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La estrategia suicida de negar el cambio climático por un puñado de votos
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La estrategia suicida de negar el cambio climático por un puñado de votos

Los avances en adaptación y mitigación deben acelerarse para evitar los peores escenarios climáticos. Cualquier paso atrás en ese sentido sería una temeridad y supondría una grave irresponsabilidad

Foto: El cambio climático es irrefutable, nos amenaza a todos, y la peor manera de combatirlo es negarlo. (EFE/Jorge Zapata)
El cambio climático es irrefutable, nos amenaza a todos, y la peor manera de combatirlo es negarlo. (EFE/Jorge Zapata)

Mientras sufrimos una nueva ola de calor y nos preparamos para anotar nuevos récords de alta temperatura, parece innecesario insistir en que la crisis climática se agrava año tras año, mes a mes. Pero hay que hacerlo. Y ya no hace falta acudir a las previsiones ni a los modelos climáticos elaborados por los científicos. Basta con seguir las noticias que dan a conocer su evolución. Es un no parar.

La última, de esta misma semana, no podía ser más explícita. Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), que monitoriza las variaciones registradas en la temperatura del aire en superficie, la cobertura de hielo marino y las variables hidrológicas a escala global, el mes pasado fue el más cálido jamás registrado en todo el planeta.

placeholder España enlaza olas de calor cada vez más intensas. (EFE/Ángeles Visdómine)
España enlaza olas de calor cada vez más intensas. (EFE/Ángeles Visdómine)

Tras conocer este nuevo dato, el secretario general de la ONU declaraba el pasado jueves que "el cambio climático está fuera de control" y que "si persistimos en retrasar las medidas clave que se necesitan, seguiremos avanzando hacia una situación catastrófica, como lo demuestran los últimos récords de temperatura". António Guterres insiste en recordarnos que el planeta se está calentando de manera evidente y a un ritmo mucho más rápido de lo previsto. Y eso debería hacernos reaccionar a todos.

Porque una de las características de la crisis climática a la que nos enfrentamos es que nos va a afectar a todos por igual. Tanto a quienes la aceptan y tratan de mitigarla y adaptarse a ella, como a los que la niegan y siguen actuando como si no estuviera sucediendo. Porque el cambio climático es una cuestión de ciencia, no de creencia. No se trata de creer o no en que la temperatura del planeta esté aumentando, porque está aumentando: con base en datos contrastados, no a proyecciones.

De nada sirve negar que el nivel del mar se esté elevando, porque se está elevando por encima de las previsiones y de forma más rápida de lo anunciado. Que las sequías se estén manifestando cada vez de forma más severa y persistente, porque ya son más severas y persistentes, como estamos comprobando en nuestras propias tierras y reconocemos prácticamente todos. Que los fenómenos meteorológicos adversos sean cada vez más extremos y recurrentes, porque ya lo son incluso donde no lo eran. Que los incendios sean cada vez más voraces y catastróficos, porque así está ocurriendo actualmente en todo el mundo.

placeholder El cambio climático agrava los incendios en todo el mundo. (EFE/Brais Lorenzo)
El cambio climático agrava los incendios en todo el mundo. (EFE/Brais Lorenzo)

Qué la criosfera, los hielos de la Tierra, se estén fundiendo, porque se están fundiendo a un ritmo y de una manera mucho más precipitada de lo advertido por la ciencia. Que la naturaleza esté perdiendo el pulso con el calentamiento global y estemos perdiendo biodiversidad a raudales, porque la estamos perdiendo: desde los desiertos a las selvas, desde los océanos a las montañas; la sexta extinción está sucediendo a escala global y de manera innegable, es decir, científicamente demostrada.

En defensa de la casa común

Todo eso lo sabemos todos porque todos lo estamos comprobando de forma innegable y de una manera u otra: ya sea a través de la experiencia personal o de la información que viene trasladándonos desde hace más de un siglo la comunidad científica. Una información que recibimos de manera mucho más concisa y detallada desde 1988, año en el que se creó el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), cuyos informes de evaluación, ampliamente difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales en todo el mundo, nos trasladan periódicamente el 'minuto y resultado' sobre la evolución de la crisis climática en el planeta. Pero hay más.

Foto: Mapamundi de temperaturas en superficie. Julio de 2022. (NASA)

Y es que aunque fuésemos tan necios de ignorar las alertas de los científicos para refugiarnos en nuestras propias creencias, incluso si antepusiéramos la fe a la razón, en el caso por ejemplo de quienes profesan el catolicismo, deberían atenderse las opiniones expresadas por el propio papa Francisco en su famosa encíclica Laudato Si' sobre el cuidado de la casa común.

