Es noticia
No son Oscar para sorpresas: 'Oppenheimer' no se sale del guion y arrasa con siete premios
  1. Cultura
  2. Cine
96.ª EDICIÓN DE LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA

No son Oscar para sorpresas: 'Oppenheimer' no se sale del guion y arrasa con siete premios

Lamentablemente para el cine español, ni Juan Antonio Bayona con 'La sociedad de la nieve' ni Pablo Berger con 'Robot dreams' han conseguido imponerse en sus respectivas categorías

Foto: Cillian Murphy recoge su Oscar por 'Oppenheimer'. (Reuters/Mike Blake)
Cillian Murphy recoge su Oscar por 'Oppenheimer'. (Reuters/Mike Blake)
Más información

No son premios para sorpresas. La 96.ª edición de los Oscar, los Premios de la Academia, ha sido una de las más predecibles y previsibles de los últimos años. Sin un rival de peso —el Barbenheimer se agotó en los Globos de Oro—, el Oppenheimer de Christopher Nolan llega a la meta exprimido y resobeteado. Ya hemos visto al director y a su protagonista, Cillian Murphy, subirse al escenario a recoger premios de toda forma, color y tamaño. Decenas de ensayos generales cada fin de semana —los premios de cada sindicato: actores, directores, guionistas, productores…, quién sabe si existe un sindicato de meritorios— que han despojado la gran fecha de épica, como en un Día de la Marmota en el que Bill Murray decide suicidarse para salir del bucle. Se acerca el centenario de los galardones de cine más relevantes, y cada vez es más difícil que los ganadores se salgan de las previsiones. Las últimas ediciones también demuestran que el cine de autor de fuera Estados Unidos ha llenado el vacío de un Hollywood entregado a las grandes sagas, los remakes, los universos superheroicos y demás.

Al menos en 2023 el triunfo se lo llevó la película menos canónica de las nominadas, Todo a la vez en todas partes, con sus directores, Daniel Kwan y Daniel Scheinert, casi unos desconocidos hasta entonces, reconociendo lo "raro" del desenlace. Esta noche, por el contrario, la Academia de Cine de Estados Unidos ha premiado la película más normativa de todas: un gran proyecto de estudio (Universal) dirigido por uno de los directores vivos más idolatrados (Nolan), perfectamente grandilocuente y perfectamente diseñada para adecuarse a los estándares y con una historia de ¿redención? —la de Robert Downey Jr. volviendo a hacer cine fuera de Marvel— que tanto gusta a los académicos. Resultado: Oppenheimer se ha llevado siete estatuillas de las trece categorías a las que estaba nominada, entre ellas la de mejor actor protagonista para Murphy, mejor director para Nolan y mejor película. Lamentablemente para el cine español, ni Bayona ni Pablo Berger han conseguido traerse ninguna estatuilla.

placeholder Jimmy Kimmel en el escenario del Dolby Theatre. (EFE/Caroline Brehman)
Jimmy Kimmel en el escenario del Dolby Theatre. (EFE/Caroline Brehman)

Quizá lo más inesperado —dentro de lo esperado— ha sido el Oscar que Emma Stone le ha arrebatado a Lily Gladstone, la protagonista de Los asesinos de la luna, que partía como favorita dado que hubiese sido la primera actriz nativa americana en ganar en los Oscar. La cámara no ha enfocado a Gladstone hasta el final del discurso de agradecimiento de Stone, y esta tenía muy bien ensayada su sonrisa en un momento amargo dentro de una carrera que ella misma ha reconocido que había pensado en abandonar hasta la llamada de Scorsese.

La gala ha arrancado a la medianoche y seis minutos desde el Dolby Theatre de Los Ángeles. Otro año más —y será el cuarto— ha sido Jimmy Kimmel el encargado de presentar una ceremonia en un escenario tan dorado como las estatuillas. "Ha sido un año muy largo a pesar de que todo el mundo paró", ha comenzado Kimmel, recordando la huelga de actores y guionistas que puso al límite la industria estadounidense. "Gracias al acuerdo al que se llegó, los actores y actrices no tienen que preocuparse por que los sustituya la inteligencia artificial; ahora solo tienen que preocuparse de que les sustituyan otros actores más jóvenes y más guapos". En el patio de butacas, uno de los invitados más inesperados: Messi, el perro de Anatomía de una caída.

