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Borràs se blinda en la cúpula de JxCAT y prepara una estrategia al margen del Govern
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Intento de rebelión interna

Borràs se blinda en la cúpula de JxCAT y prepara una estrategia al margen del Govern

Turull ha desempeñado un papel fundamental para sofocar la corriente crítica contra la ya expresidenta. El partido tendrá ahora dos caras: la de Borràs, como oposición a sus socios de ERC, y la del Govern, con la gestión como bandera

Foto: Laura Borràs (d), junto al secretario de JxCAT, Jordi Turull. (EFE/Quique García)
Laura Borràs (d), junto al secretario de JxCAT, Jordi Turull. (EFE/Quique García)
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El empecinamiento de Laura Borràs por aferrarse a su sillón en el Parlament provocó graves tensiones dentro de Junts per Catalunya (JxCAT), el partido que también preside. Pero si en la Cámara catalana fue desalojada por votación democrática de la Mesa, en Junts se ha blindado en la cúpula. Un papel clave lo tuvo el secretario general, Jordi Turull, que pilotó personalmente el cierre de filas y evitó, 'manu militari', una rebelión a bordo. Una vez sofocada, Borràs maniobrará a su gusto. Nadie duda de que abanderará el sector extremista de la formación, cuya principal preocupación es fomentar la confrontación y la desobediencia y hacer de oposición ante ERC, aunque mantenga su pacto en el Govern por cuestiones pragmáticas.

Lo cierto es que una parte de la formación posconvergente se había mostrado, durante las últimas semanas, muy crítica con la estrategia de Borràs de no dimitir como presidenta del Parlament. Ese sector es el que apuesta por dar una mayor estabilidad al Govern y critica el contrapeso que ella intentaba hacer a la Generalitat desde su posición, desgastando ambas instituciones. Algunas voces habían llevado hasta Turull el descontento de algunos ‘capitanes’ que no comulgan con esta estrategia de tierra quemada.

El secretario general, no obstante, se mantuvo firme. Poco antes del congreso de JxCAT que eligió a Borràs presidenta y a Turull secretario general, este le ofreció un pacto. “Hemos de hacer equipo. Tú eres la cara pública y yo me dedico a ser el malo y hacer el trabajo sucio”. Esa cara pública se ha roto ahora en mil pedazos, manchada de sospechas de corrupción. Pero Turull sí que hizo el trabajo sucio. Silenció las voces internas discrepantes que estaban en contra de que se atrincherase en la presidencia del Parlament. Pedían su cabeza por la institución, por el independentismo y por la propia ética del partido y de la política en general.

El temor de ERC tras el caso Borràs era la repercusión que esa crisis pudiera tener en el Govern. El sector más institucionalista de Junts quiere garantizar la estabilidad. Y Turull también está por esa labor, aunque dejará a Borràs la tarea de marcar perfil propio desde la presidencia del partido. De hecho, JxCAT será, a partir de ahora, la personificación política del Doctor Jekyll y Mister Hyde: será Govern, pero también oposición. Su segunda versión se ejercerá desde la dirección de la formación, con ella al frente. Así, la ya expresidenta de la Cámara catalana tendrá su cuota de poder y su porción de protagonismo.

La nueva trinchera

En un mensaje institucional tras ser cesada con los votos del PSC, ERC y CUP, Borràs lanzó una desleal arenga contra los miembros de la Mesa que apoyaron su cese en aplicación del Reglamento de la Cámara. Fueron cinco votos (dos de PSC, dos de ERC y uno de la CUP) contra uno a favor suyo (JxCAT). “Esos cinco diputados no vinieron vestidos de diputados, sino que vinieron vestidos de jueces (…) esos cinco diputados se han sentido revestidos de la autoridad suficiente para suspender mi derecho a representar a mis electores y a suspender el derecho de mis electores a ser representados por mí”, acusó, al tiempo que les acusaba de connivencia y una “sincronización total” con la Justicia. “Ella sola se puso a los pies de los caballos”, razona un diputado miembro de la Mesa.

Borràs se sacó otra teoría de la manga. Afeó a los diputados que aplicasen el artículo 25.4, que prevé que un representante sea cesado cuando se abra juicio oral por delitos de corrupción. “Pero la corrupción como tal no existe en el Código Penal español”, argumentó, cambiando de nuevo el guion. En los pasados meses, había sostenido, primero, que no consideraba corrupción los delitos de prevaricación y falsedad documental de los que se la acusa. Después, que en su caso no hay una “corrupción lucrativa”.

La expresidenta de la Cámara acabó con un aviso a navegantes: “No renuncio. No me doblego. Y no me han vencido, porque continúo afirmando que no hay objetivo más bello y noble que la libertad plena de nuestro país. No me rindo. No me rendiré ante ningún tribunal, ni dejaré de luchar, desde la presidencia de Junts per Catalunya y desde la suspendida presidencia de este Parlament”.

