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Afines a Borràs incendian Junts por querer echar a una dirigente crítica con su mandato
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TENSIÓN EN EL PARTIDO

Afines a Borràs incendian Junts por querer echar a una dirigente crítica con su mandato

Magda Oranich, una veterana abogada, consideró una “barbaridad” que la presidenta de la formación se beneficie de la amnistía y 150 militantes se volcaron contra ella

Foto: La presidenta de JxCAT, Laura Borràs. (Europa Press/Kike Rincón)
La presidenta de JxCAT, Laura Borràs. (Europa Press/Kike Rincón)

La delicada negociación sobre la investidura de Pedro Sánchez no lleva la paz a Junts per Catalunya (JxCAT). Las batallas internas están a la orden del día y las energías se canalizan internamente para barrer a los opositores a la actual dirección, que preside Laura Borràs, condenada por corrupción a cuatro años de cárcel. La última andanada tiene como objetivo defenestrar a la presidenta de la Comisión de Garantías, Marga Oranich, una veterana abogada que se ha enfrentado en varias ocasiones al clan Borràs. Es decir, al grupo que blinda a la dirigente del partido. Oranich fue quien aconsejó en marzo a Borràs que dimitiese como presidenta del Parlament ante su inminente juicio. “Si fuera yo, dimitiría del Parlament por dignidad”, dijo la letrada. Borràs se aferró a su cargo y no dimitió ni siquiera tras ser condenada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Pero el enfrentamiento fue a más.

Oranich fue una de las voces que rechazaron en agosto que la condena de Borràs pudiera beneficiarse de la amnistía, ya que el suyo fue un delito común y no tenía que ver con la política ni con el 1-O. En una entrevista radiofónica en el programa El Matí, de Catalunya Ràdio, señaló que la medida, desde su perspectiva como jurista, “es una barbaridad, porque una cosa son los indultos, que son personales y se dan a una persona por el motivo que sea, y otra cosa es una amnistía, en este caso, a todo lo que tenga que ver con el 1 de octubre y el procés. Eso se hace en los países democráticos y no pasa nada. Pero un delito que no tiene que ver con el 1-O, que puede ser un delito común, de falsificación de documentos, con todo el respeto, puede tener otras medidas de gracia, pero una amnistía política, radicalmente, no”.

Foto: La cúpula de JxCAT, en la ofrenda floral en la tumba de Lluís Companys. (Europa Press/Kike Rincón)

Poco antes, la portavoz del partido en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, había dicho que Laura Borràs se vería también beneficiada por una hipotética ley de amnistía. Desde entonces, la cúpula de JxCAT ha mantenido un sepulcral silencio sobre el tema, puesto que ni en ERC ni en el PSOE se entiende que el suyo sea un delito conectado con la política o con el procés.

Los fieles a Borràs exigen el cese de Oranich “por no haber respetado la imparcialidad, discreción y objetividad que corresponden a su cargo”

Tras el posicionamiento de Oranich, en septiembre, un grupo de militantes registró un escrito en el que se pedía abrir a la abogada un expediente disciplinario por incumplir el código ético de la formación y por sus declaraciones. También reclamaban su cese “por no haber respetado la imparcialidad, discreción y objetividad que corresponden a su cargo”, según recogió el diario El Món. El escrito, detalla el periódico, recoge un malestar creciente porque afirma que Oranich “no ha gestionado de manera responsable y discreta la información de la cual dispone y ha puesto en entredicho la credibilidad de la dirección del partido”, al tiempo que la acusaban de haber creado “un conflicto interno”.

Recogida de firmas

En las últimas semanas, los afectos a Borràs han ido recogiendo firmas y ya tienen 150 apoyos de militantes en su petición de cese de Oranich como presidenta de la Comisión de Garantías. “Todo esto es manejado por el círculo íntimo de Borràs. En concreto, la petición inicial la firmaban ocho personas, pero fue en realidad obra de dos de ellas. Para cargarse a Oranich, han estado recogiendo firmas durante estas semanas, porque molesta y dice lo que piensa”, dice un dirigente crítico de Junts a El Confidencial.

