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España es el país del euro donde más ha subido la presión fiscal en la última década
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INFORME DEL FMI

España es el país del euro donde más ha subido la presión fiscal en la última década

España empieza a converger en presión fiscal con la eurozona. Así lo pone de relieve el último 'Monitor fiscal' del Fondo Monetario Internacional, que revela un fuerte incremento de la recaudación en la última década

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón)
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Los datos están aquí, y lo que reflejan es el fuerte incremento de la recaudación que se ha producido en la última década en España. Hasta el punto de que es el país de la eurozona donde más han subido los ingresos públicos desde 2014 en relación con el PIB. Ese año, en concreto, los recursos totales del conjunto de las administraciones públicas representaron el 39,2% del PIB, por debajo del 43,1% con que se cerrará este año, según el último Monitor fiscal, el documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) que analiza el comportamiento de las finanzas públicas en el conjunto del planeta.

El incremento, casi cuatro puntos de PIB, está muy alejado de lo que ha sucedido en los países de la eurozona, cuya presión fiscal (medida en términos de recaudación total, incluidos los recursos no tributarios) ha sido históricamente más elevada. Entre 2014 y 2023, de hecho, la recaudación en el conjunto de la región descendió dos décimas, hasta el 46,6% del PIB, mientras que en el conjunto del G20, que incluye a los países avanzados, el descenso fue de siete décimas, hasta el 35%. También en el G7 se produjo una caída, en este caso de 1,2 puntos, hasta el 35,3% del Producto Interior Bruto (PIB).

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EP/Alejandro Martínez Vélez)

El hecho de que España haya sido el país con mayor incremento de la recaudación no tiene que ver con que en el año 2014 se registrara un dato especialmente bajo. El 39,2% alcanzado ese año, en concreto, fue el más alto desde 2007, cuando la presión fiscal, a consecuencia de los ingresos extraordinarios procedentes de la burbuja inmobiliaria, alcanzaron, por primera vez en la historia de España, un 40% del PIB. Desde entonces, se llegó a un mínimo del 34,8% tras desplomarse los ingresos públicos por la doble recesión que sufrió la economía.

Para hacerse una idea de la evolución de la recaudación en España respecto de lo que ha sucedido en otros países de la eurozona, solo hay que tener en cuenta que en Francia, en ese mismo periodo, se produjo un descenso de 1,3 puntos de PIB. En Alemania, por el contrario, la recaudación creció en 1,5 puntos de PIB, menos de la mitad que en España, mientras que en Italia el incremento fue de 0,9 puntos. En Portugal, igualmente, los ingresos se han mostrado estables (apenas un alza de una décima). Solo Reino Unido, con un punto de partida muy inferior al de España (35,7%), se produjo un aumento mayor, de 4,1 puntos de PIB, en línea con lo que ha sucedido en nuestro país.

También el punto de partida de España era muy inferior al de la zona euro. Hace una década, la distancia con los países que forman parte de la moneda única era de 7,6 puntos (un 46,8% frente al 39,2%), pero este año, si se cumplen las previsiones del FMI, la diferencia será de 3,5 puntos porcentuales de PIB. Es decir, algo menos de la mitad, la distancia más corta en la serie histórica.

Entre las causas que más han influido en los últimos años en el aumento de la recaudación se encuentra el fuerte incremento de los impuestos directos. Fundamentalmente, debido a la creación de empleo (más contribuyentes), más que a la subida de tipos, que han sido prácticamente los mismos (salvo la rebaja fiscal que se produjo en 2015), y a la no deflactación de la tarifa del IRPF para adecuarla a la inflación (subida de la presión fiscal en frío). La recaudación por los impuestos sobre la renta, patrimonio y otros alcanzarán este año los 185.887 millones de euros, lo que representa un incremento del 12,8% en comparación con 2022, aunque ligeramente por debajo del 14,8% registrado el año anterior. Es decir, una subida de cerca del 30% en apenas dos años.

