Rusia filtra una llamada ‘clasificada’ y expone el problema de la Inteligencia alemana

Ingo Gerhartz convocó una reunión secreta con otros tres oficiales el mes pasado. El jefe de las Fuerzas Aéreas de Alemania, la conocida como Bundeswehr, quería discutir la entrega de los misiles a Taurus a Ucrania y podría haber sido una llamada más entre altos funcionarios, pero lo que no imaginaron es que otras personas estaban escuchando cada palabra. Específicamente, espías rusos. El pasado viernes, se difundieron todos los detalles de la reunión en un audio de 38 minutos publicado por Margarita Simonyan, la directora de Russia Today.

Berlín confirmó la autenticidad de la reunión y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, afirmó que Rusia quería utilizar la grabación para desestabilizar y perturbar a Alemania. "El incidente es mucho más que la simple interceptación y publicación de una conversación. Es parte de una guerra de información que Putin está librando".

El Kremlin, por su parte, citó este lunes al embajador alemán, Alexander Lambsdorff, para pedir explicaciones sobre la filtración de la conversación entre militares. "La propia grabación sugiere que los planes para lanzar ataques en el territorio de la Federación Rusa se están discutiendo de manera sustantiva y específica dentro de la Bundeswehr. Esto no requiere ninguna interpretación jurídica, todo es más que obvio", afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

La filtración ha llevado la tensión entre Alemania y Rusia a otro nivel y ha vuelto a poner sobre la mesa la división política por la posibilidad de enviar los misiles Taurus a Ucrania. El canciller Olaf Scholz ha rechazado por ahora esta opción, a pesar de las peticiones del Kiev y dentro de su propio Gobierno para que dé su brazo a torcer. Sin embargo, la polémica ha sido la última de una serie de incidentes que han mostrado la vulnerabilidad de los servicios secretos alemanes y su capacidad para frenar a los espías rusos.

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Alemania celebró en diciembre el mayor juicio por espionaje desde la Guerra Fría tras el procesamiento de un miembro del Servicio Federal de Inteligencia (BND), la agenda de espionaje exterior alemana. El trabajador de la inteligencia alemana, identificado como Carstel L., esta acusado de trabajar para Rusia y de suministrar secretos a través de su aliado Arthur E., un empresario autónomo.

El caso, para el que se prevé que se dicte sentencia este verano, se convirtió en uno de los escándalos de espionaje más graves de la historia alemana reciente y minó la confianza de los países en la seguridad de sus servicios secretos. Este nuevo caso no ayuda a recuperarla. Eva Herschinger, jefa del programa de seguridad e inteligencia de la Universidad de Munich, explica que los tiempos de Zeitenwende son difíciles para los servicios secretos. "Es el telón de fondo contra el cual la inteligencia alemana debe pensar en los desafíos que enfrentan, porque en estos tiempos es vital reconocer que regímenes autocráticos como Rusia quieren reemplazar el actual orden mundial basado en reglas según su gusto y orden", explica a El Confidencial.

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"Tomar este reconocimiento al pie de la letra implica ver que el principal desafío actual es la hibridación de amenazas: la propaganda y el engaño, el sabotaje y el terrorismo u otras tácticas no militares destinadas a desestabilizar el sistema político y la sociedad alemanes son acelerados, ampliados e intensificados por la tecnología, el cambio climático y la interconectividad global", continúa Herschinger.

'Ni seguros ni confiables'

Los altos funcionarios alemanes afirmaron que la llamada telefónica se hizo a través de la plataforma WebEx, una herramienta de conferencias en línea que no está cifrada y que no cuenta con las estándares de la comunicación confidencial de la Bundeswehr. No obstante, los expertos apuntan que WebEx se utiliza comúnmente en el Ejército en otros departamentos. Una fuente anónima del Gobierno dijo a The Wall Street Journal que este caso "debería ser una llamada de atención” para utilizar otras herramientas más seguras.

Boris Pistorius afirmó que ha iniciado una investigación sobre lo que ha llamado un "ataque híbrido" por parte del Kremlin para difundir desinformación. Además, sostuvo que Webex era una plataforma adecuada para conversaciones de un nivel medio de confidencialidad y que investigaría si los implicados en la llamada actuaron "incorrectamente".

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Además de poner la inteligencia alemana contra las cuerdas, en la llamada también se divulgó información confidencial sobre el Ejército británico. El comandante de la Bundeswehr, Ingo Gerhartz, afirmó que una unidad de soldados de este país están desplegados en Ucrania y que podrían ayudar al entrenamiento de los misiles Taurus. El principal temor de Olaf Scholz es que el Ejército alemán tendría que desplegarse en suelo ucraniano para operar los misiles de largo alcance, lo que podría aumentar las tensiones con Moscú.

Además de poner esta opción sobre la mesa, Gerhartz dio información sobre el despliegue de los misiles británicos Storm Shadow, que pueden ayudar a Rusia a rastrear y localizarlos en Ucrania. Asimismo, discutió con los otros tres funcionarios la posibilidad de utilizar los misiles Taurus para atacar el puente clave sobre el estrecho de Kerch, que conecta a Rusia con la península de Crimea anexionada en 2014.

