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Quién está detrás de los partidos de extrema derecha independentista

El FNC, Aliança Catalana y Som Identitaris arañan unos miles de votos y consiguen resultados sorprendentes. Uno de sus rostros más visibles es Sílvia Orriols, que ha conseguido ser la fuerza más votada este 28-M en Ripoll

Foto: Foto: Reuters/Albert Gea.
Foto: Reuters/Albert Gea.

La extrema derecha independentista también existe. En estas elecciones municipales, algunas de las formaciones del soberanismo xenófobo y extremista han asomado sus orejas en las urnas. No sacaron mucha representación, pero simbolizan la plasmación de un fenómeno que comienza a asentarse en Cataluña: la consolidación de un núcleo duro separatista, unilateralista y que antepone la cultura y las costumbres catalanas a cualquier otra consideración. En este magma independentista extremista, destacan tres formaciones que llevan años esforzándose por articular una fuerza mayoritaria: Front Nacional de Catalunya (FNC), Aliança Catalana y Som Identitaris (SOMI). Uno de sus rostros más visibles es Sílvia Orriols, que ha conseguido ser la fuerza más votada este 28-M en Ripoll con seis concejales.

Algunos miles de votos se fueron a estas formaciones, que encuentran un caldo de cultivo idóneo en el magma unilateralista que durante años se alentó desde el propio Govern, especialmente en la época de Quim Torra, y al que amplios espectros del independentismo tradicional no le hacen ascos. En cambio, la CUP, de signo contrario, es decir, de la extrema izquierda, ha sido siempre muy beligerante con estas formaciones, lo mismo que amplios sectores de ERC. Pero no hay enemigo pequeño y en algunas localidades esas fuerzas dieron la campanada y laminaron a los grandes partidos independentistas, que quedaron relegados a la segunda plaza, como en Ripoll, donde los grandes perdieron estrepitosamente ante una formación de nuevo cuño como Aliança Catalana.

Foto: Acto de RNC en Castelló d’Empúries.

La mayor de ellas es el FNC, un partido liderado por Albert Pont, que es a su vez el máximo dirigente del Cercle Català de Negocis (CCN), una plataforma empresarial fundada, entre otros, por Joan Canadell, expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y actual diputado de Junts per Catalunya (JxCAT). Pont fue uno de los que propugnaban, junto a una escisión de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), articulada en torno a la plataforma Donec Perficiam, una lista única independentista para el 14 de febrero de 2021. Los impulsores llegaron a celebrar una primera reunión de todos los partidos independentistas, cumbre a la que no asistieron ERC ni la CUP. Cuando ya estaba convocada la segunda cita, se conoció que estos partidos de extrema derecha catalanista estaban tramando una lista única con el beneplácito de Junts per Catalunya, lo que provocó que esta formación declinase asistir a la segunda cumbre y el proyecto languideció. El representante y partidario de esas negociaciones era el entonces vicepresidente del Parlament, Josep Costa, hombre de confianza en la Cámara legislativa catalana de Carles Puigdemont. Pont, no obstante, concurrió a las autonómicas en solitario con el FNC y obtuvo 4.976 votos en toda Cataluña, que no le bastaron para tener representación parlamentaria.

La vuelta del somatén

En su manifiesto, el FNC propugna “la declaración unilateral de la independencia de Cataluña sin esperar el permiso de terceros, constituyéndonos inmediatamente en una república catalana libre”. Reclama “la creación de una nueva policía y de una milicia” y la reinstauración del “somatén”, una institución parapolicial o cuerpo armado civil potenciado, curiosamente, por el dictador Primero de Rivera y por Francisco Franco.

En estas municipales, el Front obtuvo 3.529 votos en toda Cataluña y logró seis concejales. Pero, entre ellos, una alcaldía con mayoría absoluta: La Masò, en Tarragona, cuyos siete concejales estaban en manos de JxCAT. En esta ocasión, el FNC logró cuatro sillones con 91 votos y Junts se quedó con 67 votos y tres ediles. En la localidad de Manresa, el FNC acaparó 1.618 sufragios, por encima de Vox (que obtuvo un representante), PP, MECP y Ciudadanos, que no lograron representación. La Masò, ubicada en la comarca de Alt Camp, al norte de Tarragona, era un antiguo núcleo de población que en 1391 el arzobispado de Tarragona compró al rey Juan I de Aragón y en cuyo escudo de armas figura la cruz templaria, en referencia a una residencia (o mesón, de ahí su nombre) que los caballeros del Temple tenían en el lugar.

