El independentismo radical coquetea con la ultraderecha para armar una plataforma conjunta

El independentismo más radical trabaja ya en una nueva plataforma. El pasado 29 de mayo se reunieron en Sant Cugat los representantes de diversas formaciones para explorar la posibilidad de que hubiese una cuarta candidatura soberanista a la Generalitat, una alternativa a lo que fue Primàries en las municipales de Barcelona. En el encuentro, hubo miembros de JxCAT, Asamblea Nacional Catalana (ANC) y el Consell per la República, pero también de organizaciones de ultraderecha catalana como Front Nacional de Catalunya (FNC) o Aliança Catalana, que tienen como principal enseña la ruptura con España y la lucha contra la inmigración. Entre los asistentes estaba Joan Matamala, hermano del senador de JxCAT Josep Maria Matamala y muy cercano a Carles Puigdemont.

La reunión tuvo lugar en la Masia can Ametller, según avanzó 'NacióDigital'. Estudiaban la posibilidad de crear una candidatura alternativa a los tres partidos independentistas. Una versión de derechas de la CUP y marcada por no estar vinculada a las instituciones. La ANC ya ha manifestado su intención de presentarse a las próximas autonómicas ante el desencanto que han generado las fuerzas con representación en las bases de estas formaciones.

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A la cita acudieron medio centenar de personas, entre quienes había representantes del independentismo más radical, como el empresario Jordi Roset (Petrolis de Catalunya, socio del diputado Joan Canadell); el presidente del Cercle Català de Negocis, Albert Pont, quien además es cabeza de lista del FNC, o Santiago Espot (Catalunya Acció). Entre los moderados estaban Joan Matamala y Jaume Marfany, exdirigente de ANC y presidente de la Coordinadora de Asociaciones por la Lengua; Àngels Folch, exdirigente de ANC y de la Asamblea de Representantes del Consell por la República —el Parlament paralelo de Puigdemont—, y Joan Manuel Ximenis, exconcejal de la CUP.

A medida que avanza el 'posprocés', los partidos independentistas tienden a una fragmentación todavía más grande. No es solo la ANC, que pretende convertirse en marca electoral, es un proceso generalizado en todas las formaciones.

El fin del PDeCAT

Tras la ruptura de Unió quedó Demòcrates como partido demócrata cristiano e independentista. Pero también el propio PDeCAT se fragmentó con la creación de JxCAT por parte de Carles Puigdemont. El propio PDeCAT continuó esta dispersión con la aparición de Centrem, partido que encabeza la 'exconsellera' Àngels Chacón. Crecen las siglas, pero no los votos: se perdieron 700.000 sufragios independentistas entre las últimas elecciones autonómicas —2020— y las anteriores. El 52% se debe al abstencionismo constitucionalista y a cómo la Ley Electoral prima a los territorios menos poblados.

La crisis del PDeCAT alentó la dispersión de siglas independentistas

El intento de un nuevo partido ya se exploró en plena pandemia del covid-19, cuando hubo una reunión telemática de este tipo. De nuevo, hubo un escándalo por la presencia de partidos de ultraderecha y porque participó en el encuentro Josep Costa, vicepresidente del Parlament.

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La creación de nuevos espacios choca directamente con ERC y su estrategia de 'ampliar los espacios'. Los republicanos quieren ser más. Pero hay un sector del independentismo que más que cantidad quiere una mayor 'pureza' en la constitución de las formaciones. Consideran que impulsar una marca puede volver a servir para que la gente se ilusione. Pero los militantes tampoco crecen. JxCAT tiene 6.000 seguidores y el resto de las enseñas electorales, cantidades muy inferiores.

Sector muy minoritario

Los sectores de ultraderecha independentista son muy minoritarios. En las últimas elecciones autonómicas, el FNC, por ejemplo, solo consiguió el 0,18% de los votos. Desde ERC, se espera que el mismo cinturón sanitario que se aplica a Vox se aplique a este tipo de partidos. Sin embargo, encuentros como el del pasado 29 de mayo vuelven a poner esta cuestión en la picota. Además, difícilmente podrá haber unidad entre sectores tan heterogéneos cuando formaciones como ERC y JxCAT no se ponen de acuerdo en nada pese a formar parte de un Gobierno de coalición en la Generalitat.