placeholder Messi, el perro de 'Anatomía de una caída', en el patio de butacas. (EFE/Caroline Brehman)
Messi, el perro de 'Anatomía de una caída', en el patio de butacas. (EFE/Caroline Brehman)

"La razón de la existencia de esta película se llama Chris Nolan", ha admitido la productora Emma Thomas, al recoger el máximo galardón de la noche. Como estaba previsto y como habían precedido los BAFTA, Cillian Murphy ha subido a recoger su premio por su papel como J Robert Oppenheimer, uno de los padres de la bomba atómica. "Rodamos una película sobre el hombre que creó la bomba atómica y lamentablemente vivimos en Oppenheimer hoy. Así que le dedico el galardón a los que luchan por la paz", ha agradecido el actor irlandés, colaborador fetiche de Nolan. Precisamente, Nolan ha conseguido el Oscar después de cinco nominaciones que terminaron en vacío. Por fin, consigue el reconocimiento que se le ha resistido hasta este 2024, cuando su drama histórico ha calado entre los académicos, pero también entre un público que lo ha secundado en una propuesta clásica, larga e intensa.

La primera estatuilla de la noche ha llegado con la emoción desbordada de su ganadora, Da'Vine Joy Randolph, que se ha echado a llorar cuando, sobre el escenario, Lupita N'yongo le recordó que utilizó las gafas de su abuela para interpretar su personaje de Mary Lamb en Los que se quedan, de Alexander Payne. Un Oscar cantado, inapelable, merecidísimo en su primera nominación. "Nunca pensé que esta fuera a ser mi carrera; yo empecé cantando, y mi madre me dijo: 'Cruza la calle, apúntate a teatro'. Gracias a mi madre estoy. (...) Tantas veces he querido ser diferente y ahora me doy cuenta de que solo tenía que ser yo misma". Ha recordado, a lágrima viva, cómo era la única niña negra en las clases de interpretación.

placeholder Da'Vine Joy Randolph en su discurso de agradecimiento. (EFE/Caroline Brehman)
Da'Vine Joy Randolph en su discurso de agradecimiento. (EFE/Caroline Brehman)

La industria y los medios españoles han estado volcados este último mes, desde que se conocieron los nominados el pasado 23 de enero, con las dos películas españolas que han conseguido un hueco en los Oscar: La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona —dos nominaciones: mejor película de habla no inglesa y mejor maquillaje y peluquería— y Robot dreams, de Pablo Berger —mejor película de animación—. El suspense se rompió pronto: el tercer premio entregado fue, precisamente, el de animación. Robot dreams lo tenía muy complicado, no solo por ser una película muda, sino por competir con grandes estudios como el Gibli de Miyazaki, Sony o Netflix. Fue finalmente El chico y la garza, de Hayao Miyazaki —que no acudió a la entrega—, quien se llevó la estatuilla. El japonés ha amenazado con retirarse en varias ocasiones y muchos consideran esta como la última oportunidad para premiarle, pero parece resistirse a la jubilación y, ¿quién sabe?, quizás haya una próxima ocasión en el futuro.

Bayona también se ha ido con las manos vacías: La zona de interés, de Jonathan Glazer, se impuso finalmente en la categoría internacional. "En La zona de interés se muestra la deshumanización en su peor forma", ha empezado en su agradecimiento Glazer, para luego llamar la atención no solo sobre el Holocausto nazi, sino sobre las víctimas de los asesinatos y secuestros del 7 de octubre y los bombardeos israelís en Gaza, una de las pocas menciones al gran elefante rosa de la habitación. Llama la atención lo comprometida que está la industria en cuestiones de representación racial y lo poco que se han posicionado en cuestiones políticas más polémicas. La película de Glazer, aunque estadounidense, está rodada en alemán y adapta el libro homónimo de Martin Amis, la historia de Rudolf Höss, el cargo nazi que más tiempo estuvo al mando de Auschwitz. Una película gigante, cerebral, estricta en sus planteamientos morales y valiente en su puesta en escena, la demostración de que Glazer está llamado a recoger el testigo de Kubrick en su manera de entender el cine.

