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La economía española creció un 5,5% en 2022 y esquivó la contracción en el final del año
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El PIB avanzó un 0,2% trimestral

La economía española creció un 5,5% en 2022 y esquivó la contracción en el final del año

El país consiguió evitar la caída del PIB en un contexto de alta inflación e incertidumbre, pero el crecimiento en la segunda mitad del año ha sido pírrico y se salvó por la caída de las importaciones

Foto: Operarios realizan trabajos de mantenimiento. (EFE)
Operarios realizan trabajos de mantenimiento. (EFE)

La economía española registró un crecimiento del 5,5% en 2022 superando todas las expectativas de los economistas que temían por una recaída del PIB en la recta final del año. Aunque el frenazo económico ha sido evidente, España pudo evitar la contracción del PIB en el cuarto trimestre del año y aleja los fantasmas de recesión a pesar de que el entorno económico global sigue siendo muy delicado. El PIB creció un 0,2% en el último trimestre del año mostrando la fortaleza de la actividad a pesar de las dificultades que están atravesando familias y empresas como consecuencia del incremento de los costes.

El INE ha vuelto a corregir al alza los datos del PIB de los trimestres anteriores, una práctica que viene siendo recurrente desde el cambio en la presidencia del Instituto. En concreto, ha rebajado en 0,12 puntos el crecimiento del primer trimestre de 2022, pero ha subido en 0,3 puntos y 0,16 puntos el crecimiento trimestral de los dos siguientes. Como resultado, el PIB trimestral del pasado verano fue un 0,3% superior al calculado hasta ahora, lo que ha permitido alcanzar este ritmo de crecimiento anual del 5,5%.

De esta forma, el crecimiento del conjunto del año fue idéntico al de 2021, año de salida de la pandemia. Sin embargo, al contrario de lo que pasó en ese ejercicio, el año ha ido de más a menos, con un primer semestre muy dinámico y un segundo de parón económico. Es el resultado del impacto económico provocado por la guerra en Ucrania y la posterior crisis inflacionista. Los datos de la Encuesta de Población Activa mostraron dos trimestres consecutivos de reducción en el número de ocupados, sin embargo, las horas trabajadas y la productividad siguieron creciendo durante la segunda mitad del año, compensando así el pobre desempeño del mercado laboral.

A pesar del crecimiento superior al 5% durante dos años consecutivos, la economía española sigue todavía por debajo de los niveles previos a la pandemia. En concreto, aún le queda un crecimiento anual del 1,5% para llegar al nivel que tenía en 2019. Dadas las pobres previsiones de crecimiento para el inicio del año y la incertidumbre económica, los economistas dudan de que pueda conseguir el hito en el año 2023.

En el cuarto trimestre del año, España consiguió evitar la recesión, pero el detalle de las principales macromagnitudes deja unas cifras preocupantes. El crecimiento del PIB se produjo íntegramente por la demanda externa, gracias a la caída de las importaciones (-4,2%) y a la resistencia de las exportaciones, que también se redujeron, pero menos: un 1,1%. El dinamismo del sector exterior ha sido clave para la economía española durante todo el año, sobre todo en el sector servicios. Las ventas en el extranjero han conseguido generar el superávit necesario para pagar la factura energética disparada. España ha conseguido mantener el superávit de la balanza comercial, todo un hito en un contexto de una crisis con encarecimiento de los costes de importación como la que se está viviendo.

La demanda de los hogares ha sido uno de los motores de crecimiento durante el año, pero en el último trimestre sufrió un pinchazo, como ya anticipaban los indicadores de ventas de las grandes empresas. En concreto, el gasto de las familias en términos reales (descontada la inflación) se redujo un 0,8% trimestral entre octubre y diciembre.

La inversión productiva (maquinaria, bienes de equipo y bienes de propiedad intelectual) sufrió una contracción por segundo trimestre consecutivo y de una cuantía importante: un 5,8% abajo. Esta cifra revela un pobre desempeño en la ejecución de los fondos europeos (dirigidos principalmente a la inversión) y también las dudas de las empresas, que están optando por una política de prudencia. Prefieren contener la inversión y así retener caja en una coyuntura en la que se pueden producir caídas de la demanda o nuevos episodios inflacionistas.

Por sectores, destaca el pobre desempeño del comercio y la hostelería en la recta final del año, lo que es consecuencia de la caída de la demanda de los hogares. El valor añadido de estas actividades se redujo un 0,6%. También la construcción sufrió una contracción del 0,3% ante la caída de la inversión en vivienda e infraestructuras. Por el contrario, las actividades que tiraron de la actividad fueron las de los servicios de alto valor añadido. Destacan las tecnologías de la información y la comunicación, con un crecimiento del 4,6% en un trimestre, y las actividades profesionales, científicas y técnicas, con un avance del 0,2%. También la Administración pública contribuyó a elevar la producción.

La economía española registró un crecimiento del 5,5% en 2022 superando todas las expectativas de los economistas que temían por una recaída del PIB en la recta final del año. Aunque el frenazo económico ha sido evidente, España pudo evitar la contracción del PIB en el cuarto trimestre del año y aleja los fantasmas de recesión a pesar de que el entorno económico global sigue siendo muy delicado. El PIB creció un 0,2% en el último trimestre del año mostrando la fortaleza de la actividad a pesar de las dificultades que están atravesando familias y empresas como consecuencia del incremento de los costes.

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