El gasto público

El aumento de los ingresos públicos desde hace una década se ha correspondido, aunque solo en parte, con la evolución de los gastos, que en 2023, según el FMI, se situarán en el 47,1% del PIB. Es decir, 1,8 puntos más que en 2014, por lo tanto, menos de la mitad de lo que ha crecido la presión fiscal incluyendo todos los recursos del Estado. El gasto público alcanzó en 2020 un máximo histórico del 51,9% del PIB, coincidiendo con la irrupción del covid y el posterior incremento de las políticas asistenciales, pero desde entonces se ha ido deslizando hasta caer casi cinco puntos de PIB.

Como sucede en el caso de los ingresos, España muestra una sustancial diferencia respecto de lo que sucede en la eurozona, donde tradicionalmente el gasto público ha sido significativamente mayor en la medida que su Estado de bienestar también está más extendido y ofrece mayores prestaciones. En la última década, mientras que el gasto público ha crecido 0,8 puntos del PIB de la eurozona (hasta el 50,1%), en España el incremento ha sido de algo más del doble, 1,8 puntos (hasta el 47,1%). Algo que es coherente con los mayores ingresos del sector público. Se trata, igualmente, de la menor distancia en la serie histórica, lo que significa que España está también convergiendo en este aspecto.

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Los mayores ingresos y el menor gasto, en todo caso, no han evitado que este año el déficit público se vaya a situar (si se cumplen las previsiones) en el 3,9% del PIB, según confirmó el Gobierno este lunes en el plan presupuestario enviado a Bruselas, nueve décimas más que en 2024.

Presión fiscal vs. recaudación

El Ministerio de Hacienda, en concreto, estima que este año la recaudación total alcance el 41,9% del PIB, aunque sin incluir los ingresos procedentes de los fondos de la Unión Europea a través del Mecanismo Next Generation, que no computan a efectos del déficit público, pero que no dejan de ser recursos del Estado que obtiene de los contribuyentes. El FMI, que sí incorpora esos recursos, estima por su parte un 43,1%.

A partir de estos datos, el Gobierno prevé que la presión fiscal (sin los recursos adicionales) se situará este año en el 38,1%, dos décimas por debajo de 2022 y cuatro menos que el año próximo. Ahora bien, para alcanzar esas cifras lo que hace Hacienda es tener en cuenta únicamente la recaudación estrictamente fiscal (la suma de los ingresos tributarios y de las cotizaciones sociales, así como los impuestos que pagan los sectores residentes al resto del mundo), pero no otros recursos. Esos recursos, sin embargo, existen, y forman parte de la recaudación. Los más relevantes son los ingresos por intereses y por dividendos de entidades públicas.

Desde el lado de los gastos, Hacienda prevé que alcancen el 45,8% del PIB, lo que supone 1,6 puntos menos que en 2022

Desde el lado de los gastos, Hacienda prevé que alcancen el 45,8% del PIB, lo que supone 1,6 puntos menos que en 2022. El año próximo seguirán bajando hasta el 45%. Es decir, tres puntos más que los ingresos.

Esta previsión no incorpora ninguna decisión de política económica, ya que al tratarse de un Gobierno en funciones está atado de pies y manos para aprobar cualquier reforma. En todo caso, el conjunto de las administraciones públicas habrá dispuesto este año para gastar 612.462 millones de euros en términos de contabilidad nacional. La mayor partida, casi el 20% del PIB, irá a parar las diferentes transferencias sociales (pensiones, desempleo…), y en segundo lugar a pagar a los empleados públicos, que absorberá el 11,1% del PIB, algo más de 162.000 millones de euros.

Los datos están aquí, y lo que reflejan es el fuerte incremento de la recaudación que se ha producido en la última década en España. Hasta el punto de que es el país de la eurozona donde más han subido los ingresos públicos desde 2014 en relación con el PIB. Ese año, en concreto, los recursos totales del conjunto de las administraciones públicas representaron el 39,2% del PIB, por debajo del 43,1% con que se cerrará este año, según el último Monitor fiscal, el documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) que analiza el comportamiento de las finanzas públicas en el conjunto del planeta.

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