En Alemania, los tentáculos del Kremlin han llegado hasta lo más dentro de las esferas de inteligencia alemana. Dentro de esa espada red, hay desde espías que fingen ser diplomáticos y que viven infiltrados hasta supuestos ciudadanos con intachables con acceso a los círculos de poder que hacen un paciente trabajo de lobby a favor de los intereses del Kremlin. "Sabemos que Alemania está bastante penetrada por la inteligencia rusa, lo que demuestra que no son ni seguros ni confiables", dijo Ben Wallace, exsecretario de Defensa.

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Después del último escándalo, Eva Högl, comisaria especial del Parlamento alemán para el Ejército, ha pedido una mejor formación para los altos mandos militares en lo que respecta a las comunicaciones internas. "En primer lugar, todos los responsables de todos los niveles de la Bundeswehr deben recibir inmediatamente una formación exhaustiva sobre comunicaciones seguras", dijo. "En segundo lugar, se debe garantizar la posibilidad estable de una transferencia segura y secreta de información y comunicaciones".

La conversación filtrada sobre la posibilidad de enviar los misiles de largo alcance Taurus a Alemania llega en un momento complicado para Ucrania. La contraofensiva no ha tenido los avances esperados y las tropas de Kiev siguen esperando unas ayudas occidentales que van llegando a cuentagotas. En Estados unidos, el Congreso ha bloqueado el paquete de asistencia y, en la Unión Europea, países como Alemania han rechazado durante meses la posibilidad de enviar los Taurus al campo de batalla.

Un Gobierno dividido

Según algunos políticos y analistas, no es casualidad que Rusia haya filtrado la conversación justo en este momento. "¿Por qué compartieron esto? Creo que quieren demostrar que se están haciendo esfuerzos para que los militares persigan esto... para agitar la política en Alemania, donde Scholz es obviamente muy impopular. Ven esto como un método para perturbar, para sembrar discordia", dijo Tobias Ellwood, expresidente del comité de defensa de la Cámara de los Comunes de Reino Unido. "La conversación muestra la determinación de que se están preparando para que esto suceda. Pero hay un reconocimiento de las diferencias políticas que todavía están por encima de ellos".

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También se ha filtrado la conversación pocos días después de que las polémicas del presidente francés, Emmanuel Macron, que no descartó que se enviaran tropas occidentales a Ucrania. Una gran mayoría de líderes europeos respondieron que esta posibilidad no estaba ni siquiera sobre la mesa y Olaf Scholz aprovechó para recordar que el foco está en el envío de armas a las tropas de Kiev para evitar que Rusia gane la guerra.

Sin embargo, el canciller no cede en lo que concierne a los Taurus. Aunque no es la primera vez que esta postura está en el punto de mira. A pesar de que Alemania es el país europeo que envía más ayudas a Ucrania —solo superado por Estados Unidos—, su postura inicial es casi siempre la reticencia. Berlín anunció el año pasado que entregaría tanques Leopard 2 a Kiev, pero antes de eso pasaron semanas de presión internacional para que diera su brazo a torcer. Un año después, la situación se parece mucho a las presiones que está recibiendo actualmente Olaf Scholz para enviar los misiles de largo alcance a pesar de su miedo a un conflicto abierto con Rusia.

Al principio de la guerra, este temor era compartido por prácticamente todos los países de la UE y de la OTAN. Sin embargo, más de dos años después del inicio de la invasión a gran escala, el miedo a tomar medidas políticas que enfaden a Rusia es cada vez menor. También lo son las dudas sobre una futura escalada entre el Kremlin y la OTAN. Por el contrario, Scholz sigue adoptando una postura de alarma.

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"La conversación filtrada no ayuda a bajar las tensiones en este sentido. A diferencia de otras filtraciones de inteligencia, con esta la gente puede identificarse fácilmente: todo el mundo ha estado en videoconferencias, son parte de la vida cotidiana. Por tanto, el formato de la filtración también aumenta su importancia y su capacidad de difundir la inseguridad y la desconfianza en la sociedad alemana”, explica la jefa del programa de seguridad e inteligencia de la Universidad de Munich.

Inseguridad, porque la filtración muestra que incluso en los altos cargos del Ejército alemán, la inteligencia rusa escucha; por lo tanto, si pudieran hacer eso, podrían escuchar a cualquiera. Desconfianza, porque los detalles técnicos y las opciones sobre cómo utilizar los misiles Taurus se reducen a la contradicción entre la posición de Scholz y las declaraciones de los oficiales en la filtración. "Estar expuesto de esta manera no ayuda si se quiere seguir transmitiendo una postura de apoyo firme, sólida e inquebrantable a Ucrania, en Alemania y en Europa. Definitivamente, no ayudará a disminuir la imagen rebelde de la coalición", concluye Eva Herschinger.