Es noticia
Palmarés San Sebastián: 'Los reyes del mundo', de la directora colombiana Laura Mora, gana la Concha de Oro
  1. Cultura
70 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Palmarés San Sebastián: 'Los reyes del mundo', de la directora colombiana Laura Mora, gana la Concha de Oro

El drama juvenil de la directora colombiana Laura Mora se ha hecho con la Concha de Oro de la 70 edición del Festival de Cine de San Sebastián

Foto: Los protagonistas de 'Los reyes del mundo'
Los protagonistas de 'Los reyes del mundo'

Este año no hubo sorpresas, pero sí un palmarés muy repartido. La que llevaba sonando desde mitad de la semana ha sido la película que se ha llevado la Concha de Oro, 'Los reyes del mundo', de la colombiana Laura Mora, el viaje a través de la jungla de cinco chavales del Medellín más pobre y violento en busca de su El Dorado, que son las tierras que el Gobierno ha restituido a su familia, confiscadas antes por los paramilitares. Mora gana el premio gordo de la 70 edición del Festival de San Sebastián cinco años después de estrenarse en la sección de Nuevos directores con 'Matar a Jesús', una película autobiográfica en torno al asesino de su padre. Nacida en Medellín en 1981, Mora ha dirigido muchos de los capítulos de la serie 'Pablo Escobar, el patrón del mal', y con su tercer largometraje ha puesto sobre la mesa el problema de la reforma agraria y la restitución de tierras al que se enfrenta ahora el nuevo Gobierno de Colombia. "Esta ha sido mi casa y me ha dado un gustazo volver. Ha sido una película muy difícil de hacer. Llevamos un año pedaleando con estecsting maravilloso que nos ha enseñado todo de la vida, de las dificultades y de la belleza. Los últimos cuatro meses han sido extremadamente difíciles y esto ha sido un espaldarazo para no tirar la toalla", ha agradecido Mora.

El jurado, que iba a estar presidido por Glenn Close —que no acudió al certamen por problemas familiares— , finalmente, ha estado presidido por el productor argentino Matías Mosteirín ('Relatos salvajes', 2014) y ha contado con la periodista Rosa Montero, la directora de casting y cineasta francesa Antoinette Boulat, la directora y guionista danesa Tea Lindeburg, el artista visual lesotense Lemohang Jeremiah Mosese, y el cineasta islandés Hlynur Pálmason.

Éste ha sido el punto final al primer Festival de San Sebastián postpandémico, que empezó el viernes 16 de septiembre y que ha terminado hoy con la gala de clausura, presentada por Bárbara Goenaga y Gorka Otxoa, y la entrega de los premios de la Sección Oficial. Ya sin mascarillas, sin aforos a medio gas y con todas las entradas vendidas —el público ha respondido en avalancha, sin dejar una butaca libre siquiera dentro del Kursaal—, Zinemaldia ha recuperado la energía de otros años, aunque todavía lejos de una competición con nombres con la autonomía de los competidores en Cannes o en Venecia, sí que apuesta por un verdadero cine independiente y de autor, al margen de los premios de las academias. Este año, además, ha habido bastantes óperas primas en la Sección Oficial, a diferencia de otros festivales. No hay Iñárritus ni Baumbachs ni 'showmen' como Ostlund o Cronenberg —esos van a Perlas—, pero sí que ha conseguido una selección amplia, heterogénea y culturalmente diversa que ha ido desde la veteranía oriental de Hong Sang-soo hasta la última novedad de la cantera, con la ópera prima del vasco Mikel Gurrea, 'Suro'.

