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CRISIS EN LA GENERALITAT

La CUP exige otro referéndum y deja a Aragonès a merced de los votos constitucionalistas

Un documento aprobado este fin de semana fija las condiciones de los anticapitalistas para apoyar al Govern, pero son inasumibles para ERC. El veto de Junqueras al PSC complica aún más la situación

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Alberto Estévez)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Alberto Estévez)

Pere Aragonès no lo tendrá fácil para gobernar en solitario, tal y como planea. El frente independentista que quiere priorizar se ha ido por el desagüe. Si primero JxCAT abandonó el Govern, ahora es la CUP quien ha puesto sobre la mesa unas condiciones tales que son imposibles de cumplir. Menos con un Ejecutivo como el que ha formado. Poble Lliure, el partido más numeroso de los que componen la formación anticapitalista, pone al ‘president’ de la Generalitat contra las cuerdas.

La primera de esas medidas es la disolución del Parlament y la convocatoria inmediata de elecciones. "No se puede prolongar artificialmente un Gobierno al que los errores e imprudencias de sus dos actores principales [ERC y JxCAT] han ido debilitando", dice el documento ‘cupero’. Y pone la diana en Aragonès: "No se puede gobernar habiendo perdido más de la mitad del apoyo inicial. Los 33 votos existentes no permiten gobernar en una situación de emergencia grave".

Foto: Imagen de archivo de una manifestación convocada por la CUP con motivo de la Diada. (EFE/Alejandro García)

La CUP reclama un nuevo Govern "liderado por políticos dispuestos tanto a saltar el muro del autonomismo como a afrontar decididamente la crisis social, ambiental y de recursos que ya está aquí". "Un nuevo Govern (…) que se enfrente al oligopolio español e internacional y al Ibex 35 siempre que sea preciso. Y, finalmente, que aborde el conflicto abierto con el Estado desde el realismo: el PSOE es un pilar del régimen, no un aliado", advierten.

La formación anticapitalista hace una propuesta de programa con tres ejes fundamentales: rehacer la unidad de acción independentista, establecer un programa claro contra la crisis social, económica y ecológica y abordar un plan de choque contra la sustitución lingüística. Respecto al primero, reclaman a ERC "fijar objetivos y plazos inmediatos a la mesa de diálogo": "La superación de los cuales no ha de suponer el abandono de la negociación, pero sí, como mínimo, la convocatoria de un nuevo referéndum unilateral, que debería ir acompañado de un pacto de claridad dentro de la sociedad catalana". El plazo para confiar en la mesa de diálogo es demasiado corto: debería expirar a principios de 2023 y, en ese instante, pactar la fecha del nuevo referéndum unilateral.

Supeditado al Consell per la República

Pero eso es solo el inicio. La CUP también exige que Aragonès dé "apoyo explícito a las instituciones republicanas fuera del marco de las instituciones autonómicas, como el Consell per la República u otras fuerzas que puedan crearse", al mismo tiempo que demanda "rehacer la dirección estratégica con todas las fuerzas políticas y sociales del independentismo". Hay que recordar que la formación como tal no forma parte del Consell per la República que preside Puigdemont, pero sí Poble Lliure, que tiene a uno de sus dirigentes, Guillem Fuster, en la cúpula de ese órgano áulico. De hecho, esa petición ya fue hecha por JxCAT como condición para no abandonar el Govern y fue rechazada por Aragonès.

En este contexto, la CUP reclama también que el Govern apoye "las iniciativas populares, como las llamadas ‘eines de país’ o el sindicalismo catalán". Las ‘eines de país’ son la marca electoral de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) a las instituciones, para copar las estructuras de entidades civiles y ponerlas al servicio de intereses políticos partidistas y crear tensión con el Estado.

Foto: Una persona participa en una manifestación convocada por la CUP. (EFE/Alejandro García)

Con estas exigencias, Pere Aragonès queda totalmente a merced de los votos de partidos no independentistas. Si alguna opción tenía de mantener determinados apoyos en el frente independentista, con este posicionamiento no le quedan más opciones que confiar en otras fuerzas parlamentarias para gobernar. Los números son muy claros: ERC tiene solo 33 escaños, cuando la mayoría absoluta está en 68 diputados. Con el apoyo del PSC (33 representantes) y los comunes (nueve) podría afrontar con relativa comodidad el resto de legislatura, pero no parece una opción viable en este momento.

Oriol Junqueras se encargó de hacer añicos su sueño. Vetó a los socialistas como ‘fuerza amiga’ en el Parlament. De hecho, el presidente de ERC siempre ha sido reacio a los pactos con partidos constitucionalistas. Su deseo fue siempre apostar por el eje identitario y convertir Esquerra en la fuerza principal del sector soberanista. Con este rechazo, Junqueras resuelve dos grandes cuentas que tenía pendientes. Revalida su apuesta por el frente independentista y ajusta cuentas con Aragonès, que había sido su pupilo y su escudero más fiel. En los últimos meses, las relaciones entre ambos no pasaban por su mejor momento.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto al presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Quique García)

El líder de los republicanos se quejó en varias ocasiones a su círculo más íntimo de que el ‘president’ gobernaba a su criterio y no le consultaba las decisiones, lo que minó la confianza. De hecho, Junqueras ha maniobrado a su antojo en el partido, tanto como Aragonès en el Govern. Cada uno en su territorio. Pero ahora, cuando el jefe del Ejecutivo catalán necesita el apoyo de toda Esquerra, el máximo mandatario de la formación le pone contra las cuerdas.

Los puentes con JxCAT no existen. Y la CUP se encarga de dinamitar definitivamente los nexos que la vinculaban con ERC. Mientras Junqueras mantenga el veto de que con los socialistas no quiere saber nada, Aragonès se queda sin posibilidades de poder gobernar con una gestión medianamente responsable. El nuevo Govern se pone a caminar lastrado y sin un horizonte claro de hasta dónde puede llegar o con quién puede contar.

Pere Aragonès no lo tendrá fácil para gobernar en solitario, tal y como planea. El frente independentista que quiere priorizar se ha ido por el desagüe. Si primero JxCAT abandonó el Govern, ahora es la CUP quien ha puesto sobre la mesa unas condiciones tales que son imposibles de cumplir. Menos con un Ejecutivo como el que ha formado. Poble Lliure, el partido más numeroso de los que componen la formación anticapitalista, pone al ‘president’ de la Generalitat contra las cuerdas.

CUP Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Oriol Junqueras
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