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Los agónicos mensajes del vasco asesinado por Hamás: "Me han disparado. No quiero hacer ruido"
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"Han entrado en mi casa"

Los agónicos mensajes del vasco asesinado por Hamás: "Me han disparado. No quiero hacer ruido"

Iván Illarramendi mantuvo contacto con sus allegados en España durante el ataque terrorista del 7 de octubre: “Han tirado una granada y me ha caído metralla en el pecho”

Foto: Extracto de la última conversación por WhatsApp del español asesinado. (EC)
Extracto de la última conversación por WhatsApp del español asesinado. (EC)
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El español asesinado por Hamás en Israel, Iván Illarramendi Saizar, se cruzó varios mensajes de WhatsApp con su entorno la mañana del ataque terrorista del 7 de octubre. Natural de Zarautz, Iván llevaba años residiendo junto a su mujer, Dafna Garcovich, en el kibutz Kisufim, a menos de dos kilómetros de la Franja de Gaza. Sus últimos mensajes dan cuenta de la agonía que vivieron durante horas él y sus allegados en España ante la violencia de los palestinos y el desconocimiento de lo que estaba sucediendo. A las 10:39, Illarramendi escribió su último mensaje y ya nunca más volvieron a tener noticias suyas.

Durante casi 10 horas estuvieron enviando mensajes a su móvil en busca de alguna noticia sobre su paradero, pero ya no obtuvieron respuesta. Este periódico informó un mes después que Illarramendi y su mujer, Dafna Garcovich, fueron brutalmente asesinados ese mismo día. Integran la lista de los 1.200 muertos, que incluye a otra joven española con nacionalidad israelí que estaba haciendo el servicio militar en una base del sur del país. Además, los islamistas secuestraron como rehenes a cientos de personas, muchas de ellas todavía desaparecidas más de dos meses después.

La mañana del 7 de octubre, Illarramendi, de 46 años, se puso en contacto con España para informar de que algo iba mal: “Mañana peligrosa estamos teniendo. Estamos bien, pero me han disparado. Han entrado en mi casa”. Así arranca la última conversación por WhatsApp de Iván, a la que ha tenido acceso El Confidencial. Estos primeros mensajes los mandó a las 9:45 (hora española). En ese momento, miles de terroristas de Hamás ya llevaban varias horas asolando las localidades limítrofes de Gaza, principalmente los kibutz. Se trata de pequeñas comunidades integradas por varios cientos de vecinos cada una.

Son cooperativas autogestionadas, claves en la identidad fundacional del Estado de judío. Estas aldeas fueron creadas por los pioneros en Palestina y desarrollaron cosechas y fábricas con el uso de tecnología y trabajo. Illarramendi se instaló en Kisufim junto a su mujer y los padres de ella. Según fuentes familiares, Iván trabajaba como cocinero en otro kibutz ubicado a unos minutos en coche al norte, que también fue atacado. Los mensajes de alerta del vasco fueron contestados con preocupación por su entorno en España: “Como???? Quien!????? Te han dado??? Me cago en diooossss. Sal de ese puto país!!!!”.

placeholder Extracto de la conversación. (EC)
Extracto de la conversación. (EC)

Los ciudadanos israelíes que viven cerca de Gaza, tanto en los kibutz como en las ciudades de Sderot y Ashkelon, conviven desde hace años con la realidad de los misiles lanzados por Hamás. Saben que tienen apenas unos segundos para dejar todo lo que estén haciendo y meterse en la habitación acorazada que tiene cada vivienda cuando suenan las alarmas antiaéreas. Pero el ataque del 7 de octubre desbordó todas las previsiones, empezando por la inteligencia judía y su Ejército, que tardaron horas en reaccionar. Los terroristas se introdujeron en las casas de sus víctimas, dispararon, raptaron a sus residentes y prendieron fuego a las viviendas. “Estamos en la habitación de seguridad. No me llames, no quiero hacer ruido”, pidió Illarramendi a su entorno.

