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Reconstrucción del atentado de Hamás contra el español y su mujer: "Cayeron aquí, murieron abrazados"
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Regreso el lugar de los hechos

Reconstrucción del atentado de Hamás contra el español y su mujer: "Cayeron aquí, murieron abrazados"

El suegro del vasco Iván Illarramendi relata que murieron acribillados por los terroristas y dejaron sus cuerpos calcinados tras incendiar la casa. Un diente y un hueso sirvieron para identificarlos

Foto: Dani Garcovich, suegro del vasco Iván Illaramendi, en la casa en la que se ejecutó el asesinato. (Alejandro Requeijo)
Dani Garcovich, suegro del vasco Iván Illaramendi, en la casa en la que se ejecutó el asesinato. (Alejandro Requeijo)
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"Quiero invitarle a mostrarle lo que pasó aquí", dice Dani Garcovich ante la fachada de una casa destrozada y consumida por las llamas en el kibutz Kissufim, a poco más de un kilómetro de la franja de Gaza. Han pasado cinco meses desde que los terroristas de Hamás matasen en ese lugar a su hija Dafna y a su yerno, el español Iván Illarramendi. Garcovich, jefe del departamento de bomberos local, reconstruye el atentado que rompió su familia y explica cómo y cuándo los islamistas palestinos mataron a la pareja. “Murieron abrazados”, sostiene con una sonrisa melancólica. La Audiencia Nacional, en España, espera a que Israel le remita oficialmente estos datos para poder archivar provisionalmente el caso ante la imposibilidad de arrestar y juzgar a los responsables.

Garcovich acude a la llamada para volver al lugar de los hechos en un coche pequeño de un llamativo color verde. Baja con un walkie-talkie al hombro y el teléfono móvil en la mano. En un momento de la entrevista detiene sus explicaciones para atender una llamada. Los vecinos de kibutz Kissufim siguen realojados en un hotel del mar Muerto. El gobierno israelí asumió el gasto de ubicar en hoteles a varios cientos de miles de residentes en las localidades próximas a la franja y a la frontera con Líbano, en el norte, por los misiles lanzados por la milicia proiraní Hezbolá. Pero Garcovich no ha abandonado sus rutinas.

Del lugar en el que murieron Iván y Dafna solo queda la estructura. El interior de la casa es un amasijo de escombros, pero las paredes todavía dan pistas de lo que pasó aquella mañana del 7 de octubre. “Me llamaron para decirme que los terroristas estaban dentro de casa rompiendo todo, pedían auxilio porque iban a entrar en el refugio. Lo único que les pude decir es que intentasen sujetar la puerta, que yo iba a ver qué podía hacer y ya no hubo respuesta”. Todas las casas próximas a Gaza cuentan con una habitación de seguridad que tiene un revestimiento a prueba de misiles, pero no estaban pensadas para una incursión terrestre.

Garcovich, como jefe de bomberos, ese día recibió muchas llamadas y tuvo que tomar decisiones: “El primero de mis hombres que salió a la calle a tratar de ayudar no duró ni cinco minutos, fue acribillado al momento en el kibutz Beeri. Yo soy el jefe de bomberos de la zona y tengo voluntarios en todos los lugares. Fue muy complicado tomar una decisión correcta. Somos bomberos, estamos acostumbrados a combatir el fuego, pero no a combatir terroristas. Por eso mi orden fue que ingresaran todos en los refugios y protegiesen a sus familias porque no podemos hacer más”.

Foto: Extracto de la última conversación por WhatsApp del español asesinado. (EC)

Nadie acudió al rescate de Iván y Dafna, tampoco los voluntarios de seguridad que hay en cada kibutz. Aquel día, todo se vio superado. “Dafna e Iván eran un matrimonio joven que se preocuparon de terminar sus estudios, comprar su casa, arreglar su casa, conseguir buenos trabajos y el próximo paso era tener hijos. Lamentablemente, no llegó”, dice Dani Garcovich. Una vecina, superviviente que el 7 de octubre perdió a su marido, recuerda para este periódico a Iván y a Dafna sentados bajo una pérgola de su parcela escuchando música y tomando cerveza. Cuenta que su casa era la más cercana a la piscina del recinto y cuando iban a bañarse pasaban siempre por delante.

“Dos días antes estuvimos en una fiesta celebrando y nadie podía imaginar lo que iba a pasar”, sigue Garcovich, judío de origen chileno que llegó a Israel en la década de los ochenta tras pasar por varios países. Los kibutz son comunidades agrícolas autogestionadas que fueron claves para la fundación del Estado de Israel a mediados del siglo pasado. Muchos de ellos tuvieron una inspiración socialista y por lo general su población es pacifista y favorable a puntos de acuerdo con los palestinos. “Todo ser humano tiene derecho a vivir en paz, a mantener a sus hijos y de tener un trabajo, no me interesa si es palestino, chino, chileno, español o israelí”, dice el padre de Dafna desde la escalerilla que da acceso a la vivienda.

placeholder Casa en la que el español fue asesinado. (A. R.)
Casa en la que el español fue asesinado. (A. R.)

Una vez dentro, avanza pisando una alfombra irregular de cascotes, cristales y hierros en dirección al refugio. Es una habitación pequeña de apenas dos metros cuadrados: “Todo empezó aquí, cuando empezaron todos los ataques, ellos se metieron dentro de este lugar y aquí estuvieron durante horas. Nosotros estuvimos en contacto con ellos aproximadamente hasta las 12. Las últimas palabras que ellos pudieron escribir fue ‘auxilio, están rompiendo todo, están rompiendo todo y van a entrar, mandadnos ayuda, por favor’. Y eso es lo que se me quedó grabado en el corazón. Yo como padre y segundo como bombero no pude hacer nada”.

