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El PP se separa de Vox en su ofensiva contra Sánchez: "No somos los de Ferraz"
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TRAS LA MASIVA PROTESTA EN CIBELES

El PP se separa de Vox en su ofensiva contra Sánchez: "No somos los de Ferraz"

La derecha pelea contra la desmovilización para desgastar a Sánchez en sus primeros días de Gobierno, pero traza vías distintas de oposición. Abascal pide una reunión a Feijóo para coordinar estrategias y Génova da la callada por respuesta

Foto: Centenares de banderas comunitarias ondearon en la manifestación contra la amnistía de Cibeles. (Europa Press/Gabriel Luengas)
Centenares de banderas comunitarias ondearon en la manifestación contra la amnistía de Cibeles. (Europa Press/Gabriel Luengas)
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La derecha se conjura contra el temor de desfallecer en su ofensiva social. Una multitud volvió este sábado a llenar el centro de Madrid de banderas nacionales y levantó la voz contra los peajes que ha pagado el PSOE al independentismo a cambio de poder formar Gobierno. El temor a un pinchazo revoloteó esta semana de investidura de Pedro Sánchez. Pero el éxito de una convocatoria sin siglas políticas —a la que acudieron PP y Vox— alienta al bloque conservador a mantener el pulso en la calle y pelear contra la desmovilización. Feijóo pidió "no tener miedo", mientras Abascal, desde otro punto de la Plaza de Cibeles, llamó a "no dar la batalla por perdida". Pese a contar con puntos en común, la ofensiva de los dos líderes discurre por vías separadas.

El PP busca erigirse como único representante de una "mayoría constitucional" y "cívica" contraria a la amnistía y trata de minar, de paso, el protagonismo de Vox adoptando un tono duro y "firme" contra Sánchez. Feijóo ya avanza que no permitirá que Sánchez le encuentre cuando el independentismo le falle para sacar adelante su agenda legislativa. No habrá pactos de Estado, aseguran en Génova. Los populares pondrán el foco en la ofensiva institucional, pero sin descuidar el clamor social. Con Vox comparten el fondo, pero no las formas. Y esa diferencia se llevó a la práctica este mismo sábado.

La manifestación convocada por la sociedad civil logró congregar a 170.000 personas —cerca de un millón, según los organizadores— en Cibeles. Pero Vox, empeñado en ir un peldaño por encima del PP, llevó la protesta más allá y llamó a marchar por la Gran Vía al término del acto para volver a rodear la sede socialista de la calle Ferraz. De ese grupo, algunos centenares pusieron rumbo a la Moncloa y llegaron a cortar el tráfico de la A-6. En las filas de los populares insisten en que ese tipo de movilización no les representa y vuelven a trazar una distinción entre su modo de oposición y el de Vox: "Nosotros no somos los de Ferraz", sentencian en la cúpula.

Foto: Manifestación multitudinaria contra la amnistía en Cibeles (EFE/Fernando Alvarado)

El PP buscó diferenciarse de los manifestantes que noche tras noche asedian la sede socialista repartiendo en Cibeles centenares de banderas europeas que llegaron a inundar la plaza. En los últimos días de protestas en Ferraz se han podido ver imágenes en las que, si había personas que aparecían con la insignia comunitaria o con la del Partido Popular, se las quitaban o rompían. El guiño de los populares tiene también que ver con la importancia que Génova le da a la ofensiva europea y a las elecciones del próximo año, en las que los populares buscan reafirmarse frente a los socialistas para ratificar la oposición de Alberto Núñez Feijóo en España.

En la batalla institucional también han comenzado a verse fisuras en el bloque de la derecha. PP y Vox mantienen cierta sincronía en materia judicial, pero el líder del partido ultraconservador elevó este sábado la apuesta y pidió formalmente una reunión a Alberto Núñez Feijóo para trazar una respuesta coordinada ante las instituciones que frente "el golpe de Sánchez". Desde Génova desmienten que haya habido interlocución entre ambos líderes y, de momento, dan la callada por respuesta a la posibilidad de una nueva cita entre Feijóo y Abascal.

Vox intenta marcar a su rival en la derecha e insta desde hace días al PP a oponerse a tramitar la ley de amnistía en la Cámara Alta, una decisión que abriría un choque institucional entre Congreso y Senado sin precedentes. Los populares cuentan con mayoría absoluta en el Senado, pero tanto en Génova como en la dirección del Grupo Popular inciden en que no solo "no se puede hacer", sino que oponerse a calificar la norma tendría precisamente el efecto contrario. Las fuentes consultadas aseguran que, en caso de negarse a dar luz verde a la ley, la tramitación seguiría adelante en un plazo de 20 días —lo estipulado con los trámites de urgencia— con el visto bueno del Congreso. "O Vox actúa con ignorancia o lo hace con mala fe", inciden con cierto malestar en la cúpula popular.

El PP defiende su vía para obstaculizar la amnistía en el Senado con la reforma del reglamento aprobada hace días para dilatar dos meses el procedimiento, un plazo que aprovecharán para que comparezcan en la Cámara Alta diversos expertos para aportar luz sobre la "inconstitucionalidad" de la ley. Y no se dan por aludidos con el órdago que lanzaron los de Abascal. El líder de Vox advirtió durante el debate de investidura que si el PP no aceptaba su propuesta de frenar la ley de amnistía en el Senado ni promovía la ilegalización de Junts y ERC, su colaboración en gobiernos autonómicos y ayuntamientos podría verse afectada. "Que lo hagan", responden en el PP.

"No nos van a comer la cabeza con que somos una oposición floja o blandita. Nosotros estamos en el camino correcto", se defienden en la dirección popular. Tras el espaldarazo social a la protesta de Cibeles, tanto PP como Vox advierten que tratarán de prolongar ese clamor social que obstaculice los primeros días de Gobierno de Sánchez, con especial atención al eco que estas movilizaciones multitudinarias puede tener en la esfera internacional. "Es difícil, pero hay que intentarlo. Y no a golpe y porrazo, sino con cabeza y estrategia", reiteran voces populares.

La derecha se conjura contra el temor de desfallecer en su ofensiva social. Una multitud volvió este sábado a llenar el centro de Madrid de banderas nacionales y levantó la voz contra los peajes que ha pagado el PSOE al independentismo a cambio de poder formar Gobierno. El temor a un pinchazo revoloteó esta semana de investidura de Pedro Sánchez. Pero el éxito de una convocatoria sin siglas políticas —a la que acudieron PP y Vox— alienta al bloque conservador a mantener el pulso en la calle y pelear contra la desmovilización. Feijóo pidió "no tener miedo", mientras Abascal, desde otro punto de la Plaza de Cibeles, llamó a "no dar la batalla por perdida". Pese a contar con puntos en común, la ofensiva de los dos líderes discurre por vías separadas.

Partido Popular (PP)
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