'Rainbow': el extraño y lisérgico mundo de Oz de Paco León

Si algo caracteriza a Paco León como director es la búsqueda del riesgo formal y narrativo sin perder la ambición de llegar a un público masivo. Con sus Carminas, con 'Kiki, el amor se hace', con 'Arde Madrid' demostró su interés por la forma, por la composición y la estética. Y 'Rainbow' es la exaltación de ese gusto por los colores brillantes, por los juegos de montaje por un humor accesible y personalísimo. En este cuento electropop y lisérgico, que se ha estrenado en el Festival de San Sebastián -llegará a salas el 23 de septiembre y a Netflix una semana después-, León parte de un guiño al Mago de Oz para contar una historia de aprendizaje -coming-of-age- protagonizada por Dora Postigo, hija de la fallecida Bimba Bosé, que se estrena en el largometraje. Como una Dorothy posmoderna, casi cyberpunk, el día que cumple 16 años, Dora se escapa de casa de su padre (Hovich Keukerian) en busca de una madre a la que nunca conoció.

Dora tiene una relación especial con la música, una especie de superpoder que le permite influir en la gente, aunque no queda demasiado claro en qué consiste y sirve para dar pie a momentos musicales en los que la actriz demuestra su poderío como cantante. En su viaje, Dora se encuentra con personajes estrafalarios que acaban acompañándola: Muñeco, un chico asalvajado al que encuentra atado a una cadena en un desguace (interpretado por el rapero granadino Ayax Pedrosa, de Ayax y Prok), un hombre gris que no parece tener emociones ni asuntos a los que atender (al que da vida Luis Bermejo, un actor que siempre sobresale) y un bailarín africano al que persiguen por ser homosexual (al que pone voz y físico el músico y diseñador nigeriano Wekaforé Jibril).

La película tiene ansiedad de mostrar un mundo imaginativo y fantástico en el que todo tipo de músicas van hilando el camino de Dora. Al mismo tiempo, en paralelo, León se desvía del punto de vista principal para contar, por otro lado, la historia de dos mujeres misteriosas que viven en una mansión, y que representan la versión actualizada de la Bruja Mala del Oeste. Carmen Maura y Carmen Machi se hacen con el papel de villanas que ocultan un secreto familiar relacionado con Dora.

El guión -coescrito por León junto a Javier Gullón, responsable de los libretos de 'Enemy' de Denis Villeneuve y de 'Ventajas de viajar en tren', de Aritz Moreno, entre otras- propone un mundo ecléctico y mutante, y León lo ha llevado a la pantalla con hechuras de fashion film. La cámara se mueve elegante en escenarios suntuosos y coloridos, a veces suaves y apastelados, otras veces estridentes, cambiando el tratamiento de la imagen y de la narración de un realismo adulterado -como la escena rodada en los bajos de Azca- a una propuesta cercana al dibujo animado. El director envuelve la trama sencilla de ensoñaciones e ideas epatantes, para subrayar ese universo propio en el que cabe desde el glam hasta el drama de neón.

Porque la historia apunta a conflictos del drama suavizados por esa estética electropop. El tratamiento de la figura masculina es a veces siniestro y deja intuir relaciones tóxicas y abusivas de algunos de los personajes. El principal riesgo de 'Rainbow' es el tono de fábula para adultos en la que se tratan asuntos como la pérdida de la inocencia, la violación, la depresión, la desigualdad social, la discriminación racial y la homofobia en un código de cuento de hadas.

Por la pantalla aparecen caras conocidas del espectáculo, la música, las redes, la pequeña pantalla y la noche madrileña: Samantha Hudson, la youtuber Naiara Música, la modelo y activista Alex Delacroix, la performer Miss Beige son sólo algunos de los rostros de este nuevo 'starsystem' salido de internet. Y no podía faltar Carmina Barrios, la madre del director, en un papel pequeño que hace grande. 'Rainbow' es como una foto en movimiento de David LaChapelle en la que León ha volcado sus referencias pop favoritas desde Blondie a C. Tangana. 'Rainbow' es una película enérgica y dislocada, un experimento electropop difícil de clasificar, un Paco León desatado que prueba y juega y que enfoca en muchos sitios al mismo tiempo, una película que lo quiere todo y que se dispersa y que se encuentra en constante mutación.