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Rusia está destruyendo la infraestructura de Ucrania, pero la suya se está yendo al garete
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"No vivimos, existimos"

Rusia está destruyendo la infraestructura de Ucrania, pero la suya se está yendo al garete

Desde el pasado diciembre, miles de rusos se han visto afectados por los fallos en los sistemas de calefacción en varias partes del país mientras sufren temperaturas bajo cero

Foto: El vapor de las chimeneas de las centrales térmicas se eleva sobre los rascacielos del Centro Internacional de Negocios de Moscú. (Reuters/Maxim Shemetov)
El vapor de las chimeneas de las centrales térmicas se eleva sobre los rascacielos del Centro Internacional de Negocios de Moscú. (Reuters/Maxim Shemetov)
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"¿Cómo se puede sobrevivir a esas temperaturas? No vivimos, simplemente existimos". Una mujer rusa habla frente al edificio en el que vive acompañada de sus vecinos, todos vestidos con abrigos y gorros. En sus habitaciones, la temperatura es de seis grados. Este es uno de los vídeos que han circulado en canales de Telegram desde diciembre pasado, cuando empezó una ola de averías en el sistema energético que ha dejado a miles de personas sin calefacción en varias regiones de Rusia.

El Kremlin está destruyendo, por segundo invierno consecutivo, la infraestructura de varias ciudades de Ucrania. El invierno pasado, el primero desde que empezó la invasión a gran escala, las tropas rusas lanzaron 1.200 ataques contra las centrales eléctricas del país y destruyeron cerca del 40% del soporte eléctrico. Este año, los ciudadanos han vivido con miedo la llegada de otro invierno.

Sin embargo, mientras Vladímir Putin intenta repetir esta estrategia contra la población ucraniana, han sido sus propios ciudadanos los que han vivido una crisis eléctrica casi sin precedentes. En lugares donde las temperaturas alcanzan varios grados bajo cero, como en Novosibirsk, Siberia, cerca de 700.000 personas se quedaron sin agua caliente durante días por una falla en una tubería que transportaba agua hirviendo. El Ministerio de Salud de la región dijo que 13 personas sufrieron quemaduras en las piernas y dos personas fueron hospitalizadas.

En otras ciudades como Nizhni Nóvgorod, al oeste de Rusia, otra tubería explotó, lo que provocó un derramamiento de agua hirviendo en las calles. En Novocherkassk, en el óblast de Rostov, una falla en una depuradora provocó que una zona quedara inundada de heces.

Una de las averías más importantes tuvo lugar en Klimovsk, a unos 50 kilómetros de Moscú, donde una planta dejó de funcionar y dejó sin calefacción a unas 20.000 personas durante varios días. Los problemas en la infraestructura han aumentado el descontento de los ciudadanos en zonas donde los inviernos son especialmente fríos y pueden alcanzar los 20 o 30 grados bajo cero.

La mayoría de las críticas se han difundido a través de canales de Telegram. "La temperatura en los apartamentos es de ocho a 16 grados centígrados en diferentes edificios. ¡Es imposible quedarse en las casas! ¡Estamos helados!", dijo una de las personas afectadas en uno de los canales. "Afuera estamos a -25 grados. Millones de apelaciones, millones de quejas, pero todo es en vano. Parece que a nadie le importa nuestra situación", dijo una mujer de la zona de Khimki, ciudad del óblast de Moscú, en un vídeo que ha circulado por Telegram. Además de las publicaciones en la red social, los habitantes de la ciudad de Elektrostal prendieron fogatas delante de sus edificios en señal de protesta.

El colapso del sistema en algunas partes de Rusia responde a varias razones, aunque los analistas subrayan que la raíz del problema radica en el estado de la infraestructura, que en muchos casos se remonta a la Unión Soviética y que no ha sido modernizada. "Hay varios factores en los fracasos que hemos visto desde diciembre pasado. Algunas pueden atribuirse a la falta de mantenimiento, la corrupción y la ineficacia en la planificación de la renovación de las infraestructuras de los oleoductos y gasoductos en toda Rusia", explica Valentin Chatelet, experto en seguridad en Atlantic Council, a El Confidencial.

A principios de año, Dmitry Peskov, el portavoz del Kremlin, hizo referencia a los cortes en el servicio de calefacción después del creciente malestar en el distrito de Podolsk, en la región de Moscú. "A pesar de los esfuerzos titánicos para actualizar todos los sistemas de vivienda y servicios comunales, algunos de ellos siguen en un estado bastante ruinoso. Estos programas continuarán, pero es imposible actualizar todas las tuberías y todos los sistemas de viviendas y servicios comunales en 10 o 15 años", dijo en una rueda de prensa. Por otro lado, atribuyó a las bajas temperaturas y al clima "anómalo" la explosión de algunas tuberías.