“De acuerdo con lo que nosotros hemos visto después y hemos podido investigar, trataron de sujetar la puerta. Desde fuera colocaron una bomba magnética y luego dispararon contra la puerta. Se pueden ver los disparos ahí enfrente”, relata mientras señala los orificios de las balas aún visibles en la pared. "Todos los disparos que atravesaron la puerta atravesaron también a Iván a Dafna. Aquí cayeron, aquí en este lugar, pero la casa todavía no estaba incendiada. Agarraron los cuerpos y los arrastraron dos o tres metros, un poco más para allí", Garcovich continúa la reconstrucción en el cuarto contiguo, lo que era el dormitorio de la pareja.

“Ellos ya estaban muertos, seguro. ¿Por qué quisieron agarrar los cuerpos? Porque la forma de operar de Hamás es quedarse los cadáveres para usarlos como moneda de cambio. Los arrastraron hasta aquí a este lugar y quemaron la casa. Estaba la casa a unos 800 grados y tardó una hora o una hora y media hasta que se consumió todo. El revestimiento del techo cayó encima de ellos y fueron calcinados por debajo de todo eso con la temperatura que hubo”, cuenta.

placeholder Interior de la casa. (A. R.)
Interior de la casa. (A. R.)

La Audiencia Nacional aplicó el protocolo habitual y abrió una investigación penal por terrorismo. Este paso no garantiza dar con los autores del atentado para sentarlos en el banquillo, pero abre la puerta a reconocer a los fallecidos y sus familias como víctimas del terrorismo. La Fiscalía pidió archivar el caso ante la imposibilidad de juzgar a los asesinos, pero la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la jueza prefieren esperar a que Israel remita algún informe oficial que documente la muerte. Esto no afectará a la condición de víctimas, que ya la tienen.

Dani Garcovich atendió por teléfono a El Confidencial en octubre, días después del atentado. Ya en ese momento se negó a dar por hecho que su hija e Iván estuvieran secuestrados en la Franja de Gaza. Ahora narra que fueron necesarias varias búsquedas hasta que encontraron sus restos mortales y más tiempo aún hasta que los identificaron: “En la primera búsqueda del Ejército, cuando llegaron después de 10 horas, no encontraron nada. La segunda búsqueda tampoco, la tercera búsqueda la hicieron mis hombres (los bomberos)”.

“En este caso específico —narra— les dije que levantasen todo y yo pude ver las cenizas de dos cuerpos calcinados que murieron juntos, no dos cuerpos, algo que no se puede reconocer, absolutamente cenizas, un montón de cenizas. Pude reconocer que eran Iván y Dafna porque ella tenía un piercing metálico en la nariz y vi un brazalete que tenía Iván. Buscando un poco más nos dimos cuenta de que había un rastro de un diente y un trozo de hueso semicalcinado. De inmediato pedí a mis hombres que marcasen el lugar y dieran aviso a los profesionales que pudieran ver eso”.

Foto: Foto de archivo en recuerdo a víctimas israelíes. (EFE/Abir Sultan)

Según cuenta, hay una organización en Israel “encargada de recoger los cuerpos cuando hay cuerpos”. “Nos dijeron que no sabían qué hacer con eso. Tuvimos que traer al departamento de Arqueología, que son expertos y así pudimos recoger las cenizas y fueron enviadas para reconocimiento con ADN. Hubo que pedir muestras del hermano de Iván. Nosotros dimos las muestras para Dafna y fue casi imposible hacer el reconocimiento si no fuera por el diente y el trozo de hueso. En el caso de Iván, inclusive, no dieron el resultado cien por ciento seguros, pero de acuerdo al brazalete yo dije que es, sin duda”, concluye.

“De aquí recogimos dos cuerpos de dos jóvenes que vivieron juntos en armonía, murieron abrazados y fueron enterrados juntos. Enterramos solamente cenizas de dos cuerpos juntos, parte de las cenizas fueron enviadas a Bilbao con el hermano de Iván para ser enterrado junto con sus padres”. Dice que en la tumba de la pareja en Israel “está la bandera española, la bandera vasca y los lugares de los países que dieron cobijo a la familia en algún momento”. “Hemos sido nómadas, hemos vivido en Argentina, Chile, Perú, España e Israel. En nuestro corazón siempre estarán los países que nos dieron acogida”, explica.

Garcovich asume que todavía hay mucho trabajo psicológico que hacer con las familias que están realojadas en hoteles del mar Muerto. No quieren volver mientras no se les garantice la seguridad, pero él se muestra firme en su determinación por regresar y reconstruir el kibutz: “No hay ninguna alternativa sino seguir adelante. Tenemos que hacer este lugar no igual, sino mucho mejor”.

"Quiero invitarle a mostrarle lo que pasó aquí", dice Dani Garcovich ante la fachada de una casa destrozada y consumida por las llamas en el kibutz Kissufim, a poco más de un kilómetro de la franja de Gaza. Han pasado cinco meses desde que los terroristas de Hamás matasen en ese lugar a su hija Dafna y a su yerno, el español Iván Illarramendi. Garcovich, jefe del departamento de bomberos local, reconstruye el atentado que rompió su familia y explica cómo y cuándo los islamistas palestinos mataron a la pareja. “Murieron abrazados”, sostiene con una sonrisa melancólica. La Audiencia Nacional, en España, espera a que Israel le remita oficialmente estos datos para poder archivar provisionalmente el caso ante la imposibilidad de arrestar y juzgar a los responsables.

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