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72 horas de detenciones y espías rusos: ¿ha pisado Putin el acelerador de la guerra híbrida?
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Objetivo: desestabilizar Occidente

72 horas de detenciones y espías rusos: ¿ha pisado Putin el acelerador de la guerra híbrida?

Esta semana, Polonia ha detenido a un sospechoso de intentar asesinar a Zelenski, Alemania atrapó a dos presuntos espías rusos y una fábrica de armas ha sido atacada

Foto: Vladímir Putin en una reunión sobre seguridad y defensa, en octubre de 2023. (EFE)
Vladímir Putin en una reunión sobre seguridad y defensa, en octubre de 2023. (EFE)
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Si alguien le preguntara a Ursula von der Leyen cómo se ve en cinco años, seguramente respondería que todavía como presidenta de la Comisión Europea. Y quizá a punto de hacer frente a una guerra con Rusia. Von der Leyen afirmó el mes pasado ante el Parlamento Europeo que la amenaza del Kremlin puede no ser inminente, "pero no es imposible". Los informes de inteligencia de algunos países europeos como Alemania calculan que Vladímir Putin podría atacar un país de la OTAN en un periodo de cinco a ocho años. Unas afirmaciones que el Kremlin considera una falacia, aunque mientras tanto ha pisado el acelerador de su otra "guerra" contra Occidente: la híbrida.

En las últimas 72 horas se han sucedido toda una serie de episodios públicos sobre la actividad cada vez más agresiva de los servicios de inteligencia de Moscú en países occidentales. El jueves, Alemania detuvo a dos presuntos espías rusos por intentar sabotear el suministro de armas a Ucrania. Horas después, una persona con ciudadanía polaca fue arrestada por estar presuntamente detrás de un complot de la inteligencia de Rusia para asesinar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Este viernes, dos personas fueron detenidas también en Polonia por ser los principales sospechosos del ataque al activista y opositor ruso Leonid Volkov, aliado del fallecido Alekséi Navalni. Por otro lado, una planta de producción militar en Reino Unido que fabrica proyectiles que se envían a las tropas de Kiev sufrió una explosión, aunque no se registraron daños graves en la fábrica. Hace dos días, otra instalación estadounidense que también produce armas que son enviadas a la guerra de Ucrania fue víctima de un incendio del que se están investigando las causas.

La retahíla de sucesos se juntan con declaraciones como las del ministro de Transportes de República Checa, Martin Kupka, que alertó que Rusia ha intentado en cientos de ocasiones interferir en la red ferroviaria de la UE para sabotear la infraestructura desde el inicio de la invasión a gran escala en Ucrania. También con el descubrimiento de una red dedicada a corromper a europarlamentarios para que promoviesen políticas favorables a Rusia. En este sentido, el último informe de la firma de ciberseguridad Mandiant apunta que varios grupos de hackers rusos han estado detrás de ataques a sistemas de agua en Estados Unidos y países europeos como Polonia y Francia.

Visto en conjunto, cabe preguntarse: ¿está Rusia ya en estado de guerra (híbrida) con Occidente?

Foto: Soldados ucranianos en la frontera con Bielorrusia. (Reuters/Gleb Garanich)

Algunos expertos opinan a que no es necesario esperar a un conflicto militar para dar por iniciada la escalada con Moscú. "Ya estamos en guerra. Los gobiernos deberían actuar como tal", dijo Ian Garner, profesor adjunto de Política en Queen's University (Ontario) en un artículo anterior de El Confidencial.

Según el punto de vista de Garner, llevamos mucho tiempo inmersos en este conflicto y estamos todavía lejos de vivir su final. Ruslan Trad, investigador de seguridad en Atlantic Council, lleva mucho tiempo siguiendo las informaciones que aparecen sobre las operaciones de inteligencia rusas en Occidente. Su opinión es muy parecida a la del profesor universtiario. "Esta guerra lleva ocurriendo años, aunque parezca que lleve pocos días después de ver todo lo que ha pasado. Pero no es nuevo. Desde los primeros días de la primera invasión de Ucrania en 2014, salieron a la luz los esfuerzos de la Federación Rusa por influir en la opinión pública y socavar la seguridad europea", sostiene.

