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De Nummaria al caso Liechtenstein: inspectores de Hacienda en el lado oscuro
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PUERTAS GIRATORIAS EN LA ADMINISTRACIÓN

De Nummaria al caso Liechtenstein: inspectores de Hacienda en el lado oscuro

Altos funcionarios de Hacienda en excedencia están implicados en casos de fraude fiscal: el 7% de los inspectores se ha pasado a la privada para luchar contra el fisco

Foto: El lado oscuro de la Agencia Tributaria. (Ilustración: Raúl Arias)
El lado oscuro de la Agencia Tributaria. (Ilustración: Raúl Arias)

Se cruzan casi a diario en los juzgados y en la Agencia Tributaria. Y allí libran una guerra sorda: inspectores de Hacienda en activo contra inspectores en excedencia. Unos, los más, exprimen el dinero en favor del fisco a cambio de un sueldo de funcionario. Otros, en torno a los 160, el 7% del total, se han pasado al lado oscuro y asesoran sobre cómo ensanchar los límites fiscales a cambio de mucho dinero. La pugna no es nueva, pero una reciente sentencia de la Audiencia Nacional que condena a un funcionario de Hacienda en excedencia como "cooperador necesario" de un fraude fiscal y la entrada en el despacho Nummaria, dirigido por inspectores de Hacienda, ha sacado a la luz el reverso tenebroso de la Agencia Tributaria.

[El jefe de la trama de evasión de Nummaria exculpa a Arias y Duato de sus delitos]

El pasado 31 de mayo la Audiencia Nacional dictó la primera sentencia del caso Liechtenstein. Ocho años después de que Heinrich Kieber, un empleado del banco LGT huyera con datos de 1.400 clientes, el empresario Cipriano Villoslada, su asesor fiscal, Andrés Guillamot, y la abogada María Cruz Giménez Guitart, han sido condenados por fraude fiscal al crear sociedades en Holanda y las Antillas holandesas para ocultar dinero a Hacienda. La sentencia es relevante porque es de la primeras que incluye como “cooperador necesario” -un grado más que cómplice- al asesor fiscal.

Andrés Guillamot, de Guillamot asesores fiscales, “creaba y administraba para su clientes en España estructuras societarias fiduciarias internacionales siguiendo los parámetros del denominado como 'sándwich holandés', cuya finalidad era proporcionar los medios para que sus clientes en España eludieran sus obligaciones fiscales”, según la sentencia, a la que ha tenido acceso El Confidencial.

Gracias al trabajo de Guillamot, el empresario Villoslada tenía una estructura de empresas entre Gibraltar, Holanda y las Antillas con las que reducía la cantidad de dinero que pagaba a Hacienda simulando préstamos a conveniencia entre estas firmas. Guillamot prestó “una cooperación vital y determinante para la comisión del delito […] por sus conocimientos específicos en la materia”, según el fallo. Por ello, tanto el empresario como el asesor han sido condenados a dos años de cárcel cada uno. Luis Rodríguez Ramos, abogado de Guillamot y del empresario, confía en ganar el asunto ante el Supremo y considera que la Audiencia Nacional no ha entendido las operaciones de préstamo: “Un socio puede hacer un préstamo a su sociedad o aportar capital y uno hace lo que quiere y lo que le conviene más. Eso no es delito”.

No es la única causa que tiene encima Guillamot. Porque no es un asesor cualquiera. La policía entró en su despacho el 14 de julio de 2008 y descubrió los documentos de la creación de estas estructuras. Está acusado en el caso del fundador de 'Segunda Mano', Ignacio Fagalde, y en otra causa junto a Ramón Blanco Balín, considerado arquitecto financiero de la Gürtel. Si la fiscalía Anticorrupción sigue logrando condenas y se acumulan las penas, el futuro de Guillamot es negro.