El reconocimiento al maquillaje y la peluquería tampoco ha acabado en manos de Ana López-Puigcerver, David Martí y Montse Ribé por La sociedad de la nieve. Ha sido al final el maquillaje de Pobre criaturas el que se impuso: sobre todo el personaje de Willem Dafoe lleva un trabajo complejo y vistoso en la confección de las prótesis faciales. Al menos tampoco ganó Maestro. El equipo de Pobres criaturas también se ha impuesto en el diseño de producción, que es lo que en España conocemos como la dirección de arte. El triplete se ha completado con el diseño de vestuario, que en principio se esperaba que recayese sobre Barbie, de Greta Gerwig, una de las grandes perdedoras de la noche. Más allá de los números musicales —la lánguida Billy Eilish y un Ryan Gosling dándolo todo en el último tramo de su promoción, vestido de rosa flúor y brillantes—, la película de Gerwig ha estado prácticamente desaparecida. Precisamente, Eilish se ha llevado su segundo Oscar gracias a su tema What was I made for?, la única del equipo Barbie que se ha llevado una alegría a casa.

Más allá de la actuación de Gosling, la gala ha sido bastante aburrida y sobria, sin demasiado show ni momentos memorables: un John Cena muy ciclado ha aparecido desnudo, tapándose las vergüenzas tan solo con el sobre del nombre del ganador, al ir a entregar el premio a mejor vestuario.

placeholder Ryan Gosling durante su actuación en los Oscar. (Reuters/Mike Blake)
Ryan Gosling durante su actuación en los Oscar. (Reuters/Mike Blake)

El primer Oscar para Oppenheimer ha tardado en llegar, alrededor de la mitad de la gala: no ha sido hasta el premio a Robert Downey Jr. como actor de reparto por su papel como Lewis Strauss, uno de los políticos encargado de supervisar los experimentos de Oppenheimer durante la Segunda Guerra Mundial. "Quiero agradecer el premio a mi infancia problemática", ha bromeado —o no— este actor resucitado después de sus conocidísimos problemas con el alcohol y las drogas, tanto que tuvo problemas para que las aseguradoras le dejasen participar en rodajes. Robert Downey Jr., después de más de una década interpretando a Iron Man, vuelve a demostrarse un actor de peso en dramas adultos, alejado de trajes voladores.

El segundo Oscar para la película se lo ha llevado Jennifer Lame por el montaje en su primera nominación. No es habitual encontrar mujeres en la mesa de montaje más allá de Thelma Shoonmaker (montadora fetiche de Scorsese), Sally Menke (habitual de Tarantino, fallecida en 2010) o Dede Allen, por lo que será interesante seguir la trayectoria de Lame, que ya ha trabajado en dos ocasiones junto a Nolan. "A todos los cineastas con vocación, seguid intentándolo, no sabéis qué maravilla es el celuloide, es más fácil de lo que imagináis y todo tiene mejor pinta", agradeció por su parte Hoyte van Hoytema, el director de fotografía neerlandés-sueco, encargado de crear las sugerentes imágenes de Oppenheimer. El Oscar a mejor sonido se lo han llevado Tarn Willers y Johnnie Burn por La zona de interés, un trabajo muy superior y mucho más fino que sus oponentes, muy dadas al más es mejor. El premio a mejor banda sonora ha sido para Ludwig Göransson, que se lleva su segundo Oscar después de Black Panther (2019), esta vez por Oppenheimer.

placeholder John Cena, en su momento exhibicionista. (EFE/Caroline Brehman)
John Cena, en su momento exhibicionista. (EFE/Caroline Brehman)

A pesar de no concurrir como la película elegida por Francia —inexplicable decisión de los académicos galos—, Anatomía de una caída también siguió el guion —valga la redundancia— y se llevó el premio a mejor guion original, por delante de Los que quedan —que se ha visto inmerso en una acusación pública de plagio—; Maestro, de Bradley Cooper; Vidas pasadas, de Celine Song, y May December, de Todd Haynes. "Me va a ayudar en mi crisis de los 40. Este año ha sido una locura. Es el día del glamour. Y contrasta con el comienzo de esta película, porque estábamos confinados con dos niños y sumergidos en pañales", ha bromeado Justine Triet, su directora y coguionista junto a su marido, Arthur Harari. Sin embargo, el primer giro de guion inesperado ha sido el Oscar a mejor guion adaptado para American Fiction, la ópera prima de Cord Jefferson, la historia de un novelista afroamericano que quiere poner en jaque la visión condescendiente sobre la comunidad negra que tiene la industria editorial estadounidense. Una de las películas más humildes de las nominadas, que en España no ha pasado por las salas de cine y que parte de la novela Erasure de Percival Everett, publicada en 2001.

