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Europa se blinda ante la crisis migratoria: 'nuestros afganos' sí, los que se quedaron no
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Centenares de miles se quedarán atrapados

Europa se blinda ante la crisis migratoria: 'nuestros afganos' sí, los que se quedaron no

Todas las capitales europeas han abierto sus puertas con entusiasmo a los afganos que han colaborado durante la longeva misión de la OTAN. El desenlace se anticipa diferente para el resto de refugiados bajo amenaza talibana

Foto: Evacuados de Afganistán llegan a la base de Torrejón de Ardoz. (EFE)
Evacuados de Afganistán llegan a la base de Torrejón de Ardoz. (EFE)
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La UE ha sacado de Afganistán a unos 400 colaboradores afganos que han trabajado en sus misiones durante estas dos décadas de intervención militar. Son los ‘refugiados de Torrejón’. España acogerá a unos 50, pero el resto debe ser transferido a otras capitales. Los 26 socios comunitarios deben ahora ofrecerles refugio, algo que harán sobre una base voluntaria y en ningún caso bajo imposición de Bruselas. Al campo improvisado y levantado en tiempo récord en la Comunidad de Madrid se suman los más de 1.200 colaboradores que han asistido a España durante los últimos 20 años de intervención militar en Afganistán.

Las tormentosas misiones de evacuación han sido exclusivamente nacionales. Cada Estado miembro se ha encargado de repatriar a los suyos. No obstante, sí ha habido cooperación para sacar del país al 'staff' local de las misiones comunitarias. 'Grosso modo', Francia ha puesto las botas sobre el terreno, Italia los medios aéreos y España el ‘hub’ de recepción. Aunque todavía quedan algunas decenas por repatriar —la Comisión Europea elude detallar las cifras exactas por cuestiones de seguridad—, en total no serán más de 600 personas, lo que en términos absolutos significaría que cada país europeo debería acoger a 22 afganos que han trabajado para las instituciones comunitarias.

Foto: El alto representante de la UE, Josep Borrell, en un encuentro de ministros europeos. (EFE)

Ni siquiera con estos números tan residuales los europeos se ponen de acuerdo. Bruselas estima una línea temporal de dos semanas para que las capitales ofrezcan cuotas de asilo. Será sobre una base voluntaria y de ahí serán transferidos desde la base de Torrejón a los Estados miembros que los acepten. Esta es la parte fácil; después llega la más difícil: qué hacer con los miles de refugiados cuya vida corre peligro bajo el Emirato, pero que no son de “los nuestros”.

La precipitada salida de Kabul viene marcada por claroscuros. Los servicios de inteligencia occidentales subestimaron el poder de los talibanes. En apenas unos días se habían hecho con el control del país, mientras que Estados Unidos contemplaba que tardarían unos 90 días en asediar la capital. Todo ello evitó que se llevase a cabo una operación limpia, organizada y, sobre todo, sin riesgos. No obstante, el trabajo de las tropas internacionales una vez desatado el caos ha sido ejemplar.

Foto: El primer avión para evacuar españoles y afganos despega de Kabul. (Ministerio de Defensa)

Miles de europeos y de personal afgano consular e intérpretes han conseguido dejar atrás el Estado Islámico de Afganistán. En el caso estadounidense, las cifras se multiplican. Pero son muchos los que no correrán esa suerte, especialmente tras los recientes atentados en los aledaños del aeropuerto de Kabul. Países Bajos ya ha reconocido que concluye su operación sin haber sacado del país a todos sus colaboradores. Esta primera tanda de evacuaciones por parte de la comunidad internacional ha incluido principalmente a personas que han participado en los contingentes de las misiones en Afganistán desde 2001 y en menor medida a activistas, miembros de la sociedad civil o periodistas bajo amenaza por el fundamentalismo talibán.

Sí a los míos

Nadie en la UE se ha opuesto a la idea de dar cobijo a los afganos partícipes en la misión de la OTAN. Desde Budapest a Varsovia —el tándem antiinmigración por antonomasia— se ha trabajado para evacuarlos y allanarles el camino hacia una nueva vida. Pero este perfil de personal “de confianza” conforma la excepción que confirma la regla. “Hungría solo acogerá a aquellos afganos que colaboraron con los soldados húngaros de la misión de la OTAN en Afganistán. Su vida podría estar ahora en peligro”, avanza Peter Szijjártó, ministro de Asuntos Exteriores húngaro.

Europa siente que tiene una responsabilidad y una obligación moral con aquellos que han ayudado sobre el terreno durante estos años

Europa siente que tiene una responsabilidad y una obligación moral con aquellos que han ayudado sobre el terreno durante estos años. Misma razón por la que podrían ser objetivo de ataques por parte de los insurgentes. Pero hablar de los millones de refugiados afganos amenazados por el conflicto, la sequía, la hambruna o la propia pandemia es otra cosa.

Durante los últimos días, las voces que más emanan de las capitales apuntan a un cierre en banda de las fronteras europeas ante una potencial crisis migratoria. Países como Austria llaman a crear centros de deportación en los países limítrofes con Afganistán. Otros como Grecia han concluido un muro de 40 kilómetros en su frontera con Turquía. Y Eslovenia, al mando de la Presidencia rotatoria del Consejo hasta finales de año, advierte de que “no corresponde a la Unión Europea salvar a todas las personas del mundo que huyen en lugar de luchar por su país natal”.

