Es noticia
El enigma Heinz Chez: el misterio del 'otro' ejecutado por Franco junto a Puig Antich
  1. Cultura
Historia

El enigma Heinz Chez: el misterio del 'otro' ejecutado por Franco junto a Puig Antich

En la agonía del franquismo, tras el asesinato del presidente del gobierno Carrero Blanco, el garrote vil que le dieron a Salvador Puig Antich marcó muchas

Foto: ¿Heinz Chez?
¿Heinz Chez?

En la agonía del franquismo, tras el asesinato del presidente del gobierno Carrero Blanco, el garrote vil que le dieron a Salvador Puig Antich marcó muchas vidas en España. La de su familia y también la de más de la mitad de un país que protestó hasta la extenuación para que la dictadura no ejecutara aquella sentencia de muerte del 2 de marzo de 1974. Estaba previsto que ese día el garrote ajusticiara a tres condenados, pero finalmente fueron sólo dos y a uno de ellos no le recuerda nadie. Marcaría la vida también de Raul Ribenbauer, entonces un niño, que veinte años después se obsesionaría con la maldita fecha del día en el que realmente se cumplió la venganza por el asesinato del almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973. Y no sería la última.

El enigma de Heinz Chez, un supuesto polaco, asesino de un guardia civil, es triste y trágico. También enrevesado: un ciudadano que cuando fue apresado falsificó su propia biografía con el objeto de caer precisamente en el olvido y que, sin embargo, sus captores descubrieron antes de ejecutar la sentencia. Nunca lo revelaron, pero al final la obsesión de Raul Ribenbauer por desenmascarar la verdad, deshizo un engaño muchos años después, aunque no pudiera responder a la última pregunta que planteó el caso.

Foto: Maria Àngels Feliu, horas después de ser liberada. (EFE)

Es también la historia de la pura investigación periodística de Riebenbauer, que comenzó a desentrañar la verdad de Heinz Chez, el desconocido polaco que ejecutaron junto al célebre anarquista y antifranquista Salvador Puig Antich. Descubrió algo más que la verdadera identidad de Chez: el tribunal militar franquista que le condenó lo supo antes de ejecutarle. No sólo lo ocultaron si no que decidieron evitar que nadie pudiera llegar a los sumarios de los juicios de los tribunales militares de la época. Seguimos prácticamente igual. La obtención de ese sumario es una de las lecciones del embrollo.

Traición periodística

Y por último, la historia de una traición. Años después a Ribenbauer le robaron su trabajo. Lo explica él mismo a El Confidencial: "La productora Malvarrosa Media, se apropió de mi proyecto después de varios meses de acoso inhumano. Aprovecharon las fisuras de la ley para expulsarme de aquella búsqueda que había iniciado muchos años atrás y que les había ofrecido de buena fe para convertirla en el largometraje documental 'El enigma Ches'". Fue en 2004, le echaron del documental y antes de eso le revelaron la exclusiva de la identidad a un periodista entonces de El País, Arcadi Espada, que publicó la identidad de Ches hurtándole a Ribenbauer su descubrimiento.

placeholder El sumario de Heinz Ches al que tuvo acceso Riebenbauer
El sumario de Heinz Ches al que tuvo acceso Riebenbauer

Ahora Raul presenta 'El silencio de Georg' (La Voragine, 2021), una reedición de su clásico de 2005, que entonces tuvo que publicar omitiendo algunos detalles por posibles complicaciones para las personas que le ayudaron entonces a escribir el libro una vez que ya no formaba parte de la productora. Está completo por fin y es un auténtico rompecabezas en forma de thriller de investigación, que incluso parece a ratos una novela de Raymond Chandler.

El Guardia Civil

Pero no lo es, porque no hay nada de ficción. Un detalle ¿Quién empujó a Riebenbauer a escribir la historia después de caer en una depresión al quedarse fuera del documental? precisamente la misma hermana de Salvador Puig Antich. Vienen curvas. Esta es una historia que encierra otras tantas y que se pliega sobre sí misma. El último de ellos es bastante duro: Antonio Torralbo, el Guardia Civil asesinado por Heinz Chez y su familia son aún más anónimos que Georg Welzel, porque Heinz Chez, el polaco, era en realidad alemán, huía de la Stasi y se llamaba Georg Welzel.

Lo descubrió Ribenbauer a través del sumario de la investigación judicial, que le quitaría de nuevo el Tribunal Supremo. Demasiado tarde, ya que le dio tiempo a averiguar la verdad. Quizás sea la razón por la que el estado sigue ocultando miles de archivos con la Ley de Secretos Oficiales. El gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado que lo revisará. Seguimos esperando.

Era un indeseable que acabó matando al Guardia Civil Antonio Torralbo en un cámping de Tarragona

Antes de proseguir habría que conocer los hechos: en la España de 1974, Heinz Ches era simplemnete un indeseable polaco que acabó matando a un Guardia Civil, Antonio Torralbo en un cámping de Tarragona. Entonces se supo que llegó a España clandestinamente en noviembre de 1972. En diciembre, hirió de un disparo a un guardia civil en el puerto de Barcelona sin que existiera siquiera una conversación previa, o algo que pudiera haber desencadenado el incidente. Una semana después asesinó a Torralbo.

