La Cataluña de las mesas: crecen los foros de diálogo, pero sin avanzar en acuerdos

No es de extrañar que Pedro Sánchez intente que se unifiquen las mesas de diálogo. Los foros para conversaciones entre Cataluña y el Gobierno se propagan como setas en un bosque en otoño. A los nuevos foros constituidos para tratar de cerrar la crisis política catalana se suman las comisiones ya establecidas, aunque muchas veces no han operado con la normalidad y fluidez que hubiesen sido deseables. Tras la cumbre de Pere Aragonès y Pedro Sánchez en el Palau de la Generalitat, resulta oportuno dar un repaso a las mesas que están en marcha, tantas, que la opinión pública se pierde. Son tres con alcances muy diferentes, pero un único objetivo: cerrar la crisis en Cataluña que cristalizó en la consulta del 1-O. Y a estas se añaden las oficiales entre las propias administraciones.

La primera es la mesa Gobierno-Generalitat. Constituida en la época de Quim Torra, es la más operativa y oficial. Pere Aragonès es quien más se ha volcado en ella y al ministro Félix Bolaños le gusta presumir, cuando se le recuerda que se reúne poco, de que la verdadera conversación está en los móviles. Su última reunión fue el pasado 21 de diciembre. Del encuentro cristalizó una oferta de Pedro Sánchez para que Cataluña cuente con una Hacienda propia, además de otras cuestiones como el traspaso de Rodalies, el plurilingüismo en la Administración o la cesión del ingreso mínimo vital, aún por ejecutarse.

Su mayor éxito en la pasada legislatura fue acordar los indultos a los presos del procés, aunque solo ERC lo reconoció muchos meses después. Aragonès ahora tiene la ambición de que se pacte un referéndum.

La segunda es la mesa PSOE-JxCAT. La integran Carles Puigdemont y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Su primera reunión fue el pasado 2 de diciembre en Ginebra. Junts aspira también a acordar un referéndum pactado y el PSOE, volver al Estatuto de Cataluña de 2006. Con posiciones tan alejadas, se ha optado por un equipo de verificadores internacionales cuyo portavoz y coordinador será el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez. El foro prevé reunirse en diferentes ciudades europeas sin ofrecer explicaciones a la prensa hasta que no haya acuerdos. Según JxCAT, esta será la más solvente para encarar el problema político catalán.

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Hay una tercera que integran el PSOE y ERC. Se reunirá en Ginebra, para que pueda participar la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, pero tratará los mismos temas que las otras dos, aunque suscita menos interés mediático. Tendrá verificador internacional, pero ERC y JxCAT están tan enfrentados que se niegan a compartirlo.

Las mesas oficiales

Son los foros de diálogo que ya están establecidos, con cobertura legal y en donde se acuerdan los temas de verdadero alcance en términos de gestión. Existe una comisión bilateral Estado-Generalitat, que viene a tratar lo mismo que la mesa Gobierno-Generalitat, pero con otro nombre. La segunda Administración ha designado a la consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà, como presidenta de la parte catalana y también a las siguientes personas como representantes: la secretaria general de la Presidencia, el secretario de la Generalitat, el delegado en Madrid, el secretario general de Territori y el secretario de Asuntos Económicos y Fondos Europeos.

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La resaca del procés afectó tanto que estuvo tres años sin reunirse, entre 2018 y 2021. Hay cerca de medio centenar de traspasos pendientes. También se pactan diversas leyes para evitar invasiones de competencia. Cualquier gran acuerdo acaba pasando por aquí. El Ejecutivo de Aragonès la quiere explotar a fondo en esta legislatura para apuntarse tantos políticos.

También existe una comisión bilateral de Infraestructuras. Por parte catalana, la encabeza la consellera Ester Capella. Por ahí ha de pasar uno de los temas estrella de esta legislatura para ERC: el traspaso de Cercanías a la Generalitat. Cuestiones como la falta de inversión del Estado en Cataluña o la ejecución de los presupuestos generales del Estado en territorio catalán son algunos de los temas pendientes. El Gobierno central, por su parte, quiere tratar la ampliación del aeropuerto de El Prat, que por ahora está bloqueada. Es una extensión de lo tratado entre Sánchez y Aragonès a nivel político.

El catálogo tiene un sexto ente. Se trata de la comisión mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat. Compuesta por la representación de la Administración General del Estado y la de la Generalitat de Cataluña, cada una de ellas integrada por seis miembros. La cesión de los tributos a Cataluña se ha de negociar aquí. Lo mismo que el reparto de los fondos estructurales o los fondos europeos. Por parte catalana, la preside la consellera de Economía, Natàlia Mas, que ahora quiere abrir otro frente con el Gobierno pactando una "financiación singular para Cataluña" que la saque del régimen común.

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También la comisión mixta de Transferencias Estado-Generalitat. Por parte catalana, también la preside Laura Vilagrà. La palabra mixta se traduce como comisión técnica, que sirve para aterrizar los temas y concretar problemáticas legales y operativas de cualquier traspaso. Allí se acordó una parte del traspaso de Cercanías de Renfe, cuando la Generalitat asumió la información al usuario y se cambió el nombre del servicio para catalanizarlo como Rodalies. Y hay una octava, sobre los Asuntos Económicos. Es decir, otra mesa igual que la anterior, pero para temas económicos. La condonación de la deuda del FLA pasará por este foro.

La mesa vetada

Pueden parecer muchas, pero podrían ser más. El PSC lleva años pidiendo una mesa de partidos catalanes que incluya todas las formaciones para pactar una propuesta conjunta de salida a la crisis política. Pere Aragonès, que es quien tendría que convocarla, y ERC siempre se han negado. JxCAT pinta poco o nada en este tema desde que salió de la Generalitat en 2022.

De hecho, los de Salvador Illa han dejado de solicitarla a medida que se ha hecho más imprescindible en el Parlament para pactar con unos y otros y que el PSOE accedía a nuevas mesas, de las que, por cierto, el socialismo catalán se ha alejado como la peste. Sería la única, junto con la mesa Estado-Generalitat, en la que tendrían voz una parte de los catalanes no independentistas.