Hong y Christophe Honoré eran, probablemente, los autores con más carrera de los 19 participantes. Sin embargo, sus películas, 'Walk Up' y 'Winter Boy', respectivamente, han pasado desapercibidas en los corrillos de críticos y cinéfilos, que ya desde el viernes venían dando como favoritas 'La consagración de la primavera, del español Fernando Franco, y 'Los reyes del mundo'. Finalmente, y a pesar de las buenas críticas y del respaldo del público, 'La consagración de la primavera' se ha ido con las manos vacías. La película de Franco, además, es un drama que nace de esa conexión tan esquiva que es la del sexo y la discapacidad y se planteaba como la consagración, valga la redundancia, de un director que empezó como montador y que, con su tercer largometraje, ya se ha hecho hueco en uno de los festivales de cine más importantes del mundo.

placeholder Liam Neeson a su llegada a la gala de clausura. (Reuters)
Liam Neeson a su llegada a la gala de clausura. (Reuters)

Los premios en esta 70 edición han estado muy repartidos, lejos del barrido que protagonizó 'Beginning', de la georgiana Dea Kulumbegashvili, en 2020, con cuatro de los galardones más importantes. La Concha de Plata a Mejor dirección se la ha llevado el director, guionista y escritor japonés Genji Kawamura con 'A Hundred Flowers' ('Un centenar de flores' sería la traducción), su ópera prima, una adaptación de su propia novela homónima protagonizada por Mieko Harada, una clásica del cine japonés desde los años 70, que trabajó en dos ocasiones con Akira Kurosawa: 'Ran' (1985), y 'Los sueños de Akira Kurosawa' (1990).

Esta vez, Miada interpreta a una mujer que empieza a sufrir de Alzheimer; a través de 'flashbacks' y saltos en el tiempo, el director intenta reconstruir los recuerdos de su protagonista. La cámara de Kawamura sigue en plano secuencia a la mujer mientras ella repite, como un mantra, "quiero ir a ver los fuegos artificiales a la mitad", algo que tiene que ver con uno de los secretos que guarda. "Esta película se basa en la historia de mi abuela, por lo que me gustaría mucho dedicarle este premio a mi abuela que, lamentablemente, ya no vive", ha explicao al recibir el premio.

placeholder Fotograma de 'A Hundred Flowers', de Genji Kawamura.
Fotograma de 'A Hundred Flowers', de Genji Kawamura.

La presencia española ha corrido a cargo de 'La maternal' con el premio a Mejor interpretación para Carla Quílez, su protagonista. Poderosa, deslenguada, llena de verdad, Quílez, en su primer trabajo en el cine —la directora, Pilar Palomero, la encontró a través de Instagram—, soporta sobre su desparpajo y su energía atómica gran parte del peso de una segunda película para Palomero que viene a reconfirmar que nos encontramos ante una autora con una mirada propia, delicada y sin manufacturar, que apela a la emoción desde esos vínculos que crecen sin aspavientos. "Es mi primera experiencia como protagonista en una película y estoy muy contenta de estar aquí. La película, en especial, habla de las madres y yo le quería agradecer a mi madre todo lo que hace por mí, porque no hay tiempo ni dinero para agradecer todo lo que hace por mí", ha dicho entre lágrimas. "También a las chicas con las que he hecho la película, porque ahora son mis mejores amigas".

El cine ha llegado a tal sofisticación en esa mezcla de ficción y realidad que hay en 'La maternal', que es indistinguible qué es qué por la naturalidad y la humildad con la que se llega a la historia. 'La maternal' cuenta la historia de un centro de acogida de madres adolescentes en situación de riesgo. A partir de ahí, se comen la pantalla los vínculos entre las niñas y sus hijos, entre las niñas y sus madres, y entre las niñas, a secas. Parece como si la cámara hubiese aparecido por casualidad para llegar a ese relato que hacen de su propia vida las compañeras de Carla, porque los testimonios sobre maternidad adolescente son reales, sacados de su propia experiencia en el centro de 'La maternal'. Y la directora demuestra un gran nivel de lucidez y detalle a la hora de construir emociones a través de unas imágenes depuradísimas. Lástima que no haya habido más reconocimientos para esta película.

placeholder Las protagonistas de 'La maternal', con Quílez en el centro.
Las protagonistas de 'La maternal', con Quílez en el centro.

