La OCDE recomienda subir el IVA y bajar el IRPF a las rentas bajas y la tributación del capital
El organismo aconseja a España diseñar un sistema fiscal que favorezca el avance del PIB. Eleva al 2,5% su previsión de crecimiento este año pero baja al 1,5% la de 2024
Uno de los principales problemas que amenazan el futuro económico de España es la debilidad de su crecimiento. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en el año 2008 España ha logrado unas tasas de crecimiento muy bajas condenada por una productividad exigua que se prolonga desde finales de los años noventa. En su último informe sobre España, la OCDE recomienda al país buscar vías para conseguir "un crecimiento económico más fuerte y sostenible". "El envejecimiento, la demora de la productividad y la baja inversión lastran el potencial de crecimiento de España", advierte el organismo multinacional. De hecho, calcula que el crecimiento potencial de España es de un exiguo 1,2%.
Para evitar que este escenario se perpetúe, recomienda al Gobierno que adopte medidas para estimular el crecimiento de la economía, entre las que se encuentra el diseño de la política fiscal. La OCDE reconoce que España necesita elevar su recaudación para cerrar la brecha de ingresos que todavía tiene con Europa y poder sufragar el coste creciente del estado del bienestar, sobre todo por el impacto presupuestario del envejecimiento. Sin embargo, considera que es posible mejorar el diseño de la tributación para que favorezca el crecimiento económico. Sus propuestas van en la dirección opuesta a lo que está realizando el Gobierno en los últimos años: priorizar la imposición indirecta que tiene menor impacto sobre la actividad económica.
"España tiene margen para subir el IVA, los impuestos medioambientales y otros impuestos especiales que son inferiores a los de la Unión Europea", señalan los directores de la OCDE en su informe. El organismo considera que es posible subir estos impuestos "limitando las distorsiones al crecimiento económico". La literatura disponible muestra que estos impuestos indirectos no frenan el crecimiento de la oferta, de modo que permiten el buen desempeño de la actividad aunque encarezcan los productos afectados. Además, como son las rentas altas quienes más consumen, una buena parte de estas ayudas fiscales son capturadas por hogares que no las necesitan. La OCDE señala específicamente el tipo reducido al que tributa la hostelería, que beneficia especialmente a los hogares acomodados. Para ello, aconseja avanzar, de forma paulatina, hacia un tipo de IVA único con compensaciones a los hogares más afectados a través de ayudas públicas.
"España tiene margen para subir el IVA, los impuestos medioambientales y otros impuestos especiales que son inferiores a los de la UE"
Por el contrario, la imposición directa encarece el capital físico o humano, de modo que sí supone un freno a la inversión empresarial. Esto es justo lo que ha hecho el Gobierno en los últimos años, endureciendo las cotizaciones sociales, el IRPF o algunos impuestos al capital. Y también es lo que quiere seguir haciendo en los próximos años subiendo, por ejemplo, las cotizaciones sociales a los autónomos o endureciendo el impuesto sobre sociedades.
Esta vía no es eficiente desde el punto de vista del crecimiento económico, considera la OCDE. De hecho, considera que España tiene margen para reducir algunos impuestos directos. Se centra, sobre todo, en el IRPF a las rentas bajas, que suponen un desincentivo al empleo de las rentas bajas. La OCDE señala que los mínimos exentos son elevados y, además, los saltos del IRPF son grandes para las rentas bajas. También señala que la presión del IRPF sobre los hogares con hijos es elevada, superior a la media de la OCDE y de la Unión Europea. Esta diferencia es especialmente significativa para los hogares monoparentales, que soportan un tipo efectivo que en muchos casos es 10 puntos superior al de la OCDE. Esto no sólo desincentiva el empleo, también la natalidad. "Sería aconsejable realizar mayores esfuerzos para aliviar la carga fiscal sobre estos hogares para mejorar sus incentivos laborales, la equidad horizontal y luchar contra la pobreza", apunta el informe.
Escaso margen para elevar los impuestos al capital
La OCDE también señala que España tiene escaso margen para elevar los impuestos al capital. De hecho, pide rebajar los impuestos 'no recurrentes', como es el impuesto a la compraventa de viviendas, que frena la movilidad geográfica y encarece el mercado. También recomienda mejorar el diseño del impuesto de sucesiones, que podría generar mayores ingresos y menores costes administrativos si se reforma.
La OCDE pide también un esfuerzo decidido por subir la fiscalidad medioambiental. El Gobierno creado algunas figuras fiscales verdes que gravan a las empresas, sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer hasta llegar a la media europea. El organismo advierte que las emisiones contaminantes en España son más baratas que en otros países. Pero la OCDE también señala que el Gobierno no se ha atrevido a eliminar los beneficios fiscales que tiene el diésel y que lo hacen más competitivo que la gasolina.
Por último, el organismo señala que el Gobierno ha adoptado medidas fiscales para abaratar la energía que van en contra de la fiscalidad medioambiental. "Varias medidas fiscales adoptadas durante la crisis energética actual han ido en detrimento de los objetivos medioambientales de largo plazo al suprimir las señales de precios, principalmente las ayudas fiscales a los combustibles". La OCDE se une a los organimos que le piden al Gobierno que no realice rebajas de impuestos generalizadas, sino que es preferible adoptar ayudas públicas dirigidas a los hogares y empresas que están en peor situación.
