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Alguien está bloqueando miles de señales de GPS de aviones: "Como apagar las luces del coche de noche"
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Algunas rutas aéreas han sido canceladas

Alguien está bloqueando miles de señales de GPS de aviones: "Como apagar las luces del coche de noche"

El epicentro de estos incidentes se encuentra en Kaliningrado, el exclave ruso rodeado por las tres naciones bálticas y Polonia, lo que indicaría que Rusia está detrás de este problema

Foto: Vista de la cabina de un avión Bombardier C Series. (EFE/Alexandra Wey)
Vista de la cabina de un avión Bombardier C Series. (EFE/Alexandra Wey)
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No es uno, ni diez, ni unos cientos. En los últimos meses, decenas de miles de vuelos —al menos 46.000 desde el pasado agosto— han visto afectados sus sistemas de navegación por GPS en el mar Báltico o sus alrededores. Una situación que ha provocado algunos momentos tensos, y que incluso ha llevado a la cancelación de algunas rutas aéreas. ¿Qué está pasando?

El análisis de los datos de navegación llevado a cabo por diversos investigadores arroja una conclusión clara: el epicentro de estos incidentes se encuentra en Kaliningrado, el enclave ruso rodeado por las tres naciones bálticas y Polonia, lo que indicaría que Rusia está detrás de este problema.

No obstante, expertos señalan que resulta complicado poder señalar de forma clara a un actor específico. "Como sucede en el ámbito de la ciberseguridad, es muy difícil atribuir con certeza la responsabilidad por estos incidentes, y en el campo de la radiofrecuencia todavía más", explica David Marugán, especialista en radiocomunicaciones, a El Confidencial.

Aun así, las voces que apuntan directamente al gobierno ruso son cada vez más importantes y directas. Después de que estas interferencias obligasen a dar la vuelta a dos vuelos de aerolíneas finlandesas, los ministros de exteriores de los tres Estados bálticos han advertido de los riesgos que supone esta situación, y señalado inequívocamente a Rusia. “Si alguien te apaga las luces mientras estás conduciendo de noche, se vuelve peligroso. Las cosas en la región báltica cerca de las fronteras rusas se están volviendo demasiado peligrosas para ignorarlas”, declaró hace unos días el jefe de la diplomacia lituana, Gabrielius Landsbergis, al diario británico Financial Times.

Su homólogo estonio, Margus Tsahkna, se pronunció en el mismo sentido: “Consideramos lo que está sucediendo con el GPS como parte de las actividades hostiles de Rusia, y vamos a discutirlo con nuestros aliados”, indicó, añadiendo que “estas acciones son un ataque híbrido y suponen una amenaza para nuestra gente y seguridad, y no vamos a tolerarlo”.

Los dos vuelos mencionados se dirigían desde Helsinki a la ciudad de Tartu, en la región oriental de Finlandia, cuando los problemas en la señal de navegación les obligaron a dar media vuelta a mitad de vuelo y regresar a la capital. En consecuencia, Finnair ha anunciado que pone en pausa durante un mes todas las líneas hacia Tartu. Compañías aéreas como Ryanair o Wizz Air han reportado interrupciones en miles de ocasiones desde el pasado agosto. También se han producido incidentes con algunos barcos en el Báltico, que han llevado a la marina de Suecia a advertir sobre los riesgos para la seguridad marítima.

Defensa contra drones y ataques aéreos

Las técnicas utilizadas para interferir con la señal de GPS son dos: lo que en inglés se conoce como jamming, que consiste en un simple bloqueo, y el spoofing, en el que es sustituida por otra que le indica unas coordenadas erróneas a la aeronave, y que, por lo tanto, resulta mucho más peligrosa. Ambas han sido puestas en práctica durante los últimos meses.

Una de las hipótesis sobre la mesa es que Rusia podría estar emitiendo este tipo de interferencias como una forma de protección contra posibles bombardeos aéreos con drones o armas guiadas, por ejemplo por parte de Ucrania, que ya ha mostrado sus capacidades para lanzar ese tipo de ataques a cierta distancia y penetrar en profundidad en territorio ruso.

A favor de esta teoría está el hecho de que también se están produciendo incidentes de este tipo en Oriente Medio de forma masiva desde el atentado del pasado 7 de octubre y el estallido de la guerra en Gaza, que muchos expertos atribuyen a un probable esfuerzo por parte del Ejército israelí de prevenir y dificultar ataques con cohetes por parte de milicias proiraníes como Hezbolah. Pero otros analistas creen que se trata de algo más oscuro, un intento de generar dificultades a las compañías aéreas occidentales como forma de hostigamiento a medida que se incrementan las tensiones entre Rusia y Europa.