Precisamente en Podolsk, donde más de 20.000 personas se quedaron sin calefacción, las autoridades detuvieron a dos personas de la planta de cartuchos especializados Klimovsky, cuya planta de calderas proporcionaba calor a apartamentos, hospitales y otros edificios locales. Según el comité de investigación a cargo del caso, el director general de la planta y el jefe de la sala de calderas fueron responsables de un fallo que derivó en la explosión de una tubería.

A pesar de que la empresa no tendría competencias, por tratarse de una instalación militar, el comité concluyó que un funcionario pudo cometer un abuso de poder al certificar la viabilidad de sus estructuras de cara al invierno. En respuesta, el presidente Vladímir Putin ordenó al gobernador del óblast de Moscú que nacionalizara la planta de municiones para mantener la situación bajo control.

Un crecimiento difícil de afrontar

Otro de los factores que explican la crisis de las calefacciones es que este sistema sigue dependiendo en muchos lugares de enormes plantas de calderas que están ubicadas a las afueras de las ciudades y que se conectan a través de una red de tuberías. En líneas generales, el estado de la infraestructura de gas natural sigue siendo enormemente desigual en Rusia. "La clase política rusa, junto con Alexei Miller, director ejecutivo de Gazprom, ha afirmado continuamente que el país invertiría en gasificación para brindar acceso al gas natural de los hogares. Sin embargo, los datos publicados en 2022 sugieren que la mayor parte del Lejano Oriente ruso todavía no tiene acceso al gas natural", afirma Chatelet.

Además, en zonas como Siberia, la presencia de recursos de gas no asegura que los ciudadanos tengan acceso a este recurso. Actualmente, solo el 25% de los hogares está conectado a esta infraestructura. Sin embargo, el 19 de enero, el municipio de Novosibirsk, la tercera ciudad más grande del país, declaró el estado de emergencia debido a la explosión de las tuberías de agua que abastecían de calor las casas. "Las ciudades rusas han tenido problemas para seguir el ritmo de los centros urbanos en crecimiento, donde la presión sobre las tuberías de calefacción y los conductos de gas ha aumentado considerablemente y se ha enfrentado con bajas inversiones en modernización", continúa el analista de Atlantic Council.

Chatelet añade para este periódico que las situaciones más preocupantes se desarrollaron en áreas de altas concentraciones de khrushchyovkas, edificios residenciales de cinco pisos construidos en los años sesenta. "Los malos materiales utilizados en sus construcciones también reducen su aislamiento. A medida que la gente depende más de soluciones de calefacción eléctrica, las ciudades también se enfrentan a un mayor consumo eléctrico que las centrales no siempre están equipadas para afrontar. Esos edificios son las principales víctimas de los cortes de calefacción".

Vladímir Milov, exviceministro de Energía convertido en político de la oposición, afirmó a Politico que desde la década de 1990 se han destinado decenas de miles de millones de dólares a los fondos estatales dedicados a la inversión en el mantenimiento y reemplazo de las tuberías. Sin embargo, Milov sostiene que la poca supervisión de este dinero ha sido aprovechada por algunos funcionarios públicos.

Por otro lado, la guerra de Ucrania ha provocado que una gran parte de los fondos estatales se destine a los gastos en defensa. "Ahora que se necesita dinero para reparaciones, ya se ha gastado en la compra de chalecos antibalas", dijo Sergei Boiko, exdiputado del concejo municipal de Novosibirsk, al medio estadounidense.

Foto: Un hombre camina cerca del edificio principal de la embajada de EEUU en Moscú. (EFE/Archivo/Maxim Shipenkov)

Además de los temas económicos, los ataques de las fuerzas ucranianas con drones a las terminales de gas natural licuado (GNL) en la región de San Petersburgo han causado estragos. "Este ataque resultó ser una maniobra militar altamente estratégica y desafiante. Desde una perspectiva empresarial, estas son muy malas noticias para Rusia. El sector energético ha contribuido significativamente al fondo de riqueza nacional ruso, que, a su vez, ha servido para cubrir los crecientes costos del Ministerio de Defensa y de la guardia nacional rusa", señala Valentin Chatelet.