Las cifras hablan

Lituania ha evacuado a 176 afganos, Polonia a 937, Hungría a poco más de 300 y Alemania a más de 3.600. 'C’est fini'. Esos países ya han concluido sus operaciones de evacuación. Antes incluso de la fecha límite del 31 de agosto marcada por los talibanes y aceptada por Estados Unidos debido al deterioro de la seguridad en el país y bajo las amenazas cumplidas de ataques terroristas inminentes.

Foto: salir-de-kabul-aeropuerto-31-de-agosto-talibanes

Unos 10.000 afganos comenzarán una nueva vida en Europa. Centenares de miles se quedarán atrapados en el país bajo el órdago radical de los barbudos y la amenaza constante del Estado Islámico Jorasán. El país suma más de 3,5 millones de desplazados internos tras años de crisis humanitaria. El 80% de los que han abandonado sus casas desde mayo son mujeres y niños. Pero abandonar Afganistán en estos momentos es misión casi imposible.

No solo las fronteras europeas están candadas. También lo están cada vez más las de los países vecinos. Irán y Pakistán acogen al 90% de todos los refugiados afganos en estos momentos. Su presión migratoria es brutal. Y están comenzando a echar el cerrojo. Ayudar a estos países regionales a golpe de talonario es la prioridad europea. El objetivo es que los solicitantes de asilo permanezcan allí. Angela Merkel ya marcaba el camino en el inicio de la crisis afgana: "No debemos repetir el error del pasado, cuando no dimos suficientes fondos a ACNUR y otros programas".

Foto: Inmigrantes caminan hacia la frontera con Hungría en territorio rumano. (Reuters)

La maquinaria europea está centrada en evitar que se reedite la crisis migratoria de 2015. El impacto en las fronteras europeas no es inminente. Por la dificultad de salir del país y por la larga travesía para alcanzarlas. Pero se espera que en los próximos meses, miles de personas abandonen Afganistán huyendo del radicalismo islámico de los nuevos gobernantes. A pesar de su intento de lavado de cara, ya han prohibido la música, buscado y asesinado a periodistas o marcado las casas de activistas feministas. Incluso han prohibido a cientos de afganos acceder al aeropuerto para abandonar el país.

Unidad en el exterior; división dentro de casa

Los 27 ministros del Interior se reúnen de forma extraordinaria el próximo martes para dar una primera respuesta al drama migratorio. Se prevé un sumo consenso en torno a la idea de aumentar el paquete financiero a los países vecinos de Afganistán. Pero la UE pos-2015 no encuentra esa unidad a la hora de encontrar soluciones dentro de casa. El experimento de las cuotas de reparto obligatorias impulsado durante la guerra de Siria, cuando llegaron al Viejo Continente más de un millón de refugiados, dejó divisiones insalvables todavía a día de hoy. Y nadie en la capital comunitaria habla de rescatar esa receta.

Foto: La gente espera fuera del aeropuerto Hamid Karzai en Kabul, Afganistán. (Reuters) Opinión
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Ramón González Férriz

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha dejado claro que cualquier plan actual será sobre una base voluntaria. El apetito del ‘Welcome Refugees’ no es el de hace seis años. Angela Merkel, su madrina por entonces, se marcha en septiembre. Su sucesor a los mandos de la CDU no asumirá ese coste político, especialmente en los albores de las cruciales elecciones de septiembre. También Macron afronta comicios presidenciales el próximo año. La propia Comisión Europea carece de ganas para abrir otra batalla política con Visegrado. El Gobierno que abandera en Italia Mario Draghi vive bajo la sombra constante de la ultraderecha de Matteo Salvini. Y a España, que podría tomar la iniciativa, le cuesta desmarcarse del eje franco-alemán y pelear en la capital comunitaria por iniciativas arriesgadas y de peso.

Así, la UE encara su primera reunión sobre la crisis migratoria con el triple objetivo de incrementar su apoyo económico a Pakistán e Irán, acordar el reparto de los colaboradores europeos que permanecen en Torrejón y tantear el reparto voluntario de los refugiados futuros. Ante el deterioro fugaz de la situación, 76 eurodiputados de 13 países han urgido a la Comisión Europea que active la Directiva temporal de refugio. Se trata de un mecanismo nunca utilizado hasta la fecha y cocinado tras la guerra de los Balcanes que está pensado para dar protección inmediata a personas en inminente peligro. De momento, los refugiados de Torrejón sí, pero los afganos tendrán que esperar.

La UE ha sacado de Afganistán a unos 400 colaboradores afganos que han trabajado en sus misiones durante estas dos décadas de intervención militar. Son los ‘refugiados de Torrejón’. España acogerá a unos 50, pero el resto debe ser transferido a otras capitales. Los 26 socios comunitarios deben ahora ofrecerles refugio, algo que harán sobre una base voluntaria y en ningún caso bajo imposición de Bruselas. Al campo improvisado y levantado en tiempo récord en la Comunidad de Madrid se suman los más de 1.200 colaboradores que han asistido a España durante los últimos 20 años de intervención militar en Afganistán.

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