Foto: Bomberos extinguen el fuego tras la explosión de una instalación de petróleo en Bryansk por un ataque ucraniano. (EFE)

“Podrían ser las dos cosas. Puede ser tanto una medida de defensa para proteger una determinada zona como un intento deliberado de afectar a la navegación aérea”, opina Marugán. “Tampoco es demasiado novedoso, hay precedentes antiguos en la zona. Lo que ocurre es que se está visualizando mucho más hoy en día, quizás también porque, intencionalmente o no, está habiendo mayor afectación a servicios civiles”, dice a El Confidencial.

Acciones hostiles en un esquema más amplio

Sin embargo, muchos de quienes llevan tiempo observando la trayectoria reciente del Kremlin y la escalada en sus acciones en suelo europeo -incluyendo el sabotaje y la disrupción de infraestructuras críticas- tienen pocas dudas de que se trata de una acción maliciosa. “Es un acto innegablemente hostil por parte de Rusia”, indica Keir Giles, analista asociado senior del programa de Rusia y Eurasia en el think tank británico Chatham House. “Ahora que Rusia ha descubierto que esto provoca disrupción y costes y daños y caos en Europa, eso ya de por sí es un incentivo para hacerlo. El hecho de que no haya habido respuesta es un incentivo para seguir incrementándolo, y ahora, naturalmente, estamos viendo cómo lo incrementa”, ha declarado a la publicación británica iNews. Giles especula que el próximo paso podría ser la interrupción de tráfico terrestre.

“Está la sugerencia de que el incremento de operaciones [de disrupción electrónica] en el Báltico reflejan la entrada de Finlandia en la OTAN, seguida pronto por la de Suecia”, indica por su parte el británico Mark Galeotti. “Sin embargo, es más probable que esto sea parte de una campaña generalizada para poner presión sobre Europa. El bloqueo de algunas señales de GPS podría sonar trivial, y en cierto modo lo es. Después de todo, es más una inconveniencia que otra cosa. Aunque hay casos de vuelos forzados a aterrizar o redirigidos, incluso los aviones civiles tienen sistemas alternativos en caso de que pierdan el GPS, y en cualquier caso estas señales no se usan en despegues y aterrizajes cruciales. Pero la esencia de las operaciones rusas de ‘guerra política’ no se basa en grandes golpes de mano [sino] en la acumulación de pequeños irritantes y costes a pequeña escala, con la esperanza que terminen por crear una masa crítica capaz de influir en la política”, afirma en un artículo en The Spectator titulado: “¿Por qué Rusia está bloqueando las señales de aviones a lo largo de Europa?”.

Foto: Estación de tren en Praga, República Checa. (EFE/Martin Divisek)

Existe consenso entre los expertos en que por ahora no hay motivos para considerar que la navegación aérea se haya vuelto más insegura, puesto que la aviación civil y militar dispone de múltiples sistemas en los que confiar en caso de que uno de ellos falle. No obstante, muchos señalan que no se puede descartar que alguno de estos episodios pueda acabar teniendo consecuencias trágicas, lo que debería ser razón suficiente para que la comunidad internacional haga todo lo posible por acabar con esta práctica.

Giles, sin embargo, apunta una posibilidad más inquietante: que el bloqueo de señales de GPS -si realmente el gobierno ruso está detrás de todo ello- sea parte de un esquema mucho mayor, una especie de ensayo de cara a un futuro conflicto más allá de Ucrania. “En 2020 coescribí un estudio para la Agencia Sueca de Investigación de Defensa sobre lo que los planificadores militares llaman A2AD, o anti-acceso/denegación de área; en otras palabras, cómo, en caso de guerra, Rusia podría intentar evitar que las fuerzas de la OTAN se trasladen a donde sean necesarias”, escribe en The Independent. “Mi capítulo analizaba las diversas formas en que Rusia podría inmovilizar a Europa incluso antes de un conflicto, sin disparar un solo tiro. Lo alarmante es que muchos de los métodos que describí, incluyendo interferencias de GPS, sabotaje, uso de ‘proxies’ locales y muchos más ya están siendo usados en Europa y el Reino Unido. Rusia ha intensificado drásticamente su campaña contra nosotros, y eso es una señal de peligro para lo que puede venir después”.

Sea como sea, la situación dista mucho de estar en vías de solución, y en el actual clima político todo apunta a que seguirá así durante bastante tiempo. De modo que si usted quiere viajar a Tartu y otros lugares del Báltico en los próximos días, probablemente no tenga más remedio que hacerlo por tierra.

No es uno, ni diez, ni unos cientos. En los últimos meses, decenas de miles de vuelos —al menos 46.000 desde el pasado agosto— han visto afectados sus sistemas de navegación por GPS en el mar Báltico o sus alrededores. Una situación que ha provocado algunos momentos tensos, y que incluso ha llevado a la cancelación de algunas rutas aéreas. ¿Qué está pasando?

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