“Era muy buen asesor fiscal y tenía todo muy organizado”, explica una fuente del caso. Y es que Guillamot conoce bien la Agencia Tributaria. En 1981 sacó la oposición al Cuerpo Especial de Gestión para la Hacienda Pública, hoy conocidos como técnicos de Hacienda, nivel por debajo de los inspectores de Hacienda (A2 y A1, respectivamente). No es el primer funcionario de la agencia en excedencia cazado en asuntos de fraude fiscal. Ramón Blanco Balín, con el que compartía oficina, es inspector de Hacienda en excedencia y está acusado en la Gürtel y en el caso Liechtenstein.

No es un caso único. El despacho Nummaria, el que gestionaba las fianzas de Imanol Arias y Ana Duato, y que ha sido denunciado por Anticorrupción, está liedrado por altos funcionarios de Hacienda en excedencia. El director del despacho, Fernando Peña, lo es. Era un tipo prestigioso, que había sido vicedecano del colegio de Economistas de Madrid y que ya en 2002 fue detenido por crear una red de sociedades en el extranjero y fue indultado en 2009. No ha contestado a las llamadas de este diario.

Con su buen nombre, Peña pescó en la Agencia Tributaria. Francisco Javier Gómez Gutiérrez, jefe del departamento legal del despacho, es también funcionario en excdencia del Cuerpo de Gestión de la Hacienda Pública. En Nummaria era el directivo responsable de los procedimientos tributarios de sus clientes y de los recursos contencioso-administrativos. Su mujer está destinada en la ONIF, lo que obligó a llevar toda la investigación con el máximo sigilo para que no hubiera fugas dentro de la Agencia Tributaria, según fuentes próximas al caso.

¿Qué está pasando? ¿Todos los inspectores y técnicos de Hacienda que piden la excedencia se dedican a defraudar? ¿O es simplemente que cuando uno deja la Agencia Tributaria para ganar más dinero en la empresa privada tarde o temprano pasa a formar parte de la industria auxiliar del delito fiscal?

José Luis Groba, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado, señala que hay que distinguir básicamente dos situaciones en la excedencia: “Hay quien puede irse para asesorar a empresas serias, que quieren asegurarse el cumplimiento normativo, o los hay que se van a montar chiringuitos y verbenas. Según sea uno u otro sabes si se ha ido al lado oscuro o al no tan oscuro”.

Groba admite que hay puertas giratorias difíciles de explicar pero destaca que el paso a la excedencia es minoritario: “Hay compañeros que utilizan su sapiencia para defraudar al fisco”, pero destaca que es una minoría la que sale. Según este, ser inspector de Hacienda “es vocacional. Si sales, aunque te paguen más, corres el riesgo de que te absorba el lado oscuro. Entras en una dinámica de asesoría fiscal y antes de irse la gente lo piensa mucho”.

Un funcionario en excedencia ya ha sido condenado como cooperador necesario en un fraude al ocultar dinero de un empresario en las Antillas Holandesas

Si bien las excedencias en la Agencia Tributaria son minoritarias -apenas representan el 4% sobre el total de la plantilla-, la entidad dirigida por Santiago Menéndez es el organismo estatal con más funcionarios en excedencia en números absolutos. Según datos del Registro Central de Personal facilitados a El Confidencial en virtud de la Ley de Transparencia, 918 empleados públicos de la Agencia Tributaria no trabajaban en ella a principios de este año, más del doble que la siguiente institución en la lista, el Ministerio del Interior, con 398. El 87,5% de las excedencias de la agencia se justificaban por el interés particular del funcionario, mientras que el 12,5% restante se debía a motivos familiares. Estas cifras no incluyen las excedencias por violencia de género o terrorismo.

El 4% de excedencias sobre el total de la plantilla de la Agencia Tributaria aumenta significativamente en el nivel A1, la escala donde se encuadran los inspectores de Hacienda: siete de cada 100 funcionarios de este nivel no trabajaban para la Administración a 1 de enero de este año. Casi todas las excedencias de la escala A1 tenían como justificación el interés particular del funcionario, fórmula utilizada generalmente por aquellos empleados que abandonan el sector público para trabajar en la empresa privada. De estas 160 excedencias, los hombres son beneficiarios de 140 y las mujeres solo 20. Es algo que también ocurre en otros cuerpos de altos funcionarios como la abogacía del Estado. Además, los inspectores de Hacienda ya han recuperado el número de excedencias de comienzos de la crisis. Con los primeros años de recesión y el cierre de negocios muchos volvieron a su puesto seguro de funcionarios.

