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¿Cómo 75.000 talibanes han recuperado en seis semanas lo que perdieron en 20 años?
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Solo quedan tres grandes ciudades

¿Cómo 75.000 talibanes han recuperado en seis semanas lo que perdieron en 20 años?

Apenas un mes después de la salida de la mayoría de las tropas occidentales de Afganistán, los talibanes han logrado conquistas territoriales históricas a una velocidad de vértigo

Foto: Un soldado afgano en Kandahar. (EFE)
Un soldado afgano en Kandahar. (EFE)

Herat ha caído. Poco después lo hizo, tras días de combate calle a calle, Kandahar, la segunda ciudad más poblada del país y desde la que el grupo insurgente lanzó su primera ofensiva liderado por el Mulá Mohammad Omar en los años 90; un éxito territorial y psicológico para los talibanes. Con la conquista de estas dos capitales de provincia, ambas claves por su tamaño y localización, el sur de Afganistán colapsó en cuestión de horas la noche del jueves al viernes. Los talibanes controlan también ya casi todo el norte del país, y las fuerzas afganas apenas están logrando contenerlos en el oeste. Hasta el momento, los talibanes se han hecho con el control de 17 capitales de provincia (de 34) en un vertiginoso avance en poco más de una semana, ante el pasmo de los aliados occidentales y la impotencia de las fuerzas afganas. Solo tres grandes capitales, incluida Kabul, siguen bajo control afgano.

En este escenario, las fuerzas norteamericanas temen que la posible debacle del Gobierno afgano no sea ya cuestión de seis meses, sino de semanas, según se ha filtrado al 'NYT' y el 'Washington Post'. La noche del jueves, Estados Unidos anunció el desalojo de la mayoría del personal de su embajada y el envío de 3.000 soldados para coordinar y proteger la evacuación de sus nacionales en el país. Reino Unido ha hecho lo propio con el envío de otros 600 soldados. “No es una retirada, la embajada sigue abierta”, defendía Ned Price, portavoz del Departamento de Estado. Afganistán no es Vietnam, ni la evacuación de Kabul, Saigón, ha insistido en varias ocasiones el presidente de EEUU, Joe Biden.

Más de 20 años después de la entrada estadounidense en Afganistán, el balance es desolador: la guerra más larga del país y un agujero presupuestario de dos billones de dólares para que, apenas un mes después de la salida de la mayoría de las tropas occidentales del país, los talibanes hayan logrado conquistas territoriales históricas a una velocidad de vértigo, recuperando territorios que perdieron desde 2001.

"El Ejército afgano es de 300.000 [soldados], tan bien equipado como cualquier otro Ejército del mundo. Y con una fuerza aérea. Contra unos 75.000 talibanes", defendía Biden en julio, cuando EEUU abandonaba la base de Bagram. Y, sin embargo, las capitales caen una tras otra en apenas cuestión de días, y ya no es ninguna predicción agorera esperar en las próximas semanas un asedio a Kabul, la capital afgana. El jueves, los talibanes se hicieron con la estratégica ciudad de Ghazni, a unos 140 kilómetros al sur de Kabul, colocando al grupo en una mejor posición para atacar la capital. "Es muy difícil dar la vuelta al ‘momentum’ talibán. Los próximos días son críticos. Si el Gobierno afgano es incapaz de reducir la velocidad del avance talibán, y si las ciudades que quedan caen (Jalalabad es especialmente importante), el camino a Kabul está abierto", apunta Jason Lyall, profesor de la Universidad de Dartmouth y autor del libro ‘Ejércitos divididos’.

Foto: Foto de archivo de tropas estadounidenses en Afganistán. (Reuters)

¿Cómo es posible que unos 75.000 talibanes hayan logrado hacerse con algo más del 70% del país contra un Ejército técnicamente provisto —aunque abandonado en el terreno desde el pasado julio— por la mayor potencia mundial?

Según las últimas cifras del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán de EEUU (SIGAR), el total de las fuerzas de seguridad afganas a finales de abril, incluyendo el Ejército, la fuerza aérea, policía e inteligencia, era de más de 307.000. El tamaño exacto de las fuerzas talibanas, en cambio, es más difícil de cuantificar. Según un informe del Consejo de Seguridad de la ONU, la cifra estaría entre los 55.000 y 85.000 combatientes. Es decir, menos de un tercio.

