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Los fogoneros de la CUP: quién es quién en el think tank del independentismo radical
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Los fogoneros de la CUP: quién es quién en el think tank del independentismo radical

Varios exmilitantes de Terra Lliure se mezclan con exdiputados, abogados, científicos y activistas para guiar la estrategia ideológica de la izquierda soberanista

Foto: El antropólogo Eudald Carbonell, hombre de peso en el consejo de la CUP. (EFE/Alejandro García)
El antropólogo Eudald Carbonell, hombre de peso en el consejo de la CUP. (EFE/Alejandro García)

La CUP ya tiene laboratorio de ideas. Se trata del Consejo Honorífico del Centro de Estudios de la Unidad Popular (CEUP), un órgano de notables destinado a reivindicar algunas figuras pero también para dar relumbrón al think tank cupero y dotarlo de músculo, especialmente en cuanto a referencias sociales y a trayectorias de sus componentes. Este órgano está formado por 18 personas, aunque no todas provienen del independentismo, sino que entre sus miembros hay personajes con señalados antecedentes anarquistas o sindicalistas, por ejemplo.

El CEUP, según la CUP, quiere ser “un espacio de pensamiento y reflexión, de formación y un centro de documentación y promoción de la memoria política del país. Esta institución nace con la finalidad de ser un espacio desde el que generar herramientas e ideas para el debate en torno del proyecto de la unidad popular y con capacidad propia para analizar fenómenos y procesos sociopolíticos, económicos y culturales”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
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La CUP sigue así su hoja de ruta, que quiere repensar el independentismo venidero. Esta organización lleva meses rumiando su futuro, estableciendo una serie de cambios en su estructura y en su estrategia y buscando nuevos aliados. Mientras ERC apuesta con decisión y públicamente por “ensanchar la base” tratando de atraer al mundo posconvergente, al socialista e incluso al nacionalista moderado no independentista, la CUP apuesta por perfiles más marcados y comprometidos: ha incluido en su laboratorio a abogados, sindicalistas, exdiputados, científicos, periodistas o exmiembros de Terra Lliure directamente.

Vinculados a Terra Lliure

Varios de los 17 miembros de su consejo tuvieron alguna vinculación con la antigua organización terrorista catalana. El primero de ellos es Carles Sastre, que hasta 2020 fue secretario general de Intersindical CSC, el sindicato independentista de referencia. Sastre militó en el Exèrcit Popular Català (Epoca) y fue uno de los fundadores de Terra Lliure. En 1977, fue detenido y condenado por el asesinato del empresario José María Bultó, a quien le adosaron una bomba al pecho (también se le acusó de asesinar al exalcalde de Barcelona Joaquín Viola, pero fue absuelto por falta de prueba, a pesar de que el hijo de la víctima lo reconoció más tarde como uno de los asaltantes de su casa). Tras aplicársele la Ley de Amnistía ese mismo año, escapó a París. En 1985, fue detenido en Puigcerdà y condenado a 48 años de cárcel por asesinato y luego a 18 años más pertenencia a banda armada y tenencia de armas. En 1996 fue puesto en libertad.

Foto: La líder de JxCat, Laura Borràs (i), y el secretario general del partido, Jordi Turull. (EFE/Enric Fontcuberta)

Otro miembro del consejo de notables también fue uno de los fugados a Francia a principios de los 80: Aleix Renyé, también miembro de Epoca y de Terra Lliure. Pero es especialmente destacable la presencia de Blanca Serra, una lingüista hermana de Eva Serra (ya fallecida) y de Josep de Calassanç Serra, otro de los fundadores de Terra Lliure. En 1992, fue detenida y acusada junto a su hermana y su cuñado, Carles Castellanos, de pertenencia a la organización terrorista catalana. El químico Agustí Barrera (detenido por primera vez en 1965 junto a Castellanos) también forma parte del consejo. A finales de los 60, se integró en el PSAN y a comienzos de los 80 impulsó el sindicato Collectius Obreres en Lluita (COLL), nacido de una escisión de CCOO e integrado más tarde con la Coordinadora Obrera Sindical (COS), que hoy también es otro sindicato de referencia independentista.

Dos miembros más del comité tuvieron problemas con la justicia: se trata de Pep Musté y Ramon Piqué, ambos detenidos en 1992 por orden del juez Baltasar Garzón, acusados de programar desórdenes durante los JJOO de ese año. Musté fue condenado a un total de 42 años de prisión (por pertenencia a banda armada, tenencia de explosivos, tenencia ilícita de armas, terrorismo, cuatro delitos de tentativa de terrorismo y 15 delitos de lesiones), pero en 1996 salió en libertad. Piqué, que como los anteriores militó activamente en las principales formaciones independentistas de los años 80 y 90, fue el portavoz de los detenidos en la Operación Garzón. Fue condenado a 6 años por colaboración con banda armada por delitos cometidos entre 1988 y 1992. Actualmente es el presidente de la Asociación Memoria contra la Tortura. En 1996, el Gobierno español socialista indultó a Musté. Unos meses más tarde, el primer Gobierno de José María Aznar, indultó a Piqué.

