La patronal soberanista llama a usar las papeletas del 1-O como voto protesta el 28-M

La patronal independentista de Cataluña va a por todas y anima a utilizar papeletas del referéndum independentista para boicotear las elecciones municipales del próximo mes de mayo y las generales que deberían celebrarse a finales de este año. El Cercle Català de Negocis (CCN), entidad que pretende ser el germen de una patronal separatista, es quien pretende, de esta manera, boicotear los próximos comicios. Si sale bien, la estrategia se reproducirá en las próximas autonómicas.

El CCN fue creado en 2008 e impulsado, entre otros, por Joan Canadell, expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y actual diputado de Junts per Catalunya (JxCat), que también fue durante años el secretario general del Cercle. Su actual presidente es Albert Pont, cabeza de lista de la candidatura del Front Nacional de Catalunya (FNC), considerada una organización de la extrema derecha catalanista. El CCN, igual que el FNC, es una organización unilateralista que denuncia que Cataluña está sometida a un saqueo fiscal de 16.000 millones de euros anuales por parte de España.

El CCN presume de haber organizado a lo largo de su historia “más de 1.800 actos públicos en colaboración con muchas otras entidades, con la finalidad de divulgar las motivaciones económicas en favor de la independencia de Cataluña”.

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La junta directiva del Cercle, renovada en octubre de 2022, sitúa a Pont en la cúpula de la entidad. La reducida dirección está formada también por Josep Maria Mas, Sergi Perramon, Xavier Campos y Carles Valbuena. Mas es vicepresidente del CCN y coordinador nacional de la candidatura Primàries Catalunya, hasta las últimas elecciones la lista apoyada implícitamente por la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) y en esta ocasión sustentada por algunos grupúsculos radicales independentistas. Perramon, por su parte, será el candidato del FNC a la alcaldía de Manresa en las próximas municipales. Campos es el responsable de relaciones internacionales del CCN, es funcionario de la ONU y colaborador de una consultoría suiza especializada en internacionalización de empresas, mediación, arbitraje internacional y resolución de conflictos. Valbuena es empresario y “analista político”.

No votar a ERC, Junts y la CUP

La junta ha decidido pedir a los simpatizantes del independentismo a que voten en las elecciones del próximo mes de mayo “con la papeleta del 1-O de 2017” en los lugares donde no concurran “opciones políticas independentistas alternativas a las de los partidos del procés soberanista”. Con ello, se quiere provocar un aumento singular de votos declarados nulos para arrogarse la representación de esos sufragios huérfanos.

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Pero, en realidad, la propuesta oculta que se trata de un misil en toda regla contra los partidos independentistas parlamentarios. En otras palabras, pide a los activistas que no voten a ERC, JxCat o la CUP y que, de no votar a las opciones más radicales y extremistas, opten por depositar una papeleta de las que se utilizaron para votar en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Para ello, remite a imprimir una copia a partir de su misma web, de las redes sociales por donde ha distribuido copias e incluso remite a la página web de la Generalitat en la que aún es accesible el modelo de papeleta que se hizo servir para el referéndum ilegal y que no fue desconectada.

Después de las municipales, elecciones en que se ensayará el boicot, la junta someterá a la asamblea general de socios la iniciativa de imprimir un millón de papeletas para distribuir por toda Cataluña y acometer el boicot de las siguientes elecciones generales, que el propio CCN calcula que se celebrarán el 10 de diciembre de este año. En función del grado de movilización, el CCN “hará extensible esta campaña a las elecciones al Parlament de Cataluña previstas para 2024 y a todas las convocatorias electorales indefinidamente hasta que el Parlament levante la suspensión de la declaración de independencia y aplique el resultado del referéndum de autodeterminación sin más dilación”.

No a la Generalitat ni a Puigdemont

Tras la remodelación de su junta directiva, a finales de octubre pasado, el CCN emitió un comunicado para conmemorar el quinto aniversario de la proclamación de la independencia, votada en la cámara legislativa catalana. El 27 de octubre de 2017. En dicho comunicado, la patronal separatista afirmaba que en 2017 “la Generalitat de Cataluña fue el objetivo de un verdadero golpe de estado, una usurpación del poder a las instituciones catalanas que bajo el liderazgo del Estado español disfrutó de la connivencia de líderes políticos, partidos, funcionarios y cuerpos de seguridad del Estado (y de la propia Generalitat) con la finalidad de subvertir el nuevo orden político surgido del mandato popular del 1-O y dejar sin efecto la declaración de independencia aprobada por el Parlament”.

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La entidad, no obstante, también rechaza el papel de los partidos que pilotaron todo el procés y marca distancias con el Consell de la República, la entidad fantasma que preside Carles Puigdemont. En los inicios del Consell, los grupos que ahora se sitúan en el espectro político extremista independentista apoyaban la estrategia del fugado. Las cosas han cambiado mucho desde entonces.

“Constatamos que el Consell de la República ha pervertido todo el sentido por el que había sido creado: crear un Govern efectivo en el exilio que evidenciase la ruptura entre dos realidades constitucionales y que permitiese reorganizar las bases del soberanismo. En este último punto, es evidente cómo se han manipulado los diferentes llamamientos a la movilización social con la finalidad de identificar y procesar a los miembros más activos de las bases soberanistas. Entendemos, pues, que la sociedad catalana está inmersa en una profunda disonancia cognitiva donde se superponen los roles de víctima y verdugo”.

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El CCN acababa su discurso remarcando que no considera “ni a la Generalitat de Cataluña ni al Consell de la República como legítimos gobiernos de Cataluña. Es más, considera golpistas a los partidos con representación parlamentaria”. De ahí que ahora, con el apoyo de organizaciones extraparlamentarias y radicales, propugne un planteamiento radicalmente diferente al de la vía demócrata hacia la independencia.