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El BCE confirma que subirá tipos en julio y septiembre y acaba con las compras netas
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LA INFLACIÓN PRESIONA

El BCE confirma que subirá tipos en julio y septiembre y acaba con las compras netas

La autoridad monetaria elevará los tipos de interés el mes que viene por primera vez en 11 años. Volverá a hacerlo en septiembre tras elevar las previsiones de inflación

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Ronald Wittek)
Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Ronald Wittek)

El Banco Central Europeo (BCE) pone fin definitivamente a los estímulos. La institución presidida por Christine Lagarde ha marcado la hoja de ruta ('forward guidance') de retirada del apoyo monetario a la recuperación económica. El frente ahora es mitigar la inflación, para la que ha revisado al alza la previsión hasta situarla en una media anual en la eurozona del 6,8% este año y del 3,5% el que viene. Por ello, ha confirmado que dejará de engordar su balance con compras netas de deuda y, sobre todo, adelanta al mercado que subirá en 25 puntos básicos el tipo de interés en julio, hasta el 0,25%, y volverá a tocarlos en septiembre. La decisión ha sido unánime por parte del Consejo de Gobierno, según Lagarde, quien en la rueda de prensa posterior releyó varios párrafos del comunicado para evitar cualquier posible error con el mensaje que quiere trasladar al mercado.

Se trata, por lo tanto, de la primera alza en el 'precio del dinero' en una década. El mensaje del BCE es que el Consejo de Gobierno "tiene la intención de aumentar los tipos de interés oficiales del BCE en 25 puntos básicos en su reunión de política monetaria de julio (21 de julio)". Ahora mismo, los tipos principales de financiación siguen en el 0%, mientras que los de facilidad de depósito están en el -0,5%, y los de facilidad marginal de crédito en el 0,25%. El mercado estaba especulando en los últimos días con una subida de 50 puntos básicos en el tipo de facilidad de depósito, que ahora penaliza la liquidez de la banca y está más vinculado al euríbor. Algunos miembros del BCE se habían pronunciado en esa dirección.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Ronald Wittek)

Pero el BCE ya ha anticipado a los agentes económicos que en septiembre volverá a subir los tipos. "La calibración de este incremento dependerá de las perspectivas de inflación de medio plazo actualizadas. Si la perspectiva persiste o se deteriora, será apropiado un incremento mayor en la reunión de septiembre", dice el comunicado. Es decir, 'a priori' no habrá alzas de 50 puntos básicos en julio, pero podría haberlas en septiembre. A partir de otoño, anticipa "un camino gradual, pero sostenidos de aumentos adicionales de los tipos". La previsión con la que trabaja el organismo es de un IPC medio del 6,8% en 2022, frente al 5,1% que predijo en marzo, si bien entonces la información aún era escasa sobre el impacto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Para 2023 ha incrementado la proyección desde el 2,1% hasta el 3,5%, mientras que en 2024 espera que recule al 2,1%, dos décimas más de lo esperado en marzo.

La inflación está condicionada por la guerra. "La agresión injustificada de Rusia hacia Ucrania continúa pesando sobre la economía en Europa y más allá. Está interrumpiendo el comercio, provocando escasez de materiales y contribuyendo al aumento de los precios de la energía y las materias primas", indica el Consejo de Gobierno. Pero, aunque hay un 'shock' energético evidente en el IPC, la inflación subyacente, sin materias primas ni alimentos perecederos, también aumenta. La previsión en este caso es del 3,3% en 2022, del 2,8% en 2023 y del 2,3% en 2024, frente a las proyecciones de marzo del 2,6%, el 1,8% y el 1,9% respectivamente. Lagarde ha querido insistir en que, dentro del mandato del BCE, usarán todas las herramientas disponibles para reducir la inflación, que es el principal foco.

El BCE también admite que hay incertidumbre sobre el crecimiento, y agrega que los factores mencionados "seguirán pesando sobre la confianza y frenando el crecimiento, especialmente a corto plazo". Aun así, confía en que la reapertura en curso de la economía tras el covid permita que se mantenga el crecimiento, "especialmente en el sector servicios", ha señalado Lagarde. La perspectiva en este caso es que el PIB real aumente un 2,8% en 2022, un 2,1% en 2023 y un 2,1% en 2024. Se trata también de un mordisco importante respecto a lo previsto hace tres meses, cuando esperaba una expansión del 3,7% este año (en diciembre preveía un 4,2%), mientras que entonces esperaba para el año que viene un 2,8% y para el siguiente un 1,6%.

Foto: Foto: EFE/Luis Tejido.