Asimismo, las reparaciones tras los ataques ucranianos a la infraestructura generarán costos adicionales que algunos municipios no pueden afrontar. Es posible que, en estas situaciones, los gobiernos tanto federal como regional registren un aumento en los fondos de emergencia en su presupuesto. Una partida que no podrán dedicar a la guerra de Ucrania. En medio del clima de descontento por el colapso del servicio de calefacción en algunas partes de Rusia, algunos analistas han planteado las consecuencias políticas que pueden tener estos problemas de cara a las elecciones del 17 de marzo.

'Blindado' políticamente

La gran pregunta es si será esta crisis, y no la guerra de Ucrania, la que golpee políticamente a Vladímir Putin. Por un lado, los problemas relacionados con la vivienda y los servicios públicos en años anteriores provocaron protestas en un principio, pero el movimiento político que pudo derivar de esa crisis quedó en agua de borrajas. En este sentido, Chatelet recuerda que en Rusia los opositores políticos siguen enfrentando procesamientos y que muchos de los que se han opuesto a la guerra han sido detenidos. "En términos estructurales, estos cambios reforzarán la probabilidad de que Putin sea reelegido", apunta.

Por otro lado, el investigador destaca que las ciudades que más han sufrido fallos en el servicio de las calefacciones son también centros urbanos densamente poblados con una gran concentración de votantes que ya expresaron su desafío contra Vladímir Putin en comicios regionales. Es posible que los apagones "puedan plantear un desafío para la campaña política" del presidente, según el experto, aunque, por ahora, no hay evidencias de que vaya a ocurrir.

Después de los graves daños a la infraestructura en Ucrania por los ataques rusos, el Gobierno de Volodímir Zelenski afirmó que había reparado una gran parte de la destrucción. De cara a este invierno, las autoridades tomaron medidas para hacer frente a la ofensiva rusa. "Cuando tienes, por ejemplo, transformadores, intentas protegerlos con grandes bolsas y arena", dijo Oleksandr Kubrakov, viceprimer ministro de Ucrania a cargo de infraestructura. "Estas bolsas grandes nos salvaron muchas veces y nos protegen de los restos de drones y misiles", señaló al Financial Times.

Foto: Soldados ucranianos en la frontera con Bielorrusia. (Reuters/Gleb Garanich)

Por su parte, Olena Lapenko, experta en seguridad energética del think tank ucraniano DiXi Group, afirma que este invierno no se han producido ataques significativos a la infraestructura energética. "Tras los ataques a subestaciones y centrales eléctricas de alto voltaje desde el 10 de octubre de 2022 hasta finales del invierno anterior, se hicieron esfuerzos sustanciales para restaurar gran parte de los equipos. Específicamente, se agregaron 1,7 GW de capacidad de generación al sistema eléctrico y se pusieron en servicio autotransformadores en subestaciones clave. La asistencia de los socios, en particular el Fondo de Apoyo a la Energía de Ucrania, desempeñó un papel inestimable. Ucrania recibió apoyo esencial para abordar las necesidades urgentes de las empresas de energía, incluidos equipos energéticos, repuestos, combustible y servicios necesarios para las reparaciones de infraestructura y el mantenimiento del suministro de energía y calor en Ucrania", explica a El Confidencial.

Por otro lado, Kiev cuenta con mayores sistemas de defensa aérea, que fueron enviados por Occidente, para reducir las consecuencias de los ataques rusos. A pesar de que los daños han sido menores este invierno con respecto al anterior, las estrategias para proteger la infraestructura no pueden repeler todos los ataques. "Siendo realistas, no es posible cubrir todo el territorio de Ucrania con defensas aéreas", afirmó Oleksandr Kharchenko, director gerente del Centro de Investigación de la Industria Energética con sede en Kiev.

Sin embargo, Olena Lapenko destaca que la ofensiva rusa ha enseñado a los ucranianos a ser más resilientes. "Casi todos los ucranianos han aprendido cómo reforzar su propia seguridad energética: adquiriendo estaciones de carga, generadores o bancos de energía, y conservando la electricidad durante las horas pico para aliviar la tensión en la red", concluye.

"¿Cómo se puede sobrevivir a esas temperaturas? No vivimos, simplemente existimos". Una mujer rusa habla frente al edificio en el que vive acompañada de sus vecinos, todos vestidos con abrigos y gorros. En sus habitaciones, la temperatura es de seis grados. Este es uno de los vídeos que han circulado en canales de Telegram desde diciembre pasado, cuando empezó una ola de averías en el sistema energético que ha dejado a miles de personas sin calefacción en varias regiones de Rusia.

Conflicto de Ucrania
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