'Soldados fantasma'

Pero, según expertos consultados por El Confidencial, la cifra real de soldados del Ejército afgano podría ser mucho menor, además de muy desmoralizados por el brusco abandono de las tropas internacionales, replegadas a contrarreloj. "Las fuerzas afganas están dividas en grupos y líneas étnicas y tribales, sufren altos ratios de corrupción y poca fe en el Gobierno de Ghani [presidente de Afganistán]. También han sufrido muchas deserciones —durante años—. Sobre el papel, tienen 300.000 soldados. En realidad, probablemente apenas la mitad", sostiene Lyall.

Pese a la continuada financiación de las distintas administraciones estadounidenses (y de la UE), la patente corrupción del Ejército afgano ha creado el fenómeno conocido como 'soldados fantasma', que aparecen en las cuentas (y por tanto reciben salario o financiación), pero no existen en la realidad.

placeholder Milicianos talibanes en la plaza mayor de Kandahar tras tomar la ciudad el jueves. (EFE)
Milicianos talibanes en la plaza mayor de Kandahar tras tomar la ciudad el jueves. (EFE)

Y los que si existen, muchas veces se ven condicionados por las distintas lealtades, mucho más dependientes de los acuerdos con el señor de la guerra local o la tribu correspondiente que del Gobierno central de Ghani. En las últimas semanas, las deserciones del Ejército también se han multiplicado. Ante el avance talibán en los distritos del norte del país y el miedo a ser pasados a cuchillo, más de 2.000 soldados afganos cruzaron la frontera hacia el vecino Tayikistán, según ha denunciado el pasado viernes el presidente del país, Emomali Rakhmon. "Es probable que la pérdida de Herat y Kandahar provoque otra ronda de deserciones de las fuerzas afganas. Ahora es especialmente probable que los líderes y comandantes locales empiecen a gestionar sus propios acuerdos, acelerando aún más el impulso de los talibanes. Y, con cada pérdida de distrito de centro urbano importante, el espacio para reagruparse se reduce".

Estrategia talibana

La defensa afgana empieza a temblar como un castillo de naipes ante la estrategia de conquista que han protagonizado los talibanes desde el pasado abril, cuando comenzó el repliegue occidental. "Los eventos de las últimas semanas son la culminación de una estrategia a largo plazo de los talibanes para aislar centros urbanos, desangrar a los comandos afganos y sellar pactos paralelos con líderes locales. Llevan preparándose durante semanas, incluso años, para esta ofensiva", añade Lyall.

Primero, las zonas rurales. Con las fuerzas afganas defendiendo con cierto éxito los centros urbanos, los avances territoriales de los talibanes en zonas rurales se dispararon con la conquista de hasta 200 distritos (de los algo más de 400) del país en apenas mayo-junio. En aquel entonces, ya había voces, como la de Deborah Lyons, enviada de Naciones Unidas para Afganistán, que advertían de lo que se venía encima: "La mayoría de los distritos que han sido tomados rodean capitales provinciales, lo que sugiere que los talibanes se están posicionando para tratar de hacerse con esas capitales una vez que las fuerzas extranjeras se hayan retirado totalmente".

Y así fue. Pero antes, distritos clave fronterizos, para controlar los pasos de las fronteras con Uzbekistán, Tayikistán y el más jugoso: Pakistán, consiguiendo así rutas de abastecimiento y asegurando ingresos. Entonces fueron las carreteras, como la que une Kabul con el noreste, 378 kilómetros que son un importante centro de tránsito para vehículos comerciales, de pasajeros y de transporte de mercancías ilícitas, incluidos estupefacientes, vitales en la financiación de los talibanes. Además, controlando las zonas rurales y las arterias de transporte, los talibanes fueron aislando una a una a las fuerzas afganas, enclaustradas en los centros urbanos, pero sin posibilidad de reagruparse.