Quílez ha recibido el premio a Mejor interpretación ex aequo junto a Paul Kircher, protagonista del 'Winter Boy' de Christophe Honoré, que interpreta a Lucas, un chaval de 17 años que, tras la muerte repentina de su padre, se enfrenta al paso de la adolescencia a la adultez a través del duelo, las inseguridades, las relaciones con su madre —interpretada por Juliette Binoche— y con su hermano y la sexualidad. "Mi nombre es Lucas y mi vida se ha convertido en una fiera a la que ya no puedo acercarme sin que me muerda. Todo en mi mente tiene la apariencia de una amenaza", avisa su voz en 'off' al comienzo del film, que es el decimosexto largometraje en la carrera del cineasta francés.

La Concha de Plata a Mejor interpretación de reparto ha ido a parar a Renata Lerman por 'El suplente', dirigida por su padre, el argentino Diego Lerman, un film que vuelve a poner sobre la mesa la cuestión de la educación en los barrios marginales. El protagonista, Lucio (Juan Minujín), es un escritor que no termina de arrancar y que, tras su divorcio, empieza a impartir clases en un instituto en el barrio donde creció. Allí tiene que vérselas con los problemas de la adolescencia, agravados por un entorno social en el que los narcotraficantes captan a los chicos para el trapicheo. En 'El suplente' también aparecen Alfredo Castro y Bárbara Lennie. "Yo pensé que no podía ser elegida (por la edad) y estoy muy emocionada", ha agradecido escuetamente la joven.

placeholder Fotograma de 'El suplente', de Diego Lerner.
Fotograma de 'El suplente', de Diego Lerner.

El premio a Mejor guión ha sido para 'A Woman' ('Una mujer'), del cineasta chino Wang Chao, que ha sido la última de las películas a competición en proyectarse. La película, basada en la novela autobiográfica de la escritora Zhang Xiu Zhen, ambientada en la Revolución Cultural china. La protagonista (Shen Shi Yu) es una escritora que se ve abocada a trabajar en un taller textil alienante para sacar adelante a su familia, oprimida por los roles de mujer y madre, con un marido violento que la menosprecia continuamente. El director chino, sin embargo, no ha podido acudir a recoger el premio y ha mandado un vídeo agradeciendo el premio.

La Mejor fotografía se la ha llevado la película documental 'Pornomelancolía', basada en la vida del sex influencer mexicano Lalo Santos. Manuel Abramovich es el responsable de la fotografía, el guión —junto a Fernando Krapp y Pío Longo— y la dirección de esta mirada hacia la cultura de las redes sociales y de la ponografía, y la frontera entre el personaje público y el privado de los protagonistas. Santos no ha apoyado la promoción de la película por haberse sentido presionado a exhibirse tanto emocional como sexualmente durante el rodaje del documental, que a su vez lo seguía durante el rodaje de una película porno real llamada 'Pornozapata'. "Esta película ha querido visibilizar las minorías, todo lo que está fuera de la norma, otras formas de empoderarse, sentimientos, la soledad", ha dicho el Abramovich en su discurso.

Por último, el Premio Especial del Jurado ha recaído en 'Runner', ópera prima de la estadounidense Marian Mathias, y la cinta que abrió la competición el viernes 16 de septiembre. Ambientada en el Medio Oeste americano, tiene como protagonista a Hannah, una chica que, cuando su padre muere repentinamente, debe cumplir la promesa de enterrarlo en el pueblo donde nació. 'Runner' recurre a una narrativa poco convencional, más expersiva y pictórica que narrativa, para transmitir la inmensidad del paraje al tiempo que la soledad de la protagonista, cuyo único vínculo era el que compatía con su padre. "Es un territorio extraño y abrumador intentar abrirse camino en el mundo del cine, así que agradezco mucho al Festival de San Sebastián que hayan hecho un hueco a la película, que explora otras narrativas que no son convencionales, y esto nos da fuerza para seguir intentándolo".

placeholder Una imagen de 'Runner', de Marian Mathias
Una imagen de 'Runner', de Marian Mathias

Además, 'Los reyes del mundo' también se han llevado el premio Feroz Zinemaldia, mientras que el Premio del público a la Mejor película europea ha sido para 'As Bestas', de Rodrigo Sorogoyen, y el Premio al cine vasco ha sido para 'Suro', de Mikel Gurrea.