El otro gran momento reivindicativo de la noche fue el Oscar a mejor documental a Veinte días en Mariúpol, el primer Oscar para una producción ucraniana. "Desearía no haber hecho jamás esta película. Desearía cambiar este Oscar por que Rusia no hubiese ocupado Ucrania, nuestras ciudades, por que Rusia no hubiese matado a miles de compatriotas míos. No puedo cambiar la historia, no puedo cambiar el pasado, pero juntos y con ustedes podemos asegurarnos de que la historia refleje lo que ocurrió, que refleje la verdad, que las víctimas no se olviden jamás. El cine crea recuerdos, y los recuerdos crean historia", ha agradecido el director Mstyslav Chernov, periodista ganador del Pulitzer, que se quedó encerrado en el asedio de Mariúpol sin poder mandar sus imágenes fuera de la ciudad y que acabó convirtiendo el metraje en este documental. También ha habido un recuerdo para el opositor ruso Alexéi Navalni, protagonista del documental ganador del Oscar el año pasado y muerto en extrañas circunstancias el pasado febrero cuando se encontraba bajo custodia del Gobierno ruso.

placeholder El equipo de 'Veinte días en Mariúpol'. (Reuters/Mike Blake)
El equipo de 'Veinte días en Mariúpol'. (Reuters/Mike Blake)

El premio a mejores efectos especiales ha ido a parar a Godzilla: Minus One, de Takashi Yamazaki, la última entrega del famoso kaiju japonés, un espectáculo visual que devuelve al monstruo a la Segunda Guerra Mundial, pero desde la perspectiva de los kamikazes nipones y de las víctimas de las bombas nucleares. Una gran sorpresa para una saga que parecía agotada.

Los ganadores de los cortos fueron The war is over en animación, El último taller de instrumentos en documental y The Wonderful Story of Henry Sugar en ficción. Lo que queda claro, con Peter Jackson como productor del primero y Wes Anderson como codirector del tercero, es que hasta los cortometrajes se han profesionalizado tanto que es difícil que un trabajo independiente se imponga incluso en estas categorías.

Los Oscar no se han salido del guion, como se había previsto, ni en sus premios ni en sus reivindicaciones. Si en otros años la cuestion racial o el #MeToo tuvieron un papel protagonista en la ceremonia, las galas cada vez se ciñen más al agradecimiento puro y duro (muchas menciones a los productores, a las madres, a los hijos) y evitan las polémicas, sobre todo con un conflicto tan polarizado y con Estados Unidos como uno de los últimos aliados que le quedan a Israel. Ya se sabe, los Oscar son un escaparate del lujo y del entretenimiento, y nadie quiere que la realidad manche la alfombra roja.

No son premios para sorpresas. La 96.ª edición de los Oscar, los Premios de la Academia, ha sido una de las más predecibles y previsibles de los últimos años. Sin un rival de peso —el Barbenheimer se agotó en los Globos de Oro—, el Oppenheimer de Christopher Nolan llega a la meta exprimido y resobeteado. Ya hemos visto al director y a su protagonista, Cillian Murphy, subirse al escenario a recoger premios de toda forma, color y tamaño. Decenas de ensayos generales cada fin de semana —los premios de cada sindicato: actores, directores, guionistas, productores…, quién sabe si existe un sindicato de meritorios— que han despojado la gran fecha de épica, como en un Día de la Marmota en el que Bill Murray decide suicidarse para salir del bucle. Se acerca el centenario de los galardones de cine más relevantes, y cada vez es más difícil que los ganadores se salgan de las previsiones. Las últimas ediciones también demuestran que el cine de autor de fuera Estados Unidos ha llenado el vacío de un Hollywood entregado a las grandes sagas, los remakes, los universos superheroicos y demás.

Premios Oscar Cine