Los jóvenes toman la palabra por el planeta: "Nos obligáis a pensar como adultos porque vosotros no lo hacéis"

La cumbre del clima de Egipto, que muchos tildaban de transitoria, está deparando en su primera semana destacables avances en diferentes ámbitos relacionados con la acción climática. Uno de los más interesantes hasta el momento ha sido la presentación del informe del Grupo de Expertos de Alto Nivel de la ONU sobre los compromisos de cero emisiones netas de las entidades no estatales: una auténtica llamada al orden contra los que intentan colarnos gato por liebre en sus esfuerzos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI).

En palabras del propio secretario general de la ONU, António Guterres, que sigue on fire en esta cumbre, este tipo de falsas promesas amenaza con desvirtuar los esfuerzos globales para reducir las emisiones de GEI. En su opinión, "los compromisos de cero neto no pueden ser un mero ejercicio de relaciones públicas si queremos ganar la lucha contra el cambio climático, por eso debemos tener tolerancia cero con el greenwashing".

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Como denunciaba la ONU en la presentación de este informe, desde que se adoptó el Acuerdo de París de 2015, estamos asistiendo a una cascada imparable de compromisos de cero emisiones netas por parte de agentes no estatales, en concreto, de los sectores privados y financieros. Sin embargo, dichos propósitos carecen en su mayor parte de los debidos niveles de solidez. De ahí que se encargara este estudio que fue presentado el pasado martes como un ejemplo de la tolerancia cero a las falsas promesas climáticas.

El informe, basado en más de 40 consultas regionales y temáticas con más de 500 corporaciones de todo el mundo, detalla lo que los agentes no estatales deben tener en cuenta en cada etapa de su progreso hacia la consecución de sus ambiciones de reducción de emisiones de GEI y apela a la integridad ambiental, la responsabilidad social y la credibilidad a la hora de dar a conocer sus declaraciones.

En otro orden de cosas, ayer se trabajó en el impulso a la economía azul en el Mediterráneo y se produjeron avances significativos en otro ámbito trascendental: el de garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento ante el reto climático.

Para lograrlo, el Banco Asiático de Desarrollo (ADB) anunció una dotación de 200 millones de dólares hasta 2025 para el programa de resiliencia del agua y en apoyo a los países que se están viendo más afectados en Asia y el Pacífico. Países Bajos aportará a tal fin otros 20 millones, Estados Unidos ampliará su contribución con 15 millones más (y ya van 187 en tan solo dos años) y la Fundación Bill y Melinda Gates cooperará con otros 10. Puede parecer poco, pero, teniendo en cuenta el contexto económico en el que nos encontramos, es justo resaltar estas aportaciones.

Estados Unidos también anunciaba este miércoles la puesta en marcha de su Acelerador de la Transición Energética (Energy Transition Accelerator) para desarrollar un nuevo mercado de créditos de carbono para acelerar la energía limpia en los países en desarrollo. En el acto de presentación, John Kerry, enviado especial para el clima estadounidense, declaró que la intención de su país es desplegar las ayudas necesarias para ayudar a las economías más débiles a “reducir la generación de energía a partir de combustibles fósiles y acelerar las energías renovables”.

La voz de quienes heredarán la Tierra

Este jueves es el día de la juventud y las generaciones futuras en la cumbre del clima de Egipto. El propósito de la presidencia al incluir esta importante jornada en el apretado calendario de la cumbre es asegurar que la voz de los jóvenes se escuche alto y claro para que sus perspectivas se tengan en cuenta y se incluyan en todas las áreas de debate de la agenda climática.

Durante la jornada, en la que tendrá especial protagonismo el colectivo Youth 4 Climate, cuya caravana llegó el lunes a Sharm el-Sheik, entre muchas otras organizaciones, niños, adolescentes y jóvenes de todo el mundo relatarán cómo están viviendo la evolución del cambio climático desde sus diferentes países y darán a conocer los desafíos a los que se enfrentan sus comunidades, así como las historias de éxito que se están poniendo en marcha para atajarlos.

A destacar el primer diálogo intergeneracional que se va a celebrar en una COP y que estará coordinado por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU. Entre otras escucharemos las voces de Francisco, un niño de 12 años de Colombia; Mayson, un joven egipcio de 17; Assad, de 12 y de Etiopía, y Shania, una joven de 15 años de Tanzania. Todos ellos darán testimonio de los efectos del cambio climático en sus comunidades y pedirán al mundo que reaccione para devolverles la esperanza.

Se pedirá el apoyo a la Declaración sobre la Infancia, la Juventud y la Acción Climática surgida en la cumbre del clima de Chile (COP 25), celebrada en Madrid, y suscrita hasta ahora por 15 países, entre ellos España.

El objetivo de los debates que centrarán la actividad de este jueves en Sharm el-Sheik es conocer el mosaico de problemas y posibles soluciones al que, según las generaciones futuras, debemos hacer frente el conjunto de la humanidad. Un punto de vista no solo interesante, sino imprescindible por el valor de quien nos lo traslada y que debería ser vinculante para los formuladores de políticas y los representantes empresariales que asisten al encuentro.

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Está demostrado que la crisis climática es una grave amenaza para los derechos de los niños, ahora y en el futuro, y que ya está profundizando las desigualdades entre fronteras y generaciones de jóvenes, tal y como relataba en la jornada inaugural la joven activista ugandesa Leah Namugerwa: una de las grandes protagonistas de la COP 27.

Esta representante de la organización juvenil Fridays for Future tomó la palabra para relatar lo que significa vivir en un país que está siendo duramente afectado por los efectos del cambio climático y aprovechó la oportunidad para reprender a los líderes gubernamentales por su falta de coraje para impulsar la acción climática y frenar el consumo de combustibles fósiles. “Los adolescentes —dijo esta joven africana— nos vemos obligados a pensar como adultos porque ustedes no lo están haciendo. No es justo que los grandes contaminadores sean intocables: el mundo se está derrumbando por culpa de los combustibles fósiles y ustedes lo están permitiendo”. Su discurso (en inglés) es una valiente correlación de verdades incómodas.