Trad afirma que, cuanto más dure la guerra en Ucrania, más explotará Rusia la apatía de las sociedades europeas. "Como podemos ver, en algunos países las noticias de Ucrania ya no son protagonistas, aunque ha habido ataques y batallas recientes. La inteligencia rusa intentará sabotear los suministros militares, influir en la opinión pública e incluso conseguir que parlamentarios y políticos estén de su lado".

Unos espías más agresivos

Precisamente el inicio de la guerra ha sido el punto de partida para que las operaciones y los agentes rusos crezcan varios puntos en agresividad. El año pasado, por ejemplo, fue desmantelada una red de nueve personas dedicada al sabotaje y al espionaje en Polonia, que según el Ministerio del Interior buscaban dificultar el envío de armamento a las tropas de Kiev.

Al presentar los cargos, el Ministro del Interior, Mariusz Kaminski, afirmó que "la evidencia señala que este grupo monitorizaba líneas de ferrocarril. Sus objetivos incluían reconocer, monitorizar y documentar los transportes de armamento a Ucrania. Los sospechosos también estaban preparando acciones de sabotaje dirigidas a paralizar el suministro de equipos, armas y ayuda a Ucrania".

Las evidencias de que los servicios de inteligencia y de seguridad rusos se han vuelto notablemente más agresivos son cada vez mayores. "Mientras operan de una forma más cruda en algunos aspectos, también emplean métodos más encubiertos", señala el informe anual del Servicio de Inteligencia Interior de Estonia (KAPO, el acrónimo de Kaitsepolitsei), publicado este mismo mes. "Altamente adaptables, ven las condiciones de época de guerra como excelentes oportunidades de aprendizaje. Antes del conflicto, los servicios de inteligencia de Rusia habían enfrentado fracasos en Europa y carecían de una reputación de competencia, pero la confrontación con Ucrania les ha dado una nueva dirección y propósito: suponen una seria amenaza", prosigue el documento.

Foto: Soldados construyen una valla de alambre de espino en la frontera de Polonia con el enclave ruso de Kaliningrado, cerca de Bolcie. (Reuters/Arkadiusz Stankiewicz)

Entre otras cosas, estos cambios son el resultado de la adaptación forzosa a la que la inteligencia rusa ha tenido que someterse tras la ola de expulsiones de países europeos y otras medidas de represalia tras la invasión de Ucrania. "Medidas como el parón en la emisión de visados a los ciudadanos rusos o el cerrar las fronteras con Rusia ha llevado a los servicios de inteligencia y seguridad de Rusia a alterar su modus operandi. Este cambio ha sido particularmente visible en relación con las operaciones dirigidas contra Ucrania, pero también se ha visto en otros países europeos", señala el informe del KAPO.

Alguno de los cambios en su forma de actuar se basa en la participación de ciudadanos extranjeros que forman parte de áreas como la política y los negocios para las operaciones encubiertas. Un oficial de inteligencia occidental dijo a The Financial Times que es posible que los 'contratados' no sepan ni siquiera que trabajan para Rusia y que pueden ser incluso delincuentes.

Además, el Kremlin también ha presionado a los rusos que huyeron del país cuando empezó la guerra en Ucrania huyendo del reclutamiento para que trabajen para el Gobierno de Vladímir Putin. En algunas ocasiones, han utilizado a los familiares que se quedaron en el país para coaccionar a los exiliados. "Rusia quiere compensar las expulsiones masivas de 2022 confiando más en ciudadanos extranjeros y explotando la última ola de emigración de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. También se están volviendo más seguros y aventureros", indicó Andrei Soldatov, periodista de investigación ruso y experto en servicios de seguridad del Kremlin, en una entrevista anterior con El Confidencial.