El porcentaje de excedentes de la Agencia Tributaria no llega al de otros cuerpos como los abogados del Estado, en el que la mitad del cuerpo se encuentra en esta situación, en servicios especiales dentro del Gobierno o tiene la compatibilidad. Pero los inspectores y técnicos de Hacienda son codiciados por empresas como asesores fiscales y por despachos de abogados que cada vez necesitan más ayuda en temas tributarios.

No todos los inspectores se acostumbran al lado oscuro. “Sé de gente que ha salido y al poco ha pedido el reingreso porque iba irremediablemente a hacer cosas que no quería. Si caes en una empresa seria, que te escucha y que no quiere problemas, puedes estar a gusto. Pero en muchos casos entras en zonas grises y empiezas a ver cosas que no te gustan”, sostiene Groba. Sobre los inspectores excedentes implicados en escándalos, matiza: “Después de 25 años en la privada, ya tienes poco de funcionario”.

Por supuesto no todos los excedentes están implicados en escándalos. Otros realizan peritajes o hacen asesoría, aunque en ocasiones se enfrentan en los casos con sus antiguos compañeros. Juan Luis Sendín es socio director de Garrido Forensic. Ha sido delegado de la Agencia Tributaria en Salamanca hasta 2014, cuando pasó a la privada. Es “experto perito económico y especialista en informes sobre delito fiscal”. Como tal asesora en pleitos contra la Agencia Tributaria. Suyo fue el peritaje que presentó Sixto Delgado Coba, uno de los evasores de la lista Falciani, para defenderse de la acusación por fraude fiscal.

El presidente de los inspectores: “Hay compañeros que utilizan su sapiencia para defraudar al fisco”

La sentencia, de mayo pasado, repara en que sea un inspector de Hacienda el que hace el peritaje. “Tampoco puede silenciarse la intervención del perito señor Sendín (que en su día fue inspector de Hacienda) quien además de sus consideraciones sobre el cálculo de la cuota tributaria llega a afirmar que la base de datos de Hacienda no hace prueba de nada; que 'no es más que un mero pantallazo'”. Y añade: “Desconocemos con ello si quiso expresar la intrascendencia absoluta de los datos de los que dispone la Agencia Tributaria sobre sus contribuyentes, lo que supondría una verdadera dificultad extensiva a la hora de indagar ya no sólo las infracciones fiscales en el campo de las sanciones administrativas, sino también cada vez que nos enfrentamos al enjuiciamiento de los delitos contra la Hacienda Pública”.

La sentencia señala en varias ocasiones que Sendín era hasta hace solo dos años inspector en activo, como si el ponente, Celso Rodríguez Padrón, exsecretario general del Poder Judicial, quisiera remarcarlo antes de no dar por buena su versión y avalar la lista Falciani. Hacienda recibió este listado en 2010 de Francia y desde entonces siempre ha dado por buenos los datos que ahí había y así lo van ratificando hasta el momento los tribunales españoles. La sentencia condenó a Sixto Delgado, un ingeniero jubilado, a seis años de cárcel y 14 millones en multas. El fallo no es firme y puede ser recurrida, pero la Audiencia ha retirado el pasaporte a Delgado para evitar una posible fuga.

Un cargo del despacho Nummaria es funcionario en excedencia y su esposa trabaja en la ONIF. Eso obligó a extremar el sigilo en la investigación

Sendín señala que hace trabajo “con absoluta profesionalidad, con criterios técnicos, contables y tributarios” y que su relación con los inspectores de Hacienda en activo cuando se los cruza en un juicio es de “cordialidad y respeto”. “Estuve 20 años en la Agencia Tributaria y llega un momento en que te apetece probar cosas nuevas”, explica por teléfono.