Se van sin premio

Una de las propuestas más polémicas de la Sección Oficial fue la de 'Sparta', el último trabajo del austríaco Ulrich Seidl, un cineasta marginal e incómodo que nunca ha llegado a la complacencia y el reconocimiento de su compatriota Haneke, pero que empuja al espectador mucho más lejos que éste en la prospección de la moral, la contradicción y la miseria humana. En 'Sparta', segunda parte del díptico que forma junto a 'Rimini', presentada en la última Berlinale, Seidl ha conseguido hacer de sí mismo el eco de su propia obra censurada en el Festival de Toronto después de un artículo de 'Der Spiegel' que acusa al director de haber manipulado a las familias y a los niños y no haberlos informado claramente del tema del que trata la película: la pedofilia. Seidl se arriesga a encontrar los límites de la representación y la confusión con la realidad de lo representado, con valentía y con perversidad, y 'Sparta' es en sí misma y en su contexto una demostración de la capacidad agitadora del cine. Por eso y por esa apología de la fealdad cotidiana de la que ha hecho su marca, Seidl necesita un gran reconocimiento como uno de los directores más interesantes y sólidos del panorama europeo.

Del cine español, Jaime Rosales también era uno de los nombres más esperados con 'Los girasoles salvajes', que tuvo buenas críticas al estrenarse al comienzo del festival, pero quefue desinflándose a medida que avanzaba el certamen, a pesar del aplauso a las interpretaciones de Anna Castillo y Oriol Pla. Tampoco ha epatado Sebastián Lelio con 'The Wonder', ni 'Walk Up', de Hong Sang Soo.

Algo que sí ha quedado claro en esta 70 edición es que la presentación de series y películas de plataforma ha llegado para quedarse. Por secciones paralelas y alfombras laterales han pasado películas como 'Rainbow', de Paco León, o las presentaciones de la segunda temporada de 'Cardo', de Ana Rujas y Claudia Costafreda, y la primera de 'Fácil', de Anna R. Costa. Las plataformas van comiéndose poco a poco los espacios —el espacio físico, sí—, de las producciones independientes que boquean entre tanto flash y tanto evento que, al final, acaba robándole la fiesta y las portadas a un cine de autor necesitado de cariño.

Este año no hubo sorpresas, pero sí un palmarés muy repartido. La que llevaba sonando desde mitad de la semana ha sido la película que se ha llevado la Concha de Oro, 'Los reyes del mundo', de la colombiana Laura Mora, el viaje a través de la jungla de cinco chavales del Medellín más pobre y violento en busca de su El Dorado, que son las tierras que el Gobierno ha restituido a su familia, confiscadas antes por los paramilitares. Mora gana el premio gordo de la 70 edición del Festival de San Sebastián cinco años después de estrenarse en la sección de Nuevos directores con 'Matar a Jesús', una película autobiográfica en torno al asesino de su padre. Nacida en Medellín en 1981, Mora ha dirigido muchos de los capítulos de la serie 'Pablo Escobar, el patrón del mal', y con su tercer largometraje ha puesto sobre la mesa el problema de la reforma agraria y la restitución de tierras al que se enfrenta ahora el nuevo Gobierno de Colombia. "Esta ha sido mi casa y me ha dado un gustazo volver. Ha sido una película muy difícil de hacer. Llevamos un año pedaleando con estecsting maravilloso que nos ha enseñado todo de la vida, de las dificultades y de la belleza. Los últimos cuatro meses han sido extremadamente difíciles y esto ha sido un espaldarazo para no tirar la toalla", ha agradecido Mora.

Cine español
El redactor recomienda