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¿Paridad euro-dólar? Así frustra el mercado de divisas los intentos de aplacar la inflación
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En mínimos desde 2016

¿Paridad euro-dólar? Así frustra el mercado de divisas los intentos de aplacar la inflación

La divergencia entre la Fed y el BCE amenaza con intensificar la pérdida de terreno de la moneda comunitaria, agravando las presiones de precios en la región

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.
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La lucha contra la inflación en la eurozona tiene un nuevo enemigo: la depreciación del euro frente al dólar. Solo a lo largo del mes de abril, la moneda común ha visto desaparecer más de un 5% de su valor relativo frente al billete estadounidense, extendiendo hasta el 7,82% su declive desde el inicio de año. Al filo de los 1,05 dólares, el euro se mueve ya en sus niveles más bajos desde finales de 2016 y en el mercado se empieza a plantear la posibilidad de que más pronto que tarde su valor se dirija hacia la paridad (que un euro valga lo mismo que un dólar), una situación que no tiene lugar desde hace dos décadas.

"Pronosticamos que el euro terminará el año en paridad frente al dólar", indicaban los analistas de Capital Economics en una nota publicada este viernes.

La pérdida de terreno del euro frente al dólar estadounidense es la manera más obvia en la que el mercado viene plasmando una mayor desconfianza hacia las perspectivas europeas y no representa, ni mucho menos, una novedad. Se trata de una tendencia que, con altibajos, ha sido evidente en los últimos tres lustros, llevando el valor de la moneda común desde los 1,6 dólares que rozó en 2008, antes del estallido de la crisis financiera, a la situación actual.

Con todo, resulta indiscutible que esta tendencia se ha acelerado recientemente, en medio de las incertidumbres generadas por la crisis de Ucrania. Simon Harvey, director de Análisis de Mercado FX en Monex Europe, explica que a lo largo de las últimas semanas la moneda común ha tenido que lidiar con las incertidumbres generadas por las elecciones francesas —con el riesgo de que una victoria de Marine Le Pen supusiera un frenazo al proyecto común— y, más recientemente, con la amenaza rusa de cortar el suministro de gas a los países que no acepten pagarlo en rublos (como ya ha ocurrido con Polonia y Bulgaria).

En esencia, lo que estaría marcando la depreciación del euro son dos realidades interconectadas: por un lado, que la economía europea se enfrenta a mayores riesgos a causa de la guerra ucraniana y las sanciones a Rusia; y por otro, que dadas esas mayores vulnerabilidades económicas, el BCE no podrá llevar a cabo una política de lucha contra la inflación tan agresiva como la Fed estadounidense.

Aunque en el mercado se asume que el banco central de la eurozona tendrá que iniciar en los próximos meses un ciclo de subidas de tipos de interés —y así lo han dejado entrever varios de sus miembros en sus últimas declaraciones— entre las firmas de análisis existe un amplio consenso en que el ritmo de estas será mucho menos pronunciado que en Estados Unidos, donde se da por hecho que la Fed aplicará a partir de la próxima semana una serie de alzas de hasta 50 puntos básicos por reunión.

Foto: Foto: Reuters/Maxim Shemetov

"La principal razón de la debilidad del euro es la divergencia de las políticas de los bancos centrales. Desde principios de este año, la Reserva Federal de Estados Unidos ha girado hacia una política mucho menos acomodaticia. Este giro se ha intensificado en las últimas semanas, y la Reserva Federal ha señalado que se avecinan una o más subidas de 50 puntos básicos. Esta actitud agresiva de la Reserva Federal, por un lado, y una política más prudente del BCE, por otro, son una de las principales razones que explican la reciente debilidad. Esta divergencia también se aprecia en los movimientos y diferenciales de los tipos de interés, que siguen siendo favorables al dólar", explica Gero Jung, economista jefe de Mirabaud Asset Management, quien augura que la situación económica y financiera seguirá ofreciendo margen para subidas adicionales de la divisa estadounidense y podría conducir el tipo de cambio a niveles próximos a la paridad.

Cabe señalar que las caídas del euro frente al dólar estadounidense no tienen parangón frente a otras grandes monedas internacionales. De hecho, la moneda europea gana desde el inicio de 2022 más de un 4% de valor relativo frente al yen japonés y se mantiene prácticamente plana frente a las coronas danesa y sueca o la libra británica, mientras que pierde poco más de un 1% ante el franco suizo. Esto sugiere que, más que una aversión específica al euro, lo que se ha extendido en los mercados es la búsqueda de protección en el dólar, tradicional moneda de reserva internacional, lo que ha llevado al índice dólar a registrar sus niveles más elevados desde 2003.