Publicada en mayo de 2015, la carta papal reconoce la existencia de "numerosos estudios científicos que señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (…) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana" y señala que "toda la humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, producción y consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan". Desde su publicación, el movimiento Laudatio Si' convoca a jóvenes de todo el mundo en defensa del planeta.

placeholder Jóvenes manifestándose en Madrid en defensa del planeta. (Reuters/J.Medina)
Jóvenes manifestándose en Madrid en defensa del planeta. (Reuters/J.Medina)

El célebre naturalista y divulgador ambiental Sir David Attenborough, el mejor cronista de la vida salvaje y de los tesoros naturales de nuestro planeta que ha existido nunca, nos recordaba recientemente que: "Nos enfrentamos a un desastre humano de escala global". Desde la perspectiva que le dan sus 97 años, el popular presentador de BBC Earth, que ha emocionado y sigue emocionando a varias generaciones de telespectadores de todo el mundo con sus asombrosas series y documentales, lleva años alertando sobre el riesgo de negar e ignorar el cambio climático y relativizar sus graves consecuencias.

"Si no tomamos medidas urgentes y valientes —decía en la pasada cumbre del clima de Glasgow el colapso de nuestra civilización y la extinción de gran parte del mundo natural está en el horizonte". Para este gran experto, que ha podido comprobar el deterioro de la vida silvestre a lo largo de sus numerosas expediciones a los lugares más recónditos de la naturaleza, "el tiempo se acaba. Debemos ser conscientes de lo que hemos hecho con el clima del planeta, reconocer nuestro error y asumir la responsabilidad que tenemos".

placeholder El célebre naturalista Sir David Attenborough, firme impulsor de la acción climática. (Reuters/S.Plunkett)
El célebre naturalista Sir David Attenborough, firme impulsor de la acción climática. (Reuters/S.Plunkett)

Nadie, desde ningún posicionamiento ideológico, desde ningún interés personal, puede negar lo que está ocurriendo, ni desatender esa responsabilidad a la que apelan científicos, expertos y líderes de todos los ámbitos. Porque aunque sea cierto, nadie está ya a salvo de la crisis climática, también lo es que todos juntos podemos evitar que resulte catastrófica para todos, incluso para quienes la niegan.

Falsificar la realidad

Sabemos desde hace más de un siglo que nosotros somos los causantes de este cambio climático. Sabemos por qué ocurre y las medidas que debemos emprender para mitigarlo. El debate a ese respecto está cerrado y superado. Desde que alcanzamos el Acuerdo de París, ese gran pacto de la humanidad por su supervivencia, sabemos que si superamos el límite de los 1,5 grados centígrados de calentamiento, la cosa irá a peor, incluso a mucho peor. Por eso nadie puede abandonar el barco de la razón.. Y mucho menos quienes aspiran a estar en el puente de mando.

Foto: Embalse de la Llosa del Cavall, en Cataluña, reseco. (Reuters/Nacho Doce)

La gobernanza es fundamental para activar una respuesta global que nos permita reconducir la grave situación climática que hemos causado. Ya podemos actuar de forma decidida desde la sociedad y desde las empresas. Ya pueden aumentar cada vez más las responsabilidades y los compromisos ciudadanos, como está ocurriendo especialmente entre los jóvenes, para hacer frente al calentamiento global. Sin ellos, sin la política, sin la responsabilidad y el compromiso de nuestros gobernantes, va a ser imposible prevenir los riesgos y evitar la catástrofe.

Por eso, asistir como estamos asistiendo a posicionamientos políticos irracionales que alientan a la sociedad a abandonar ese compromiso, comprobar la miseria moral de quienes recurren al negacionismo climático para ofrecer realidades paralelas y ver como exhiben sin pudor su falta de solidaridad con las generaciones futuras, resulta tan escandaloso. Como resulta igualmente desesperante, y muy, pero que muy preocupante, ver a un partido serio y responsable, con claras opciones de gobierno, flirtear con la irresponsabilidad ambiental a cambio de un puñado de votos, por muy caros que vayan. Porque no todo vale. No todos valen.

Mientras sufrimos una nueva ola de calor y nos preparamos para anotar nuevos récords de alta temperatura, parece innecesario insistir en que la crisis climática se agrava año tras año, mes a mes. Pero hay que hacerlo. Y ya no hace falta acudir a las previsiones ni a los modelos climáticos elaborados por los científicos. Basta con seguir las noticias que dan a conocer su evolución. Es un no parar.

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