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Carlos Boyero se despide de ustedes: "No sé hacia dónde va la crítica de cine porque no la leo"
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70 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Carlos Boyero se despide de ustedes: "No sé hacia dónde va la crítica de cine porque no la leo"

Prometió no volver a pisar un festival por "el clima ideológico", pero esta vez lo hace como estrella invitada por 'El crítico', el documental que protagoniza

Foto: Carlos Boyero protagoniza 'El crítico', un documental que se estrena en es Festival de San Sebastián. ( Javier Etxezarreta/ Efe)
Carlos Boyero protagoniza 'El crítico', un documental que se estrena en es Festival de San Sebastián. ( Javier Etxezarreta/ Efe)

Después de que el año pasado ganase la Concha de Oro la directora rumana Alina Grigore con 'Blue Moon', su ópera prima, Carlos Boyero prometió no volver a pisar un festival de cine por su clima ideológico. Con "¿Adiós a todo esto?", se despidió de cuarenta años de crítica cinematográfica, de las páginas de su periódico, 'El País' -aunque mantiene sus artículos de opinión-, en un guiño al título de la autobiografía que se dedicó Robert Graves. Pero ha incumplido su promesa. Bueno, no del todo. Porque Boyero ha vuelto al Festival de San Sebastián, esta vez en calidad de estrella invitada: TCM ha presentado este miércoles el documental 'El crítico', que se estrenará el 21 de octubre, y que es, en cierta forma, una elegía, no sólo a una profesión, sino a una forma de entender la vida, el articulismo y el cine, vertebrada a través de la carrera del único crítico cuya relevancia ha trascendido el sector. Tanto como para que le dediquen un documental. Tanto como para que le dediquen halagos en la calle (y algún insulto, por qué no, en el gremio).

La figura de Boyero en 'El crítico' recuerda a la del Kirk Douglas de 'Los valientes andan solos' (1962). En la película de David Miller con guión de Dalton Trumbo, ambientada en 1953, el último vaquero se niega a aceptar que su modo de vida ya no existe, arrollado por la modernidad, que el caballo como medio de transporte no puede sobrevivir en una sociedad en la que los aviones vuelan. Nacido en 1953 y curtido en la Salamanca franquista de colegio de curas (Escolapios) de los que guarda un recuerdo terrible de castigos y vejaciones, Boyero siempre se ha rebelado contra el orden y el control. En el documental aparece, ya de joven, con la cabeza rapada en actitud punk, y no duda en confesar sus problemas con las drogas y el alcohol -aunque ahora no pase del poleo menta-. Esta vez baja las escaleras del Hotel Londres, no como crítico, sino como objeto de la crítica.

placeholder Carlos Boyero posa en la 70 edición del Festival de San Sebastián. (Javier Etxezarreta/Efe)
Carlos Boyero posa en la 70 edición del Festival de San Sebastián. (Javier Etxezarreta/Efe)

PREGUNTA: ¿Es, quizás, 'El crítico' el primer documental que le dedican a un crítico de cine? ¿Por qué decidió ponerse al otro lado y permitir que le dedicasen una película?

RESPUESTA. No está mal que al final, no sé de si mi existencia física, cuando todo ha cambiado, cuando ha cambiado una forma de estar en el mundo a través del cine, cuando todo está en ruinas, no está mal que quede constancia de a lo que me he dedicado desde hace cuarenta y cinco años. No sólo al cine, porque también escribo sobre otras cosas, que son las que, verdaderamente, me han causado problemas graves. Sospecho que el documental no es sólo un testimonio sobre mí, sino sobre muchas más cosas. A lo largo de mi carrera me he sentido 'solo ante el peligro', rememorando la película de Gary Cooper. Los peligros no han sido tan graves porque sobrevivo y ya soy viejecito, pero sí ha habido mucha tensión a lo largo de toda la historia.

P. 'El crítico' insinúa que con usted desaparece la crítica de cine. El cine ya ha dejado de tener la influencia que tenía antes, con lo cual, la crítica de cine también muere. ¿Hacia dónde va la profesión?

