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El IPC vuelve a acelerar en mayo al 8,7% por la escalada de los alimentos y los combustibles
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Cuatro décimas más que en abril

El IPC vuelve a acelerar en mayo al 8,7% por la escalada de los alimentos y los combustibles

La inflación sigue sin remitir mientras los hogares siguen esperando que entre en vigor el tope al gas anunciado hace ya dos meses. La inflación subyacente escala al 4,7%, máximo desde 1995

Foto: Vista de los precios de la fruta en el mercado de Es Claustre de Mahón, Menorca. (EFE)
Vista de los precios de la fruta en el mercado de Es Claustre de Mahón, Menorca. (EFE)

La inflación volvió a subir en el mes de mayo situándose en el 8,7% en tasa interanual, según el dato adelantado del INE. Se trata, por tanto, de un nuevo acelerón de los precios después de la tregua que vivieron en el mes de abril cuando el Gobierno puso en marcha las ayudas a la compra de combustibles.

En total, los precios subieron cuatro décimas más que en abril. La prolongación de la guerra en Ucrania y el riesgo de nuevas sanciones que afecten ya al petróleo y al gas provocaron en mayo una nueva fase alcista en el precio de las materias primas que ha repercutido en los precios que pagan los consumidores.

Aunque en mayo no se alcanza el pico de inflación del mes de marzo, cuando llegó al 9,8%, sí se trata del segundo peor dato desde el año 1985. El INE no desagrega el dato de inflación por productos en el informe adelantado, pero sí advierte de que el nuevo acelerón de la inflación se debe a los carburantes y a los alimentos. Esto es, golpea con dureza a las familias, en especial a las que tienen menos recursos. El coste de los carburantes podría reflejar también cómo las gasolineras están capturando lentamente la ayuda del Gobierno, algo sobre lo que ha alertado ya la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que está estudiando si renovar o no esta subvención.

Foto: La inflación se come el poder adquisitivo de los hogares. (EFE/D. A. Sintes)

En tasa mensual, los precios subieron un 0,8% después de la leve tregua de abril, cuando se moderaron un 0,2%. La escalada de precios se está trasladando desde la energía hacia los alimentos y otros bienes de la cesta de la compra. Esto es, los diferentes productores y distribuidores van trasladando la subida de costes que han sufrido durante el último año. El 'dique de contención' de la inflación ha caído y ahora las empresas no tienen mayores problemas en repercutir los costes a sus clientes. Esto explica que la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta los combustibles ni los alimentos frescos, haya escalado hasta el 4,9%, su nivel más alto desde 1995.

La subida de la inflación subyacente es más preocupante que el índice general. En el índice general, es la energía la que provoca esta escalada y es consecuencia de la guerra en Ucrania. Sin embargo, la subyacente indica que los costes se están trasladando rápidamente al resto de bienes de la cesta de la compra. Son los temidos efectos indirectos de los 'shocks' energéticos, que hacen que sea mucho más complicado frenar la inflación. La inflación subyacente terminó el año 2021 en el 2,1% y está ya casi en el 5%.

En tasa mensual, los precios subieron un 0,8% después de bajar un 0,2% en abril

El problema de la inflación subyacente es que tiene una inercia muy superior a la de la energía, que se debe exclusivamente a los efectos de la guerra en Ucrania y a las sanciones. Esto es, se frena rápidamente cuando desaparece el factor causante. Por el contrario, cuando suben el resto de bienes y servicios de una economía, genera una espiral de encarecimiento de los costes para todas las empresas que repercuten provocando así este círculo vicioso. De ahí la preocupación creciente del Banco Central Europeo por frenar la subida de los precios.

La actual fase inflacionista comenzó hace un año, como consecuencia de la recuperación de la demanda tras el final de la pandemia y de los problemas de oferta por la ruptura de las cadenas de suministros. Al inicio del verano de 2021, el Gobierno ya tuvo que aprobar la primera reducción de impuestos para frenar la escalada de los precios energéticos y en septiembre hizo una segunda. Aunque estas medidas, que incluyen la rebaja del IVA, el impuesto a la producción y el impuesto especial sobre la electricidad, consiguieron mitigar la subida de los precios, no evitaron que en marzo de este año la inflación se disparara hasta el 9,8% interanual. Un nivel no visto en España desde 1985.

La inflación volvió a subir en el mes de mayo situándose en el 8,7% en tasa interanual, según el dato adelantado del INE. Se trata, por tanto, de un nuevo acelerón de los precios después de la tregua que vivieron en el mes de abril cuando el Gobierno puso en marcha las ayudas a la compra de combustibles.

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