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Los turbios entresijos del arbitraje español que el caso Negreira sí ha permitido destapar
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A FALTA DE UNA SANCIÓN AL FC BARCELONA

Los turbios entresijos del arbitraje español que el caso Negreira sí ha permitido destapar

Declaraciones ante la Guardia Civil, como la del veterano Albert Giménez, confirman el famoso índice corrector, los cupos por territoriales y el poder de "la cúpula del CTA"

Foto: El presidente del Comité Técnico Arbitral, Medina Cantalejo, en rueda de prensa. (EFE/J.J. Guillén)
El presidente del Comité Técnico Arbitral, Medina Cantalejo, en rueda de prensa. (EFE/J.J. Guillén)

Por más que, salvo deshonrosas excepciones, todo el mundo coincida en que el caso Negreira es un escándalo sin precedentes, el hecho de que los millonarios pagos que el FC Barcelona realizó durante casi dos décadas al número dos del Comité Técnico de Árbitros (CTA) y su hijo no hayan tenido ninguna consecuencia deportiva para el club catalán, es un duro golpe a la credibilidad del fútbol español, tan castigado ya por la nefasta y bochornosa gestión de su anterior máximo dirigente.

Aunque el unánime mensaje del colectivo arbitral es que José María Enríquez Negreira no pintaba nada y solo vendía humo, lo que parece evidente es que el Barça no solo parecía pretender algo de él, sino que debió de obtenerlo. Por ello estuvo 18 años pagándole y solo prescindió de él cuando perdió su posición en el CTA. Otra cosa es saber dónde fue a parar el dinero que el catalán cobró por sus servicios. Hablando en plata, si esta fue utilizada para influir en los arbitrajes o directamente comprarlos.

En la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) aseguraron que no sabían nada, algo que quedó en evidencia tras el registro de la Guardia Civil del pasado mes de septiembre, cuando en los sótanos de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas se encontraron facturas de las sociedades instrumentales que usó Negreira para cobrar del FC Barcelona.

Concretamente, documentos de pago emitidos entre 2008 y 2010, un periodo en el que la entonces directiva presidida por Joan Laporta transfirió a las mencionadas mercantiles un total de 1.031.839 euros.

Foto: Andreu Camps y Medina Cantalejo, en la rueda de prensa. (EFE/JJ Guillén)

Declaración ante la Guardia Civil en Barcelona

A la espera de ver cómo avanza y concluye la instrucción del titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, lo que el caso Negreira sí ha destapado son los turbios entresijos del arbitraje español. En contra de lo que mucha gente piensa, ajeno a la Liga de Fútbol Profesional, por más que paradójicamente sean los clubes que forman esta quienes les paguen, si no manejado por la mencionada RFEF a través del CTA, del que Negreira fue vicepresidente.

Uno de los árbitros que prestó declaración como testigo de este caso ante la Guardia Civil fue Sergi Albert Giménez (Barcelona, 1948), colegiado del Comité Catalán entre 1971 y 1993, que pitó en Primera División entre 1987 y 1990 y en 1991 entró a formar parte del primer grupo de árbitros asistentes.

"En 1993, el entonces presidente de la RFEF, Ángel María Villar, nombró a Victoriano Sánchez Arminio presidente del CTA y vicepresidente a Enríquez Negreira, junto a Franco Martínez y Medín Prego", contó Albert Giménez el 18 de julio del año pasado en las dependencias oficiales de la Unidad de Policía Judicial de la 7ª de Barcelona.

"El índice corrector es una función no escrita por la que las puntuaciones de un árbitro se modifican por interés del propio comité"

Al ser preguntado por el famoso índice corrector —también llamado corruptor—, el ahora jubilado exárbitro catalán no tuvo ningún reparo en asegurar que es "una función no escrita para conseguir que las puntuaciones de un árbitro se modifican al alza o a la baja por el interés del propio comité" y que "lo aplicaban la cúpula del CTA".

En su declaración, Albert Giménez también confirmó que "se produce un reparto equitativo para que todas las territoriales tengan algún árbitro en Primera", de manera que "si la relación de la RFEF con una territorial no es buena, se le castigaba con dichos cupos".

En cuanto a la manera de designar a los árbitros, explicó que "antes los designaba directamente el presidente del CTA, luego se pasó a que fuera por sorteo y actualmente se hace mediante una comisión formada por el presidente del CTA, Medina Cantalejo, un representante de LaLiga, Daudén Ibáñez, y un tercer miembro elegido entre la RFEF y LaLiga, Puentes Leira".

placeholder El exárbitro José María Enríquez Negreira, en una imagen de 1990. (EFE)
El exárbitro José María Enríquez Negreira, en una imagen de 1990. (EFE)

En cuanto a Enríquez Negreira, su paisano y contemporáneo Albert Giménez dijo que le conoce desde 1971, es decir, cuando empezó en el arbitraje, y que tiene una buena relación con él. Sin embargo, contó que en 1994, cuando ejercía de comentarista en un medio, le llamó a una reunión en la sede del CTA catalán y le dijo: "Oye, pollo, tú qué te has creído que eres. Ve con cuidado con los comentarios que haces, que te puede pasar algo".

