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España ya afronta un riesgo real de contracción económica este trimestre
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España ya afronta un riesgo real de contracción económica este trimestre

La previsión en tiempo real de la AIReF anticipa una caída del PIB del 0,2% en el tercer trimestre del año. Los indicadores recopilados en los últimos días tienen un claro sesgo negativo

Foto: Imagen de la fábrica de Ford en Almussafes. (EFE)
Imagen de la fábrica de Ford en Almussafes. (EFE)
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La economía española sigue desacelerando y ya estaría rozando la contracción. Aunque el tercer trimestre comenzó con un gran dinamismo gracias al inicio de la temporada alta del verano, la actividad se fue deteriorando a lo largo de los meses y los indicadores de septiembre muestran una clara debilidad. Las últimas lecturas han provocado que la previsión en tiempo real que elabora la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) anticipe la primera contracción del PIB desde el final de la pandemia.

En concreto, el modelo Mipred, que realiza una estimación del crecimiento económico a medida que las fuentes oficiales van publicando sus datos, apunta a una caída del PIB del 0,2% en el tercer trimestre del año. Es la primera vez que apunta a negativo al finalizar un trimestre desde que acabó el estado de alarma. El INE publicará el avance del PIB del tercer trimestre el próximo viernes, pero las expectativas no invitan al optimismo.

La facturación de las empresas apunta a un parón de la demanda interna. Las ventas de las grandes empresas (que copan el 75% del mercado) cayeron un 2% en el tercer trimestre respecto del segundo, con datos corregidos de estacionalidad y deflactados. Las ventas del comercio, excluyendo alimentación y combustibles, se redujeron casi un 6%, lo que indica que los hogares están optando por contener su gasto en un entorno de inflación y tipos de interés muy elevados.

La facturación de este verano también fue inferior a la del año anterior en términos reales, con un descenso del 1,1%. Se trata del peor dato registrado desde febrero de 2021. Lo que está ocurriendo es que los hogares gastan más, pero compran menos como consecuencia de la inflación. En definitiva, la actividad en términos reales está siendo inferior.

El sector más afectado por la desaceleración es la industria, que ha entrado claramente en terreno contractivo. La producción manufacturera ya se redujo casi un 1% en el segundo trimestre del año respecto del primero y hasta agosto registraba una caída adicional del 0,3%. La encuesta PMI al sector manufacturero indica que el sector sigue en contracción desde que comenzó el año. La última oleada, del mes de septiembre, indica que tanto la producción como los nuevos pedidos siguieron cayendo a lo largo del mes.

El gran problema al que se enfrenta la industria nacional es la debilidad de los mercados de exportación. Todo apunta a que la eurozona se encamina hacia una nueva recesión, lo que se contagia a España a través del comercio exterior. Pero tampoco la demanda interna funciona. Las importaciones de productos no energéticos de agosto fueron un 10% inferiores a las del mismo mes del año anterior. Y eso a pesar de que los precios siguen subiendo. Se trata del peor dato registrado en más de dos años y refleja que los problemas de la economía española no son solo heredados del exterior.

Foto: Las exportaciones se gripan. (EFE/P. Aguilar)

La persistencia de la inflación, la escalada de los tipos de interés y la incertidumbre han llevado a las familias a incrementar su nivel de ahorro recortando consumo. También las empresas han optado por reducir su inversión y elevar el ahorro. Una de las consecuencias ha sido el parón del empleo. Si en el segundo trimestre el número de afiliados a la Seguridad Social aumentó un 1,4% (corregido de estacionalidad y calendario), en el tercer trimestre el crecimiento ha sido del 0,1%.

Los pobres datos del empleo indican que el crecimiento de la renta de las familias se está frenando. Aunque suben los salarios, apenas hay entrada de nuevos trabajadores, y esto tiene importantes implicaciones económicas. Una subida de salario para quien ya está trabajando no implica un incremento del consumo en la misma proporción, sino que el trabajador tiende a ahorrar una parte de estos ingresos. Y más si está en un escenario de incertidumbre. Por el contrario, cuando una persona sale del desempleo y empieza a trabajar, lo habitual es que gaste todo o la mayor parte de su salario, sobre todo si no es muy alto. De ahí que el crecimiento de la masa salarial tenga menor incidencia económica cuando se dedica a subir salarios que a crear empleos nuevos.

Los expertos ya descontaban una desaceleración de la economía española durante el verano. Lo que no esperaban es un frenazo tan intenso en agosto y septiembre. Por ejemplo, el Banco de España anticipó un crecimiento del 0,3%. El problema es que el trimestre fue de más a menos, con un inicio del verano muy dinámico y una intensa desaceleración a partir de agosto. Esto explica que al inicio del trimestre el modelo Mipred llegara a prever un crecimiento del 0,6% tras la publicación de los datos de afiliación de julio.

Las expectativas apuntan a una ralentización aún mayor hasta final de año en un contexto de inflación al alza y tipos de interés más altos de forma persistente. Además, el turismo ya ha regresado a los niveles de ocupación previos a la pandemia, por lo que España perderá el factor diferencial que tuvo hasta el verano respecto al resto de Europa.

Los expertos confían en que la economía mejorará a partir del primer trimestre de 2024. Eso sí, fían sus esperanzas al crecimiento de la demanda interna gracias a la subida de los salarios y a la moderación de la inflación. Sin embargo, pasan los meses y la escalada de precios sigue siendo intensa, lo que también podría obligar al Banco Central Europeo a endurecer aún más su política monetaria. Una coyuntura en la que será todo un reto para los hogares sostener el crecimiento económico a base de consumo y mayor optimismo en el futuro.

La economía española sigue desacelerando y ya estaría rozando la contracción. Aunque el tercer trimestre comenzó con un gran dinamismo gracias al inicio de la temporada alta del verano, la actividad se fue deteriorando a lo largo de los meses y los indicadores de septiembre muestran una clara debilidad. Las últimas lecturas han provocado que la previsión en tiempo real que elabora la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) anticipe la primera contracción del PIB desde el final de la pandemia.

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