En paralelo, el organismo advierte que España tiene mucho margen para mejorar el gasto público. Si bien es cierto que el peso del presupuesto de las administraciones sobre el PIB es inferior a la media de la Unión Europea, también lo es que España podría conseguir ganancias de eficiencia si mejora el diseño del mismo. La OCDE señala que España "dedica menos gasto a impulsar el crecimiento, incluyendo la educación, la formación y la inversión, y relativamente más a la protección social, en particular las pensiones y las prestaciones por desempleo". Esto provoca que la composición del gasto genere muchas transferencias y poca actividad económica. "Algún tipo de cambio sería apropiado en el medio plazo para fortalecer el crecimiento", señala el organismo. Una vez más, las decisiones del Gobierno han ido en la dirección opuesta, ya que se ha centrado en blindar las pensiones y mejorar las prestaciones a los desempleados financiándolo con subidas de los impuestos y las cotizaciones al trabajo.
España también tiene margen para mejorar la eficiencia del gasto público si hace caso de las prácticas recomendadas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en el marco de sus evaluaciones del gasto. La OCDE señala que hasta la pasada primavera el Gobierno había implementado 184 de las 296 recomendaciones que le ha realizado la AIReF en sus spending reviews. El organismo aconseja al Gobierno avanzar en la adopción de estas recomendaciones de la autoridad fiscal y potenciar la evaluación del gasto para mejorar su eficiencia. La AIReF ha denunciado recientemente que el Ejecutivo "ha perdido ambición" en la evaluación del gasto.
Mejorar el uso de los recursos públicos es fundamental para afrontar el futuro con garantías. La OCDE advierte a España sobre algo que es ampliamente conocido: el envejecimiento provocará grandes presiones sobre el gasto público. El organismo señala que la reforma de las pensiones realizada por el Gobierno aumenta el déficit del sistema y podría obligar a adoptar medidas correctoras en el futuro. El Gobierno ha diseñado un mecanismo corrector que debería elevar las cotizaciones o reducir los gastos a futuro si se producen desviaciones del déficit. La OCDE pide que estos ajustes no provoquen más subidas de las cotizaciones sociales, que ya son muy elevadas y lastran el crecimiento económico. En su lugar, recomienda retrasar la edad de jubilación a medida que aumenta la esperanza de vida y mejorar la contributividad del sistema limitando los premios de pensiones por las carreras cortas de cotización que se producen actualmente. Esto es, quien haya cotizado poco, que tenga una pensión algo más baja.
Recorte de las previsiones
La mayor parte de las medidas adoptadas en los últimos años van en contra de la receta del crecimiento que plantea la OCDE. De ahí que las expectativas a futuro que dibuja el organismo para España no sean halagüeñas. A corto plazo, el organismo ha mejorado la previsión de crecimiento para 2023 en dos décimas, hasta el 2,5%, pero ha recortado la de 2024 en tres décimas, hasta el 1,5%. El motivo es que España creció más de lo calculado inicialmente por el INE en la primera mitad del año, pero el frenazo de la actividad durante el verano ha sido más intenso del previsto y las expectativas para los próximos meses se han deteriorado. El saldo de estos dos fenómenos es un crecimiento algo más sólido en el conjunto del año 23, pero más débil en el 24.
La demanda interna mantendrá el crecimiento durante los próximos meses, con un crecimiento previsto del consumo de los hogares del 1,6% para 2024. También crecerá la inversión en capital (FBCF), aunque lo hará a un ritmo muy lento si se tiene en cuenta que el despliegue de los fondos europeos. Según sus cálculos, apenas aumentará un 2,2% el próximo ejercicio, lo que deja en entredicho el efecto económico del Plan de Recuperación.
El gasto público también seguirá tirando del crecimiento. La OCDE prevé un crecimiento del consumo público del 2,4% este año y del 1,5% en el próximo. Esto provocará que el déficit público se estanque por encima del 3% del PIB. En concreto, proyecta un 3,8% para este año y un 3,5% para el próximo. Este dato refleja que la OCDE cree que el ciclo económico ya generará pocos ahorros a España (dado el frenazo de la actividad y la indexación de muchos gastos a la inflación) y que se necesitarán nuevos ajustes para seguir reduciendo el déficit y la deuda. Con estos cálculos, la OCDE anticipa que la ratio de endeudamiento de España dejará de caer este año, con un pasivo del 109% del PIB, y que escalará en casi un punto en 2024, hasta el 110%.
Este débil escenario económico se condensa en que el crecimiento potencial que calcula la OCDE es del 1,2%. Todo un reto para España, que tiene la ambición de financiar unas pensiones suficientes y mejorar la sanidad pública ante el envejecimiento de la población con una tasa de dependencia creciente. Esto es, cada vez habrá menos trabajadores por cada persona inactiva. Y para ello es imprescindible el diseño de una política económica y fiscal que growth friendly (amigable con el crecimiento). No hay atajos.
Uno de los principales problemas que amenazan el futuro económico de España es la debilidad de su crecimiento. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en el año 2008 España ha logrado unas tasas de crecimiento muy bajas condenada por una productividad exigua que se prolonga desde finales de los años noventa. En su último informe sobre España, la OCDE recomienda al país buscar vías para conseguir "un crecimiento económico más fuerte y sostenible". "El envejecimiento, la demora de la productividad y la baja inversión lastran el potencial de crecimiento de España", advierte el organismo multinacional. De hecho, calcula que el crecimiento potencial de España es de un exiguo 1,2%.
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