El colectivo arbitral exculpa al Barcelona del caso Negreira y Camps cae en su propia trampa

En hora y media se pueden aclarar muchas cosas, pero también enturbiarlas. Especialmente si no se habla claro, con insinuaciones donde debe haber afirmaciones y afirmaciones donde solo caben suposiciones. Delante de más de 200 árbitros, unos aún en activo y otros que ya colgaron el silbato, y con la llamativa ausencia del presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), su secretario general, Andreu Camps, y el presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), Luis Medina Cantalejo, comparecieron este jueves en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas para hablar sobre el llamado caso Negreira. Una rueda de prensa digna de analizar y que tuvo un efecto bumerán.

"No hay ninguna evidencia, ni prueba que pueda decir que un árbitro es deshonesto. Enríquez Negreira apenas tenía competencias en el CTA. No cobraba de los árbitros, cobraba de un club", aseguró Medina, para de esta forma exculpar al FC Barcelona de haber sacado un rédito deportivo a la millonada que pagó al excolegiado catalán durante 17 años, el tiempo que fue vicepresidente del CTA. Con Rubiales desaparecido desde que estalló un caso que le salpica por haber sido directivo de Villar y lo rápido que prescindió de Negreira, mientras ahora mantiene a Joan Laporta en su Junta Directiva, fue su fiel secretario general quien dio la cara junto al jefe de los árbitros. Primero, leyendo a trompicones un escrito y, después, respondiendo como pudo a los periodistas. Nada que ver con hablar ante los asambleístas...

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"Quiero manifestar la absoluta y completa confianza de esta RFEF y su presidente con todo el colectivo arbitral y que ninguna actuación que pudiera acreditarse, incluso si la misma es objetivo de lícito penal, puede desacreditarles y hacer dudar de su plena honradez", aseguró Camps, para añadir algo tan descabellado como que "si se acredita algo, nos negamos en redondo a que esto deba tener consecuencias negativas en nuestros honestos y profesionales miembros del colectivo arbitral". Aunque para disparatado, el hecho de que el catalán confirmara que "el departamento de integridad está estudiando toda la información recabada en la investigación interna abierta para su traslado a órganos judiciales, gubernativos y también a la UEFA, que la ha solicitado".

Cabe recordar que la que fuera vicepresidenta de integridad de la RFEF, Ana Muñoz, dimitió al comprobar que esta brillaba por su ausencia, mientras que los tres miembros de la Sección de Ética del Comité Jurisdiccional, su presidente, Manuel Villoria Mendieta, y los dos vocales, Araceli Mangas Martín y José Luis Pérez Triviño, fueron destituidos, aunque dos de ellos habían presentado su dimisión antes de que les echaran. De esta forma, el único que prácticamente se mantiene desde la llegada de Rubiales es el director del departamento de seguridad e integridad, Alfredo Lorenzo, quien también se ha visto implicado en varios asuntos polémicos.

El más reciente, cuando decidió abrir un proceso sancionador contra los entrenadores de fútbol sala Javi Rodríguez, de ElPozo Murcia Costa Cálida, y David Ramos, del Viña Albali Valdepeñas, por sus declaraciones sobre los árbitros. Anteriormente, ya solicitó al Comité de Competición la apertura de un expediente al presidente del Cádiz, Manuel Vizcaíno, por sus quejas tras el partido ante el Elche, en el que el VAR no avisó al árbitro de un fuera de juego en el empate de los ilicitanos. Por no hablar del caso de Yolanda Parga, responsable del arbitraje femenino de la RFEF y mujer del delegado arbitral del Real Madrid, Megía Dávila. Además, Lorenzo jugó un papel importante en el motín de las 15 jugadoras de la Selección, ninguna del Real Madrid, dada su estrecha relación con Ana Rossell, directora de fútbol del equipo blanco. Si la integridad no empieza por uno mismo…

Estrada Fernández, en el punto de mira

"Todos los árbitros han colaborado, menos uno", comentaron tanto Camps como Medina, ambos sin desvelar su nombre, aunque tampoco hacía falta. Al hablar de "posturas egoístas, personalistas y traidoras", todo apunta a que se referían al catalán Xavier Estrada Fernández, quien presentó una querella criminal en el juzgado de instrucción de Barcelona contra Enríquez Negreira y su hijo, por un presunto delito de corrupción deportiva. Desde la RFEF no solo lamentaron "que se haya filtrado a los medios datos como el cuestionario que el CTA ha pedido a los árbitros, asistentes y delegados federativos que completen dentro de una investigación interna", sino que también explicaron que "lo que hay que hacer es dejar a la Fiscalía desarrollar su trabajo", el motivo por el que ellos no se querellaran contra Negreira.

