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Gradualidad o contundencia: el BCE decide si modifica su rumbo en la subida de tipos
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Reunión clave este jueves

Gradualidad o contundencia: el BCE decide si modifica su rumbo en la subida de tipos

Nadie sabe exactamente qué nivel de detalle ofrecerá el BCE. No es necesario que el anuncio llegue con letra pequeña, pero sí que mande una señal contundente a los mercados

Foto: La sede del BCE en Fráncfort, Alemania. (Getty/Thomas Lohnes)
La sede del BCE en Fráncfort, Alemania. (Getty/Thomas Lohnes)

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) debate este jueves si atenerse a la subida de 25 puntos básicos ya anunciada o si apostar por un movimiento más ambicioso y acabar de un plumazo con la era de los tipos negativos tras ocho años con una subida de medio punto que dejaría en papel mojado la llamada 'forward guidance', la orientación a la que el eurobanco da mucha importancia: los avisos que la institución lanza para que los mercados sepan cuál va a ser su próximo movimiento.

Después de que empezara a especularse con una posible subida de 50 puntos básicos en los últimos días, el euro, que llegó a estar por debajo del dólar, rebotó y recuperó terreno, con unos mercados que consideran que el BCE está respondiendo demasiado lento, lo que a su vez alimentó los rumores sobre un posible movimiento más agresivo por parte del Consejo de Gobierno, en el que algunas voces empiezan a pedir actuar con más contundencia. La inflación en junio en la eurozona ha sido del 8,6% y las previsiones de la Comisión Europea apuntan a una inflación de hasta el 17% en países muy expuestos a Rusia, como los bálticos.

Foto: EC.

La propia Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha procurado guardarse todas las posibles cartas. Los analistas han estado estudiando cada una de sus palabras y de sus gestos para ver si en ellos se generaba alguna grieta que pusiera sobre la mesa la posibilidad de un movimiento más agresivo. Si en un primer momento, tras la reunión del Consejo de Gobierno en Ámsterdam, en que se oficializó la subida de 25 puntos básicos en julio, fue muy contundente sobre la necesidad de empezar con una pequeña subida, en la reunión anual del eurobanco en Sintra, se mostró menos firme al respecto.

Defendió que “el gradualismo permite a los formuladores de políticas evaluar el impacto de sus movimientos en las perspectivas de inflación sobre la marcha, lo que puede ser una estrategia prudente en tiempos de incertidumbre”, para acto seguido señalar, sin embargo, que “claramente hay condiciones en las que el gradualismo no sería apropiado”, alimentando las especulaciones de una posible subida más contundente de lo previsto.

Foto: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, con Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Calvo)

La reunión se va a celebrar en un ambiente complicado, no solamente desde el punto de vista económico. A 316 kilómetros, en Bruselas, la Comisión Europea ha presentado un plan para hacer frente a un posible corte de suministro del gas por parte de Rusia como represalia por las sanciones que se le están aplicando por la invasión de Ucrania, y que requerirá tanto de una reducción del consumo como de una respuesta coordinada para evitar un impacto mucho mayor sobre la economía europea. Ese corte, que se está convirtiendo cada vez más en un escenario realista, también alimentaría las presiones inflacionistas y podría llevar la economía europea a la recesión, según temen los técnicos comunitarios.

A 424 kilómetros, en Berlín, el Gobierno trabaja con el escenario de que Moscú no reabra el gasoducto Nord Stream 1, que lleva cerrado por mantenimiento desde el 11 de julio. A 960 kilómetros de Fráncfort, en Roma, Mario Draghi y los socios del Gobierno de unidad deciden si Italia se precipita a unas elecciones anticipadas después de que la coalición se fracturara, entre otras razones, por las tensiones sobre cómo gestionar los efectos económicos y sociales de la guerra en Ucrania. Una inestabilidad política que se ha hecho notar primero en Italia, pero que ya se extiende a otros Estados miembros.

Una habitación oscura

En principio, el eurobanco apostaba por moverse con cautela, como explicó el antiguo presidente Draghi en marzo de 2019: “En una habitación oscura, te mueves con pequeños pasos. No corres, pero te mueves”. La subida de esos 25 puntos básicos era un paso en esa habitación oscura, un tanteo cuidadoso para asegurarse de no chocarse con nada. Una vez tanteado el terreno, el eurobanco se abría a una mayor subida en la reunión de septiembre. Pero la idea era ganar algo de tiempo, ver cómo reaccionaban los mercados antes de dar el siguiente paso.

Foto: Feria inmobiliaria en Valencia. (EFE/Kai Försterling)

Un sector del Consejo de Gobierno considera que el BCE se está quedando atrás respecto al resto de bancos centrales y que es necesario que el eurobanco apriete rápidamente el acelerador con una mayor subida. Que no hay tiempo para tantear con pequeños pasos y que hay que empezar a moverse más rápido, por mucho que la habitación esté oscura. La Fed ha aumentado sus tipos en 75 puntos básicos, rompiendo también con su propia orientación.

Ese mismo ambiente de tensión que se vive en el BCE, con un ojo puesto en la situación política italiana, da la otra clave de la reunión. El eurobanco intenta compaginar la subida de los tipos de interés con evitar que los mercados empiecen a rondar a la deuda italiana. Por eso se espera que Lagarde ofrezca algunos detalles respecto a un mecanismo antifragmentación que tendrá como objetivo evitar que en la subida de tipos se pague el precio de una nueva crisis de deuda en la Unión, un fantasma de la crisis pasada que volvió a asomarse a los titulares después de que, tras el anuncio de una subida de tipos de interés en julio, se dispararan las primas de riesgo de países como Italia, Grecia o España.

"En una habitación oscura, te mueves con pequeños pasos. No corres, pero te mueves". La subida de esos 25 puntos básicos era ese paso

Nadie sabe exactamente qué nivel de detalle ofrecerá el Banco Central Europeo. No es necesario que el anuncio llegue con letra pequeña, pero sí que mande una señal contundente a los mercados, y el precio de decepcionar las expectativas puede ser muy alto. En el idioma de los banqueros centrales, los detalles pueden llegar a pesar menos que unas palabras bien escogidas. Lo que salvó al euro fue el 'whatever it takes' de Draghi, no tanto los detalles de un plan que estaba todavía por dibujar. Lagarde conoce bien los efectos de las palabras y cómo debe moverse en ese escenario: ella estaba en primera fila el día que su antecesor en el cargo pronunció esas palabras en Londres. La lógica en estos casos es que el mecanismo, o el compromiso que él encarna, sea lo suficientemente potente y convincente como para que los mercados queden tan tranquilizados y convencidos como para que no sea necesario utilizarlo nunca, como explicaba hace unos días Yannis Stournaras, gobernador del Banco de Grecia. Al mismo tiempo, en el BCE saben que deben tener cuidado con el diseño de una herramienta que casi con toda seguridad acabará en Karlsruhe, el Constitucional alemán, con un largo historial de pulsos con el eurobanco.

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) debate este jueves si atenerse a la subida de 25 puntos básicos ya anunciada o si apostar por un movimiento más ambicioso y acabar de un plumazo con la era de los tipos negativos tras ocho años con una subida de medio punto que dejaría en papel mojado la llamada 'forward guidance', la orientación a la que el eurobanco da mucha importancia: los avisos que la institución lanza para que los mercados sepan cuál va a ser su próximo movimiento.

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