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El IBEX ya no ficha ministros: "Me dijo un cazatalentos que no quieren políticos"
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el marianismo se atasca en la puerta giratoria

El IBEX ya no ficha ministros: "Me dijo un cazatalentos que no quieren políticos"

Ningún ministro del PP ha saltado a grandes empresas reguladas. Las incompatibilidades y el miedo a la mala imagen frenan una práctica común en los anteriores cambios de Gobierno

Foto: Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, en mayo. (EFE)
Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, en mayo. (EFE)

Rafael Catalá ha fichado por el bufete Herbert Smith y por la Fundación del Atlético de Madrid; Íñigo de la Serna, por la oficina de cazatalentos Seeliger y Conde; Román Escolano, por EY como asesor... Parece que la puerta giratoria entre la política y la empresa sigue batiendo. ¿Seguro? En realidad, falta algo en esa foto. Más de medio año después de que el Gobierno de Rajoy fuera desalojado del poder, ningún ministro ha fichado por el IBEX, ninguna gran empresa regulada ha puesto en sus consejos a ex-altos cargos. "Las grandes empresas no quieren políticos. Temen la mala imagen", explica un directivo de una cotizada que pasó por la política.

Cuando en 2008 Eduardo Zaplana dejó la política, inmediatamente fichó por Telefónica como delegado para Europa del Este. En la compañía coincidió con Javier de Paz, histórico socialista que había dirigido Juventudes. En Telefónica recaló también Trinidad Jiménez.

Acebes, Zaplana, Solbes y Salgado pasaron de la política a consejos de empresas cotizadas

El sector eléctrico ha sido el más proclive a fichar políticos. Cuando Ángel Acebes abandonó el escaño, Iberdrola no dudó en ficharlo de consejero, aunque no tenía experiencia en el sector. Unos años después, cuando el Gobierno del PSOE perdió el poder, Elena Salgado firmó por Endesa en Chile. Solo habían pasado tres meses desde que dejó su puesto de ministra de Economía y vicepresidenta del Gobierno. En la matriz italiana, Enel, le esperaba su antecesor en Economía, Pedro Solbes. En el consejo de Gas Natural estuvo Felipe González y Josep Borrell en Abengoa —donde vendió acciones con información privilegiada justo antes de la quiebra—.

Pero la banca también tuvo los suyos. Solbes fue también consejero de Barclays y en 2015 Jaime Pérez Renovales pasó de ser subsecretario de Presidencia a secretario general del Santander, banco en el que ya había estado antes. La ley de incompatibilidades, que establece dos años en la nevera, se interpretaba tradicionalmente favorable al político.

"Están las incompatibilidades, pero también de la imagen. Una gran empresa no se puede arriesgar a sufrir un boicot en Cataluña, por ejemplo"

Ese batir de la puerta giratoria contrasta con la actuación de los últimos meses. Sáenz de Santamaría anunció en septiembre que dejaba el escaño y un popular con experiencia en la privada vaticinaba entonces que, en contra de los rumores, no iba a ir ni al Santander ni a ningún otro grande: "Se va a ir a su casa. Está el problema de las incompatibilidades, pero también de la imagen. Una gran empresa no se puede arriesgar a sufrir un boicot en Cataluña, por ejemplo". Al final Santamaría sí aceptó un puesto de consejera no permanente en el Consejo de Estado por unos 1.000 euros al mes.

Contra pronóstico, Santamaría sigue sin destino, en excedencia. No ha querido reincorporarse a la Abogacía del Estado. Al llegar el PP al Gobierno endureció la ley para limitar la pensión a la que tenían derecho los expolíticos, de forma que era incompatible con cualquier otro ingreso, y ella tampoco la percibe. Muchos socialistas que en 2012 sufrieron la reforma la estaban esperando. Los hay que recuerdan el cheque que tenían listo para cobrar y la reforma legal lo impidió. La exministra de Cultura Ángeles González Sinde, por ejemplo, tuvo que devolver la indemnización cuando fue finalista del premio Planeta.

placeholder Los socialistas Solbes y Salgado se reencontraron en Endesa tras dejar la política. (EFE)
Los socialistas Solbes y Salgado se reencontraron en Endesa tras dejar la política. (EFE)

Puede que las empresas que dependen del BOE estén esperando que pase más tiempo, pero la impresión que tienen los expolíticos es que el fenómeno es más profundo. "Hemos pasado de un extremo a otro. Antes iban de consejeros a empresas del IBEX gente sin experiencia y ahora nadie quiere ficharlos aunque algunos sí sepan mucho de lo suyo. Es verdad que de la política se sale sin capacidades para ser directivo. En una empresa no te sirve de nada un tipo caótico que funciona dando órdenes por un teléfono móvil y a gritos, pero sí hay gente válida para estar en un consejo. En realidad, te pueden dar acceso a la Administración y explicar cómo funciona y qué tecla tocar, pero que eso sea así es culpa de la Administración porque no tendría que ocurrir", opina una persona que hizo el viaje del sector público a la empresa privada. Este añade que algunos de los fichajes que han salido publicados son solo puestos como asesores con una retribución modesta, no una dedicación plena.