Oranich dijo lo que la gran mayoría piensa en el partido. No se pueden hacer comparaciones entre los delitos de corrupción y los delitos políticos. La mayoría de la ejecutiva está con Magda Oranich, que es una persona que lleva la Comisión de Garantías de manera impecable”, añade la misma fuente.

Foto: El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich (c), durante el acto político que la entidad soberanista ha celebrado este lunes en Barcelona con motivo de la Diada (EFE/Enric Fontcuberta)

La abogada, aseguran las voces consultadas, “es una persona de prestigio cuya aportación a la lucha por las libertades no es de ahora, sino de hace muchos años". "Tiene una trayectoria intachable y nunca tuvo amigos extraños como Laura Borràs”. Además, recuerdan que, “como jurista y defensora de los derechos de las personas, es reconocida en todo el mundo. Por su trabajo en la Comisión de Garantías, no cobra, contrariamente a lo que hacen otras, como la presidenta, que tiene 92.000 euros de sueldo, coche, chófer y dos asesores que van siempre con ella para subir las fotos a las redes sociales. Oranich tiene una edad y una trayectoria que le permiten decir lo que piensa sin ningún problema, porque su pasado la avala”.

Desde los sectores moderados de JxCAT se afirma que existe una caza de brujas dentro del partido para apuntalar a Laura Borràs y a su equipo en la cúspide. Los moderados provienen, en buena parte, de las filas de la antigua Convergència y ven con recelo los extremismos propugnados por Borràs y su círculo de fieles, que han impuesto una deriva radical a la formación que debería ocupar el centroderecha del independentismo o del nacionalismo.

En la cárcel

La presidenta de la Comisión de Garantías de Junts fue una de las abogadas defensoras de Salvador Puig Antich y defendió a Jon Paredes Manot, Txiki, uno de los últimos fusilados por el franquismo. Incluso estuvo en la cárcel, por ser miembro de la Assemblea de Catalunya en los años setenta, en la dura y peligrosa oposición al franquismo. Con posterioridad, militó, junto a su marido entonces, Marc Palmès, en Nacionalistes d’Esquerra y más tarde se afilió al PSUC, transmutado en Iniciativa per Catalunya (IC), formación por la que fue diputada entre 1992 y 1995. En la década de los noventa, se pasó a las listas de Convergència, partido por el que fue concejala en el Ayuntamiento de Barcelona.

Desde los sectores moderados de JxCAT se afirma que existe una caza de brujas dentro del partido para apuntalar a Borràs y a su equipo

El enfrentamiento de Marga Oranich con el círculo que envuelve a Laura Borràs viene de lejos. Especialmente duro fue su enfrentamiento desde 2022 con el diputado Francesc Dalmases, el principal apoyo de Borràs en el partido y que ya fue su principal valedor cuando ella era presidenta del Parlament y estaba contra las cuerdas. El diputado se vio envuelto en una agria polémica al protagonizar un enfrentamiento con una periodista de TV3 cuando, tras la emisión de una entrevista a la dirigente en la televisión pública catalana, la abroncó, con gritos, insultos y frases despreciativas, porque no le habían gustado algunas de las preguntas a su amiga Borràs. Tras el escándalo, Dalmases tuvo que dimitir como vicepresidente de JxCAT y fue sancionado por el Parlament, que le amonestó públicamente y le impuso una multa de 600 euros por haber intimidado a la periodista.

Oranich fue la autora de un informe interno de Junts en el que no quedaba en buen lugar el diputado, a quien otras voces de su propia formación acusaban de actuar con prepotencia y ejercer muchas presiones. Con motivo de ese informe, el diputado puso en su punto de mira a la abogada. En una carta dirigida a la ejecutiva de Junts, Dalmases señalaba que el informe de la presidenta de la Comisión de Garantías era tendencioso.