Foto: Un hombre afgano sostiene la bandera estadounidense. (EFE)

Entonces, las capitales de provincia. La velocidad ha sido pasmosa: 17 capitales en poco más de una semana. Con las capitales, los talibanes han controlado también infraestructuras claves como varios aeropuertos y aeródromos militares, dificultando la evacuación y la huida de miles de personas. Paralelamente, se han ido haciendo también con comisarías de policía, abandonadas tras el repliegue de los comandos afganos, armamento y vehículos donados por el propio Estados Unidos, y con las cárceles, cantera para liberar a insurgentes presos por el Gobierno (aunque los presos más peligrosos han ido siendo evacuados hacia las cárceles de Kabul desde hace meses). "Los talibanes han capturado grandes cantidades de camiones, Humvees y otros vehículos. Sin duda, estos vehículos acelerarán su ofensiva. Lo que es notable, sin embargo, es lo mal equipados que han estado muchos de estos soldados talibanes [en los primeros meses de ofensiva]. Si bien estos camiones son una victoria propagandística para los talibanes, no parecen necesitar una gran cantidad de estos vehículos capturados para llevar a cabo sus avances territoriales", apunta el experto.

¿Puede evitarse el colapso?

El país está en estado de pánico, con miles de desplazados internos y las embajadas de países occidentales rodeadas de largas colas de afganos solicitando visados para huir del país. Las calles de Kabul se han llenado de refugiados. Es difícil, sin embargo, que los talibanes logren hacerse con un centro urbano tan grande a la velocidad a la que han caído el resto de capitales de provincia, a menos que el propio Gobierno afgano colapse. "Si bien no está claro si los talibanes puedan tomar un centro urbano masivo como Kabul, es probable que ya estén tratando de negociar un acuerdo con varios líderes militares y tribales para que cambien de bando y depongan las armas", apunta al respecto Lyall. En un país donde las lealtades a los señores de la guerra de cada tribu valen más que las lealtades a un Gobierno sobre el que pesan acusaciones de corrupción e incompetencia, los talibanes han ido forjando alianzas y prometiendo amnistías para facilitar su avance.

Las fuerzas afganas cuentan con algo que los talibanes, todavía, no: fuerza aérea. El Ejército afgano tiene una flota disponible de 167 aviones, incluidos helicópteros de ataque, según cifras de SIGAR. Un ataque aéreo, quizá con importante apoyo de EEUU o de la OTAN, puede ser clave para poner el primer palo en la rueda bien engrasada del avance talibán hasta el momento. "Es posible que una ronda masiva de ataques aéreos estadounidenses sea suficiente para frenar la ofensiva de los talibanes y crear un respiro suficiente para que las fuerzas gubernamentales se reagrupen. Pero no es que EEUU tenga la voluntad o la capacidad para hacerlo", afirma Lyall.

Por el momento, Estados Unidos no ha dado señales en esta dirección, especialmente tras el anuncio de la evacuación de la mayor parte del personal de su embajada. Salvo que la Administración Biden cambie de política, se espera que los ataques aéreos limitados estadounidenses que se han ido empleando hasta el momento contra los talibanes terminen este mes, con la fecha oficial (31 de agosto) de la retirada militar total. "Hemos gastado más de un billón de dólares en 20 años. Entrenamos y equipamos, con equipamiento moderno, a más de 300.000 efectivos afganos. Los líderes afganos tienen que unirse", despachó este mismo martes la cuestión Joe Biden.

Herat ha caído. Poco después lo hizo, tras días de combate calle a calle, Kandahar, la segunda ciudad más poblada del país y desde la que el grupo insurgente lanzó su primera ofensiva liderado por el Mulá Mohammad Omar en los años 90; un éxito territorial y psicológico para los talibanes. Con la conquista de estas dos capitales de provincia, ambas claves por su tamaño y localización, el sur de Afganistán colapsó en cuestión de horas la noche del jueves al viernes. Los talibanes controlan también ya casi todo el norte del país, y las fuerzas afganas apenas están logrando contenerlos en el oeste. Hasta el momento, los talibanes se han hecho con el control de 17 capitales de provincia (de 34) en un vertiginoso avance en poco más de una semana, ante el pasmo de los aliados occidentales y la impotencia de las fuerzas afganas. Solo tres grandes capitales, incluida Kabul, siguen bajo control afgano.

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