Tanto Soldatov como Ruslan Trad coinciden que, en este momento, uno de los objetivos más importantes para el Kremlin es comprometer a Alemania. En marzo pasado, el Kremlin filtró una conversación telefónica de la fuerza aérea alemana, la Bundeswehr, en la que se daba información sobre las ayudas a Ucrania. Este pasado jueves, el país volvió a copar los titulares tras la detención en Baviera de dos personas acusadas de planear actos de sabotaje a petición del servicio secreto ruso.

Alemania lleva mucho tiempo haciendo frente al espionaje ruso, aunque el Kremlin ha conseguido poner al sector de defensa contra las cuerdas tras la filtración de la Bundeswehr. En este caso, el objetivo de la operación sería crear un problema de confianza dentro de la alianza y de los socios europeos.

Por ahora, no ha habido una estrategia conjunta para hacer frente a la amenaza rusa. "Bruselas ha retrasado la estrategia general. No hay suficiente financiación ni personal empleado en los distintos equipos para combatir la desinformación. Los servicios de seguridad en general podrían hacer frente, pero la sociedad civil no cuenta con un apoyo fuerte. Al mismo tiempo, algunos países aún no cuentan con la infraestructura para hacer frente a esa amenaza, lo cual es preocupante", continúa Ruslan Trad.

La carta favorita de Rusia

Mientras tanto, la lista de operaciones rusas en Occidente sigue creciendo. En febrero de 2023, los servicios de inteligencia holandeses advirtieron sobre intentos rusos de sabotear su infraestructura energética en el Mar del Norte. En un informe, denunciaron la existencia de "actividades que indican espionaje, así como operaciones preparatorias de obstrucción y sabotaje" de cables submarinos, instalaciones marinas de molinos de viento y gasoductos.

Tres meses después, una célula especial de coordinación de la OTAN para la protección de infraestructuras críticas submarinas hizo público su temor de que Rusia hubiese minado tuberías energéticas y cables de telecomunicaciones desplegados bajo las aguas de varios países miembros de la Alianza, un extremo que no ha sido confirmado posteriormente, al menos de forma pública.

Del mismo modo, Estonia anunció a finales de febrero la detención de una decena de personas que formaban parte de una red de sabotaje rusa, responsable entre otras cosas de destrozar los coches del Ministro del Interior Lauri Läänemets y de un periodista, "con el objetivo de sembrar el pánico y crear tensión en la sociedad estonia".

Foto: Soldados estonios realizan un ejercicio en la frontera con Rusia en 2021. (Reuters/Ints Kalnins)

Los detenidos, rusos y estonios (en algunos casos con doble nacionalidad), provenían en su mayoría del submundo criminal del país. "Los servicios rusos no se preocupan sobre el bienestar de estos perpetradores, son usados como herramientas y se les deja solos con las consecuencias", declaró el director del Servicio Interno de Seguridad de Estonia, Margo Pallosson.

En este momento, dentro del abanico de herramientas que el Kremlin está dispuesto a usar en su objetivo de sabotear Occidente, el tiempo es una de las más importantes. "El Kremlin busca mostrar a sus seguidores que cuanto más tiempo pasa, más débiles son las reacciones occidentales y que Occidente buscará una solución política a la guerra en Ucrania. Hemos visto esto aplicado con éxito en Georgia, Siria y Chechenia", concluye Trad.

Si alguien le preguntara a Ursula von der Leyen cómo se ve en cinco años, seguramente respondería que todavía como presidenta de la Comisión Europea. Y quizá a punto de hacer frente a una guerra con Rusia. Von der Leyen afirmó el mes pasado ante el Parlamento Europeo que la amenaza del Kremlin puede no ser inminente, "pero no es imposible". Los informes de inteligencia de algunos países europeos como Alemania calculan que Vladímir Putin podría atacar un país de la OTAN en un periodo de cinco a ocho años. Unas afirmaciones que el Kremlin considera una falacia, aunque mientras tanto ha pisado el acelerador de su otra "guerra" contra Occidente: la híbrida.

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