El inspector Ignacio Ruiz Jarabo fue director de la Agencia Tributaria con el Gobierno de Aznar y ahora está en la excedencia. A menudo realiza peritajes contra sus excompañeros. "El que se va gana más y eso genera una situación incómoda para el que gana menos, porque nadie reconoce que es justo que otro gane más. Eso genera cierta prevención, porque piensan que si este tiene mi misma formación por qué gana dos, tres o diez veces más". En un despacho luminoso, frente al parque del Retiro de Madrid, Ruiz Jarabo demuestra que ha reflexionado sobre el tema: "El que está dentro piensa que tiene la razón, que ellos hacen lo bueno, lo correcto y que encima ganan menos". Ruiz Jarabo cuenta que los que salen de la Agencia Tributaria solo regresan unos años antes de jubilarse, "para llegar a tener así dos pensiones de jubilación". Un portavoz de Hacienda señala que la inmensa mayoría de los que piden el reingreso obtienen la plaza. Se necesitan manos.

A Ruiz Jarabo le sorprende escuchar que solo el 7% de los inspectores están en excedencia, y pide tener en cuenta que los que salen a la excedencia suelen llevar más de una década en el cuerpo. Eso implica que entre los veteranos el porcentaje en la excedencia puede alcanzar el 25%. "Después de una década ya estás desencantado y ves que la Admnistración no da más de sí", explica.

Ruiz Jarabo, un tipo con pocos pelos en la lengua, como lo demostró en un polémico libro sobre interioridades de Hacienda, y amigo de Fernando Peña, no quiere opinar sobre el caso pero cree que el caso Nummaria viene más por la intención del Estado de asustar a los asesores fiscales con acciones penales que con su actuación. "La Agencia ha iniciado un camino muy agresivo. Por un lado se han sentido ninguneados con los papeles de Panamá, ya que se han enterado por los periodistas, y por otro han pensado que sin asesores fiscales no hay fraude fiscal, así que van a acojonarnos". Según esta teoría, Peña sería un blanco ideal: no solo es asesor fiscal sino que es inspector de Hacienda.

Un exdirector de la AEAT admite que hay una pugna: "El que está dentro piensa que tiene la razón, que hace lo bueno y que encima gana menos"

José Luis Groba, presidente de la asociación de inspectores, cree que en Hacienda no ha un problema de carrera profesional sino retributiva. En su opinión, en la Agencia Tributaria hay multitud de destinos en los que se puede crecer y más con las nuevas modalidades para combatir el fraude fiscal internacional. Sí señala que por el contrario algunos se frustran por no mejorar económicamente. Un inspector de Hacienda entra en la Administración con un nivel 26 y en menos de dos años, cuando llega la nueva hornada, pasa a nivel 28 (en una escala de 30). A partir de ahí solo pueden ascender por puestos de libre designación.

Es ahí cuando muchos eligen el lado oscuro. Una fuente del sector resume crudamente ese reverso tenebroso: "Los inspectores de Hacienda que salen se dedican a asesorar a evasores fiscales. No puede ser de otro modo, es de lo que saben y por lo que les contratan. Para eso te vas a la excedencia, salvo que en la Administración hayas ganado tanto tanto dinero que quieras montar una ONG... lo que es imposible".

Se cruzan casi a diario en los juzgados y en la Agencia Tributaria. Y allí libran una guerra sorda: inspectores de Hacienda en activo contra inspectores en excedencia. Unos, los más, exprimen el dinero en favor del fisco a cambio de un sueldo de funcionario. Otros, en torno a los 160, el 7% del total, se han pasado al lado oscuro y asesoran sobre cómo ensanchar los límites fiscales a cambio de mucho dinero. La pugna no es nueva, pero una reciente sentencia de la Audiencia Nacional que condena a un funcionario de Hacienda en excedencia como "cooperador necesario" de un fraude fiscal y la entrada en el despacho Nummaria, dirigido por inspectores de Hacienda, ha sacado a la luz el reverso tenebroso de la Agencia Tributaria.

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