Foto: El español Iván Illarramendi y su mujer, Dafna Garcovich, antes de ser secuestrados por Hamás. (Cedida)

Desde España, instaron a Iván a que les informase tan pronto como fuera posible: “Llámame tú cuando puedas. ¿Puedo hacer algo? Aguantad. Y cómo han entrado?”. El vasco iba escribiendo mensajes desde el refugio en los que transmitía lo que a su juicio pasaba en el exterior: “No puedes hacer nada. Parece que se han ido”. A esa hora, Illarramendi ya tenía noticias de que no era un ataque aislado, sino que los terroristas estaban entrando en “más sitios”. Desde España, le mandaron el pantallazo de una información de prensa en la que se informaba de que Israel había declarado el estado de alerta de guerra. “No, si ya me he enterado. Lo de esta mañana ha sido la hostia”, contestó Illarramendi.

placeholder Extracto de la conversación entre Illarramendi y su entorno. (EC)
Extracto de la conversación entre Illarramendi y su entorno. (EC)

Media hora después, a las 10:30 (una hora más en Israel), volvieron a escribir desde España para conocer el estado de salud de Iván y el de su esposa Dafna: “¿Pero estáis bien?, ¿o te ha dado un balazo? ¿Físicamente estás bien?”. Illarramendi explicó a sus allegados que estaba herido, pero no era grave: “Sí, estamos bien, un balazo no, de milagro, pero han tirado una granada a la puerta y me ha hecho una herida en el brazo y me ha caído metralla en el pecho. La puerta de casa tiene unos cuantos balazos, sé que se ha roto el espejo y no sé qué más”. Desde España volvieron a preguntar, en este caso por los padres de Dafna. “Sí, están bien”, dijo Iván.

Te dejo en paz, llámame cuando puedas”, le dijeron a Iván, que contestó con un último mensaje que decía “hecho”. Ya nunca volvió a dar más señales de vida. Una hora después, a las 11:45, trataron de conectar de nuevo con él sin éxito: “Cómo vais. ¿Los militares actúan o qué?”, “Iván”, "Hola". Hasta pasadas las 21:00, en España trataron de recabar alguna prueba de vida de Illarramendi, según consta en los mensajes: “Por favor, Iván, contéstame”, “Dime algo”, “Me estoy poniendo nervioso”, “Oye, dime algo por favor”, “Necesito oírte”. Estos wasaps se fueron acumulando en el chat sin recibir respuesta.

placeholder El español Iván Illarramendi y su mujer, Dafna Garcovich, antes de ser secuestrados por Hamás. (Cedida)
El español Iván Illarramendi y su mujer, Dafna Garcovich, antes de ser secuestrados por Hamás. (Cedida)

Los suegros de Illarramendi residen en el mismo kibutz, pero lograron salvar la vida. El padre de Dafna, Danny Garcovich, concedió una entrevista a El Confidencial cuando todavía no se conocía el paradero de la pareja. "Ellos se casaron en España y llegaron al kibutz hace nueve años. Compraron su casa, tenían sus trabajos. Todo estaba arreglado ya en la vida. Estaban pensando incluso en tener hijos. Ya tenían todo lo que tenían que haber conseguido. Tenemos un 50% de esperanza de que acabe bien".

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Los asesinatos de Iván Illarramendi y Maya Villalobo se investigan en la Audiencia Nacional, al tratarse de ciudadanos españoles víctimas de terrorismo. Los investigadores creen que el caso terminará archivado por la imposibilidad de dar con los autores materiales y debido a que Israel ha iniciado su propia investigación judicial. Pese a ello, los familiares de ambos asesinados tienen derecho a acceder a las ayudas que contempla la ley de víctimas del terrorismo.

El español asesinado por Hamás en Israel, Iván Illarramendi Saizar, se cruzó varios mensajes de WhatsApp con su entorno la mañana del ataque terrorista del 7 de octubre. Natural de Zarautz, Iván llevaba años residiendo junto a su mujer, Dafna Garcovich, en el kibutz Kisufim, a menos de dos kilómetros de la Franja de Gaza. Sus últimos mensajes dan cuenta de la agonía que vivieron durante horas él y sus allegados en España ante la violencia de los palestinos y el desconocimiento de lo que estaba sucediendo. A las 10:39, Illarramendi escribió su último mensaje y ya nunca más volvieron a tener noticias suyas.

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