¿Por qué fijarse en la historia de Chez? "La realidad es que la historia de su ejecución está ligada a la de Salvador Puig Antich", explica Ribenbauer, "porque fue una operación de propaganda franquista para hacer ver que Antich no era más que un criminal como el propio Ches y no un luchador antifranquista, es decir se supo que en realidad a Chez le ejecutaron el mismo día que Antich para desmitificar cualquier tipo de opresión política".

Boadella y 'La Torna'

A partir de ahí hay otro hito: el dramaturgo Albert Boadella con su grupo de entonces, Els Joglars, estrenó una obra de teatro en 1977, 'La Torna', que mostraba precisamente esa historia: la escenificación de esos dos ajusticiamientos para desmontar a Antich. Chez sería un figurante más a pesar de ser en definitiva un asesino y un indeseable. No sería tan descabellado, porque a Boadella le metieron en la cárcel por su versión de los hechos.

placeholder La bala que mató a Antonio Torralbo
La bala que mató a Antonio Torralbo

Sin embargo, llamó la atención, muchos años después de Ribenbauer, que en 1995 decidió investigar quién era ese desconocido polaco que había sido ejecutado junto a Antich y al que nadie hizo caso: murió sólo, sin familia, ni nadie que le defendiera en las calles y fue enterrado en una fosa común. Raúl no niega una parte obsesiva y parcial en la historia:

"Reconozco que es muy difícil de explicar pero después de comenzar la investigación y recuperar todos los papeles en una carpeta que tenía con ellos en 2002, siento una conexión con el desconocido ejecutado y no tanto con Torralbo, el guardia civil asesinado, a pesar de que conozco también su ficha y es muy triste. Es debido a que la historia de ese personanje anónimo es también la de un activismo que se basaba en que las autoridades entregaran el sumario del juicio. Esto es muy importante yo entonces no sólo luchaba por desenmascarar el misterio de Heinz Ches sino porque el resto de investigadores y periodistas pudieran acceder a esa información oculta del franquismo".

Una parte importante es el activismo por revelar los documentos ocultos del franquismo

En 'El silencio de Georg' se detalla a partir de una serie de capítulos numerados como 'Casettes': las grabaciones de los personajes que comienza a entrevistar para deshilachar el misterio: el abogado del reo, el sacerdote que le atendió antes de la ejecución, los jueces del tribunal militar... Se lee como un tiro. A camino entre un Ciudadano Kane de Orson Welles y una novela de Raymond Chandler.

El silencio de Georg

Resultó que Heinz Ches se había inventado su biografía cuando fue apresado porque en realidad habían sido perseguido por la Stasi en su país natal, la RDA y temía por su familia. Estaba en lo cierto. Sin embargo, lo peor es que Riebenbauer, que consiguió al final acceder parcialmente al sumario antes de que el Tribunal Supremo le revocara el derecho, pudo descubrir que las autoridades franquistas lo supieron con anterioridad a su ejecución.

En un informe de la Interpol estaba la verdadera identidad de Heinz Ches: Georg Welzel. Riebenbauer localizó a su madre y a su hermana en Cottburgo. Fue a verlas y al final supieron qué había sido de Georg, desaparecido tantos años atrás. Nadie les dijo nunca nada aunque se podía haber sabido. Riebenbauer lucha contra esa injusticia, la pena de muerte y la ocultación de los documentos franquistas.

Pero queda algo sin resolver: ¿por qué mató Georg Welzel a Antonio Torralbo? "Nunca lo he podido averiguar, yo creo que Welzel -ya no es Heinz Ches- se equivocó desde que llegó a España. Fue tomando malas decisiones y acabó siendo un asesino. Pero no sabemos por qué lo hizo, no lo dijo nunca. Es el silencio al que se refiere el título". El último misterio que nadie podrá resolver nunca precisamente debido a la pena de muerte: "¿No habría valido la pena encerrarlo y averiguar por qué lo hizo en vez de ejecutarle?" se pregunta aún Ribenbauer.

En la agonía del franquismo, tras el asesinato del presidente del gobierno Carrero Blanco, el garrote vil que le dieron a Salvador Puig Antich marcó muchas vidas en España. La de su familia y también la de más de la mitad de un país que protestó hasta la extenuación para que la dictadura no ejecutara aquella sentencia de muerte del 2 de marzo de 1974. Estaba previsto que ese día el garrote ajusticiara a tres condenados, pero finalmente fueron sólo dos y a uno de ellos no le recuerda nadie. Marcaría la vida también de Raul Ribenbauer, entonces un niño, que veinte años después se obsesionaría con la maldita fecha del día en el que realmente se cumplió la venganza por el asesinato del almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973. Y no sería la última.