Los esfuerzos del banco central se centrarán, por lo tanto, en la inflación, que "seguirá indeseablemente elevada durante algún tiempo", aunque confía en que pronto empiece una moderación de los costes de la energía y haya una relajación de las interrupciones del suministro relacionadas con la pandemia, lo que, unido a las decisiones del BCE, debería conducir a una disminución de la inflación". El otro elemento clave del comunicado de este jueves es que, como se esperaba, se confirma el fin de las compras netas. Desde el 1 de julio no volverá a haber adquisiciones netas, con lo que no se engordará más el balance.

Eso sí, la autoridad monetaria seguirá reinvirtiendo los vencimientos de los bonos del programa clásico (APP) "durante un periodo prolongado de tiempo después de la fecha en que comiencen a subir los tipos y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de liquidez amplias y una postura de política monetaria adecuada". Asimismo, sobre el programa especial contra la pandemia (PEPP), con el que adquirió bonos por valor de casi 1,7 billones (millones de millones) de euros. La idea se mantiene en reinvertir los vencimientos, al menos, hasta 2024.

El banco central deja también un mensaje para evitar la fragmentación financiera. Dicho de otro modo, para intentar que no haya subidas de las primas de riesgo que pongan en peligro la estabilidad financiera de la eurozona, como ya sucedió hace una década. Para ello, señala que las reinversiones del PEPP se podrán ajustar de manera flexible según el tiempo, las clases de activos y las jurisdicciones en cualquier momento, incluyendo bonos emitidos por Grecia. Además, vuelve a recordar que podría retomar las compras del programa si vuelve a haber perturbaciones negativas por el covid.

Este punto es clave, ya que quiere decir que podría reinvertir vencimientos del bono alemán en bonos españoles o italianos. Aun así, el mercado está reaccionando con ventas de deuda al comunicado. El bono español a 10 años ya cotiza en el 2,6%, tras empezar el día por debajo del 2,5%. El alemán sube al 1,4%, el francés roza el 2%, el italiano toca el 3,5% y el griego pasa del 4%.

En cuanto a la deuda de la banca (TLTRO III), el BCE confirma que las condiciones especiales terminan el 23 de junio, tal y como había anticipado el sector. Es decir, en dos semanas dejará de aplicarse el tipo actual, que es de hasta 50 puntos básicos por debajo del tipo de facilidad de depósito (es decir, -1%). Ante la previsión de subidas rápidas de tipos, los bancos han optado por mantener su deuda con el banco central hasta el vencimiento, que en el caso de las entidades españoles alcanza los 290.000 millones.

Los precios meten presión

La reunión del BCE de junio estaba marcada en el calendario de los inversores para tener pistas sobre la nueva hoja de ruta de la autoridad monetaria. De hecho, en las últimas semanas el euríbor ha experimentado un ‘rally’ que lo ha llevado hasta el 0,6%, después de casi seis años en negativo.

Las expectativas del mercado apuntan a que el tipo interbancario cierre en el 1% este año y en el 2% el próximo, alentadas por las previsiones de varias subidas de tipos de interés desde Fráncfort. Casi todos los miembros del BCE han endurecido su discurso en los últimos meses, y los halcones se han hecho fuertes ante el auge de la inflación.

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE/Miguel Osés)

Inicialmente, se defendió la tesis de que era algo temporal, pero esta opción ha quedado desterrada con el aliciente para el crecimiento de los precios que ha provocado la guerra de Ucrania y los embargos con Rusia, por los efectos en las materias primas. El IPC se situó en el 8,7% en España en mayo y en el 8,1% en la eurozona.

Ante toda esta tormenta, el BCE ha optado por nuevas versiones del 'whatever it takes' que hizo famoso Draghi. Hará lo que sea necesario "para asegurar que la inflación se estabilice en el 2% a medio plazo", y también para evitar que haya fragmentación financiera en la eurozona mientras retira los estímulos.

El Banco Central Europeo (BCE) pone fin definitivamente a los estímulos. La institución presidida por Christine Lagarde ha marcado la hoja de ruta ('forward guidance') de retirada del apoyo monetario a la recuperación económica. El frente ahora es mitigar la inflación, para la que ha revisado al alza la previsión hasta situarla en una media anual en la eurozona del 6,8% este año y del 3,5% el que viene. Por ello, ha confirmado que dejará de engordar su balance con compras netas de deuda y, sobre todo, adelanta al mercado que subirá en 25 puntos básicos el tipo de interés en julio, hasta el 0,25%, y volverá a tocarlos en septiembre. La decisión ha sido unánime por parte del Consejo de Gobierno, según Lagarde, quien en la rueda de prensa posterior releyó varios párrafos del comunicado para evitar cualquier posible error con el mensaje que quiere trasladar al mercado.

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