R. No sé hacia dónde va la crítica porque no las leo; soy muy insolidario con mis compañeros y compañeras. Desde hace muchos años leo poco la crítica. Me cuentan, además, que ahora todo es a través de Twitter. Frases cortas y tal. Supongo que eso es muy efectivo, lo de frases llamativas y definir una película con cinco palabras, que eso puede tener mucha atracción para los lectores. A mí me gustan los textos largos o cortos, pero no los eslóganes ni los clicks. Me dicen que ahora lo más importante son los pinchazos, darle a un botón y consumirlo en tres segundos. Como no tengo internet, no lo sé, pero no creo que disfrutara y que tuviera orgasmos dando pinchazos todos los días. La sensación que yo tengo es de crepúsculo . Y odio la palabra crepúsculo por haberse puesto de moda: las películas crepusculares, los libros crepusculares y todo eso...

P. En el documental hay voces de la crítica más joven que lo tildan de clasista y de machista. ¿Se ve reflejado en ese retrato?

No me siento reconocido. Me provoca mucha risa. Me llaman misógino y todo eso. Y tiene huevos que al hombre que amaba a las mujeres me llamen misógino y machista y tal. Pero, vete a saber, estas personas tan penetrantes que parecen conocerme tan bien a lo mejor tienen razón. Pero, desde luego, no me reconozco, en absoluto. Lo que sí detesto es el imperio actual de la censura, esa dama asquerosa que he conocido desde pequeño, detesto los dogmas, la intolerancia. Aunque su disfraz haya cambiado completamente.

P. El año pasado dijo que se retiraba de los festivales porque consideraba que había un "clima ideológico" que no compartía. Defíname ese clima...

R. Cuando sabes ya que los festivales están pensados en los últimos años para que ganen películas y actrices... La de 'Blue Moon' no se ha estrenado ni creo que se estrene. También me pareció escandaloso que a un actor inmenso, en algo tan evidente y tan transparente como Javier Bardem en 'El buen patrón', que no le dieran el premio... Tengo la sensación de que todo está ya planificado. Hay que dárselo a mujeres y hay que mimar los transgéneros... no sé.

P. También hay críticas por parte de sus compañeros más jóvenes sobre los privilegios que ha tenido su generación frente a la actual. Usted siempre ha ido a los mejores hoteles, ha tenido un buen sueldo, unas buenas condiciones laborales. ¿Cuándo cambió ese estatus del crítico de cine? ¿Qué tiene que decir a esas críticas?

R. No soy culpable de eso. Ese estatus debe de responder a algo. Tendrían que plantearse esa gente que yo no he pedido los mejores hoteles ni que me pagaran mucho dinero por ejercer mi profesión. Las empresas no son tontas y si invierten dinero en ti -y yo voy donde me dicen- es por algo. Quizás si hubiera tenido que sacrificarme me hubiese hecho carpintero, yo qué sé, aunque soy el ser más inútil con esas cosas, pero, si hubiese tenido que sacrificarme, igual me hubiera dedicado a otra cosa. He tenido la suerte que mi vida ha sido cómoda ejerciendo mi trabajo. Que me pagaran muy bien. Pero deberían de plantearse los que lo critican el porqué he tenido esa serie de privilegios. A lo mejor es que me los he ganado y porque les soy rentable a los medios en los que he trabajado.

P. En 'El crítico' habla sobre una nueva especie de censura...

P. Yo me atrevo a hablar de censura. E, incluso, de autocensura, que me parece lo más peligroso. Esa en la que uno piensa: niño, ten cuidado, que te van a caer hostias por todos los lados. Para mí es evidente y forma parte del poder. Y el poder podía estar en aquella cosa repugnante que era la Sección Femenina de Falange, pero bajo otro espectro ideológico totalmente distinto, creo que los inquisidores y las inquisidoras están ahí esperándote para decirte lo que tienes que pensar, lo que tienes que decir. Y me da el mismo asco una que la otra. Y las he padecido toda la vida. Lo del facherío, lo de la deseducación que me dieron los curas estando interno, me provoca una repugnancia extrema, pero también lo que me tratan de imponer los nuevos tiempos a nivel expresivo e ideológico. Yo reconozco a esa siniestra señora llamada censura, lo que pasa es que adopta actitudes y ropajes distintos, pero se mantiene la intolerancia, el dogma, el miedo a la disidencia y el castigo.