El control de los que dirigen el CTA

Además de confirmar que Enríquez Negreira formaba parte de las cinco personas con más poder en el CTA, junto a Vicente Acebedo y los ya citados Victoriano Sánchez Arminio, Medín Prego y Franco Martínez, desde donde "ejercían un control total sobre el nombramiento de informadores, puntuaciones, ascensos y descensos arbitrales, propuesta de árbitros internacionales, designaciones directas de evento organizados por la RFEF, como el caso de la Copa del Rey".

Sobre si le consta que Negreira participara activamente en las previas de partido o acompañando al equipo arbitral en alguna ocasión y en qué casos, el catalán respondió que sí, que a veces cenaba antes del partido en el restaurante de su actual esposa, desconociendo el nombre del establecimiento, "donde procuraba llevarles cuando eran designados para dirigir a clubes de la ciudad". Para añadir que "si no podía ir él acudía su hijo Javier Enríquez".

"Una empresa suya vendía objetos promocionales a la RFEF, la catalana, la vizcaína... Lo de la RFEF me lo dijo Dori, la secretaria de Villar"

También aseguró que tenía "conocimiento de que una empresa de Negreira vendía objetos promocionales a la RFEF, a la Federación catalana y a la cizcaína, entre otras. Lo de la RFEF me lo dijo Dori, la secretaria de Villar", A la pregunta de si le consta que Negreira cobrase del CTA o de la REFF por las funciones desempeñadas, Albert Giménez declaró que no tenían un salario reglamentado, pero si cobraban en concepto de dietas, desplazamientos, gastos de representación, por un importe que se establecían por el departamento de administración de la Federación.

El papel del hijo de Negreira

Eso sí, a la pregunta de si le consta que José María Enríquez Negreira pudiera influenciar alguna actuación arbitral, dijo que no, mientras que sobre su relación con Javier Enríquez Romero, explicó que le conocía porque estuvo dos años acudiendo al comité de árbitros catalán para hacerse árbitro de fútbol, pero que su padre le sacó y finalmente no obtuvo la titulación. Además de coincidir en el parking donde ambos estacionaban, donde simplemente se saludaban. Lo que sí tiene claro es que en el mundo arbitral se tenía conocimiento de que Javier Enríquez Romero era hijo de José María, y que "se valía de quién era su padre".

placeholder Andreu Camps y Luis Medina Cantalejo, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. (EFE/JJ Guillén)
Andreu Camps y Luis Medina Cantalejo, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. (EFE/JJ Guillén)

Cabe recordar que el exárbitro catalán declaró hace casi un año en Radio Marca que "a mí Negreira me presionó" e, incluso, dudó de la enfermedad que este alega para sortear la responsabilidad penal por los pagos del Barcelona. "A mí me sorprende que Enríquez Negreira tenga alzhéimer así de repente", dijo un Albert Giménez que ya entonces tenía algunas cosas claras.

"A mí me sorprende que Enríquez Negreira tenga alzhéimer así de repente", llegó a declarar hace un año el propio Albert Giménez

"Hay una fórmula para amañar partidos. Es una trampa de tontos: soy amigo de fulano de tal, que te va a apoyar, me das tanto y te lo soluciono. Si el resultado es negativo se le devuelve el dinero. Si gana, queda marcado de por vida. Si pierde y devuelve el dinero, tiene otra oportunidad", explicó. "Negreira ha presumido siempre de tráfico de influencias y al Barcelona le vendió que lideraba el CTA. Yo nunca lo he creído. Siempre he guardado mis distancias con él", sentenció.

La defensa de Medina Cantalejo y Andreu Camps

"No hay ninguna prueba que pueda decir que un árbitro es deshonesto. Enríquez Negreira apenas tenía competencias en el CTA. No cobraba de los árbitros, cobraba de un club", aseguró el todavía jefe de los árbitros españoles, Luis Medina Cantalejo, para de esta forma exculpar al FC Barcelona de haber sacado un rédito deportivo a la millonada que pagó al que fuera vicepresidente del CTA.

"Sería porque no los hubo y punto", fue lo único que se le ocurrió responder al sevillano a la pregunta de qué opinaba sobre el hecho de que, en 78 partidos, al Barça no le pitaran un penalti en contra.

Foto: Rubiales, con Medina Cantalejo al fondo. (EFE/Eidan Rubio)

Con Rubiales desaparecido desde que estalló un caso que le salpicaba por haber sido directivo de Villar y lo rápido que prescindió de Negreira, mientras siempre mantuvo a Laporta en su Junta Directiva, fue su fiel secretario general, el despedido Andreu Camps, quien dio la cara junto al jefe de los árbitros.

El catalán declaró que "si se acredita algo, nos negamos en redondo a que esto deba tener consecuencias negativas en nuestros honestos y profesionales miembros del colectivo arbitral". Es decir, una vez más cerrando filas con un estamento cuyos turbios entresijos ha sacado a la luz el caso Negreira.

Por más que, salvo deshonrosas excepciones, todo el mundo coincida en que el caso Negreira es un escándalo sin precedentes, el hecho de que los millonarios pagos que el FC Barcelona realizó durante casi dos décadas al número dos del Comité Técnico de Árbitros (CTA) y su hijo no hayan tenido ninguna consecuencia deportiva para el club catalán, es un duro golpe a la credibilidad del fútbol español, tan castigado ya por la nefasta y bochornosa gestión de su anterior máximo dirigente.

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