Eudald Carbonell, hombre de peso

El consejo de la CUP tiene otro nombre de peso: el antropólogo Eudald Carbonell, catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili y uno de los directores de las excavaciones de Atapuerca. Carbonell proviene del PSUC (fue número 2 de este partido por Girona en 1979), pero en los últimos años se ha alineado con el independentismo. De ese partido (que era el equivalente al PCE en Cataluña) provienen varios de los notables fichados para el consejo cupero: Magda Ballester, Jaume Oliveras (que llegó a ser portavoz psuquero en Badalona) y Ramon Majó. Este último fue detenido en 1973 en la célebre operación de la Asamblea de Cataluña. Posteriormente participó en el Moviment per la Pau y formó parte de una brigada de solidaridad sandinista en Nicaragua.

Foto: Eudald Carbonell, codirector del yacimiento de Atapuerca. (Susana Santaría/Fundación Atapuerca)

El sindicalista Armando Varo, uno de los líderes de SEAT, es otro de los fichajes. En los años 70, tuvo que exiliarse al ser buscado por sus actividades sindicales en CCOO (fue readmitido en la compañía automovilística en 1977). Más tarde, se decantó por el anarcosindicalismo y acabó militando en la CGT. También la filóloga Roser Vernet tuvo que escapar de España debido a su militancia en el Front Nacional de Catalunya (FNC), que nada tiene que ver con el FNC actual. Pasó por Bélgica y Francia entre 1977 y 1984. Àlvar Valls, escritor y exmilitante de Epoca, es otro veterano activista con acciones sonadas en los años 70 del pasado siglo. Fugado en París, pasó a residir en Andorra, país en el que vive actualmente. El mallorquín Tomeu Martí, insumiso en los años 90, también forma parte del pelotón de fogoneros de la CUP. En 1997, fue juzgado por insumisión al servicio militar. El fiscal le pedía 4 años de prisión, pero el tribunal le condenó a 8 años de inhabilitación y 365.000 pesetas de multa (2.194 euros).

Abogados con pedigrí

El consejo tiene en su elenco otros dos nombres de categoría: August Gil Matamala y Mateu Seguí. Ambos son abogados. El primero, padre de la actriz Ariadna Gil, fue uno de los tradicionales defensores y abogado de referencia de los independentistas detenidos desde los años 70. Experto jurista, en su juventud militó en el PSUC. Seguí es un prestigioso abogado barcelonés que ha llevado temas tan mediáticos como el caso Scala (el sindicato CNT fue acusado de prender fuego a la sala de fiestas Scala, pero hay indicios suficientes para pensar que fueron infiltrados de los cuerpos de seguridad del Estado los promotores del atentado). También se encargó de la defensa de sindicalistas de SEAT acusados de fundar el Ejército Revolucionario de Ayuda a los Trabajadores (ERAT), a quienes se acusaba de varios atracos. Es también el letrado de Amical de Mauthausen.

Foto: Manifestación convocada por la CUP en Barcelona. (EFE/Quique García)

El elenco de notables se cierra con dos exdiputados de la propia CUP: Gabriela Serra y Julià de Jódar. La primera era militante de organizaciones cristianas y comunistas. Pasó por el Moviment Comunista de Catalunya (MCC) y por Germanor Obrera d’Acció Catòlica para acabar en Fundació por la Pau, Justícia i Pau, Òmnium Cultural o el Consell Català de Foment per la Pau, entidad de la que es presidenta. De Jódar es escritor, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea y diplomado en Ingeniería Técnico-química. Fue, como su compañera, diputado entre 2015 y 2016, pero ya en 2012 había figurado en las listas de la CUP en un lugar simbólico: la lista la cerraban August Gil Matamala, De Jòdar y el futbolista del Barça Oleguer Presas.

Al margen de este comité de notables, el CEUP está apoyado por referentes internacionales como Marcello Musto, Jodi Dean y Özgür Günes. El primero es profesor de sociología en la Universidad de York, en Canadá, y uno de los neomarxistas que más adoran al viejo pensador comunista, actualizando sus ideas y teorías. Dean es una politóloga estadounidense estudiosa del comunismo y crítica con el stalinismo por su falta de cintura a la hora de absorber cambios sociales o nuevas teorías sociológicas. Su mayor empeño es desligar la época de Stalin de lo que debería ser el comunismo. Günez es una economista turca que estudió en Cataluña. Trabajó en el Ciemen (entidad independentista) y entre 2016 y 2017 coordinó el proyecto Las violaciones de los derechos humanos a raíz de la destitución de los gobiernos municipales electos en el territorio kurdo de Turquía, financiado por el Ayuntamiento de Barcelona. Es fundadora de la entidad cooperativa CollectivaT y está considerada una experta en teorías y políticas de integración de inmigrantes y en teorías del feminismo y del marxismo.

La CUP ya tiene laboratorio de ideas. Se trata del Consejo Honorífico del Centro de Estudios de la Unidad Popular (CEUP), un órgano de notables destinado a reivindicar algunas figuras pero también para dar relumbrón al think tank cupero y dotarlo de músculo, especialmente en cuanto a referencias sociales y a trayectorias de sus componentes. Este órgano está formado por 18 personas, aunque no todas provienen del independentismo, sino que entre sus miembros hay personajes con señalados antecedentes anarquistas o sindicalistas, por ejemplo.

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