gaza: apenas dos batallones, unos 500 o 600 hombres”, dice el experto. Aunque también son muchos los analistas que opinan que el error estuvo en subestimar a Hamás —bastante inactivo en los ataques contra Israel en los últimos años— y en una confianza excesiva en la impenetrabilidad de la frontera con Gaza.

Foto: Vehículos del Ejército israelí, fotografiados durante el segundo día de una operación militar en el campo de Yenín. (EFE/Alaa Badarneh)

Por otro lado, la continua expansión de las colonias en Cisjordania —el Gobierno israelí aprobó miles de nuevas construcciones—, las políticas de apartheid y ocupación en los territorios, las muy habituales incursiones militares y la presencia de judíos religiosos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén —no en vano, la operación de Hamás se llamaba Inundación de Al-Aqsa— alimentaron sin duda el deseo de venganza y represalia de Hamás.

También el hecho que el actual Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu sea el más extremista de la historia de Israel es para muchos una razón que explica la virulencia del ataque de Hamás. Sin embargo, Milshtein opina lo contrario: “Hamás no necesita razones para promover una masacre tan horrible y la planeó mucho antes de que se eligiera el Gobierno actual. Realmente necesitamos entender que hablamos de organizaciones ideológicas radicales que no necesitan ninguna razón para asesinar a personas inocentes”. “Las raíces de la bárbara ofensiva de Hamás son el puro odio contra judíos e israelíes”, asegura el analista.

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Finalmente, muchos expertos consideran que la debilidad de la ANP en Cisjordania —provocada por su propia corrupción e incompetencia, y por la acción del Gobierno israelí— y la fortaleza de Hamás en Gaza también están vinculadas con la actual situación. “Israel tiene que abandonar la estrategia absolutamente fallida de mantener a Hamás en Gaza y a la ANP en Cisjordania. Esta es una estrategia completamente errónea, orquestada por Benjamín Netanyahu, que se ha demostrado un desastre”, opina Chorev, que considera que a Israel le interesa que la ANP no caiga. Aunque no será fácil.

El presidente Abbas se encuentra ahora con la dificultad de no poder censurar abiertamente la lucha armada de Hamás, aunque sea su enemigo político, para que no se le considere un cooperador de Israel. Pero tampoco puede participar de la estrategia bélica de Hamás y verse envuelto en una guerra que realmente no apoya. “Para ellos, la situación es muy frágil. La ANP tendrá que ser delicada. Pero lo que dicen sobre la mesa no es lo que piensan en privado. Ellos son los primeros interesados en que Israel acabe con Hamás”, concluye Chorev.

Mientras Israel concentra su esfuerzo bélico en la Franja de Gaza, con el objetivo de eliminar definitivamente a Hamás, los ecos de los bombardeos sobre civiles palestinos en la Franja tienen secuelas en Cisjordania. Desde el brutal e inesperado ataque de Hamás contra el sur de Israel, apenas pasa un día sin que se organicen manifestaciones y huelgas en los territorios ocupados en protesta por la contraofensiva israelí en Gaza. Y tampoco pasa un día sin que uno o más palestinos mueran en enfrentamientos con soldados o colonos israelíes.

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