Foto: Laura Borràs, tras recibir la sentencia. (EFE/Quique García)

Según expuso Dalmases, el texto confeccionado por Oranich “no se corresponde de ninguna manera con el expediente informativo que solicité a la presidenta [Laura Borràs] y al secretario general del partido [Jordi Turull] y del que se derivan unas conclusiones que no se ajustan a la realidad de los hechos sucedidos”. El expediente solicitado pretendía ser un documento al que él pudiera acogerse “ante su prevista comparecencia ante la Comisión Parlamentaria de Control de la CCMA”. Es decir, lo quería para defenderse en la investigación del Parlament por acoso a la periodista de TV3. Pero sus deseos chocaron con la visión jurídica y ética de la presidenta de la Comisión de Garantías de su partido.

Huyendo de Borràs

Para confeccionar su informe, Oranich habló con una veintena de personas, aunque no las identificaba para evitar represalias. De esa falta de identificación se quejaba Dalmases, que aseguraba que “en el momento de producirse los hechos objeto de la investigación, se encontraban presentes en TV3 solo cinco personas, incluido yo mismo”. Eran las personas (entre ellas, la propia Borràs) que tuvieron acceso al despacho en el que abroncó a la periodista mientras golpeaba fuertemente los muebles o las paredes. No contaba a los que oyeron la discusión y los improperios que, a voz en grito, emitía desde el despacho, cerrado pero no insonorizado.

Foto: El ministro de Presidencia, Félix Bolaños. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Afirmaba también que un vocal de la comisión de garantías sentía animadversión hacia él y que el informe se había filtrado a la prensa antes de entregárselo a él y a la ejecutiva. Pero, en realidad, el informe ya había sido entregado a Borràs y a Turull por Oranich, aunque ninguno de ellos lo había elevado a la ejecutiva. “En todo caso, la filtración producida, que menoscaba públicamente mi reputación, debería dar lugar a la apertura del correspondiente expediente por parte del partido con la depuración de las responsabilidades que sean necesarias”. Días después, el Parlament lo sancionaba.

Durante la confección del informe, Borràs intentó influir en Magda Oranich, que recibió varias llamadas de la presidenta de la formación, pero la experimentada abogada no se dejó amilanar y obró según su conciencia. La situación llegó a tal extremo que Oranich dejó de atender las llamadas de Borràs: “Hace días que no hablo con ella porque, debido a que algún día me dijo que tenía que hacer las cosas de una manera que no me gustó, acostumbro a no cogerle el teléfono para no recibir gritos”, confesó luego la abogada. Pero la venganza es un plato que se sirve frío. Ahora son un puñado de militantes (simpatizantes de Borràs, evidentemente) los que pasan cuentas con Oranich y pretenden ponerla contra las cuerdas. Muchos no saben que en plazas más fieras ha toreado Magda Oranich, que ya había pasado por la cárcel antes de que muchos de los que la quieren defenestrar hubieran nacido.

La delicada negociación sobre la investidura de Pedro Sánchez no lleva la paz a Junts per Catalunya (JxCAT). Las batallas internas están a la orden del día y las energías se canalizan internamente para barrer a los opositores a la actual dirección, que preside Laura Borràs, condenada por corrupción a cuatro años de cárcel. La última andanada tiene como objetivo defenestrar a la presidenta de la Comisión de Garantías, Marga Oranich, una veterana abogada que se ha enfrentado en varias ocasiones al clan Borràs. Es decir, al grupo que blinda a la dirigente del partido. Oranich fue quien aconsejó en marzo a Borràs que dimitiese como presidenta del Parlament ante su inminente juicio. “Si fuera yo, dimitiría del Parlament por dignidad”, dijo la letrada. Borràs se aferró a su cargo y no dimitió ni siquiera tras ser condenada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Pero el enfrentamiento fue a más.

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