En la conversación también participa Juan Zavala, director de 'El crítico', documental producido por Isabel Lapuerta. Preguntado también por si cree que actualmente hay más censura en los medios, responde:

R. Más que censura hay modas y una dificultad para gente individual e independiente como Carlos de enfrentarse a la masa de la moda del pensamiento. Yo no creo que sea una censura como la que había antes, que venimos de un periodo de tantos años en este país en el que por decir las cosas te podían meter en la cárcel, pero sí que hay corrientes de pensamiento e ideológicas muy potentes que van cambiando muy rápido y que van entrando en las empresas y que hacen muy difícil salirte de ese carril si quieres expresarte, escribir en un periódico o hacer una película. No creo que sea comparable esa censura con la que había en este país hace treinta o cuarenta años. Hay que tener cuidado con la palabra censura.

P. ¿Por qué dedicarle a Boyero un documental justo cuando está en retirada?

R. (Zavala) La idea surge hace un par de años en el festival del confinamiento. Era la primera vez que yo no venía al Festival de San Sebastián después de haber venido durante mucho tiempo y lo seguía a través de la presna y de las redes sociales. Y me di cuenta de que mucha gente seguía hablando de Carlos Boyero, que se seguía quejando de que se salía del cine, que seguía criticando sus críticas y que seguía siendo polémico. Me hizo mucha gracia que, cuarenta años después, Boyero siguiera suscitando las polémicas igual que antes. Me pareció un caso único y que merecía la pena investigar. Le planteé la idea a mi amiga, la productora Isabel Lapuerta -ambos somos amigos de Carlos-, y le planteamos hacer un documental sobre su figura. Nos dijo que sí. Y, allí mismo, en la comida en la que se lo planteamos, le pusimos dos condiciones: que él no tuviera ningún control sobre el contenido del documental y que iba a participar gente que fuese crítica con él. Se hizo un silencio y Carlos dijo: 'Vale, pues claro'. Durante el año que ha durado este proceso no ha preguntado nada, ni qué decían de él. No ha visto nada hasta hace unas semanas. A pesar de las apariencias, es una persona bastante dócil (bromea). Quisimos hacerle un seguimiento en su último festival de San Sebastián, aunque no sabíamos lo que iba a pasar después. Y sobre ese último San Sebastián se va articulando el documental sobre su vida y su figura pública. La libertad que nos ha dado ha sido absoluta.

Después de que el año pasado ganase la Concha de Oro la directora rumana Alina Grigore con 'Blue Moon', su ópera prima, Carlos Boyero prometió no volver a pisar un festival de cine por su clima ideológico. Con "¿Adiós a todo esto?", se despidió de cuarenta años de crítica cinematográfica, de las páginas de su periódico, 'El País' -aunque mantiene sus artículos de opinión-, en un guiño al título de la autobiografía que se dedicó Robert Graves. Pero ha incumplido su promesa. Bueno, no del todo. Porque Boyero ha vuelto al Festival de San Sebastián, esta vez en calidad de estrella invitada: TCM ha presentado este miércoles el documental 'El crítico', que se estrenará el 21 de octubre, y que es, en cierta forma, una elegía, no sólo a una profesión, sino a una forma de entender la vida, el articulismo y el cine, vertebrada a través de la carrera del único crítico cuya relevancia ha trascendido el sector. Tanto como para que le dediquen un documental. Tanto como para que le dediquen halagos en la calle (y algún insulto, por qué no, en el gremio).

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