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Marta Pérez)

Ese convencimiento de que retoma la trinchera política desde la presidencia de JxCAT es el inicio de una nueva era en la forma de hacer política en Cataluña. Los posconvergentes tendrán ahora una especie de bicefalia. Habrá dos cabezas con estrategias diferentes ubicadas en el partido y en el Govern. Una, la de Borràs, intentando realizar labores de fiscalización y de oposición para marcar perfil propio y desgastar a sus socios de ERC. La otra, la del Govern, intentando aparentar normalidad institucional para poder vender esa gestión en la próxima campaña electoral. El mediador entre esas dos corrientes será Jordi Turull, un líder ya bregado en limar asperezas y en trabajar entre bambalinas.

Presiones a la ANC y Òmnium

Una conocida gurú de la formación, muy cercana a Borràs, arengaba a ese sector a través de una de las plataformas que utilizan los ‘junteros’ para comunicarse. “Los corruptos han echado a la incorruptible del Parlament. A partir de ahora, no reconozco ninguna legitimidad a esta casa de cerdos que es el Govern de Cataluña, que prefiere hacer negocios con los verdugos del país y con el caudillo Sánchez. Y considero un partido corrupto y traidor a cualquiera que dé apoyo a estos indeseables”, advertía.

Otra comunicación destacaba que “los corruptos traidores de la Inquisición ERC-CUP acaban de sacar a la incorruptible Laura Borràs precisamente porque no nos ha traicionado. No la han hecho suicidar, eso no. Se han ensuciado las manos con la indignidad de la escoria 'rendicionista' de Cataluña”. Esta alusión era uno de los eslóganes de los letreros que llevaban los manifestantes que se concentraron a las puertas del Parlament este jueves por la mañana en apoyo de Borràs, antes de la reunión que la cesaría.

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Toni Albir)

Esa misma activista difundió un teléfono de quejas de TV3 para quejarse porque no habían reproducido en su totalidad una comparecencia de media hora de Borràs cuando ya no era presidenta del Parlament. Estos sectores están presionando a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y a Òmnium Cultural para que convoquen actos y salgan en defensa de Borràs, bajo la amenaza de darse de baja de esas entidades si no hacen lo que les piden.

Otro conocido activista alineado con las tesis oficialistas le puso las cartas sobre la mesa a Turull: “Los que en esta legislatura nos hemos involucrado, estamos presionando para que el Govern se rompa. Si no se rompe, habrá bajas a mansalva”. Esa es la teoría que, sin explicitarla tanto, ha puesto también sobre la mesa el ‘expresident’ Quim Torra. Pero desde el Govern, le llegan a Turull mensajes en la dirección contraria. En ERC, por su parte, no creen que la sangre llegue al río, porque el Govern “va funcionando bien, incluso mejor que en la legislatura anterior"." Además, ¿se van a arriesgar a dejar a cientos de asesores y cargos de la Administración en el paro de la noche a la mañana? No solo es el descontento entre las filas, también hay que pensar en los ingresos que el partido dejará de tener, puesto que todos los cargos cotizan un porcentaje del salario que perciben. Esa es una razón de peso para reflexionar sobre la conveniencia o no de romper el Govern”, añaden los republicanos. Ese porcentaje oscila, según estas fuentes, entre el 3 y el 5%.

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Quique García)

Pero la cuestión está en saber si el cierre de filas de JxCAT en torno a Laura Borràs puede ser una baza negativa para el partido que decía nacer alejado de la corrupción. Nadie sabe tampoco si esa estrategia le pasará factura a medio plazo. Pero si luego Borràs es condenada, entonces no tendrá más remedio que cesar como presidenta de Junts y su carrera política se habrá acabado definitivamente. En ese caso, el partido se resentirá, pues ha sido el que la ha blindado y el que ha contribuido al desgaste de las instituciones y de la política en general.

Mientras tanto, el Parlament quedará en situación de interinidad durante el mes de agosto. Borràs no podrá ejercer ni de diputada, pero si no dimite, la presidencia no podrá ser ocupada por otro, sino que deberá ser asumida interinamente por la vicepresidenta primera. En ese caso, Junts tendrá un solo representante en la Mesa. Si los ‘junteros’ materializan su intención inicial de proponer a alguien para sustituirla, no pueden de momento. Pero si desean conservar el cargo de la presidenta, deben contar con la anuencia de ERC para que sus socios pongan a una persona como vicepresidenta primera (posiblemente sería Anna Erra, alcaldesa de Vic), lo que provocaría que Alba Vergés, ahora en el cargo, sea pasada a secretaria segunda. Pero entonces también tendría que cesar como secretaria segunda Aurora Madaula, del equipo de Borràs, y saldría de la Mesa. Todo un encaje de bolillos generado por la actitud de Borràs.

El empecinamiento de Laura Borràs por aferrarse a su sillón en el Parlament provocó graves tensiones dentro de Junts per Catalunya (JxCAT), el partido que también preside. Pero si en la Cámara catalana fue desalojada por votación democrática de la Mesa, en Junts se ha blindado en la cúpula. Un papel clave lo tuvo el secretario general, Jordi Turull, que pilotó personalmente el cierre de filas y evitó, 'manu militari', una rebelión a bordo. Una vez sofocada, Borràs maniobrará a su gusto. Nadie duda de que abanderará el sector extremista de la formación, cuya principal preocupación es fomentar la confrontación y la desobediencia y hacer de oposición ante ERC, aunque mantenga su pacto en el Govern por cuestiones pragmáticas.

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