'Barbie' se va (casi) con las manos vacías: la cinta de Gerwig no convence en los Globos de Oro

Veni, vidi pero no parece que vici. Greta Gerwing llegó con su Barbie el 21 de julio de 2023, convirtiéndose en un éxito mundial inmediato, recaudando 1.440 millones de dólares en todo el mundo (ha sido la película más taquillera del año), se vio de pronto nominada en multitud de categorías (nueve menciones en total, incluyendo mejor película musical o comedia, mejor actriz para Margot Robbie y mejor actor para Ryan Gosling), y abandonó la gala de los Globos de Oro con las manos prácticamente vacías, si excluimos el premio a mejor canción original por What was I made for? de Billie Eilish y su segundo galardón en la nueva categoría de Logro Cinematográfico y de Taquilla (que parece haber sido creada por y para ella).

Las redes sociales ardieron con el fenómeno Barbenheimer cuando dos películas aparentemente tan distintas como Oppenheimer y la de Gerwig fueron estrenadas el mismo día, y los cines volvieron a llenarse hasta el punto de que muchos escépticos parecieron recuperar la fe en volver a alcanzar cifras que no se veían desde la pandemia. En aquellos momentos, la ganadora del primer round fue Barbie, una propuesta más original que el biopic de Christopher Nolan, y también más arriesgada.

Barbie es demasiado inclasificable. Se supone que es una comedia, pero también intenta establecer ciertas tesis que en ocasiones quieren ser excesivamente complejas para un blockbuster

Para muchos, era bastante paradójico que Gerwig, junto a Noah Baumbach, tratase de establecer una tesis feminista utilizando a la muñeca de Mattel, criticada en multitud de ocasiones por sus medidas irreales e hipersexualizadas. No obstante, el éxito de la película no residía en las enseñanzas feministas manidas o la originalidad de su propuesta (Barbie sufre una crisis existencial, le sale celulitis y tiene que viajar al mundo real para descubrir que está sucediendo, en un complicado viaje del héroe que termina con una escena bastante unamuniana en la que la muñeca se enfrenta al creador —creadora en este caso— y se cuestiona su propia existencia) sino en la capacidad para reírse continuamente de sí misma.

Barbie se ríe del patriarcado, de los hombres que tocan la guitarra, de Mattel y también de Barbie, lo suficiente para dejar escenas memorables: "No soy fascista, no controlo la red ferroviaria ni el flujo del comercio", señala una compungida Margot Robbie en un momento de la película, y la Mojo Dojo Casa House de Ryan Gosling también fue un meme y una sensación.

Pero aunque haya triunfado en redes y en taquilla, la película no ha convencido en los Globos de Oro. Una de las razones puede ser, justamente, que es bastante inclasificable. Se supone que es una comedia, pero también intenta tocar demasiados temas y establecer ciertas tesis que en ocasiones quieren ser excesivamente complejas para un blockbuster, teniendo en cuenta que su mérito principal es ser una astracanada y triunfa por eso. Por otro lado, parecía quizá excesivamente frívolo concederle el premio a Ryan Gosling por hacer de un Ken friendzoneado que canta y al que le encantan los caballos, —pese a que quizá sea la mejor actuación de su carrera y se ve que disfruta muchísimo con cada escena—, cuando sonaba tan fuerte Robert Downey Jr. como actor de reparto por su actuación en Oppenheimer.

De la misma manera, Margot Robbie, pese a estar estupenda como la Barbie estereotípica, tenía una dura contrincante en Emma Stone como Bella Baxter en Pobres Criaturas. La película de Yorgos Lanthimos (que en nuestro país se estrena el 24 de enero) parece otra astracanada absolutamente delirante y asombrosa, pero también goza de una cierta seriedad que quizá la película de Gerwig no ha logrado obtener. Está basada en el libro fantástico-científico del escocés Alasdair Gray, es algo así como un Frankenstein versión moderna y desde una perspectiva femenina, y Stone ya ha declarado que es el papel en el que más ha trabajado de toda su carrera, dejándose llevar por completo y componiendo manierismos, exageraciones y gestos histriónicos, propios de un personaje que literalmente acaba de nacer y para el que todo es nuevo.

Y, por último, aunque para algunos quizá sea considerado una derrota, la propuesta sarcástica y envuelta en rosa de Gerwig no ha podido frente al biopic oscuro y serio de Nolan. Robert Oppenheimer fue un personaje sumamente complejo, contradictorio y atormentado, y Cillian Murphy ha sabido usar a la perfección su introversión natural y sus grandes ojos para mostrar el arrepentimiento y el infierno interno del Prometeo artífice de una de las armas más letales de todos los tiempos. Tampoco es un biopic al uso, tratando al espectador de inteligente, con flashbacks y flashforwards continuos, personajes fundamentales en el proyecto Manhattan que no necesitan ser excesivamente presentados y una increíble escena con la prueba de la bomba Trinity en el desierto inhabitado de Nuevo México, que se queda grabada a fuego en la retina.

Barbie no ha triunfado en los Globos de Oro y probablemente tampoco convenza en los Oscar

Barbie no ha triunfado en los Globos de Oro y probablemente tampoco convenza en los Oscar, pero quizá es un error pensar que se trataba de una competición en la que ha ganado el patriarcado protagonizado por hombres inteligentes y serios (en más de una ocasión se ha criticado a Nolan por no saber crear personajes femeninos) frente al brilli brilli frívolo y woke de la muñeca de Mattel. En el fondo, los personajes de ambas películas comparten algo en sus particulares viajes del héroe: la incomodidad en su propia piel, la vergüenza y la culpa, y el arrepentimiento en última instancia. Por ello, quizá ese fenómeno de Barbenheimer era mucho más acertado de lo que podía parecer en un principio. Pese a todo, como las apuestas están servidas, veremos quién gana en el próximo asalto.