Pero que las caídas afecten exclusivamente al cruce con el dólar estadounidense (amén de otras divisas emergentes y de menor relevancia comercial) no le resta trascendencia al movimiento del euro.

Importaciones más caras

Contar con una moneda más débil no es, per se, una realidad negativa para la economía europea. Al fin y al cabo, al perder posiciones frente a otras monedas, el euro estaría reforzando la competitividad de la producción regional y, por ende, favoreciendo las exportaciones de productos europeos.

De hecho, a lo largo de los últimos años, han sido varias las situaciones en las que se ha entendido que el BCE, con sus actuaciones y sus mensajes, tenía como objetivo mantener a raya cualquier amago de escalada del euro que pudiera echar por tierra sus esfuerzos para reactivar la economía europea.

Sin embargo, en las condiciones actuales, la debilidad del euro frente al dólar representa un golpe considerable en la línea de flotación de la economía regional, en un momento en que la principal prioridad es contener la escalada de la inflación, que esta misma semana ha marcado un nuevo récord en Europa.

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Javier Pino Estévez, analista en el área de análisis económico y de mercados de Afi, considera preocupantes las cifras de inflación conocidas en los últimos días en países como Alemania o, incluso, España, donde pese al descenso del dato general se produjo una brusca aceleración de la inflación subyacente. "La mayor intensidad y persistencia de la inflación subyacente se suma a la preocupación ante la depreciación del euro respecto al dólar, añadiendo más presión sobre el BCE", observa.

En la práctica, la pérdida de valor de la moneda propia significa que comprar cualquier cosa cuyo precio de referencia está fijado en otra moneda se encarece, contribuyendo a un incremento de las presiones de los precios. Esto resulta muy significativo en el escenario actual, en el que gran parte de las preocupaciones vienen motivadas por los elevados precios de las materias primas (especialmente, las energéticas), que mayoritariamente se suelen negociar en dólares.

Los datos son contundentes a la hora de plasmar lo que supone la pérdida de valor del euro frente al dólar. "El Brent, en dólares, en tasa interanual, sube un 59%, pero se eleva hasta el 82% cuando lo pasamos a euros. Esto genera presión en los precios de importación y, por tanto, los costes de los factores productivos de las compañías. Estas no están ajustando márgenes, sino que trasladan el coste al precio final y presionan al alza también la subyacente", explica Pino Estévez. El índice Bloomberg de materias primas, que acumula una subida del 43,6% en los últimos 12 meses, eleva esas ganancias al 65% si se miden en euros.

La pérdida de valor de la moneda propia significa que comprar cualquier cosa cuyo precio de referencia está fijado en otra moneda se encarece

Este incremento de las presiones inflacionarias conducido por la depreciación del euro parece llamado a hacer aún más difícil el delicado equilibrio que el BCE trata de buscar en el entorno actual entre el contener los precios y evitar la recesión de la economía regional.

Precisamente, una recesión en Europa es lo que desde Monex Europe consideran clave para que sea factible que el euro siga perdiendo terreno hasta la paridad con el dólar. Por el contrario, "si las condiciones de crecimiento se mantienen en la eurozona como en los PMI preliminares de abril, es probable que el euro-dólar vuelva a subir a la zona de 1,08-1,10, ya que la actividad económica proporciona al BCE una plataforma estable para empezar a endurecer su política en julio", indica Harvey.

Esta visión convive en el mercado con otras menos halagüeñas para las perspectivas del euro. Firmas como ING admiten que en el movimiento al alza del dólar frente al euro ya se recogen en gran medida las expectativas de subidas de tipos en una y otra región. Pero consideran que es más probable que en los próximos meses esas expectativas queden incumplidas en Europa (porque el BCE tenga que frenar el ritmo de endurecimiento de su política) que en Estados Unidos, lo que daría margen para un refuerzo adicional de la moneda estadounidense. "En nuestra opinión, el balance de riesgos para el dólar sigue sesgado al alza en este entorno de riesgo inestable", concluyen en el bajo holandés.

La lucha contra la inflación en la eurozona tiene un nuevo enemigo: la depreciación del euro frente al dólar. Solo a lo largo del mes de abril, la moneda común ha visto desaparecer más de un 5% de su valor relativo frente al billete estadounidense, extendiendo hasta el 7,82% su declive desde el inicio de año. Al filo de los 1,05 dólares, el euro se mueve ya en sus niveles más bajos desde finales de 2016 y en el mercado se empieza a plantear la posibilidad de que más pronto que tarde su valor se dirija hacia la paridad (que un euro valga lo mismo que un dólar), una situación que no tiene lugar desde hace dos décadas.

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