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Mentir, robar, traicionar… los amigos están para eso
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Mentir, robar, traicionar… los amigos están para eso

La vida pone a prueba la amistad cuando llegan los grandes problemas

Foto: Manolo Lama, Paco González y Pepe Domingo Castaño. (COPE)
Manolo Lama, Paco González y Pepe Domingo Castaño. (COPE)

Es obvio que, para saber cuántos amigos tienes, hay que matar a alguien y comprar un saco. Después, metes al muerto en el saco y empiezas a mirar tu agenda. Lo importante es ir con un saco donde dices que hay un muerto, llamar a la puerta de todos tus amigos y pedirles ayuda para deshacerte del cadáver. Nadie te ayudará; casi nadie. Sólo una persona te echará una mano en todo el mundo, y esa persona es tu único amigo.

Esto cuenta la fábula XLVIII de El Conde Lucanor. En ella un chaval celebra ante su padre haber conseguido diez grandes amigos. El padre, ya anciano, le felicita, aunque reconoce que él, en toda su vida, sólo pudo hacer un amigo y medio. Entonces pone en práctica lo del saco, con un cerdo muerto dentro, y ningún amigo del hijo ayuda al hijo a librarse del cadáver, mientras que un único amigo del padre se presta a encubrir el supuesto asesinato que ha cometido.

placeholder EL conde Lucanor, de Don Juan Manuel
EL conde Lucanor, de Don Juan Manuel

Que la amistad es confusa lo saben estos días en la COPE. Nada une más que la tertulia, sobre todo la profesional y de pago. Sin embargo, tras veinte años juntos, un amigo dijo tener una enfermedad gravísima de cura prohibitiva y les sacó a sus compañeros de micrófono varios cientos de miles de euros. También es verdad que la piedad cristiana propia de la Cope invitaba a la caridad y a la esperanza.

Para los periodistas estafados, el dinero es lo de menos, vendrán nuevas temporadas de éxitos y pluses. Lo hiriente es la confianza traicionada, el meneo que esta historia da a un valor fundamental de nuestras vidas: tener amigos, querer a tus amigos, esperar de ellos ayuda y apoyo. Los amigos siempre están para lo bueno; pero para lo malo quizá sólo puedas confiar en la policía municipal.

Foto: Guillermo Valadés, junto al jugador del PSG Sergio Ramos. (COPE)

Que la amistad goce de tanto predicamento es sin duda una superchería. Los amigos son una de las peores cosas que puede pasarte en la vida, después de la familia. Si bien la familia es inconcusa, la amistad necesita constantemente de validación. Tu madre es tu madre, queremos decir, pero tu amigo es tu amigo según y cómo. Ya lo dijo Shakespeare, abusando de aliteraciones: “These are certain signs to know/ Faithful friend from flatering foe”; o sea, no es fácil distinguir al amigo verdadero del interesado. La gente a la que le va bien no tienen ningún amigo, de tantos que se apuntan a serlo; cuando te va mal, tampoco tienes ningún amigo, de tantos como se dan de baja. ¿Se puede tener realmente un amigo eterno? Como dijo del amor Jardiel Poncela, la amistad dura eternamente hasta el jueves.

¿Se puede tener realmente un amigo eterno? Como dijo del amor Jardiel Poncela, la amistad dura eternamente hasta el jueves

El cuento de Don Juan Manuel indica más cosas de lo que parece. Indica, por ejemplo, que de joven uno tiene muchos más amigos que de viejo, quizá porque de joven no matas a nadie ni lo ensacas. O quizá porque la amistad es siempre coyuntural, y cuantas menos responsabilidades te aplastan más conveniente eres para salir a emborracharse o ir al Mad Cool. Es no poder ir al Mad Cool lo que te va dejando sin amigos.

Todo conspira contra la amistad, hasta un mal catarro. Basta ser despedido para que mucha gente no se acuerde de tu nombre veinticuatro horas después. Divorciarse también amputa tu agenda por sus primeras páginas. Algunas ideas y posicionamientos políticos hacen menguar las amistades. Nadie tiene un amigo de VOX, salvo Manuela Carmena, que es sabia.

Hay una frase de Andrés Trapiello, dicha en su casa, que a veces me inspira. Me dijo: “Los amigos llegan luego”; o: “Los mejores amigos llegan luego”. Es una frase terrible, pero sólida. Viene a impugnar ese azar que hace que tus amigos vivieran en tu barrio, estudiaran contigo o trabajen ahora en la misma oficina que tú. ¿Qué amigo es ese que la vida te ofrece como el único bar abierto, basado casi en exclusiva en el código postal?

'Almas en pena de Inisherin' o

Que la gente no tiene amigos se comprueba cada año en los colegios. Un señor, una señora, tuvo un hijo casualmente en 2016; y otro señor o señora tuvo una hija casualmente en 2016. También por azar esos dos niños están en Infantil 1ºA de tal colegio. Los padres de unos niños y otros se conocen a la puerta, e instantáneamente encuentran los unos en los otros a los mejores amigos de su vida. Esto es inquietante. Cuarenta años y has tenido que esperar a ser padre y escolarizar al niño para conocer a la amistad verdadera.

Lo que dice Trapiello tiene toda la lógica si uno cambia, evoluciona y deja el barrio o el pueblo. En el desarrollo de una pasión o de una vocación, los amigos cambian. Parece sensato pensar que uno no era amigo de Joaquín Sabina hasta que no hizo sus propias canciones, o de Andrés Trapiello hasta que no escribió sus propios libros. Como dijimos, tu padre sigue siendo tu padre aunque cada década tengas menos que ver con él. Un amigo desafasado, inactual, no tiene mucho futuro.

Foto: Foto: iStock.

Sin embargo, estas amistades posteriores y gremiales tampoco satisfacen, porque al cabo se descubre que la vida social de muchos profesionales es también trabajo. Todo el mundo es tu amigo mientras pueda sacar algo de ti. Trepar, muy concretamente, es cambiar de amigos. Así las cosas, la única amistad que certifica la idea de Trapiello es la que se da entre triunfadores definitivos.

Tu padre sigue siendo tu padre aunque cada década tengas menos que ver con él. Un amigo desafasado, inactual, no tiene mucho futuro

Quizá debamos entonces quedarnos con Pepón y la Mari, amigos de cuando las canicas y la extraescolar. Es la familia paralela, electiva, frente a esa amistad en constante movimiento y aniquilación. Como a un hermano, a un amigo de toda la vida le perdonas cualquier cosa, de modo que, como el hermano, los amigos de toda la vida solo sirven para dar problemas, y rellenar fiestas de cumpleaños.

Nadie tiene amigos y todos somos amigos de todo el mundo, por resumir. Pero cuando un amigo te pide dinero, quizá haya que firmar un justificante.

Es obvio que, para saber cuántos amigos tienes, hay que matar a alguien y comprar un saco. Después, metes al muerto en el saco y empiezas a mirar tu agenda. Lo importante es ir con un saco donde dices que hay un muerto, llamar a la puerta de todos tus amigos y pedirles ayuda para deshacerte del cadáver. Nadie te ayudará; casi nadie. Sólo una persona te echará una mano en todo el mundo, y esa persona es tu único amigo.

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