Las cúpulas de PSOE y ERC ultiman su reunión con mediador para después de Reyes

PSOE y ERC ultiman su reunión con un mediador en la tercera mesa de negociación para la crisis catalana, según explican fuentes de ambos partidos. El encuentro está previsto para después de Reyes y ya hay acuerdo sobre quién será la figura del mediador. Si Carles Puigdemont y Santos Cerdán tienen al salvadoreño Francisco Galindo, los de Junqueras no quieren ser menos. El independentismo ha convertido a los mediadores en un certificado de calidad de cualquier negociación que se precie.

El presidente catalán, Pere Aragonès, siempre ha defendido que la negociación de la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, cuyas reuniones arrancarán de nuevo tras la cumbre Aragonès-Sánchez en el Palau de la Generalitat, estará acompañada por las dos mesas que mantendrán los partidos independentistas.

En un primer momento, pidió que se unieran las tres iniciativas de conversaciones, pero tras la negativa de JxCAT, desde Palau se ha optado por asumir e integrar esta situación de dispersión dinámica en su propia estrategia. La Generalitat ha otorgado a las mesas de los partidos un papel complementario en la resolución del conflicto catalán.

Se prevé que la representación de ERC en el encuentro sea al máximo nivel. Por tanto, que acudirán el presidente del partido, Oriol Junqueras, y su secretaria general, Marta Rovira. Eso haría que la reunión volviese a ser en Ginebra, donde Rovira reside desde que decidió fugarse cuando fue requerida por los tribunales españoles por sus actuaciones en el procés. Portavoces de los republicanos han declinado hacer comentarios.

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En el orden del día previsto, ERC quiere tratar la posibilidad de hacer un referéndum en Cataluña acordado con el Gobierno español. Una posibilidad que el PSOE rechaza de plano. Es decir, las posiciones de partida entre ambas formaciones están muy alejadas, pero el clima en Madrid es bueno. Gabriel Rufián encabeza un grupo parlamentario que, al contrario que JxCAT o Podemos, se ha mostrado sorprendentemente fiel al ejecutivo de coalición.

La ventaja para Aragonès es que ERC asume el papel vicario respecto a la mesa Gobierno-Generalitat, y también que algunos temas quedan automáticamente aparcados, como es el caso de la financiación singular que está exigiendo Aragonès. Por eso, el referéndum, la amnistía y la salida a la crisis política en Cataluña centrarán los temas de debate. JxCAT, en cambio, se encuentra en una posición del todo contraria. Carles Puigdemont cree que su mesa es la buena y que la de Aragonès no tiene suficiente relevancia para pactar una salida política a la crisis de Cataluña.

Competencia independentista

De manera que, de nuevo, lo importante no es lo que se acuerde en las reuniones. De hecho, las posiciones están tan alejadas que poco se avanzará. Para los partidos independentistas, la clave es demostrarle a su electorado que son más útiles que las formaciones con las que compiten.

Eso sí, ERC buscará una foto y un impacto más moderado que el de JxCAT. Junqueras ya tuvo su foto de reencuentro con Pedro Sánchez en el Congreso en 2019. No está en la posición de Carles Puigdemont. No tiene esa necesidad de reconocimiento, erigido en una especia de Xabier Arzalluz a la catalana.

En una legislatura que estará marcada por Cataluña, las reuniones de las diversas mesas acabarán siendo habituales. Pedro Sánchez evitará los encuentros con fugados, pero el Gobierno español cuenta con el apoyo de los independentistas y tiene la esperanza de que Salvador Illa gane las elecciones catalanas en 2025 y pueda formar Gobierno, más por los errores del soberanismo que por los aciertos propios.

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La idea que manejan en Moncloa es que, con la amnistía, el independentismo irá decayendo en Cataluña, y que eso será más determinante que todas las mesas de diálogo juntas. Pero nadie lo sabe en realidad. Los indultos fueron algo rápido y relativamente limpio. Extrapolar lo que pasó entonces a lo que ocurra ahora resulta muy arriesgado.