Dolores de Cospedal, también abogada del Estado, iba a fichar por el despacho Hogan Lowells —es próxima a Lucas Osorio, jefe en España y también abogado del Estado— pero la aparición de las cintas de Villarejo frustró la operación. Cospedal está a la espera de destino en la Abogacía del Estado aunque probablemente acabará en el Supremo. Mariano Rajoy volvió a su puesto de registrador. Las tres personas con más poder en los últimos años no han ido al sector privado.

Foto: La exsecretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. (EFE)

Fuentes del sector explican que muchos antiguos altos cargos siguen en el Congreso, en los codiciados puestos de presidentes de comisiones —con chófer y plus— mientras se están ofreciendo sin mucho éxito en el sector privado. Cristóbal Montoro y Álvaro Nadal, por ejemplo, siguen en el escaño en la oposición. Un ex que montó una empresa privada explica que llaman muchos de sus antiguos compañeros para ofrecerse.

"Me ha dicho un cazatalentos que las empresas no quieren políticos, que no quieren salir en los periódicos", se sincera bajo la condición del anonimato una persona que ha ocupado ministerio y empresas públicas y que está pendiente de que le aprueben la compatibilidad. "La puerta giratoria es una construcción científica. No hay que perseguirla porque sí, sino perseguir el conflicto de intereses, que nadie vaya a una empresa a la que haya beneficiado. Pero un periodo de dos años de enfriamiento es una barbaridad. En Estados Unidos son seis meses".

"La política se va a quedar para políticos profesionales, los de Juventudes y Nuevas Generaciones, y para funcionarios"

En realidad, han encontrado mejor salida los que han tenido perfiles más discretos. Hacen menos ruido. Roberto Bermúdez de Castro, el hombre del 155 en Cataluña, es ahora adjunto al presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas. Elvira Rodríguez, expresidenta de Tragsa y la CNMV, está pendiente de ir a Renault España. Iñigo Fernández de Mesa, ex número dos de Guindos, se fue a Rothschild y el Gobierno del PP vetó luego su entrada en Iberdrola. Jaime García-Legaz será el próximo presidente de DIA, pero es un caso singular. Es técnico comercial y no iría a un puesto simbólico a cobrar sino a intentar reflotar una empresa con muchos problemas.

Los políticos sienten que mientras sus idas y venidas son seguidas con lupa, los altos funcionarios cruzan la línea de un día para otro sin problema alguno. "Inspectores de Hacienda y Abogados del Estado pasan sin que nadie analice si tienen conflicto de intereses", lamenta uno de los afectados. En julio, EY anunció la incorporación del director general de Tributos, Alberto García Varela, inspector de Hacienda. Después, el abogado del Estado jefe de Energía pasó a Herbert Smith, con el que también tendrá vinculación el abogado del Estado que dirigía el equipo que defiende a España en los arbitrajes internacionales.

La puerta giratoria ha sido excesiva en España pero al dejar de rodar hay políticos que creen que a medio plazo mucha gente cotizada no querrá entrar durante un tiempo en política, como ya le ocurrió al Gobierno de Pedro Sánchez. Uno de los afectados resume: "La política se va a quedar para políticos profesionales, los de Juventudes y Nuevas Generaciones, y para funcionarios".

Rafael Catalá ha fichado por el bufete Herbert Smith y por la Fundación del Atlético de Madrid; Íñigo de la Serna, por la oficina de cazatalentos Seeliger y Conde; Román Escolano, por EY como asesor... Parece que la puerta giratoria entre la política y la empresa sigue batiendo. ¿Seguro? En realidad, falta algo en esa foto. Más de medio año después de que el Gobierno de Rajoy fuera desalojado del poder, ningún ministro ha fichado por el IBEX, ninguna gran empresa regulada ha puesto en sus consejos a ex-altos cargos. "Las grandes empresas no quieren políticos. Temen la mala imagen", explica un directivo de una cotizada que pasó por la política.

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