Lo cierto es que a raíz de la denuncia de Estrada Fernández, a quien, por cierto, el CTA no tardó en rebajarle atribuciones en el VAR, la Fiscalía de Barcelona ha tenido que echar el freno de mano en la investigación abierta. Los policías ya no van a poder tomar nuevas declaraciones a testigos o investigados, ni examinar nuevos documentos para acreditar los delitos de administración desleal y corrupción entre particulares. Normal que se especule sobre quién puede estar detrás de la actuación de este árbitro que, guste o no, ha dejado en evidencia a todo un colectivo al ser el único en denunciar a quienes lo han puesto, cuanto menos, bajo sospecha.

Lo más curioso es que mientras Estrada Fernández ha pasado a la acción, Medina Cantalejo se quedó en las palabras. "Lo que ha pasado es una vergüenza que hay que limpiar. Pongo mi mano en el fuego por mis compañeros de entonces y los de ahora. También por Victoriano Sánchez Arminio (el presidente del CTA con Enríquez Negreira), quien si hubiera tenido la más mínima sospecha, le hubiera puesto en la calle", dijo, para insistir en que "a mí, en once temporadas en Primera, nadie me aleccionó en ningún sentido sobre cómo debía arbitrar. Además, de haber pasado, se sabría. La honestidad de los árbitros está fuera de toda duda". Claro que lo mejor vino cuando al ser preguntado por el hecho de que al Barça no le pitaran un penalti en contra en 78 partidos, respondió: "Sería porque no los hubo y punto".

Las peligrosas insinuaciones de Camps

"Durante este tiempo, la RFEF sí ha podido constatar que existiría alguna persona que conociendo los hechos de primera mano, no los denunció cuando tenía responsabilidades gubernamentales y está estudiando si se podría derivar alguna responsabilidad y si se podría presentar alguna querella", leyó Andreu Camps, como comentábamos al principio, a trompicones, midiendo mucho lo que quería insinuar, pero sobre todo lo que no podía decir. Prueba de ello es que, cuando en el turno de preguntas le pidieron que dijera a quién se refería, contestó: "No me he referido a ninguna persona en concreto ni lo voy a hacer".

Este juego de insinuaciones, aquello de tirar la piedra y esconder la mano, es grave en cualquier responsable público, y el secretario general de una federación en cierto modo lo es. Pero aún más cuando se trata de un ex miembro del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), donde ya tuvo problemas, pues fue recusado por su cercanía a Villar. Actualmente, Camps sigue siendo miembro del Tribunal de Apelación de la Federación Internacional de Bádminton, al que llegó de la mano del expresidente de la federación española de este deporte, David Cabello, condenado a seis meses de cárcel por plagio, un caso en el que Andreu estuvo imputado.

Curiosamente, el catalán lanzó la velada acusación, eso sí, sin atreverse a dar ningún nombre, aunque reconoció que en octubre de 2021 la Agencia Tributaria hizo una consulta a la RFEF sobre Negreira y pidió datos económicos, funciones y normativa del CTA. Es decir, que ellos tuvieron conocimiento de los hechos y no los denunciaron. Pero no solo eso, sino que, como él mismo confirmó, la RFEF pagó algunas cantidades al hijo de Enríquez Negreira, "pero igualmente por servicios realmente prestados". Es decir, lo mismo que han podido hacer en el FC Barcelona, donde Enríquez Negreira padre no tenía contrato y cobraba a través de una empresa.

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En algo parecido a lo que ha hecho el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) con las numerosas denuncias que ha recibido contra Rubiales desde que este diario destapara los Supercopa Files, Camps se ampara en el caso de Negreira en que "los medios de investigación de la Agencia Tributaria y la Fiscalía son diferentes en capacidad legal a los que puede tener la RFEF". "Sin conocer lo que ahora hemos sabido, ya contribuimos activamente aportando toda la información que nos solicitaron", explicó el secretario general, para de este modo dejar constancia de que estaban al corriente de un tema que le ha estallado en las manos.

Por cierto, a diferencia del silencio atronador mostrado por su plenipotenciario presidente, incapaz siquiera de sumarse a un comunicado conjunto de todos los clubes de LaLiga, un grupo de aficionados del Real Madrid se manifestaron contra el caso Negreira antes del partido de Copa de este jueves contra el FC Barcelona. Eso sí, fuera del Estadio Santiago Bernabéu. Lanzaron billetes de 500 euros con la cara de Laporta y mostraron una pancarta en la que podía leerse "Corrupción en la Federación", una consigna que también corearon tanto en los aledaños del campo, como dentro. Y es que hay cosas que ni el mismísimo Florentino Pérez puede parar...