Las calles arden contra la amnistía: la tensión política dispara las protestas a cifras récord

El Gobierno de Pedro Sánchez ha justificado la amnistía a los líderes independentistas por la necesidad de impulsar una "agenda del reencuentro" que devuelva la calma a la sociedad, pero el plan no está cosechando por ahora las consecuencias esperadas en las calles. Entre el 1 de enero de 2023 y el pasado 30 de noviembre, se contabilizaron en la Comunidad de Madrid un total de 3.427 manifestaciones y concentraciones, una cifra que amenaza con superar el total anual de 2022, que marcó la cifra más alta de la última década.

Según los datos de la Delegación del Gobierno en la región madrileña, que concentra las mayores protestas de España y ejerce de tensiómetro del clima nacional, en los meses posteriores a las elecciones del 23 de julio se ha producido incluso un repunte del número de movilizaciones, aunque lo habitual es que los comicios desencadenen un efecto relajación. La contabilidad oficial refleja que, entre agosto y noviembre, se produjeron 1.134 movilizaciones, frente a las 1.125 que tuvieron lugar en el mismo periodo del año pasado.

Al repunte de la estadística han contribuido las protestas frente a la sede central del PSOE y las concentraciones de Partido Popular y Vox en otros puntos de la capital, en ambos casos, para denunciar las cesiones del Ejecutivo a Junts y ERC. Desde el 3 de noviembre, se han producido protestas diarias en Ferraz que ni siquiera se han interrumpido en los días más señalados de la Navidad, por ejemplo.

Además, en el recuento de la Delegación se incluyen las movilizaciones contra los gobiernos municipal y autonómico del PP y el resto de protestas que en los últimos 11 meses han recorrido las principales arterias de Madrid, como las de carácter sindical, las derivadas de la situación económica, las marchas contra la violencia de género y las inspiradas por los conflictos en Ucrania y Oriente Medio.

Fuentes de la Delegación del Gobierno creen que en los registros de la segunda mitad de 2023 ha incidido la presidencia española de la Unión Europea, que ha actuado como otro importante polo movilizador, aunque el factor más relevante es la situación política actual. "Al final, Madrid es la punta de lanza en las protestas contra el Gobierno actual y vivimos un escenario de enorme polarización que favorece la movilización ciudadana", explican a este diario.

En este sentido, fuentes policiales señalan que "la situación política, la actitud de los políticos, su degradación ética, el cada vez mayor alcance e influencia de la mentira y la excesiva relevancia de los partidos anticonstitucionalistas y anti-Estado están provocando, en conjunto, un enconamiento de las posturas de la ciudadanía" que amplifica la tensión en el conjunto del país.

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"Afortunadamente", opinan los expertos preguntados, "la mayoría de los ciudadanos no se manifiesta en las calles con actitudes que supongan una amenaza para la seguridad pública. La derecha y la extrema derecha no tienen suficiente tirón y poder de convocatoria para poner en jaque la seguridad en las calles. Los antagonistas, de momento, no tienen motivos para movilizar a sus seguidores".

Estas fuentes creen que, desde la óptica de la seguridad, "salvo que la situación económica constituya un serio riesgo para la economía del común de los ciudadanos, no parece que vayan a registrarse movilizaciones ciudadanas sostenidas en el tiempo con carácter preocupante".

Al margen de las motivaciones puramente políticas, el pasado invierno se convocaron manifestaciones en defensa de la sanidad pública; los sindicatos policiales y otros colectivos celebraron en marzo una marcha contra la reforma de la ley mordaza; durante la primavera se registraron numerosas iniciativas de los funcionarios de Justicia contra el ministerio correspondiente, y, en septiembre, salieron a la calle los profesores y padres de alumnos para exigir una mejora de la escuela pública, entre otros llamamientos.

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El año con más protestas detectadas por la Delegación del Gobierno de la Comunidad de Madrid seguirá siendo 2013, salvo que este mes de diciembre se disparen los registros. Mariano Rajoy convivió durante su segundo año en la Moncloa con miles de convocatorias contra los ajustes presupuestarios, los casos de corrupción y, en general, la clase política. Ese año hubo un total de 4.354 concentraciones. A partir de ese momento, se produjo una fase valle, llegando a 2.784 manifestaciones en 2016, un mínimo histórico solo superado por el anómalo 2020.

Sin embargo, tras el año de la pandemia, el malestar social volvió a niveles máximos, aproximándose a los registros de los primeros meses del Ejecutivo del PP. En 2021 hubo 3.709 manifestaciones; en 2022 aumentaron hasta 3.758, y una proyección de los datos de los 11 primeros meses de 2023 indica que este año se superarán holgadamente las 3.700. Al menos por el momento, no hay rastro de la desinflamación que ha prometido el Gobierno de PSOE y Sumar para defender la amnistía.