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Una Cataluña sur independentista, una Cataluña norte ultraderechista
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Una Cataluña sur independentista, una Cataluña norte ultraderechista

En vísperas de la cumbre, los nacionalistas catalanes habían vuelto a reclamar el derecho a la autodeterminación de sus 'hermanos' del norte, que otorgan en las urnas mayorías absolutas al antiguo Frente Nacional

Foto: Miles de personas asistieron a un acto de Carles Puigdemont en Perpiñán en 2020. (EFE/David Borrat)
Miles de personas asistieron a un acto de Carles Puigdemont en Perpiñán en 2020. (EFE/David Borrat)
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"El objetivo está puesto en los Estados español y francés, en la cumbre, y en la voluntad de independencia”, declaraba Dolors Feliu, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), al diario ElNacional.cat. Su organización es la principal convocante de la concentración independentista en protesta por la cumbre que celebran este jueves en Barcelona el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Y en vísperas de la cumbre, los nacionalistas catalanes del sur habían vuelto a reclamar el derecho a la autodeterminación de sus hermanos del norte, que otorgan en las urnas mayorías absolutas al antiguo Frente Nacional. Dos latitudes situadas aparentemente en las antípodas ideológicas, pero con puntos en común.

La visita de Macron a Barcelona ha sido precedida por un aluvión de críticas al Estado francés por su política en la Cataluña norte, aunque siempre menos virulentas que las dirigidas al Gobierno español. La Intersindical Alternativa de Cataluña, un sindicato independentista, denunció, por ejemplo, la “presión que ambos gobiernos ejercen contra la presencia del catalán en el sistema educativo”. “Desarrollan una legislación que permite la progresiva puesta en minoría del catalán en las aulas”, criticaba.

La embestida contra la República francesa no ha llegado esta vez tan lejos como en el otoño de 2016 cuando, a propuesta de la CUP, el conjunto de los diputados nacionalistas acabaron votando en el Parlament una resolución en la que reclamaban el “derecho a la autodeterminación” para los Países Catalanes, empezando por Cataluña Norte. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés respondió que el Parlament se entrometía en asuntos que no eran de su incumbencia y que además atentaban “contra la soberanía de Francia”.

Foto: Aragonès saluda a Macron y Sánchez en la cumbre. (EFE/Quique García)

Otras muchas provocaciones no recibieron contestación alguna. Por ejemplo, cuando Germà Gordó, conseller convergente de Justicia de la Generalitat, afirmó en agosto de 2015, en la pequeña ciudad francesa de Prades, que la futura república independiente de Cataluña ofrecería la nacionalidad a todos los franceses residentes en la Cataluña del norte.

'Hermanos' del norte

Por mucho que se empeñen los independentistas de la Cataluña del sur en que sus hermanos del norte se autodeterminen, estos parecen cada vez menos proclives a adentrarse por ese camino. El antiguo Frente Nacional, ahora rebautizado Reagrupamiento Nacional, está en auge en el departamento de los Pirineos Orientales, que se ha convertido en uno de sus feudos electorales.

Ese departamento coincide en un 90% con lo que es la Cataluña del norte, aquella que quedó en manos de Francia en virtud del Tratado de los Pirineos de 1659. Se componía de seis comarcas, aunque una de ellas, Fenolleda, es más occitana que catalana. Esa división administrativa no existe hoy en día a ojos del Estado francés. Hasta el 31 de diciembre de 2015, los Pirineos Orientales pertenecían a la región del Languedoc-Rosellón, que al año siguiente fue fusionada con la de Mediodía-Pirineos para convertirse en Occitania.

Aquella disolución de la identidad catalana en un conjunto aún más amplio suscitó algunas protestas al grito de “oui au Pays Catalan” (sí al País Catalán) que llegaron a congregar en las calles de Perpiñán hasta 10.000 manifestantes, muchos de ellos venidos de España. Reclamaban una autonomía al estilo de la isla de Córcega, muy inferior a cualquiera de las que existen en el marco del Estado español. Ese malestar no tuvo consecuencias electorales.

Foto: Pleno del Ayuntamiento de Elna. (Ayuntamiento de Elna)

Los Pirineos Orientales tienen una superficie de 4.116 kilómetros cuadrados y allí viven unos 460.000 habitantes. Su población es 16 veces inferior a la Cataluña española. Un sondeo efectuado hace una década reveló que el 69% de los allí residentes se consideraban exclusivamente franceses, un 13% decían tener una doble identidad y solo un 2% se declaraban totalmente catalanes. Se calcula que casi un tercio de la población habla o, por lo menos, comprende la lengua catalana.

Prueba de la fortaleza del Reagrupamiento Nacional en el departamento es que en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, en abril pasado, su lideresa, Marie Le Pen, obtuvo el 56,33% de los sufragios, frente al 43,67% que cosechó Macron. Dos meses después, en la segunda vuelta de las legislativas, las candidatas de la extrema derecha, todas ellas mujeres, resultaron vencedoras en las cuatro circunscripciones, con porcentajes que oscilaron entre el 53,8% de la diputada Sophie Blanc y el 61,23% de Anaïs Sabatini.

Foto: Imagen de archivo de los disturbios que sacudieron Barcelona tras la detención de Puigdemont en 2018. (EFE/Andreu Dalmau)

Dos años antes, la derecha tradicional, que encarnaba Jean-Marc Pujol, fue desbancada del Ayuntamiento de Perpiñán. El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont le expresó en vano su apoyo en redes sociales porque le brindaba una buena cogida cada vez que, desde su exilio bruselense, llegaba a esa ciudad de 122.000 habitantes para dar mítines.

El nuevo primer edil es, desde 2020, Louis Aliot, del Reagrupamiento Nacional. Cuando aún se llamaba Frente Nacional, fue su vicepresidente y pareja de Marie Le Pen, de la que se separó hace años. Ignora a Puigdemont cada vez que pisa su ciudad. Perpiñán es, junto con Toulon (168.000 habitantes), una de las dos ciudades de más de 100.000 habitantes que gobierna en solitario la extrema derecha.

En ese feudo ultra que es la Cataluña francesa hay, sin embargo, excepciones como la de Elna, un pueblo de 9.250 habitantes cuyo alcalde, Nicolas García, es miembro del Partido Comunista de Francia. En septiembre del año pasado, decidió autorizar a sus concejales que hablaran catalán en los plenos del ayuntamiento a condición de que, a continuación, repitieran en francés lo que acababan de decir. Rodrigue Furcy, prefecto del departamento, no tardó en poner un recurso contra el nuevo reglamento municipal de Elna ante el Tribunal Administrativo de Montpellier.

No todo son malas noticias para la difusión y el aprendizaje del catalán en los Pirineos Orientales. Representantes del Estado francés, de la región de Occitania y del departamento firmaron, en junio pasado, un convenio para que en el plazo de 10 años todas las escuelas públicas, excepto las de la comarca de Fenolleda, ofrezcan clases de catalán a los alumnos que lo soliciten. Al acto de la firma asistió Francesc-Xavier Vila, director de Política Lingüística de la Generalitat, que no ahorra esfuerzos para impulsar el catalán del otro lado de los Pirineos.

"El objetivo está puesto en los Estados español y francés, en la cumbre, y en la voluntad de independencia”, declaraba Dolors Feliu, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), al diario ElNacional.cat. Su organización es la principal convocante de la concentración independentista en protesta por la cumbre que celebran este jueves en Barcelona el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez.

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