Foto: El empresario Santiago Espot, uno de los asistentes a la reunión. (EFE/Víctor Lerena)

El Front considera “una gesta” los dos concejales obtenidos en Manresa y la alcaldía de La Masò. “Son los dos bastiones que han de catapultar nuestro proyecto”, dice un mensaje del pequeño partido. Su mensaje es claro: “O los catalanes nos organizamos en clave unilateralista y nacionalista o Cataluña caerá plenamente en manos del ocupante, que hoy por hoy controla buena parte de la gestión de gobierno”. Los resultados obtenidos, asegura la formación, son fruto de su trabajo. “Es preciso trabajar duro. Si se trabaja duro y en la línea correcta, se obtienen resultados. Manresa nos marca el camino. Este es el objetivo para el nuevo ciclo que comienza”. Respecto a la pequeña población de La Masò, el partido señala: “Hemos hecho historia. Primero, será el pueblo. Pero que sepáis que el nacionalismo y el independentismo han brotado en el Alt Camp”. En la ciudad de Barcelona, el Front logró 930 sufragios, y en la de Girona, logró 158 votos más.

La sorpresa de Ripoll

Aliança Catalana, una de sus escisiones, logró otro hito histórico: ganar las elecciones municipales en Ripoll (Girona). En pleno Pirineo, el FNC había obtenido en las pasadas elecciones una concejala, la activista Sílvia Orriols, que se ha convertido en todo un símbolo no solo para el extremismo más ultraderechista y xenófobo del catalanismo, sino para activistas y dirigentes de otras fuerzas políticas, que la siguen con devoción, aunque en muchas ocasiones lo oculten.

Orriols se fue del FNC en 2020 por considerar a esta formación demasiado blanda y creó Aliança Catalana, que contra todo pronóstico ganó estas elecciones municipales, obteniendo seis concejales y pasando por encima de ERC y de Junts per Catalunya. En Ripoll, esta fuerza logró ser la más votada, con 1.401 sufragios, mientras que Junts obtuvo 760; ERC, 734; el PSOE, 619; la CUP, 563, y la formación IDC, 380. En 2019, con el FNC, Orriols había cosechado solo 503 votos y la fuerza mayoritaria era JxCAT, que logró 2.260. La propia ERC tuvo 936 en los anteriores comicios y los socialistas, 838. Con una estrategia abiertamente xenófoba y de rechazo a las costumbres de los extranjeros musulmanes, la activista le dio la vuelta al marcador y pasó por encima de todos sus rivales. Su último mensaje antes de las elecciones es toda una declaración de principios: “Quiens generan el efecto llamada inmigratorio y subvenciona el auge demográfico del islam son los consorcios de bienestar social. Eso se ha de acabar y lo acabaremos”. Poco después, lanzaba otro mensaje: “Este 28 de mayo, no me dejéis sola. Salvemos Ripoll 2023. ¿Me ayudas a llegar a todos?”.

Foto: Miles de personas asistieron a un acto de Carles Puigdemont en Perpiñán en 2020. (EFE/David Borrat)
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Ignacio Cembrero Infografía: Rocío Márquez

En toda Cataluña, Aliança Catalana obtuvo 1.806 votos, bastantes menos que el FNC. Pero su éxito fue mayor porque consiguió penetrar en el feudo independentista de Ripoll, en pleno Pirineo. La escisión protagonizada por Orriols se presentó en un total de tres localidades y también obtuvo un concejal en Manlleu y otro en Ribera d’Ondara. Precisamente, en Manlleu logró su sillón de concejal ocupando en el pleno municipal el sitio que en 2019 fue a parar a Som Identitaris, otro partido de tinte xenófobo.

Som Identitaris, nacido en 2016, tiene como líder a Josep Anglada, que hace una década creó Plataforma per Catalunya (PxC), que llegó a protagonizar un boom electoral. Las sucesivas peleas internas y escisiones acabaron hundiendo a esa fuerza. Ahora, Anglada ha vuelto a dar la campanada con Som Identitaris (SOMI) en una ciudad emblemática como Vic, donde él ejerció como concejal entre 2003 y 2019: en 2023 ha obtenido dos concejales. Esta pequeña formación se presentaba también en Barcelona (donde obtuvo 206 votos), El Vendrell y Santa Oliva, pero no obtuvo representación en ninguna de ellas. En la primera, SOMI logró 247 votos (el ganador fue el PSC, con 4.561 votos y nueve concejales, mientras que ERC obtuvo 2.639 sufragios y cinco representantes y Vox se convirtió en la tercera fuerza, con 1.275 votos y dos concejales). En Santa Oliva, un pequeño pueblo de millar y medio de almas y con un consistorio de 11 miembros, SOMI logró solo cuatro votos. Una nimiedad, porque ni siquiera los componentes de su candidatura votaron al partido, pero no por ello menos destacable.

La extrema derecha independentista también existe. En estas elecciones municipales, algunas de las formaciones del soberanismo xenófobo y extremista han asomado sus orejas en las urnas. No sacaron mucha representación, pero simbolizan la plasmación de un fenómeno que comienza a asentarse en Cataluña: la consolidación de un núcleo duro separatista, unilateralista y que antepone la cultura y las costumbres catalanas a cualquier otra consideración. En este magma independentista extremista, destacan tres formaciones que llevan años esforzándose por articular una fuerza mayoritaria: Front Nacional de Catalunya (FNC), Aliança Catalana y Som Identitaris (SOMI). Uno de sus rostros más visibles es Sílvia Orriols, que ha conseguido ser la fuerza más votada este 28-M en Ripoll con seis concejales.

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